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Del Atlántico al Báltico

Dibujar distancias cuando se trata de los periplos musicales de Luis Llaneza es proyectar líneas saltarinas multicolores y sobrepuestas dando treinta veces la vuelta a nuestro planeta. Tan pronto en un continente como en otro, tejiendo una red de recitales y amistades por capitales exóticas, míticas, entrañables y de ensueño. Un final de 2018 saltando el charco, con escala obligada en el valle, deleitando con su talento bajo un decorado cuyo telón se extiende de las evocadoras misiones paraguayas a la improbable sidrería moscovita. Pasaporte turonés y ciudadano del mundo.

ENTRE BRASIL Y ARGENTINA 

Creo que me había quedado en el momento que salía del Perú después de unos conciertos estupendos en Lima y Arequipa y ya a punto de tomar el avión hacía Asunción del Paraguay donde tenía que dar unas clases magistrales a los cantantes y maestros del país y donde además canté dos conciertos. Era esta la cuarta vez que visitaba la capital paraguaya que ha cambiado algo en los últimos años pero que sigue siendo como una gran población que parece que ha quedado disminuida por encontrarse entre dos grandes potencias como Brasil y Argentina. La vida cultural no es muy grande en esta capital pero hay intentos muy loables por aumentar el interés por el mundo cultural. En el campo musical es el paraguayo un pueblo amante de la música y su folclore acompañado siempre por el arpa es muy apreciado y suena en cada esquina del país. Con respecto a la música clásica la orquesta sinfónica nacional así como la orquesta sinfónica de la policía con la que realicé uno de los conciertos tienen temporada musical estable. Aprovechando este viaje a Paraguay hice, acompañado del director del centro cultural de España, un recorrido por la provincia de misiones donde se encuentran las reducciones jesuíticas que son un auténtico ejemplo de lo que significó la presencia de la orden en estos territorios dentro de la organización social, religiosa y también artística ya que en estas reducciones se practicaba la música, la pintura y la escultura e hizo que los indígenas, muy hábiles con sus manos, se convirtieran en auténticos artistas. Recorrer estas Misiones de San Ignacio, la Santísima Trinidad o el Jesús es como verse inmerso en la película la Misión, que por cierto fue rodada por estas tierras.

 

A 2850 m DE ALTITUD

Tengo que abandonar Paraguay porque un concierto muy importante me espera en Quito, la gran capital colonial de Ecuador. Una ciudad realmente maravillosa, patrimonio de la humanidad, conserva el centro histórico colonial mejor conservado de toda América. Sus calles, plazas, iglesias y conventos recuerdan la pujanza que esta Real Audiencia tuvo en época de la Colonia. Uno no se cansa de recorrer esta bellísima ciudad donde el indigenismo tiene una presencia enorme mezclado con todos estos rasgos de arquitectura y estructura colonial que hacen que el viajero sienta que ha llegado a tiempos pasados en una ciudad que plagada de conventos y con rincones mágicos. He venido a Quito más de veinte veces pero esta ciudad con su belleza, con su mezcla de esplendor y austeridad me sigue sorprendiendo y enamorando. El concierto fue todo de música española y conté con la presencia del presidente de la República, Lenin Moreno, entre los asistentes. Después del recital me ofreció una cena el embajador de España Carlos Abella en su residencia, una de las más bonitas que tiene España a lo largo del mundo y que es una enorme casa colonial que se abre hacia el maravilloso valle de Guapulo. Ya llegaba la hora de volver a España y tras pasar tres días en mi casa en Bogotá tomé el avión para llegar a casa. Tenía mucha gana de ver a mi madre, a mis amigos y de tomar unos culinos de sidra, comer la comida de casa y charlar, descansar, pasear, soñar ...lo que significa volver a casa.

 

LA SIRENA ME LLEVÓ A HELSINKI

No tuve mucho tiempo para estar en casa porque tuve que salir muy rápido a principios de Julio para Escandinavia recorriendo Dinamarca, Suecia y Noruega, países a los que cada año voy y con los que tengo una relación de amor ya bastante duradera porque son más de 30 años los que los visito. Dinamarca con su vital capital, Copenhague, donde tengo tantos amigos y donde la vida es tranquila y agradable pero siempre con una actividad imparable de conciertos, espectáculos, vida nocturna y disfrute de sus parques y jardines. Me gusta mucho ir al puerto viejo, siempre lleno de personas charlando, divirtiéndose o tomando algo.

