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Arturo Baquero o el talento multiple.

¿Cómo catalogar a un hombre que brilló en tantas disciplinas artísticas? En pintura mencionamos el homenaje que en boca de Pilu, otro insigne representante del arte de nuestro valle, le rindió su pueblo en 1995.

5201690_l[1].jpg¿Cómo catalogar a un hombre que brilló en tantas  disciplinas  artísticas? Tarea difícil sin lugar a dudas. Para que el justo tributo que le rendimos en esta página se ajuste pues a su polifacética personalidad es legítimo que su nombre figure entre los pintores y entre los músicos. En pintura mencionamos el homenaje que en boca de Pilu, otro insigne representante del arte de nuestro valle, le rindió su pueblo en 1995. En música hemos dado la palabra a su hermano Manolito que en cuatro pinceladas ha retratado a Arturo con cariño, añoranza y admiración..

HOMENAJE A ARTURO BAQUERO

Turón, 18 de Diciembre de 1.995

Este hombre del que ahora voy a hablarles, ya no está entre nosotros. Falleció el año pasado, 1994. Descanse en paz.

Este hombre, este artista, pues es como, a mi forma de ver y razonar debemos catalogarle, a parte de la obra que aquí muestra, sabemos de Arturo que era hombre capaz de recitar, de cantar, tocar la guitarra, contar o narrar chascarrillos como los ángeles, sabía hacer la vida amena y agradable a quien entonces tuviera a bien gozar de su compañía. Poseía unas dotes personales agraciadas por su bien parecido, su gracejo, su sentido de la oportunidad. Muchas veces se comportaba como aquellos pícaros propios de la literatura del Siglo de Oro que Mateo Alemán y más próximo a nuestro tiempo, Charles Dickens, narraron.SDC11966-1.JPG

Arturo, sus armas de trabajo eran: sus lapiceros, sus blocs donde tomaba los apuntes necesarios que luego transportaba a sus telas, con el rigor de aquel que amaba aquello que hace, (ejemplo tenemos en el cuadro de “La tertulia”). Hace el ingreso en la Escuela Superior de Bellas Artes San Fernando de Madrid, en el año, aproximadamente, en 1949. Cursa sus estudios y acaba siendo titulado en la misma. Su vida se llena de avatares, puesto que la pintura como tal, es camino difícil y muchas, muchísimas de las veces, áspero e ingrato. Como maestro que era, lo mismo pintaba naturalezas muertas, paisajes o retrato.

Vicisitudes que la vida le iba dando, y pensando en un futuro más loable le proyectaron hacia una doble profesión. Esto me viene a recordar aquel consejo que un día me dio. Me dijo:

“Pepe, no prostituyas tus pinceles, no seas mercenario de ellos, vivirás días amargos, no caigas en manos de mercaderes desaprensivos. Sé tú, no claudiques.”

Esta triste experiencia, la pude comprobar en el tiempo. Como ejemplo de este consejo, pude ver a un artista, natural de Pola de Lena, Celsín Granda. Este hombre vivía en la bohemia más indigente, muchas de las veces, cobijado en el alcohol y la mofa de aquellos que desaprensivamente le marchaban con una pequeña pero primorosa pintura, a cambio de un bocadillo y una botella de vino. Este hombre más adelante fue rehabilitado.

Mi toma de contacto con Arturo, fue más o menos, a finales de los cuarenta o principios de los cincuenta. Fue en el Colegio Hermanos de la Salle de Turón. No sé si cursaba primero o tercero de primaria. Salíamos al recreo, como un día de tantos, y alguien me dijo: “¡Hay un pintor en la capilla.' ". Yo, lleno de curiosidad, me acerqué y vi lo que jamás había visto. Allí estaba, con su caballete y su maletín, paleta en ristre, pintando la Santina de Covadonga, cosa que me llenaba de asombro y de atención. Era época en que traían a la imagen en peregrinación. Había un programa para ese día muy extenso, cantaba el Presi… Allí estuve, sentado en silencio, absorto, viendo como Arturo pintaba. Pasó por allí el Hermano Pablo y me vio y me dijo: " ¿Qué haces aquí? ". Se me había pasado el recreo y parte de la clase. Fui por ello castigado de rodillas después de recibir un par de coscorrones.Arturo intercedió por mi ante el Hermano Tomás, era Director a la sazón. Me levantaron el castigo y me regalaron una libreta de dibujo y una caja de colores.

En los años sesenta vuelvo a tener contacto con él, pues acompañado de su hermano Manolito, su primo Andrés, y otra persona que ahora no recuerdo, me hicieron una visita en mi casa, cogiéndome, como se suele decir, con las manos en la masa. Estaba pintando. Para mí, supuso un rubor y emoción tremenda. Fue donde encontré en él la ternura que en aquella incipiencia y momento, me hacía falta. Me dió consejos de todo SDC11967-1.JPGtipo, como anteriormente ya he expuesto. Le enseñaba mis pinturas, me las enjuiciaba, cogía mis pinceles, me movía los colores, me los aplicaba allá donde, él veía oportuno. En ello pude intuir lo que sabía y la gana de verse con estos " pucheros ".

Arturo participó en certámenes consiguiendo un sin número de premios y menciones. Pintó todo con honradez académica, con esos pasos técnicamente previos que la obra en su momento exigía. Hizo su obra con disciplina amarrada con su dibujo, a las formas que en la época aportaban con influencia de aquellos maestros como Alvarez Sala, Nicanor Piñole, Paulino Vicente y Eugenio Tamayo. Estos maestros eran exponentes en estas formas. Pinturas sobrias cargadas de matices grises y empastes en su obligado sitio. Esta es la obra de este hombre que nos dejó. No es prólija, pero es una exquisita muestra de lo que pudo ser un maestro como los anteriormente mencionados.

Para mí fue él quien abrió ese pequeño orificio de donde empezaron a emanar estos pinceles que en el valle de Turón y otros lares siguen palpitando. Muestra es. que los que aquí exponemos participando en este homenaje, en su mayoría, somos nacidos en este quimérico hacer de su peculiar influencia, aunque más tarde, hayamos bebido de otras fuentes. Por tanto a plano personal, no me queda más que memoria y la gratitud que debo. Gracias a todos por compartir este homenaje.

 
J. S. Pilu