Herramientas Personales

Cambiar a contenido. | Saltar a navegación

Navegación

Navegación
Menu de navigation
Usted está aquí: Inicio / Colaboradores / Evelia Gómez
Acciones de Documento

Trabajos

Abedules, un apunte literario
La fiebre excavadora de nuestra minería ha vomitado escombros dilatando las laderas de nuestras montañas y dejando tras de sí los restos desdeñados del noble mineral que enriqueció el pueblo. Pero los abedules de nuestro valle han reconquistado montes y escombreras, recuperando lo suyo, imponiendo su corteza escamosa blanca y "purificando", como en la mitología, el condenado suelo ennegrecido. Árbol de crecimiento rápido y raíces escasas, leña de fácil llama y madera de tantos usos, éste es el protagonista centenario del delicado y evocador apunte literario de Evelia Gómez. “A-be-dul, una de las palabras más bellas de la lengua castellana”. Nuestra mirada ya nunca será la misma.
Abstracción y Paisaje - Expo 2016
El verde del valle, con sus numerosos y sutiles matices abriga el estudio de Secundino y desde siempre protege su vida. Pero en ese frágil sosiego gritan unos insolentes colores que aspiran a libertad, el « acertado atrevimiento » del que habla Evelia Gómez. Una paleta que ejerce de lacerante catarsis.
Amapola...lindísima amapola.
Su sustrato musical acumulado ha desafiado las generaciones para vivir en la eternidad. La melodía de Lacalle, interpretada por clásicos y modernos, ha sellado nuestros recuerdos : "Amapola, lindísima amapola, cómo puedes tú vivir tan sola." Arduo, pero victorioso, ejercicio floral para Evelia y Daniel.
Azafrán silvestre
Cuando de sus multiplacadas raíces finas, abriéndose camino por la caliza gris del subsuelo turonés, asoman sus discretas túnicas florecidas, los prados presumen y los rincones solitarios recuperan alegría. Con nuestro azafrán silveste, esa “joyita floral color azul-violeta”, que tan bien describe Evelia empezamos el rescate de nuestra flora.
Caminando por el valle
Curva tras curva. El ascenso a la ladera izquierda del valle de Turón parece interminable. Como si se tratase de un nuevo descubrimiento, el vuelo de un pájaro contemplando el valle. Porque son otros lugares y otras sensaciones aunque una vegetación familiar y los tímidos restos mineros nos recuerden dónde estamos. Por esa carretera poco transitada que comunica la Villa con Carcarosa, donde muere y renace, cobran vida los pueblos y Evelia supera con maestría el difícil ejercicio, ante tanta belleza, de poner palabras a los sentimientos.
Cuestaniana
Cuestaniana, una curva, un puente y otro mundo: la Cuadriella con su lavadero, las casas de los ingenieros, las oficinas... El final tangible de los sudados esfuerzos mineros. Trenes desbordantes, soplos de humo, chirridos metálicos y maquinistas atentos y joviales. Con su relato, Evelia Gómez “superpone las imágenes que, a cámara lenta y en blanco y negro, brotan del recuerdo…” de cada uno de nosotros.
Desde el 50 con candor
Tres niñas, tres miradas y ya, muy por dentro, tres futuros y tres vidas...punto de partida de tantos encuentros.
Diente de león
Cuenta la leyenda que Teseo, después de matar a Minotauro, saboreó su savia. Nuestro dens-leonis, sencillo y mitológico, coquetea hoy nuestros prados con su tutú amarillo perfectamente alisado, antes de emprender el blanco vuelo que acompañan nuestros deseos y las insustituibles y ajustadas palabras de Evelia.
El acebo, un símbolo de la Navidad
No cabe duda, los científicos dan fe de ello, las plantas tienen su propio lenguaje. No se trata de sentir o de tener sentimientos como nosotros, pero sí son receptivas a las señales ambientales y tejen una necesaria conexión entre ellas. La simbología, desde los tiempos más remotos, es nuestro modo de comunicación mudo, pero profundamente significativo, con ese mundo vegetal, quitamiedos y protector al mismo tiempo. El acebo, con sus bordes espinosos y la permanente brillantez de su verdor, sigue coronando nuestras fiestas navideñas como coronaba los recién casados de la antigua Roma, prometiendo buena suerte, proporcionando protección y sugiriendo inmortalidad. Crece salvaje en medio de la maleza y cuando los días se acortan impone su follaje esperanzador en el ocaso letárgico de madre Naturaleza. “ ¡ Holly !” que así se llama en inglés, sagrado pues, venerado y poderoso, la mismísima madera de la varita de Harry Potter. Por algo será. La evocación que nos hace Evelia borda lo esencial, sin ocultar estos tiempos dificultosos y unos festejos entorpecidos. Solidarias fueran todas las Navidades.
