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Cine Froiladela

Pioneros del cine en el valle de Turón, Froilán y su esposa Adela prosiguen su aventura en el mundo del espectáculo con la construcción del histórico Froiladela, al lado de la Pista. Inaugurado en 1926 con la actuación del Orfeón de Mieres este salón cosechará grandes éxitos de taquilla antes de bajar definitivamente el telón 48 años más tarde, en 1974, después de un largo y lento declive.

FROILÁN Y ADELA AVENTUREROS DEL CINE


La dimensión histórica es la que podemos reconstruir con mayor detenimiento, a falta de informaciones precisas referidas a la arquitectura del edificio. Su recorrido enlaza con el del Salón Variedades turonés, pues Froilán Álvarez y su esposa Adela eran sus propietarios; en junio de 1925 la Directiva del Ateneo Obrero de Turón había solicitado permiso para usar este local durante sus actos. El señor Álvarez accedió gratuitamente “prometiendo ceder el teatro que quería construir en los próximos meses dotado de un aforo mucho mayor”(1).

Así pues, el empresario decide llevar a término su idea, aprovechando el desarrollo de esos años 20 en la cuenca del Caudal y la experiencia adquirida en su primer pabellón de espectáculos. El mismo día que se tramita en sesión ordinaria de la Comisión Municipal Permanente la solicitud de construcción del Cine-Teatro y Bar Argentino de Mieres se presenta el permiso de obras del Salón Froiladela.(2) El acta de la sesión recoge el “proyecto para construir un edificio y cinematógrafo en La Veguina de Turón de la propiedad de D. Froilán Álvarez; se acordó autorizarlo para edificar”(3).

Las sucesivas informaciones hemerográficas nos conducen a los meses de agosto y septiembre de 1926, en que el Nuevo o Gran Salón Froiladela -como se le llama entonces- tras ser inaugurado en la primera quincena de agosto o finales de julio (para la temporada de verano), acoge diferentes actos entre los que destacan los organizados por la institución del Ateneo Obrero. Tuvo lugar en él, por ejemplo, el discurso de Ramón María del Valle Inclán en su gira asturiana de septiembre de ese año. 
Orfeon de Mieres.jpg
 

EL ORFEÓN DE MIERES INAUGURA EL TEATRO
 

 

El 14 de Septiembre de 1926 recoge La Voz de Asturias, en su página 6, la siguiente noticia:
 

 

«TURÓN. El Orfeón de Mieres en el Salón Froiladela. El sábado último debutó en el gran salón Froiladela, el laureado Orfeón Mierense, el cual inauguró este nuevo teatro, cuya decoración y capacidad están en armonía con la importancia del pueblo, y ofrecen al espectador higiene y comodidad durante las funciones».

Finalmente en mayo de 1928 este empresa rio anuncia la suspensión de la cesión del local (4), factor determinante en la gestación de un edificio estudiado en otro apartado: el Ateneo Obrero de Turón, como sede propia y construida ex-profeso para la asociación.

Aún en junio de 1936 únicamente figura el nombre de Froilán Álvarez en la documentación remitida al Gobernador Civil como propietario del Salón y, en agosto de 1938, es arrendado por Andrés Fernández Álvarez, quien ya poseía una notable experiencia probada en el Teatro Pombo y aplicada al entonces naciente Cine Esperanza. Es de suponer que aprovecharía así la contratación de películas de las diferentes firmas comerciales, y otras ventajas del negocio en cadena, como la disponibilidad de trabajadores expertos y de aparatos, la elaboración de propaganda en imprentas, etc.

 

DESARROLLO: CINE Y BAR


El Relicario 1933.jpgCuando en septiembre de 1940 de nuevo se requiere de los alcaldes la remisión de datos referentes a los distintos locales de espectáculos de su municipio, cumplimentando una ficha que consta de un buen número de apartados, ya figuran desdobladas la figura del propietario (José Álvarez y Hermanos) y la del arrendatario, los hermanos Fernández que debemos identificar con los populares «Pombo». En el epígrafe en que se reseña la actividad en él desarrollada figura como único destino el de cine, a diferencia de otros en que eventualmente se dan funciones de teatro o se emplea el genérico término de «espectáculos»

El siguiente documento nos traslada a noviembre de 1945, en que José Suárez Álvarez solicita la instalación de un ambigú en un local contiguo al cinematógrafo, probablemente por carecer éste del espacio adecuado para su ubicación. Plantea la apertura de un establecimiento de bebidas, que sirva como bar del cine, en un local de su propiedad al lado de éste.

