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Con mi exposición me siento feliz de poder estar en Turón.

¿Qué ha sido de aquella edad nuestra?
- El sueño a la ventana de la infancia -

Fernando Pessoa.

                                            La Veguina de la posguerra

Padres de Evelia.jpg
Nací en Turón, en la Veguina. Eran los años difíciles de la posguerra. Soy la tercera de cuatro hermanos. Mis padres –José Gómez y Asunción González-, originarios de la provincia de León, vinieron al Valle en la época de esplendor de la minería.

Nuestra casa de La Veguina todavía conserva por la parte posterior, una galería, en la la que creo reconocer esa ventana. A través de ella miraría, por primera vez, el mundo exterior. Se me ofrecía , un monte, un río, un tren que subía y bajaba con unas vagonetas cargadas de carbón. Fue mi primer entorno, un paisaje turonés, un paisaje minero.

Fui al colegio de las Dominicas. Era muy pequeña, aún no tenía la edad escolar. Llevaba un uniforme con capa negra y cuellos blancos. Iba feliz de la mano de mi hermana mayor. No recuerdo muy bien que hacía en las clases, pero debía aprender con mucha facilidad, pues un día, para sorpresa de mis padres, me puse a leer en una hoja de periódico que andaba por la cocina. Mi padre contaba esta anécdota, siempre asombrado de que sin que nadie me hiciese demasiado caso yo hubiese aprendido a leer.Evelia en la escuela.jpg

También con mi hermana, iba a llevar la comida a mi padre que trabajaba en la Cuadriella. Bajábamos siempre corriendo y muy contentas por La Cuesta Aniana. Mi padre nos veía ya de lejos. Esperaba al pie de una escalera. Me cogía en brazos y nos subía por aquella escalera que tenía los peldaños de hierro, hasta llegar a un lugar donde nos enseñaba un inmenso horno que daba vueltas y tenia en su interior un fuego con grandes llamas y carbón al rojo vivo. Entre el ruido atronador y el calor aquello debía parecernos el infierno. Nos impresionaba mucho, pero no teníamos miedo porque siempre queríamos que nos lo enseñase.
 

Otros recuerdos...


Y otros escenarios de esta corta etapa de mi vida en Turón eran: Casa Tiva a donde mi madre nos mandaba a hacer algunos recados; una bolera, no recuerdo el nombre, donde mi padre jugaba- él siempre ganaba- y nosotros cobrábamos sus trofeos, caramelos cacahuetes, galletas… todo un festín; la cocina de carbón siempre encendida, en la caldera de agua metían las naranjas a calentar. Y la calle, frente a la casa, era el escenario de juegos infantiles con otras niñas. Hoy identifico esos lugares que permanecen casi de la misma manera que entonces. Pasear por estas calles activa mi memoria y me motivan para emprender, una “búsqueda del tiempo perdido”, aunque sepa que ya nada será igual y que el tiempo es irreversible.

Tenía cinco años cuando nos trasladamos a Figaredo, para después instalarnos definitivamente en Oviedo. Mi padre siguió trabajando en Turón hasta su jubilación.
 

Programa exposición.jpgMis estudios, mi pasión, mi homenaje.


Y ya en Oviedo, estudié Bachillerato y después Magisterio- asistía, al mismo tiempo a clases de dibujo y pintura en la Escuela de Artes y Oficios. No pude seguir por con estos estudios artísticos pues tenía que trabajar, así que aprobé oposiciones de Magisterio y tuve mi primer destino provisional en el Grupo Escolar Aniceto Sela, de Mieres.

Después de cuatro años ejerciendo como maestra rural, estudié Filosofía y Letras y también hice oposiciones a Institutos de Enseñanza Media. Puedo decir que casi toda mi vida la he dedicado a enseñar Lengua y Literatura Castellana en este nivel de Enseñanza Secundaria.

La pintura siempre la practiqué en el ámbito privado. Sólo actualmente me dedico más intensamente a esta actividad. Retomé los estudios y realice algunas exposiciones colectivas.

Con mi exposición de tema minero, en el Ateneo de Turón, me siento feliz de poder estar en este lugar, casi al lado de la casa donde nací y ofrecer, con ella, mi pequeño homenaje a los padres de aquel tiempo que tanto hicieron para que nuestra vida fuera mejor que la que ellos tuvieron.

Evelia Gómez, diciembre de 2010
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