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Dos horas con Susana...

Final de mañana, libros, llamadas y correos. Es un día normal para Susana Pérez-Alonso, una vida muy llena, con aparente agitacion. De entrada te mete en su mundo, comparte sus indignaciones, te hace partícipe de su(s) lucha(s) por lo justo y te habla de sus compromisos... como queriendo hacerte reflexionar sobre el sentido y el valor de la vida. Entrar en el mundo de Susana es así de fácil. Te adentras en él de su propia mano, con sencillez, con ese tono tan peculiar, que te hace sentirte bien, uno más de su círculo de amigos. La conversación recorre el tiempo en todos los sentidos, retrata personajes, denuncia injusticias, sin tapujos pero con respeto...con el turonismo como salvoconducto.

CONVERSANDO CON SUSANA…Imagen1.jpg

al hilo de su peregrinar por los recuerdos, con apenas unos títulos para no entorpecer el tono intimista de su evocación.
 

Turón


Me fui del valle con 18 años pero iba permanentemente, Nunca perdí el contacto con el pueblo y con mi gente. No soy capaz de entender a los que reniegan de los valles mineros. Yo hacía la vida entre Mieres, San Andrés y Turón… de ese itinerario por el valle me queda el recuerdo de la “mangantada” del trolebús, parando cada poco. Aún subsiste alguno de esos horrendos postes de hormigón testigos de la improvisación pública.
 

La escuela


Seguramente mis peores recuerdos sean los años pasados en la escuela. Eso lo dejo bien plasmado en un texto que escribí para una publicación colectiva “Dir pa escuela”, hablo de ello: “Yo nun aprendí nada na escuela, nun-y vi l’interés enxamás a eso de los llibros. Prestábame la enciclopedia Álvarez, pero non pa estudiala; pa lleela, pa mirala”. Lo único que me alegraba, ¡ qué idiotez !, era ir con el vaso para beber esa leche en polvo fruto del plan Marshall…bueno leche y queso. Y eso que teníamos vacas.

El colegio fue un trauma a pesar de la ayuda de la Señorita Alicia para superarlo. Yo me abstraía de todo para sobrevivir. Sin embargo nunca me escapé de la realidad, suelo plantarme ante ella como los toreros. En casa nunca me riñeron por los estudios.Mi padre siempre me amparó muchísimo. Llegué a 4º de derecho pero no podía con los aburrimientos en clase. Saqué la diplomatura en graduado social a petición de mi padre, seguramente por razones comerciales y profesionales familiares.
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Ya con las monjas lo pasé mejor, fueron de lo más respetuoso. Yo leí mucho, vi mucho cine. Me refugié en casa de mis tías y en el cine.
Debo reconocer que yo nunca aprendí en los libros. Mi aprendizaje vino de lo que oía. Mis tías tenían una manía que era hablar en francés. Era como de chiste para los de afuera, pero era su cultura. Mi tradición es basicamente oral. Cuando iba con mi padre en coche, él me contaba las obras de Calderón o de Lope. Entonces, al llegar a la escuela, cuando la maestra explicaba aquello, yo intervenía, casi siempre llevando la contraria y claro me encontraba rápidamente fuera de la clase. Algo de lo mismo pasaba con la física y con la química. A mí me hubiera gustado ser médico.
De todas formas, aunque obviamente también aprendo de los libros, aprendo mucho más de los sentimientos y de lo que veo. La inteligencia emocional es lo mío. Si una cosa no me sorprende, no me interesa. Por eso dejé de estudiar, porque no me interesaba lo que me estaban explicando.
 

La juventud


En Turón vivía como más en contacto con la naturaleza. Los animales de mi abuelo constitutían un verdadero zoo. Tenía un zorro en una jaula gigantesca en la que había hecho como un bosque por dentro. Había ardillas, conejos, gallinas, y yo disfrutaba con él y aprendía mucho con sus explicaciones. De ese mundo rural, la matanza en San Andrés, la huerta y los animales aprendí muchísimo. La cultura mía era muy diferente de la que tenían mis amigas.

En Mieres ya había más bullicio, más tumulto, más gente y eso siempre me puso más nerviosa. Aún hoy suelo huir de los actos públicos. No me siento cómoda con la “representación”, ni en ningún placo oficial. En casa de mis tías, en Mieres, era una vida completamente distinta. Mi tía Ángeles siempre tenía un caballete montado, siempre con óleo a mano para dibujar. Es una artista. Aún recuerdo las cajas de las persianas pintadas.

¿Mi juventud? Buena, muy buena. Yo jugaba y me abstraía como lo sigo haciendo. Me refugié mucho en el cine....Froiladela, Fideflor Copeval y Río. Iba a ver sesión doble, entraba por la cafetería del cine Río y me colaba. En aquella época me refugié en el cine porque no podía con lo del colegio..
 

La gente


Mi Turón era un Turón normal, de gente normal. Lo anormal para mí, lo que me ponía mal era el colegio.Disfruté mucho en la peluquería de Marujina. Lavaba el pelo, pero sobre todo arrimaba la oreja para escuchar todo lo que contaban las mujeres del pueblo. Ese también fue un buen momento de aprendizaje.

