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Recordando al Instituto

Por ser lo que fueron y son la sociología, los momentos vacilantes, el panorama económico y el devenir demográfico de nuestro valle, el Instituto representa más que un centro docente. El recordatorio de Carlos Vega imprime justa relevancia a varios de los protagonistas ligados a sus primeros pasos pero cientos de turoneses podrían escribir sus propias páginas. Seguramente habrá lucha por delante.

Recuerdos al atardecer

Carlos Vega Zapico

 

Instituto de Turón:

de los viejos pupitres de madera a las camas de hospital

                                                

La filosofía del aula en una  generación,​                                                                                                                será la filosofía del gobierno en la siguiente.

Abraham  Lincoln

 

He de comenzar confesando que nunca he sido alumno del Instituto de Turón. Quizás la primera vez “de manera oficial” que pisé sus dependencias fue en el año ¿1992?, con motivo de la llamada del actual director D. José Espiño a un grupo de turoneses ante el peligro que se cernía sobre el centro educativo. Después, visitas esporádicas y colaboraciones puntuales sirvieron para establecer una relación de amistad, con la entidad educativa, que aún perdura en el tiempo. Viene esto a cuento del acto celebrado el jueves 2 de marzo en el Ateneo turonés en que se celebraba la inauguración de una exposición bajo el título “Ayer y Hoy del Instituto de Turón” y en la que a través de distintos paneles se trataba de exponer la actividad de su vida académica a lo largo de sus más 50 años de vida. ¡Cómo pasa el tiempo!.

Mientras el Coro Minero actuaba como cierre del acto “académico” tuve la oportunidad de visitarla y ante una de las variadas fotografías  -en las que aparecen mis compañeros de estudios Higinio, Alfonso Coto, Emilio Seca, Germán de la Fuente, José Luis Viejo, Juventino, Pachín…, me vinieron recuerdos, posiblemente compartidos por muchos de cuantos puedan leer estas líneas, si es que alguien se para a leerlas. Me vino a la mente la imagen -cigarrillo en mano- de Dn. José Ramón Vázquez García, párroco de Santa Bárbara y verdadero artífice, tras largas y duras negociaciones, de conseguir que el 6 de julio de 1964 un decreto del Ministerio de Educación y Ciencia crease dos filiales de Enseñanza Media en Turón. Administrativamente dependían del Arzobispado y académicamente del Instituto de Mieres. ¡Que recuerdos aquellos exámenes en el Bernaldo de Quirón, de Mieres, con los Canedo y compañía.  De esta manera en el curso 1963-64 funcionó la Sección nº 1del Instituto. Como no había edificio para tal menester, provisionalmente, se dieron las primeras clases en el edificio que las Hermanas Dominicas habían usado como colegio en los cuarteles de san Francisco, ya que estas se habían trasladado a La Felguera, a un magnífico edificio, construido por Hulleras del Turón y situado donde actualmente se encuentran situadas las piscinas.  Al año siguiente, en 1965 estrena el edificio actual en el barrio de Santa Marina y un año más tarde, en 1967, se incorporan, como docente, cuatro Hermanos de La Salle, entre ellos el Hno. José Luis del Río, de Director y el Hno. Clementino de Secretario. De esta manera, ese mismo curso, los bachilleres del colegio que terminaban el curso de Cuarto de Bachiller (Bachiller Elemental) pasan a la Filial y ya no tenían necesidad de proseguir estudios en Mieres o en Oviedo. Nada menos que 546 alumnos conformaban la matrícula del centro aquel mismo año.

