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Un cierre que cuesta

Ante esta importante noticia del cierre de la iglesia de San Martín hemos querido dar la palabra a D. Rafael Menénez Albuicet, cura párroco, para que comparta con todo el pueblo, a través de la página, las razones del cierre, sus preocupaciones, sus esperanzas y su llamamiento a TODOS los turoneses.

Iglesia verja-1.jpgTriste actualidad parroquial... ¿Cómo se siente el pastor?


Triste, por la situación del templo, porque la vida de los feligreses, con sus luces y sombras, son ante todo gratificantes para la vida del pastor. En el año que llevo en Turón, han sido muchas las personas de corazón noble que Dios me ha dado la oportunidad y la gracia de conocer y eso es un estímulo para mi. Personas, más o menos religiosas, creyentes o no, que me han mostrado su cercanía, su cariño y su respeto. Y, creo que es en esta última, donde se fragua y consolida una sociedad auténticamente democrática. Puedes pensar o creer lo que quieras, pero por encima de ideologías y creencias, ha de estar y hemos de poner al hombre, el respeto a su dignidad como tal.

Pero es cierto, la tristeza y preocupación que me provoca el progresivo deterioro del templo es grande. Han pasado muchos años en los que los adecentamientos del templo no se han notado y ahora nos están pasando factura. Nos ha llegado la hora de que si queremos realmente mantenerlo en pié el esfuerzo que ahora debemos hacer es mucho mayor. Y, precisamente, no estamos en un momento boyante en nuestra economía. Lo cual dificulta aún más nuestro cometido. Pero soy consciente que si no lo hacemos ya, mástarde será aún más difícil si no imposible.
 

¡Tanta historia en estas piedras para llegar hasta aquí! ...


El evangelio que se proclamaba en este tercer domingo de cuaresma nos viene, ante esta cuestión, como anillo al dedo. No son las piedras, no es el edificio físico lo que importaría, por muy bonito que este sea. Es el auténtico y verdadero templo de Dios: el hombre, el que realmente nos debe importar.

En el templo, como edificio, se acogen muchos templos vivos, que se reúnen por distintas circunstancias a honrar “en espíritu y verdad” al Dios vivo. Es en el edificio, donde gracias al esfuerzo de nuestros antepasados, nosotros, hasta ahora podíamos celebrar con dignidad el nacimiento a la fe de nuestros pequeños (con el Bautismo); la participación de nuestros niños y jóvenes en la vida de la Iglesia (con la Eucaristía y la Confirmación); donde nuestras parejas proclaman ante Dios y la Iglesia su amor (con el Matrimonio); donde los que nos consideramos pecadores, desde elarrepentimiento de nuestras faltas, experimentamos la misericordia infinita de un Dios que es Amor (con la Reconciliación); donde nuestros enfermos son confortados con el encuentro personal e íntimo, en su fragilidad, por el Señor (con la Unción de enfermos) y; donde despedimos a nuestros familiares y amigos queridos, honrándolos como templos que fueron del Espíritu de Dios (con las Exequias).

COMUNION JORGE 1.jpgEs un edificio, que siendo casa y morada de Dios, alberga a los verdaderos templos del Espíritu de Dios, que desde la fe, la esperanza y el amor, viven y celebran su fe y desde el amor ayudan con su aportación, también económica, a través de Caritas, a aquellos que más precariedad padecen en nuestro Turón, sin preguntar su creencia o ideología.
La historia de este templo, es por tanto, no la de unas piedras, sino la de las personas que lo hicieron posible y que hoy día siguen luchando por ello.


 


El tiempo no puede ser el gran culpable, el único culpable ¿no?


Al tiempo le echamos la culpa de casi todo. De hecho, cuando nos sentimos mal por la causa que sea, lo ponemos a él como culpable: “Será el tiempo”, decimos. Cierto que el tiempo influye, pero ante el inevitable transcurrir del tiempo es
necesario poner cierto remedios. No hay más que ver que en cuanto nos salen las primeras arrugas (propias del paso del tiempo) ya estamos acudiendo a los “potingues” rejuvenecedores y regeneradores.

Con los edificios, sucede lo mismo. Una progresiva y no tan agresiva, como la que ahora hay que acometer, conservación hubiera evitado que hoy nos veamos en esta lamentable situación en la que nos encontramos. Pero como dice el dicho, “agua pasada no mueve molinos”. No podemos lamentarnos pensando en lo que se pudo haber hecho y no se hizo. Hoy nos toca, no sin dificultad, afrontar (si queremos conservar) la permanencia o no del templo de San Martín de Turón. Esta es hoy nuestra realidad y, el tiempo, sigue pasando y, jugando en nuestra contra.


El cierre de la iglesia, ¿por responsabilidad o para forzar decisiones administrativas?


Es una decisión que se tomó después de la última visita y valoración de los arquitectos y, con el respaldo y entendimiento de la Comisión para la recuperación del templo. Una decisión, en conciencia, ante la falta de seguridad en el edificio y ante la escasa dignidad que ofrece el mismo, para albergar a los fieles con motivo de algún acto de culto y, al Señor, a quien todo templo católico alberga en el Sagrario. Si las administraciones, no se hicieron eco del mal y peligroso estado del templo cuando se advirtió, no creo que esta decisión les afecte. Es como el pasaje Festival coral-1.jpgevangélico de Lázaro y el rico epulón: “si no oyen a Moisés y los profetas, tampoco se convencerán aunque un muerto resucite” (Lc.16, 31).