Viví la fusión y el mestizaje natural y ejemplar del pueblo. En El Toli fue donde yo escuché por primera vez un fado en directo. Yo era una niña y Imagen4.jpgahí en la terraza, en el parque, había un portugués, seguramente de Emberniego, cantando un fado desgarrador. A esos fados que cantaban esos mineros portugueses contestaban muchas veces otros con cante jondo o asturianadas. Había una fusión cultural. Yo sé lo que es el mestizaje, lo viví con gente intentando integrarse. Se alquilaban los bajos de los hórreos, una familia arriba y la otra en la parte cerrada de abajo. Eso de la integración que conocí y viví, lo comento en Melania Jacoby. Las mujeres del pueblo, a la hora de casarse, preferían a los mineros que manejaban más dinero que los campesinos. Así fue esa manera peculiar de integración, esos matrimonios mixtos con portugueses, andaluces, extremeños y gallegos…eso era una fusión completa y un logro.
 

La literatura


La literatura, en mi vida, empieza de repente. Publicaba artículos políticos hasta que un día se me abrió el mundo del Internet. El chat, facebook…fue una manera de recuperar la relación epistolar que se había perdido. Empecé a escribir por eso, para contar lo que veía. En esas relaciones en la web, la gente termina contando más de su vida que a un confesor. La pantalla no es para nada un obstáculo, al contrario. Al mismo tiempo se ha creado un nuevo lenguaje, una nueva forma de comunicar. Además, ese contacto con internet coincidió con problemas de salud. Entonces, para huir del aburrimiento, además de la pintura, también empecé a escribir.

Me gustaría saber pintar mucho mejor. Pasaría mi vida pintando y escribiendo. La literatura no puede aburrir. En mis libros aparecen los temas clásicos, los de la vida: amor, familia, muerte , traiciones… Mis libros tienen diferentes niveles de lectura y de todos ellos se desprende mucho sentimiento. Cualquier lector, del ama de casa al más puntilloso, disfrutará con ellos.
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En tu última novela, Melania Jacoby, Turón tiene papel de protagonista..


Es una historia que empecé en 1997 en el relato titulado “El jardín del amor de Melania Jacoby”. Melania siguió apareciendo en otros escritos hasta que pensé que llegaba el momento de darle vida en un mundo propio. Quería contar la historia de Asturias a través de su burguesía, poner fin, como dije en alguna ocasión, a muchos silencios históricos, aunque sé que también suscita polémica del punto de vista histórico. Empieza hacia 1920 y acaba termina el 18 de julio de 1936. Período polémico sin duda alguna.

Turón está presente, claro que está, porque es el trasfondo de mi historia familiar, una historia con un pasado centroeuropeo, los Scheredre. El origen judío lo sé por la tradición oral…Centroeuropa, Lyon. Hay muchos personajes de la cuenca que tienen bases históricas y detalles culturales inequívocos: la mostaza, los espárragos..… Son personajes de talla internacional, inimaginable en Turón. Mi bisabuela era Maria Scheredre Jacoby, y su madre Melania Jacoby. En la novela se mezcla verdad y ficción. Una mujer joven y fascinante en un mundo de hombres con familias ambiciosas, líderes mineros, políticos, gente del pueblo y un contexto social muy agitado…Y Turón está presente.
 

El Turón del mañana ...


Pasarn años antes de que Turón tenga un mañana. Lo normal habría sido emplear el dinero de los fondos Imagen6.jpgmineros en poner industrias pequeñas, instruir a la población, y no haber cerrado pozos de esa manera tan alocada. ¿Qué pasará si un día nos levantamos y al abrir la llave del gas no sale nada pórque Argelia es una República Islámica? ¿Nadie pensó en eso? Yo sí, siempre y lo dije y lo escribí. En Escocia al parecer ya están intentando abrir pozos, aquí, como siempre, no miramos al futuro. Turón, mientras esté dormida, aletargada al olor de las cómodas prejubilaciones, del no hacer nada, de no recuperar ni agricultura ni ganadería, no tiene mañana en muchos años. Y eso me duele.

Tus compromisos…

 

Quiero seguir siendo una mujer una mujer libre, sin aspirar al mimetismo con el hombre. Asumo la diferencia, esa riqueza añadida a nuestras relaciones y convivencia y defiendo la igualdad de derechos.

Soy una persona de izquierdas desde siempre pero eso no me ciega a la hora de opinar y de criticar los problemas que vivimos y los debates políticos. Soy de izquierdas para ser solidaria.  Más que la defensa de cualquier programa aspiro a una sociedad en la que la verdad, la justicia, la honestidad, la honradez sean valores generalizados.

En realidad la vida es un compromiso cotidiano, luchando contra cualquier tiranía que limite o menoscabe nuestra dignidad y nuestras libertades. Solo así se pueden conseguir dosis de felicidad.
 



Entrevista-conversación realizada por  Jorge Varela para elvalledeturon.net, Oviedo, diciembre de 2010