Pese a que las dos filiales estaban en el mismo edificio y para darnos cuenta de lo que suponían aquellos años, hay que decir, como curiosidad, que los horarios de salida entre “las niñas” y “los niños” estaban distanciados en treinta minutos “para que no saliesen juntos”. Aún así van surgiendo los enamoramientos y algún que otro matrimonio, que aún perdura, se fue fraguando en aquella “reguera”, ​cita de encuentros donde, ​precisamente, un cartel de vieja madera indicaba: “TURON”. Luego, el lento caminar por delante de “los jardinillos” y la subida de Aniana. Todo un verdadero sacrificio. Así las cosas, en 1972 tras duras gestiones por parte de las direcciones  -si mal no recuerdo eran directores de las filiales el Hno. Felipe y Margarita Cuenca-  y la recién creada APA -presidida por Jacinto Lada y de la que formaban parte, entre otros, Baquero, Nacho del Viso, Cadenas, Armengol, José Luis Cimadevilla…-, consiguen unificar las dos Secciones Filiales, masculina y femenina, y transformarlas en el  “Instituto Mixto Nacional de Enseñanza Media de Turón”. Turón contaba ya con enseñanza gratuita hasta Curso de Orientación Universitaria -antiguo Preuniversitario-.  Hoy, parece una cosa tan lógica y natural  que nadie se para a recordar aquel pasado duro y difícil para el centro educativo. Pero, cuántos recuerdos se podrían contar de aquellas clases de “ginasia” en la Riquela; de aquellos trabajos manuales con estaño bajo la atenta mirada de Pepín Baena; de aquella primera “guelga” por “falta de calefacción en el centro”… De aquellos años quedan, para el recuerdo, nombres  -y que nadie se me ofenda por las múltiples omisiones- como Mª Victoria, profesora de francés; Violeta, de Ciencias naturales, Mª José Otegui y Mª José Cachero, ambas de Literatura; Mª Luisa, de matemáticas; Ricardo Luis Arias, de Formación del Espíritu Nacional; José Vitos, de “gimnasia y un largo etcétera que ocuparía demasiada extensión pero que forman parte de la Historia del propio Instituto.

Es necesario recordar a nuestras jóvenes generaciones que eran tiempos en los que, de nuestro Valle, se extraían 775.000 toneladas de carbón a cargo de una plantilla de más de 3.000 productores que formaban Hulleras del Turón y aún así cientos de turoneses se encontraban en Francia, Bélgica, Suiza, Alemania… ante la falta de trabajo y los temidos “expedientes de crisis” estaban a la orden del día. Eran tiempos en los que comenzaba a verse imágenes la televisión, en los que se jugaba en la calle, en que los “guateques” eran nuestra forma de pasar las tardes de los domingos y en los que todos sabíamos de memoria aquellas “Aventuras de Colás” que trimestralmente aparecían en la revista Candil…

​Pero, los tiempos cambian como bien dice la copla y el hoy “Instituto de Enseñanza Secundaria Valle de Turón” cuenta con una oferta educativa amplia y variada. Así puede aquí cursarse  la Educación Secundaria Obligatoria (de 12 a 16 años), el Bachillerato en las ramas de Humanidades, Ciencias Sociales y Ciencias de la Naturaleza y de la Salud; Formación Profesional con Ciclos de Grado Medio y Superior  y Formación Ocupacional…  En total más de 220 alumnos  y 40 profesores. ¡Quién nos lo iba a decir a los que hoy peinamos canas o lucimos incipiente “calvera”.

Los aplausos al Coro me volvieron a la realidad, luego en la sala de exposiciones abundaba, sobre todo el: “¡mira, mira!”, ante las juveniles caras conocidas que se van reconociendo en las distintas fotografías. Cuando salgo del Ateneo, la silueta de la “luna nueva” puede contemplarse sobre el Instituto pese la neblina que, poco a poco, va cubriendo el Valle. No dudo que será un buen presagio para una larga vida no exenta, sin duda,  de dificultades pero que, como hasta la fecha, sabrán salvarse con el esfuerzo de todos. Tan sólo, a la vista de los asistentes al acto y conocedor de cientos de turoneses que pasaron por el Instituto me queda una duda: ¿habrá pasado el Instituto por Turón?.

                                                                          

                                                 Carlos Vega Zapico ,Turón,  marzo de 2016