Noruega me sigue siempre fascinando y cuando recorro las carreteras entre Oslo y Bergen, cuando cruzo los inmensos fiordos en las cercanías de Laerdal, cuando camino por las calles de Alesund o de Tromheim y me encuentro con los amigos en Oslo siento una paz inmensa, una sensación de eternidad y de belleza que me hace sentir una enorme tranquilidad. La luz de Noruega en verano es maravillosa porque nunca se hace de noche, el día es luminoso y repleto de sol y las noches con una especie de luz en cualquier momento. Oslo es una ciudad que ha cambiado mucho en los últimos años, tiene más vida en las calles y han construido maravillosos edificios de arquitectos importantes en lo que antes era el puerto industrial. A pesar de este cambio la vida sigue siendo tranquila, apacible como si nunca hubiera prisa y siempre hubiera tiempo para sentarse a leer en un parque o para pasear al lado del enorme fiordo que baña la ciudad. Un paseo por el parque Frogner con las maravillosas esculturas de Vigeland, obra de toda una obra, es un viaje a la rueda de la vida, al círculo que comienza con el nacimiento y termina con la muerte.  

Estocolmo es radicalmente distinta a Oslo , es una ciudad en la que se palpa el pasado imperial de Suecia con los grandes palacios y los impresionantes edificios de Gamla Stan creados para contar al mundo la grandeza del imperio Sueco.  Las estatuas de Gustavo Vasa, Gustavo III o Carlos II nos vigilan desde las plazas de la ciudad recordándonos la grandeza de esta ciudad que flota sobre el mar y sobre un enorme lago. El edificio imponente del Palacio Real, del ayuntamiento, donde cada año se celebra la entrega de los premios Nobel, un paseo por las sinuosas calles de la ciudad vieja o por las animadas calles estudiantiles de la isla del sur es siempre un regalo a la vista y uno querría quedarse allí muchas horas, muchos días más.

Tomé el barco a las cinco de la tarde para ir a Helsinki ya que en la capital Finlandesa tenía un concierto y empezaba mis ensayos al día siguiente. El barco que va de Estocolmo a Helsinki es inmenso y después de dejar mis cosas en el camarote (ya que tendría que pasar la noche a bordo) me fui, como siempre que hago este recorrido, a la cubierta porque hay pocos espectáculos tan maravillosos como ver, a la luz de la tarde que aun en verano nunca se hace completamente noche, la salida de aquel enorme barco entre las más de 29.000 islas que conforman este archipiélago. Unas son más grandes, aunque no demasiado y otras diminutas. Algunas con el terreno justo para una pequeña casita de verano o de pesca a la que solo se puede llegar navegando .El espectáculo del archipiélago es realmente emocionante. Siempre me levanto temprano cuando llego a Helsinki por mar, no me quiero perder el recibimiento que me ofrece la ciudad a medida que el barco se va acercando al puerto. Allí al fondo la iglesia luterana blanca, reluciente y con una cúpula azul cuajada de estrellas que quieren imitar el cielo. Un poco a la izquierda la iglesia Ortodoxa recordando la cercanía a Rusia y que esta ciudad en algún momento no muy lejano fue parte de Rusia y la armónica plaza del senado. Helsinki es una ciudad que no se ha hecho para deslumbrar pero si para ser apreciada, llena de parques, uno encuentra el agua en todos los lugares. Como es verano los enormes rompehielos descansan en el puerto esperando las fatigosas jornadas del invierno cuando tendrán que romper los hielos que quieren aislar a la ciudad helando este mar que ahora disfruta de la libertad del verano. Las alas de música de Helsinki desde la Opera hasta la nueva sala de conciertos son ejemplos de la arquitectura contemporánea y del diseño en el que este país es vanguardia. El pueblo finlandés es culto y amante del teatro, la música y el arte.

 

LA HUELLA DE DOSTOIEVSKY

Solamente tres días en Helsinki y tras el concierto me voy para Rusia donde pasaré lo que resta de verano hasta Octubre. Todos los años paso dos meses en tierras rusas, desde hace ya más de 35 que fue cuando vine por primera vez a este país inmenso y misterioso. Llegué por primera vez cuando aún era la Unión Soviética y he visto todos los cambios que se han producido en él. He cantado muchas veces en Moscú, San Petersburgo, Volgogrado, Ekaterimburgo, Irkusk, El anillo de oro, Nobosibirsk y en otros muchos lugares de este gigantesco país.

San Petersburgo y Moscú han pasado a ser un poco mi segunda casa ya que tengo en estas ciudades grandes amigos, queridos colegas y puedo decir que conozco muy bien sus calles, sus rincones y que cada día describo algún nuevo lugar .