La documentación que más nos interesa es la incluida en un legajo proveniente del Gobierno Civil, de su sección correspondiente a la Junta Provincial de Espectáculos. Se trata de la correspondencia mantenida entre el Gobernador Civil, en tanto que Presidente de la Junta, y el alcalde de Mieres, que arroja luces sobre la evolución tardía del Salón Froiladela.

Tras un oficio de 20 de Abril de 1956 en que debían requerirse antecedentes e informes acerca de la sala, tal vez por la constatación del incumplimiento de ciertas normas establecidas en el Reglamento de Policía de Espectáculos (como parece desprenderse de los informes), se envían con fecha 26 de mayo desde el ayuntamiento aquellos datos que han podido recabar. La documentación complementaria se custodia en el AMM(5), constando el duplicado del informe del secretario.

Pasamos a transcribir parte de la misiva, por resultar de cierto interés, en lo relativo a la historia del inmueble:

«Segundo - Que no figuran antecedentes en este ayuntamiento sobre la apertura del Cine Froiladela, por haber sido destruido la mayor parte del archivo municipal en los sucesos revolucionarios de octubre de 1934. La apertura tuvo lugar hace treinta años aproximadamente (o sea, hacia 1926), habiendo sido arrendado el local en agosto de 1938 a D. Andrés Fernández Álvarez; más conocido por D. Andrés Fernández; Pamba (sic)»,

Se completa la exposición con datos referidos a las condiciones higiénicas y a la posible mejora de sus deficiencias: «Que según informes facilitados a esta Alcaldía el empresario Sr. Fernández Pamba desea desde hace mucho tiempo realizar por su exclusiva cuenta todas las obras que sean necesarias para adecentamiento del cine y para que los servicios higiénicos queden debidamente instalados, sin conseguir hasta la fecha la autorización necesaria de la dueña del inmueble», que se menciona es una tal María Fernández, vecina de Villandio, Turón.

Unido este informe a los existentes en la Junta Provincial, y teniendo en cuenta lo que disponía el vigente Reglamento, el Gobernador Civil dispuso el 6 de Julio de 1956 que en el plazo de dos meses a partir de la notificación:
 

«la propietaria de referido local, presente en la Secretaría de esta Junta, proyecto de adaptación del mismo al citado reglamento, haciendo constar el estado en que se encuentra actualmente y las reformas que se piensan introducir, especialmente en cuanto a servicios higiénicos se refiere. Transcurrido dicho plazo sin haberse dado cumplimiento, se procederá a su inmediata clausura».
 


Edificio actual.jpgCON EL CINEMASCOPE HASTA 1974

Debemos deducir, a pesar del silencio documental, que las reformas se llevaron a cabo en el plazo establecido, y que fueron más profundas o se aprovechó para ejecutar otras mejoras de tipo técnico. Así pues, la siguiente información conduce a marzo de 1957 cuando el mismo empresario, obedeciendo a la Orden del Ministerio de la Gobernación del 8 de ese mes (6) expone al Gobernador Civil:

«Que a partir del mes de Diciembre pasado, los precios se han incrementado en la proporción siguiente: Butaca UNA PESETA Y General UNA PESETA, debido a las siguientes razones: Instalación del CINEMASCOPE, con el empleo de un capital de CIEN MIL PESETAS, aumento de precios en películas, salarios, transportes, etc. y es rizar el aumento que citamos, para desenvolvimiento de la industria».

Aparece esta sala en la documentación manejada del año 1960, en que se actualizan los informes del Gobierno Civil de los locales existentes en toda la provincia.

Es Andrés Fernández Álvarez, empresario, quien tiene «mucho gusto en adjuntar los documentos justificativos de hallarse el local citado en las debidas condiciones de seguridad para el público, en los distintos aspectos que señalan los preceptos en vigor».