El arte de los recuerdos
Palabras de Evelia Gómez, Presidenta del Jurado, en la entrega de los premios del IV Certamen David Varela de relatos familiares
El castaño : imaginación y necesidad.
Los castaños de Evelia pueblan nuestros montes y nuestras mentes. Frente a su longevidad de varios cientos de años nuestra pretensión a la eternidad requiere humildad y meditación. Cuántos penachos indios confeccionaron sus hojas y cuántos repelentes monstruos surgieron de sus ahuecados troncos. El olvido ha engullido la imaginación y el consumo la necesidad. Ellos siguen donde siempre.
El milhojas
El olfato, con un almacenamiento de más de 10.000 recuerdos, es el rey de la memoria. Es la ciencia exacta de nuestra mente, nuestra lámpara de Aladino que con su inmediatez dibuja el pasado con exactitud. Olor a castañas asadas, al café del amanecer, antes de ir a la mina, un perfume de ruralidad sobre la chapa de la cocina de carbón; el jabón de “olor”, Heno de Pravia, sinónimo de exquisita limpieza corporal; el aroma del jabón chimbo recuperando los bombachos en los lavaderos; la fragancia inconfundible del Varón Dandy de las barberías del valle… y el calor azucarado de la pastelería con sus irresistibles milhojas… Pero de este desmayo vertiginoso y breve que nos lleva a otros tiempos por el camino de la emoción siempre surgen nuevos encuentros. Porque no hay pasado sin presente. Con el milhojas de Evelia, nuestra “golosería” se desvanece cuando irrumpe Turón.
El minero y la tierra
Una vida arañando carbón, sorteando el peligro y acumulando polución. Ese fue el sacrificado camino de José hasta la anhelada jubilación. Pero los indiscretos rayos X y un galeno sin rodeos trastocaron el guión. Cambió su mirada, llegaron otros tiempos y de la naturaleza amiga rebrotó la esperanza. Evelia Gómez eleva a lo universal lo que hubiera sido una existencia minera cualquiera. José, no cabe duda, forma parte de nuestra genealogía minera.
El reguero del abedul
Evelia Gómez empieza su reseña recordando lo esencial: “Cuando algo importante desaparece de nuestra vida, sentimos la necesidad de escribir sobre esa circunstancia con la ilusión de poder revivir aquello que hemos perdido”. Y eso es lo que ha querido narrar César Rodríguez con acierto. Solo queda animaros a comprar el libro y leer esa historia que es también la nuestra.
Ellos..."prosema" minero.
Pinceles y escritura para celebrar todos los anónimos que han pasado con mucha pena y poca gloria por la minería de nuestro valle. Con Evelia recuperan voz en nuestra historia .
Emulsionando versos
Despuès de “jugar en casa” llenando el Atenéu de Turón, Ángeles González compareció en el Club de Prensa de LNE mezclando palabras académicas, música y declamación. Nuestra colaboradora Evelia Gómez, crítica inspirada, resalta el “exquisito lirismo de formas depuradas que definen” Sales de Plata.
Exposición Grupo AR-CA abril-mayo 2021 Turón
Ocho años después de su creación, el colectivo de artistas AR-CA exhibe sus creaciones en el Ateneo de Turón, una sala de exposiciones tan vinculada a uno de sus eminentes miembros Juan Luis Varela. Ocho pintores, hoy, con sus técnicas propias, sus colores , sus tonalidades y una subyacente “cultura del carbón” como bien dice Evelia Gómez, nacida en el valle. La variada paleta que nos ofrece el grupo va más allá de la infinidad de colores porque cada matiz arropa su temática y hace vibrar nuestras emociones. El arte es vida y el recuerdo también.
Exposición Soledades y Encuentros II
Visitar esta exposición de Varela es entrar en Turón. Dar un paseo por sus calles, sus caseríos. Pararnos con los vecinos y dialogar en silencio con ellos, comprender un pasado minero, un oficio perdido en los hombres o contemplar los rostros de mujeres forjados en ausencias, esperas y trabajos. Pero ante todo, contemplamos la obra de arte, donde se aprecia el gusto por la pincelada impresionista y certera, que dota a su pintura de gran fuerza y colorido y la hace poseedora de un estilo propio, inconfundible.
Felechos turoneses
La Historia es larga y el helecho eterno. Siempre lo preferí a cualquier otra flor excepto los claveles. Ha sobrevivido millones de años apareándose en secreto al carbón de nuestro suelo y brotando exultante por nuestros montes. Siempre triunfó en la lucha contra el vacío y la desolación. Cuando todo parece seco, estéril y abandonado surge, trepa, invade y engalana piedras, ruinas, senderos y bosques. El magnífico texto de Evelia Gómez impone la introspección porque esos “primitivos eremitas enraizados en la tierra” sobrevivirán más allá de nuestra efímera contemplación. Son parte de nuestra vida, puede que seamos parte de su recuerdo.