En San Petersburgo siempre me quedo en las proximidades de la Plaza Sennaya, donde comienza la novela “Crimen y Castigo“ y que constituye el centro esta parte de la ciudad. Entre los muros de algunas de estas calles del llamado barrio de Dostoievsky , en el que siempre vivió el gran escritor, fuero escritos, en noches y días interminables,  sus Hermanos Karamazov, El Idiota , Crimen y Castigo y tantas obras geniales. Por estas calles, por las que ahora camino yo, caminaron sus personajes repletos de amargura, arrastrando sus frustraciones, sus miedos, sus remordimientos … San Petersburgo es sencillamente impresionante y poco se puede decir de su Palacio de Invierno, que hoy alberga el maravillosos museo Ermitage, o de sus iglesias como la de San Isaac con la enorme cúpula de oro, Nuestra Señora de Kazan, donde está la tumba del mariscal Kutuzov adornada por los estandartes y las llaves de las ciudades que arrebató a los franceses con la victoria sobre Napoleón. La Iglesia de San Salvador sobre la sangre derramada , que recuerda que en ese mismo lugar donde hoy se levanta el templo  multicolor y alegre fue asesinado el zar Alejandro II. Caminar por la impresionante Avenida Nevski para acabar en el cementerio del Laura de San Sergio donde descansan los restos de Thaikovsky ,Rimsky Korsakov , Mussorsky , Dostoïevski, Glinka y tantos otros. Entre ellos están los españoles Agustín de Betancourt gran ingeniero y arquitecto al servicio de los zares y el compositor Martin y Soler, músico de cámara de Catalina la Grande cuya tumba está en un estado deplorable dando idea del cariño y el respeto que España siente por sus grandes hombres ...vergonzoso. Y no hay que olvidar el majestuoso río Neva, los puentes que se abren en la noche siendo un espectáculo y un punto de reunión para la gente en las noches suaves y claras del verano junto al golfo de Finlandia . Este río es la gran joya de San Petersburgo y la ciudad fue construida para ser vista desde el rio. Allí el palacio de Invierno, al otro lado la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, a las orillas los palacios de Potemkim o de los príncipes Yusupoff, hablan de un pasado de grandeza . Pero también San Petersburgo recuerda los momentos más dramáticos como el asedio durante la segunda guerra mundial donde la heroica ciudad resistió el ataque y sitio de los nazis sacrificando a más de las tres cuartas partes de la población que murió de hambre y agotamiento. También en el río sigue anclado el buque Aurora que en su día lanzó el cañonazo que avisaba del ataque al palacio de invierno con el que empezaría la Revolución de Octubre …. Sería imposible hablar de San Petersburgo con tan poco espacio de tiempo así que dejémoslo ahí como la gran ciudad del río Neva, la ciudad de los Palacios , el capricho de Pedro el Grande, la ciudad de los canales y los puentes y la ciudad de los teatros y las salas de conciertos donde los grandes músicos estrenaron sus obras, los grandes poetas y escritores como Pouchkine y Dostoïevski crearon sus obras y donde casi todos los artistas quisieron pasar aunque fuera fugazmente bajo la luz azulada de esta maravillosa ciudad.

 

LAS COLUMNAS DEL BOLSHÓI

También paso cada año mucho tiempo en Moscú , Aquí canto mucho y además el compositor Andrey Baturin, presidente de la asociación de compositores rusos y del que ya he estrenado alguna obra, está escribiendo algo nuevo que quiere que yo estrene así que en Moscú siempre tengo mucho trabajo. Moscú es inmensa , grandiosa. La ciudad tiene calles con más de ocho carriles para los vehículos como la avenida de Jardines,  y a diferencia de San Petersburgo es una ciudad que nos recuerda mucho más la grandeza de os tiempos comunistas con los siete rascacielos de la época Stalinista que desde cualquier punto de la ciudad se pueden ver. Adoro Moscú, su vida nocturna, su limpieza, el ambiente cultural de una ciudad que nunca descansa y en la que siempre hay algo interesante que hacer. En Moscú lo ruso se palpa mucho más que en San Petersburgo, que fue creada con os ojos mirando hacia Europa. El corazón de Moscú es el Kremlin con sus catedrales y sus palacios de gobierno y la Plaza Roja que a pesar de haberla pisado cientos de veces me sigue impresionando con su inmensidad pero también con su teatralidad acrecentada por los muros del Kremlin y la tumba de Lenin, los grandes almacenes GUM, el museo de historia y al fondo de la plaza, como un regalo de color, la emblemática iglesia de San Basilio. Muy cerca del conservatorio Tchaikovsky, uno de los más importantes del mundo , está la sala de los Compositores Rusos donde tengo que cantar y a donde ahora voy a ensayar. Camino desde la Plaza Roja pasando por delante de la impresionante mole del teatro Bolshói, siguiendo la calle Tverskaia, eje central y punto más elegante de la ciudad y por allí doblo entre callejuelas donde vivieron, a la sombra del conservatorio, grandes músicos, cantantes y bailarines y voy rápido, acelerando el paso, el ensayo va a empezar así que os tengo que dejar aquí porque el 4 de octubre tengo concierto, solo faltan dos días y estos ensayos son los más intensos .

© Luis Llaneza, por elmundo, octubre 2018