Soy un libro de nieve

 “Soy un libro de nieve…”
Dice el jardín de invierno de Neruda

Llega tardía la nieve. Viste de blanco y de frío los tiernos brotes que sueñan florecer en primavera.
Pero las estaciones las ha inventado el arte.

Esto lo sabe bien Julio César Secades cuando a través de su mirada artística despliega ante nosotros la luz misteriosa de un paisaje nevado. Un paisaje turonés de extraordinaria belleza. Así lo ha visto él y así nos lo enseña a los demás. La magia de la fotografía… un cuadro sorprendente e irreal.

Sentimos el silencio y la blanca soledad de los caminos. Apenas unas huellas dibujadas… pronto desvanecidas como las pisadas negras de otro tiempo. Ascienden por laderas los tejados blancos, las paredes azules y fachadas rojas. Notas de color entre la nieve. Sugieren el calor del fuego en cocinas de carbón con castañas asadas sobre la chapa enrojecida y el el cuento infantil de hambrientos lobos, mientras vemos caer los silenciosos copos de nieve tras los cristales de la ventana.

Bellas fotografías de Secades muestran lugares conocidos, que por momentos, se nos antojan extraños bajo la uniforme capa de nieve. Pero son estampas de Turón, de su valle, sus caminos, las montañas recortadas a lo lejos, de su cielo.

Con notas de Vivaldi o pinceladas de Brueghel; palabras de Neruda o estas fotografías de Secades, componemos el mapa de nuestros sentimientos más profundos, de nuestras imágenes, de nuestros más queridos recuerdos de infancia, cuando la nieve formaba parte de los sueños que era posible ver cumplidos con la llegada del invierno.

Evelia Gómez, marzo 2013