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Oro para el IES Valle de Turón

La historia de nuestro Instituto no ha sido un largo río tranquilo. Su permanencia en el Valle ha costado luchas y manifestaciones. De no haber sido así hubiera desaparecido con el cierre de nuestra minería y el éxodo de gran parte de su población. Hoy, la conmemoración sabe a medalla de oro, un triunfo colectivo que sitúa nuestro centro entre los mejores de Asturias. Reportaje de Graci García.

Había que hacer algo y me puse manos a la obra. Desde el principio conté con el apoyo del concejal de cultura Juan Ponte y del director del Instituto José Espiño a quienes expuse mi deseo de conmemorar los cincuenta años, cumplidos el pasado año, de la historia  de nuestro emblemático centro. Todo fue bastante rápido. A principios de octubre contactos con la soprano Tina Gutiérrez y con la escritora  Ángeles González Fuentes y una posterior rueda de prensa, el 25 de octubre, con la asistencia del director, exalumnos y representantes del AMPA  del 92 y de la actual.

Al organizar la celebración no podíamos olvidar, con reconocida mención, a la persona  impulsora de nuestro centro, el religioso  allerano  Don  Ramón  Vázquez, entonces párroco de la Cuadriella, pidiéndole a su padre su herencia  para empezar y poder llevar  a cabo  esta gran obra de la que se  beneficiaron  tantas personas del Valle de Turón. Pero por mucha organización y empeño que se pongan, la respuesta no siempre está a la altura de los esfuerzos. Hay mucha pasividad a pesar de que se lleva celebrando la tradicional comida desde hace 29 años, aunque, muy a mi pesar,  más en Mieres que en Turón. Sin embargo las ausencias no impidieron un entrañable y emotivo encuentro. Un día especial con la participación de exalumnos, profesores  del I.E.S.  Valle de Turón y las autoridades  del Ayuntamiento que elogiaron el medio siglo  de historia y las luchas que permitieron, contra la voluntad de cierta Administración, el conservar un Instituto en Turón. Agradecimiento merecido a Antonio Mónico y a Benjamín Álvarez,  presidente y vicepresidente del AMPA en aquel momento, por haber encabezado esa justa pugna.

El alcalde Aníbal Vázquez, acompañado por el concejal de cultura, quedó impresionado, durante la visita, por la calidad del centro y de su enseñanza. Saludó a alumnos y profesores y congratuló al director por el nivel de educación, las obras llevadas a cabo estos últimos años y las excelentes condiciones de las instalaciones. Aunque en esta celebración se pudo disfrutar de una primera muestra de fotos y de material  usado en aquellos tiempos en nuestro paso por el instituto, el broche cultural será la exposición, para la segunda quincena de febrero,  en el Ateneo de Turón. « El hoy y ayer del Instituto de Turón” compartirá espacio con « Turón y el río se hizo pueblo »,  un trabajo realizado  en el instituto y con una colección de fotos personales.

Lo que seguramente nunca se podrá exponer son los propios recuerdos de todo lo vivido. Mis recuerdos del Instituto remontan a cuando empecé en ingreso con la señorita Gloria. No olvido tampoco aquel examen con Don Rafael,  el cura que por aquel entonces estaba en Urbiés. Me preguntó todo el libro de historia. Y ¡ojo al dato! , en el dictado no podías  tener ni una falta incluidos los acentos porque suspendías todo.

Llevábamos mandilón verde con rayas y como se te olvidara llevarlo algún día…de vuelta para casa. Estaba muy orgullosa con el mío porque me lo había cosido mi madre. Los chándales azules los lucíamos durante la gimnasia que hacíamos en el patio y en la escombrera de la Riquela. Luego bajábamos por el plano y corriendo al instituto de vuelta. Como no recordar también esos momentos imborrables de aquellos recreos con las amigas.  Por turnos comprábamos cada día un bollu, lo partíamos en cuatro trozos  y así comíamos  todas. Éramos como hermanas. Por tener, tengo muy buenos recuerdos  de mi paso por el Instituto y siempre lo recuerdo con muchísimo cariño.