Formas en tránsito
Esta semana saldrá a la venta, en todas la librerías de Asturias y en su querido Turón (Informática Valle de Turón en los Cuarteles), la última producción poética de Geli. Su trayectoria poética ha sido delicada, brillante y fugaz como su propia vida. Una fugacidad deslumbrante cuya generosidad, abundantemente humanista, seguirá inspirando unas vidas que siempre la añorarán. La reseña de Evelia es un verdadero diálogo a escondidas con la autora. Allí, en un resguardo desconocido del universo literario, han compartido la intimidad del proceso poético.
Homenaje de Evelia Gomez a Varela
Evelia Gómez, colaboradora de la página desde su inicio, ha compartido varias exposiciones con Varela, dentro de un colectivo de pintores muy ligados a las Cuencas. ¿Quién mejor pues que una compañera de viajes artísticos para valorar y homenajear al talentoso y polifacético artista?
La brigada minera
Poco que decir. Momentos de angustia y de valentía. Una brigada de salvamento trágicamente enraizada con nuestra Historia minera: dos de sus miembros perdieron a sus padres en los accidentes de "Santa Bárbara" en nuestro valle en 1992 y en "Nicolasa" en 1995. Palabras breves y sentidas de nuestra colaboradora Evelia Gómez. Un homenaje unánime y colectivo.
La flor de la esperanza
La magia de lo cotidiano surgió en un andén, como debiera brotar en cada vida porque en esa mañana velada de invierno, una mirada atenta y cariñosa, recogió con mimo cada pétalo zurcido con amor y esperanza. Y así las flores de una turonesa sin nombre, ribeteadas tiernamente por las palabras de Evelia, exhalan el penetrante perfume del corazón.
Llegada
Resuena ¡Clotilde! en el andén de Mieres y contestamos todos los turoneses al unísono. Porque este es el relato de todos nuestros viajes: los que llegaron desde tantas partes de España, los que se fueron a otras tantas del mundo y los que volvemos respondiendo con nuestra sonrisa al saludo de ese tío Antonio intemporal. Recorridos de vida con sus propios desgarros, largos periplos muchas veces, febriles esperas casi siempre y ese trueque mental de luces, olores y colores en un viaje que nunca quisimos imaginar definitivo. Todos llevamos bien asida la llave de la vuelta, querida Evelia, ahora Clotilde lo sabe.
Margaritas
Poemas, mujeres, cuentos, princesas y hasta nombre de algunos amores incipientes. Esa perla sencilla que la naturaleza turonesa rodea con cariño, entre hierbas y matorrales, es más que una flor. Con ella viajan nuestro corazón y nuestras edades. Un rosario acorolado del que esperábamos un forzado sí que nada decidiría. Evelia y las fotos de Daniel y Secades recuperan la magia.
Mi San Justo
Cuando la rutina del peregrinaje familiar seguía moviendo nuestros pasos de manera indefectible, aunque cansina, hacia San Justo, otros ojos y otras palabras, los de Evelia, recorriendo lo que tanto hemos pateado, han devuelto la emoción de la primera vez. Ha resurgido la turbación de ese encuentro con unas piedras milenarias, recompensa última de aquel largo camino que antaño llevaba hasta la cuna del mismísimo Turón, como si de la propia identidad se tratase. Porque San Justo es como el Olimpo del valle desde donde los dioses lares protegen nuestros pasos. Mirada más que palabras que devuelve lo esencial.
Narcisos
«Estoy solo y no hay nadie en el espejo » decía Borges, precipitando hacia la nada el diálogo imposible entre la ninfa Eco y el ensimismado Narciso cuyo emblema floral puebla, todas la primaveras, los prados y parajes de nuestro valle. Majestuosa flor, grande, solitaria e inseparable de su leyenda. Amarillas trompetas olorosas, espejo gualdo de un paisaje que enamora a Evelia y a cada turonés
Nombres, libros y luces
Muchos miles de nombres, personas, poblaron un tiempo la cotidianidad del valle. Sus andanzas llenan el amplio cajón del olvido pero sus nombres, manuscritos, siguen dando fe de su existencia. Palabrando por Evelia Gómez.
Palabras para José Luis
El caminar solitario y su mirada cariñosa han fijado para siempre nuestro paisaje, sus cuatro estaciones, sus detalles y el vivir de sus habitantes. Es la contribución valiosa pero humilde de un turonés discreto. Con estos haikus Evelia rinde un magnífico homenaje al hombre y celebra el asombro y la emoción que nos transmite su obra.