¿Y ahora qué?


Seguir picando puertas; seguir ingeniándoselas para recaudar fondos; seguir explicando y haciendo entender a los vecinos de Turón, que esto no puede ser empeño de unos pocos, sino el esfuerzo solidario de todos, dándonos cuenta que si ahora no se acomete la obra de reparación, en templo se nos viene abajo y, después no habrá ya lugar para las lamentaciones.

Para el inicio de las obras se necesita de cierta cantidad de dinero y a día de hoy, a menos de un año del inicio en la recaudación para este fin, aunque se ha conseguido una cantidad considerable, aún es poco para el inicio de obra. Una obra que ya, sin poner un solo andamio (como algunos vecinos reclaman, haciendo suyas aquellas palabras del buenodel apóstol Tomás “si no lo veo, no lo creo”), en proyecto legalizado por el Colegio de Arquitectos, proyecto de seguridad y demás, son más de 12.000 euros. Un dinero que se nos va, sin haber visto nada hecho. Y, que sin embargo, hay que realizar y desembolsar. Por eso, rogaría desde esta página, a toda institución que pueda echarnos una mano en toda esta tarea, a que nos ofrezcan su ayuda, a nivel técnica, económica, que pueda abaratarnos como fuere el coste de esta empresa.


¿Asunto de los creyentes o de todos los turoneses?


Los creyentes deben mostrar una mayor sensibilidad hacia este tema. La Iglesia, es la familia de los hijos de Dios. Una familia, que como todas necesita de la colaboración de todos sus miembros para que funcione. Y, cada uno con su misión, responsabilidad y obligación. Los católicos de Turón, han de tomar (vuelvo a lo de antes, si quieren conservar el templo en pie) como propia esta empresa. El párroco tiene una responsabilidad y obligación, pero los fieles tienen también la suya y, el primero no podrá hacer nada sin el apoyo y respaldo de los segundos, pero también el resto de la población turonesa, por mantener un edificio emblemático del valle de Turón, que junto a los castilletes de la mina, son el patrimonio arquitectónico de este valle. Dejar por abandono tanto uno como otros, es dejar perder parte de la historia de este valle.

Este es un edificio, que por capacidad y acústica es el único, ahora mismo en Turón, que puede albergar, por ejemplo,
un recital de masas corales, como anualmente programa el “Coro minero”. Pero además, por su situación y el recinto donde se ubica, ofrece a los vecinos del barrio de La Felguera una posibilidad de aparcamiento de sus vehículos, quepor desgracia no todos saben valorar, ni cuidar. Y, que sin embargo, abre también sus puertas para un uso cuyo fin Iglesia con coches-1.jpgno sería para el cual se creó. Un edificio, que su sóla presencia hace bien a creyentes y no creyentes. No es por tanto sólo cuestión de los primeros, son muchos los no creyentes que también se benefician de él.

Son muchas las veces que lo he repetido y no me cansaré de hacerlo, que el párroco actual, podrá estar en Turón, dos, cinco o veinte años, los que Dios quiera, pero tarde o temprano, bien por decisión episcopal o bien por decisión divina, abandonaré Turón. En el primer caso, para otro destino; en el segundo, para encontrarme cara a cara con Dios mi Padre. Ese día, por una u otra razón, este cura no se llevará consigo ni una sola piedra del templo. Seguirán disfrutando del edificio los vecinos de Turón y mis sucesores.

¿Qué mensaje para la diáspora turonesa?


El mismo mensaje que envío a la feligresía de Turón. Si quieren que el templo de San Martín siga en pie y en uso, hagan suya esta necesidad de buscar medios y ayudas para ello.  A todos los que sentimos afecto por Turón, vecinos y los que viven fuera, nos gusta acercarnos a celebrar las fiestas de nuestro Santo Cristo de la Paz, en este majestuoso templo, que como una madre nos acoge y alberga en su seno. ¿Cómo serán las fiestas este año? Y, ¿los sucesivos?

Los que viven en Turón, van cargando con el peso económico a través de donativos, cuotas mensuales, aportaciones con la compra de los productos caseros que se ofrecen a la salida de la Misa dominical, en la participación de las distintas iniciativas (rifas, rastrillos, lotería, recitales musicales…) y, entiendo que no es bueno cargar siempre sobre los mismos, porque las carteras tampoco lo resisten. Solicitaría a los turoneses que residen fuera y se sienten de aquí a colaborar con sus aportaciones y buscando quien pueda colaborar económicamente.

¿Tan difícil es que 1000 turoneses recauden entre amistades, familiares, instituciones…, 300 euros? Hace unos meses, se daba el caso de un conocido político asturiano, cuyos amigos, para sacarlo de la cárcel por un presunto delito de corrupción, consiguieron en una semana cerca de dos cientos mil euros. ¿No va a tener la parroquia de San Martín de Turón más amigos que puedan conservar su supervivencia? Yo creo que si, pero hay que responder y, ya no vale lanzar balones fuera con excusas peregrinas. Necesitamos dar respuesta ya.

Hago una angustiada llamada a todos a tomar en serio esta iniciativa. El templo, su cubierta se cae, ¿vamos a permitir que lo haga?

Nº de cuenta para el arreglo de la iglesia de San Martín.

Cajastur: 2048 0044 11 3004004943