Grandes recuerdos son los que siempre tenemos de algún que otro profesor. Cada uno con su preferido.  Con María José que nos daba francés aprendí mucho. Aún llevo en la memoria los difíciles verbos. Pero también tengo buenos recuerdos de la profesora de  matemáticas María  Luisa, de Fernando en dibujo y de Lillo que me dio latín, griego, historia y geografía. Un cariño especial es el que le tengo a Margot, profesora de lengua y literatura y mi directora durante todo el bachiller. Más allá de la asignatura,  siempre estuvo presente en los momentos complicados. Seguimos viéndonos a menudo  y a pesar de sus respetables noventa y cinco años tiene una lucidez y una memoria increíbles. Se acuerda de todos sus alumnos. 

Un tributo merecido el que se tienen  que llevar nuestros maestros, encargados  de darnos  buena educación y de enseñarnos con paciencia y con amor, predicando con su ejemplo, trasmitiendo sabiduría, enseñando valores e intentando formarnos para la vida. Un colegio, como cualquier institución siempre está relacionado igualmente con los que han llevado las riendas, con más o menos éxito pero siempre con voluntad de dar lo mejor. En mi etapa, la directora fue Margot. A pesar de algunos achaques sigue llevando en su mente a alumnos  y profesores, los de ayer, los que ya no están con nosotros y que siguen presentes en nuestros corazones. Pero en esa lista de directores también están Esmeralda  Álvarez,  que   fue la primera,  después llevaron la batuta Faustino Álvarez , Carmen Bobes, Matide Alonso Busto que enfermó y fue substituida por la señorita Margot, la subdirectora, durante nueve años, luego Francisco, “Paco”.

En la actualidad le toca a José Espiño el dirigir nuestro Instituto. Antes de llegar a nuestro valle,  la primera mención que había tenido de su existencia era el viejo recuerdo de su padre  que había venido a Turón durante la guerra civil. Desde el comienzo mantuvo un compromiso de trabajar y luchar por el pueblo. Ahí sigue, después de 24 años sintiéndose un turonés más. Con su equipo docente, ha batallado por mantener el Instituto entre los mejores, con el polideportivo, la obra de acceso al centro escolar y sobre todo con la implantación de dos ciclos  de Formación  Profesional  del ámbito Sanitario: Cuidados Auxiliares  de Enfermería  y Documentación Sanitaria (este último  único  de sus características  en el Principado) ,así como  cursos  para la Inserción  Laboral  de personas en  situación de desempleo. Hoy por hoy el centro, 300 alumnos y 43 profesores, mixto desde 1972, está situado entre los mejores del Principado, en alumnado, profesorado y equipamiento y es un referente y una herramienta de trabajo  para el  Valle de Turón.

Como colofón a esta conmenoración no podía faltar la tradicional comida para sellar un acto tan significativo. En Urbiés, Nando y su familia se volcaron para que el encuentro fuese todo un éxito.  Una gran y abundante  comida,  sopa de marisco,  garbanzos con langostinos y pote, lenguado relleno de marisco, lechazo, arroz con leche, borrachinos, bandeja con diversas tartas entre ellas la turonesa,  café y chupito… Un acto que concluyó con unas sentidas palabras del Alcalde y la brillante actuación de nuestra compañera y directora  de la Fundación  Don  Pelayo,  la soprano Tina  Gutiérrez.

Gran satisfacción, después de mucho esfuerzo, por el resultado de un sonado aniversario que no hubiera sido posible sin la colaboración del grupo y el apoyo conjunto de nuestro alcalde  Aníbal  Vázquez  y del concejal Juan Ponte  que nos dieron toda clase de facilidades para que este evento se llevara a cabo. Un satisfactorio reconocimiento y un grato recuerdo que todos los asistentes podrán añadir a la larga historia de nuestro Instituto. 

 

 © María Engracia "Graci" García, Turón, noviembre 2016


 

Publicamos aparte el texto aportado por la escritora  Ángeles González Fuentes