Los informes del arquitecto Félix Cienfuegos y del médico de Asistencia Pública Domiciliaria del 10 distrito de Mieres, son favorables, así como el del ingeniero jefe de la Delegación de Industria de la Provincia, que también poseía el cargo de Vocal en la Junta Provincial de Espectáculo. Sólo se recomienda la colocación de alumbrado supletorio; le será concedida la autorización para el funcionamiento durante esa temporada.

El Cine Froiladela sigue en funcionamiento como prueba el hecho de su aparición en un anuncio en el álbum de 1964 (7) en que «la prestigiosa firma Manuel F. Arango» presenta los estrenos de la temporada 1964-65 de esta sala y del Cine Río. Desde esta última referencia sólo distan 10 años hasta su demolición, cerrando un ciclo de casi medio siglo; fue derribado en Julio de 1974 (8).

 

POCOS TESTIMONIOS GRÁFICOS PARA UNA SALA HISTÓRICA
 


Pasamos a mencionar escuetamente los escasos datos que han aparecido sobre la fábrica y los deducidos de los únicos testimonios gráficos aparecidos; se trata en primer lugar de la fotografía publicada en La Voz de Asturias del día 16 de Septiembre de 1926, en el seno de un reportaje sobre el valle con motivo de las fiestas del Cristo, con el siguiente pie: «TURÓN.-El nuevo Salón «Froiladela» que se ha inaugurado recientemente y en el cual se celebran todos los actos culturales organizados por el Ateneo».

Foto La Voz de Asturias-1.jpgLa segunda imagen data de 1964 y se incluye en el citado anuncio de la Empresa Fernández Arango; es un interior en que se aprecia una modernización de las instalaciones, con el mantenimiento en lo básico de las estructuras. Creemos muy probable el que entre 1926, fecha de la construcción, y 1956, fecha de la reforma requerida por la Junta Provincial, se haya efectuado alguna transformación, que sin embargo no hemos podido constatar documentalmente. No parece que el salón original pudiese mantenerse 30 años sin adecuarse a las normativas ni a las innovaciones técnicas, mediante una remoción cuya profundidad ignoramos.

Se trataba de un edificio de planta rectangular y volumen de pastilla, erigido en ladrillo y cubierto con una estructura tal vez metálica a dos aguadas, con caballete paralelo al lado largo; no parece tratarse de teja el material de la cubierta, tal vez fuese zinc, tan empleado entonces (por ejemplo, en la cubierta del Salón Novedades).

Al menos en origen se emplazó exento, en un solar amplio, que parece se rodeaba de huertas, permitiendo rodear el edificio y salir por un lateral, y se cerraba la finca con una empalizada de madera. El espacio debía organizarse del siguiente modo: una amplia portada adintelada, sostenida por dos pies derechos de madera o metal con sencillas zapatas y que ocupaba la práctica totalidad de la fachada, daba acceso al vestíbulo.
 

368 LOCALIDADES...
 


En éste se situaría la taquilla y de él partiría la escalera que daba acceso a la cabina, que parece situarse sobre el hall, acusándose en altura al
romper la línea cumbrera. Unas puertas comunicarían con el hueco de la sala, en que se distinguían localidades de butaca, 198, y de general, con número de 170. Podría tratarse de una única altura dividida por una cancela, aunque entonces solía denominarse preferencia la zona de más confort y con la entrada más cara. Cuando en 1956 el alcalde oficia al Gobernador los datos por él obtenidos, menciona que «el acceso a los retretes se efectúa por un pequeño pasillo, para llegar al cual es necesario que los espectadores del patio de butacas crucen las localidades de la general y tengan que salir al exterior». Creemos que nos remite al esquema más primitivo de distribución espacial, pues no parece lógico que se hayan habilitado los servicios en el exterior de un segundo piso, sino en un cuerpo anexo de la planta baja, y no se menciona nada como ascender o subir, ni el frecuente vocablo de tribuna para aludir al emplazamiento de general.