Prímulas
Primera flor de la primera estación del año, como el preámbulo de un estallido de colores que poco a poco espolvoreará nuestro valle. Una flor discreta cuya belleza acompañan unas leyendas para cada imaginación. Una prímula protectora, dicen, que hace visible lo invisible. El texto de Evelia Gómez y las fotos de Daniel González acompañan sus primeros brotes turoneses.
Raúl
Raúl hubiera podido bajar de Fresneo o Cotarente hasta la pequeña escuela de Ablaneo situada en el hombro derecho del valle, mirando a ambos lados del valle como queriendo anular su arrinconamiento. Quizás haya pateado la Canga, aquel sendero revesado, peligroso y fangoso, por el que discurrían las mujeres de Enverniego con las cestas aprovisionadas en el Economato de La Rebaldana y que también conducía a Repedroso. Allí, tal una reina del Saber, esperaba María Luisa Echevarría Lavandera, la maestra, uñas desmesuradamente largas, unas inconfundibles gafas de pasta hollywoodianas, un montón de manías, un miedo enfermizo a la tormenta y una paciencia inigualable. Este relato de Evelia es como una parábola, un tributo colectivo al arquetipo maestro-alumno, un canto al conocimiento liberador.
Rosal silvestre
Si la naturaleza es un libro abierto, bien escasa y frustrada se quedaría nuestra mirada sin la lectura “eveliana”. Cuando sus palabras impregnadas de tanto saber literario describen nuestra flora, ya nada es igual. Nuestros paseos serán más lentos por los tropiezos exigentes de nuestras flores. Gracias a Julio César, a Daniel, a Marisa y a Carmen por añadir tal colorido.
Su majestad el Lirio
Con su imperturbable hermosura, el lirio renace modesto y desafiante recordando esa majestad que sobrepasó al mismísimo Salomón. Rebrota por las praderas, los matorrales y la montaña de nuestro valle en un resurgir de colores y de fragancia, verdadera llamada a la humildad frente a su belleza. Un simbólico emplazamiento a transformar nuestro mental saturado por los problemas de la vida.
Tablao queda arriba
Tablao y Los Cuarteles, dos mundos silenciados que recupera la memoria detallada de Maripaz Fernández. Con sus recuerdos, vuelve ese hervidero de actividad, chigre, tienda y pista de baile a un pueblo rajado por los planos y sustentado por sus minas. Cuando lo más emblemático ha desaparecido, las paredes vacías, pero no olvidadas, escriben su historia.
Testigos de la Historia
Entre los agradecimientos a la labor de David Varela, Evelia Gómez, como presidenta del Jurado, pone de relieve una lista fornida de galardonados que han vuelto a dar vida a sus abuelos, preservando su memoria y sus recuerdos. Más allá del propio premio insiste en el privilegio que tienen estos jóvenes de oír de « viva voz a los testigos directos de unos hechos acaecidos en un tiempo que ellos no conocieron ». Nuestra Historia.
Un tren de recuerdos
Los caminos de hierro vertebraron Turón, transportando los sudores, las esperanzas y los miedos de sus mineros. La interesantísima conferencia de Guillermo Bas en el Museo del Ferrocarril, que publicaremos en breve, ha servido de detonante a la evocadora lirica de Evelia Gómez.
Una mirada sobre el valle de Turón
Es una mirada cómplice y subjetiva, de la que brota una prosa. Son palabras justas, delicadas, respetuosas, cariñosas y necesarias para arrancar del olvido una belleza que empalidecen los trastornos traumáticos de nuestra historia minera. Y cuando de su corazón, empujada por una fuerza que animan milagrosamente unas cortas vivencias de la infancia, surge la poesía, Evelia sublima el valle, su naturaleza, su patrimonio… Turón se siente reconocido en cada detalle de su presente, en cada huella de su pasado. Es inevitable comprometerse con el pueblo porque el compromiso es el amor activo que desarma la indiferencia.
Violetas turonesas
Las notas y la poesía de Cecilia inscribieron para siempre, en nuestros recuerdos, su reino floral desde la primavera hasta el nueve de noviembre. Una flor sencilla y discreta por el tamaño, color y olor. Una majestuosa discreción que se ha incrustado en nuestro mundo cultural y que tiñe, generosa, los suelos profundos de nuestro monte turonés. ¡Son violetas!, dice Evelia. ¡Cuidado, no las pisemos!
Volver a Turón
El pueblo, tal un ente vivo, feliz y resignado a la vez, ha sido testigo de las idas y venidas de sus moradores. Los que llegaron de lejos y asentaron sus vidas como vetas de carbón para (con)fundirse con el propio valle y los que se fueron empujados por mil razones en busca de su deseada parcela de felicidad… Pero también los hay que vuelven porque su pacto genético les exige recuperar parte de lo que no pudieron disfrutar. Regresa Evelia y con ella…muchos más.