Voces mineras en Santiago

Así constaba en la escaleta del programa LUAR 811 del 20 de mayo de la televisión gallega que bajo el genérico nombre de “Chegar ós 100 anos” se emitía desde el “Estudio 1000” de Santiago de Compostela.

El amplio estudio, lleno de gente que esperaba impaciente desde hacía un par de horas presentaba el aspecto del inicio de cualquier programa televisivo. Focos de iluminación que realizaban las últimas pruebas y hacían subir, por momentos, la temperatura del local. Cables, de todos los colores, por todas partes. Regidores que no paran de dar órdenes. Cámaras y ayudantes que observan el resultado de su trabajo en los pequeños monitores colocados en lugares estratégicos, secretarias que tratan de solucionar los problemas de última hora…
 

Y de repente, suena la potente voz de Gayoso -copresentador del programa- que anuncia: “Desde la vecina Asturias, de tierras mineras: El Coro Minero de Turón”. Una cerrada salva de aplausos recibe a los componentes del Coro -que ya esperaban sobre el escenario- y que tras la interpretación de la canción prevista se despiden del estudio entre muestras de cariño.

A las 23:25, con rigurosa puntualidad vuelven a escena para acompañar a José Ángel Hevia en su interpretación de “Albandi”. Los sonidos de la gaita electrónica y las voces de los turoneses emocionan a los asistentes que interrumpen en varias ocasiones la actuación.

De la larga espera por los pasillos quedan los encuentros con el cantante Francisco, los abrazos de complicidad con Hevia, la “suculenta cena” y una serie de anécdotas que cada uno recordará a su manera.
 

Al día siguiente, en plena jornada de reflexión ante las elecciones de las que, caso curioso, no se habló en todo el viaje, y antes de regresar, visita turística a la ciudad del apóstol. Se visitó A Ciudad da Cultura, un diseño del americano Peter Eisenman en la cima del monte Gaiás con singulares edificios interconectados por calles y plazas que recuerdan el casco histórico de Compostela en una extensión de unas 25 hectáreas. Las fotos de rigor y división de opiniones sobre el espacio cultural.

De ahí, al pleno corazón de Santiago: la Plaza del Obradoiro donde nos encontramos con los acampados del Movimiento 15-M en plena actividad lúdica. En solidaridad con su pacífica y serena actitud, el Coro interpretó, en plena plaza y ante un silencio, poco habitual en este lugar, dos temas que arrancaron los aplausos de un público un tanto desconcertado por la improvisación. No mucho más tarde, llamadas telefónicas desde Turón contaban haberlo visto en distintas cadenas de televisión. Aun quedó tiempo para poder visitar la catedral o dar algún paseo por la Rúa Fonseca, Plaza da Quintana o Rúa Xelmirez. Hacer alguna que otra compra y -cómo no- probar un buen Ribeiro en alguno de los innumerables establecimientos de la ciudad ocuparon el resto de la mañana.
 

Desde hace tiempo tenía en la mente una vieja foto del Coro Minero en la escalinata que da vista a la fachada principal de la catedral en la década de los 50 del siglo pasado por lo que tratamos de reproducir la escena antes de abandonar la ciudad. Dato curioso es que tan sólo un componente permanece en activo después de tantos años existentes entre los dos recuerdos.

En el recuerdo personal, mi llegada a Santiago un 20 de mayo de 2.009 tras haber realizado, como peregrino, la larga caminata a pie. Tras volver a cruzar el Arco del Palacio por un pasadizo, donde el mismo gaitero de entonces acompañado de su perro, me hizo retroceder en el tiempo, uno vuelve a presentarse en la Plaza del Obradoiro desde donde se sigue descubriendo cada detalle de la fachada occidental y es difícil no volver a emocionarse.

El regreso, con parada “oficial” en Otur se hizo corto entre distendidos comentarios de las jornadas pasadas en tierras gallegas. Sin duda alguna un nuevo triunfo del Coro Minero de Turón, verdadero embajador de un Valle que aún conserva, pese a todo, alguna de sus señas de identidad.