El cambio en la jerarquización de las localidades se produce en nuestros cines con la aparición de la citada tribuna denominada igualmente general, en que gana el fondo del local la clase popular, pero en un graderío menos confortable. Esto supone la liberación de todo el piso inferior para entradas de precio más elevado y mayores comodidades. El texto parece indicar una disposición similar a la del Novedades de 1912, o Ablaña y Vegadotos en la década de los 20. Es decir, una distribución de localidades en que la parte posterior de la sala era ocupada por quienesCinemascope.jpg tenían un mayor poder adquisitivo, y delante se situaba la general, de bancos corridos de madera (9) que debería «cruzar» nuestro público para llegar al estrecho pasillo anterior a los aseos, debiendo salir al exterior. Existirían entonces dos puertas al menos desde el vestíbulo, una hacia las butacas y otra para los espectadores de general.Es de suponer que con la reforma del segundo semestre de 1956 se habrá uniformado esta distinción, para entonces ya obsoleta.

Por lo comentado en dicho informe se diría que los servicios no se habían contemplado en el proyecto original (como sucedió en el cinematógrafo de Vegadotos de ese mismo año 1926), o la solución empleada era demasiado tosca, y los de mediados de siglo responden a una mejora realizada con escasa calidad formal y sanitaria, sin integrarse en la construcción, con difícil acceso y mala ventilación, y en un reducido número si pensamos que esos dos wc. servían al total de 368 espectadores de ambos sexos.
 

... Y ESPECTÁCULOS VARIADOS
 


El escenario, aunque en un primer momento acogió espectáculos variados, se especializó en proyecciones cinematográficas; por eso su diseño de 5,30 metros de embocadura por 4,40 m. de fondo y sus dos cuartos para artistas fueron inútiles para el uso como cine. Pueden haberse visto alterados con la instalación del Cinemascope, que solía entrañar modificaciones estructurales en la zona de la escena (así sucedió por ejemplo en el Ideal Cinema de Ujo).

La salida de emergencia se realizaba por dos puertas situadas en el costado, de gran altura y amplitud, con el montante fijo y doble hoja de madera que abrían, por supuesto, hacia el exterior. Este sistema de salida se mantuvo hasta el final, o al menos hasta 1964, pues en la mencionada fotografía se advierte cómo el escaso público que permanece en la sala se retira hacia el flanco izquierdo (respecto a la pantalla), como corresponde a las puertas de la imagen de 1926.

A la cabina conduciría una escalera, y ésta se acusaba en altura y en la fachada, donde se abría un ventanal y rompía el remate en el piñón, decorándose con un entramado de madera que le dotaba de un aire pintoresco. Concluimos, así pues, que se trata de uno de los ejemplos más primitivos de cinematógrafo del concejo, cuyo mérito radicaba en la preservación de su distribución espacial y estructuras hasta mediado el siglo XX, y que demuestra cómo un público ávido de films acudía a un salón que había quedado desfasado tiempo atrás, pudiendo permitirse su propietario, durante un largo período, mantener condiciones obsoletas e incluso poco higiénicas.


© María Fernanda FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ

(1)LÓPEZ GONZÁLEZ, Manuel Jesús, Informaciones del Turón Antiguo, Oviedo, edición del autor, 1995
(2)Durante el mandato de primo de Rivera las licencias de obra se concedían en sesión, de la Comisión Permanente y no en sesión del Ayuntamiento Pleno. Las reuniones plenarias tenían carácter extraordinario o se producían cuatrimestralmente.
(3) AMM. Expedientes de la Comisión Permanente, sign.1.4.1/39, sesión 6 Mayo 1926. El Porvenir de Mieres, Mieres, nº 5, 9 Mayo 1926, p. 2, apartado “Vida Municipal”.
(4)LÓPEZ GONZÁLEZ, Manuel Jesús, op. Cit.
(5) AMM, varios sobres espectáculos públicos, sign.7.4./88.
(6) BOE del 10 idem.
(7) Álbum de las Fiestas del Santísimo Cristo, Turón, 1964
(8) Testimonio oral de Juan Carlos VEGA
(9) Testimonio oral de Manuel MENÉNDEZ BAQUERO