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Abril, un mes repleto de noticias

Cada mes tiene su particularidad y el mes abril tiene grandes referencias festivas en nuestro pueblo. Esta vez llega despojado de todo lastre pandémico. La vida vuelve a ser lo que era, o casi. En esta ocasión Carlos Vega Zapico, fiel colaborador, desgrana lo que ha poblado socialmente estos treinta días primaverales. Hubo algunas novedades y mucho más de lo mismo. La realidad es que todo lo anunciado a bombo y platillo, augurando o prometiendo un Turón del futuro más atractivo se ha vuelto en contra, limitando aun más las posibilidades de desarrollo o de interés. Mientras tanto fue tiempo de pegaratas, de flamantes procesiones y pasiones cantadas por Patricia Pariente, de exposiciones, de subidas a la Soledad y de una sucesión de preguntas que siguen sin respuesta. Un mes repleto de noticias y rebosante de interrogaciones.

Recuerdos al atardecer

 

Carlos Vega Zapico

 

Abril: un mes repleto de noticias

 

Sin darnos cuenta, hemos dejado atrás el primer trimestre del año y poco a poco nos sumergimos en esos días de Semana Santa, quizás cada vez menos “santa” pero que era esperada con verdaderas ansias después de los largos tiempos pasados de pandemia. Ya se divisan los días de abandono de la mascarilla que permita volver a ver las caras descubiertas y, pese a las no muy buenas noticias económicas por las que atravesamos, todos teníamos ya ganas de tirarnos a la calle. Esperemos que el resultado no nos haga retroceder.

En nuestro Valle del Turón el mes comenzó con cierto lógico enfado por las noticias gráficas aparecidas y la tardanza por parte de la administración de llevar a cabo las obras de reparación de la carretera que cruza nuestro territorio y única vía de salida y entrada en el mismo. Se sigue con reparcheos que no sirven para nada, mientras no se afronta de manera seria y definitiva la obra tantas veces prometida y hasta la fecha incumplida. La Asociación Mejoras del Valle, de la que seguimos sin conocer la composición de su Junta Directiva, mantuvo una reunión con las distintas asociaciones del Valle y, parece ser decidieron, una vez más, pedir información sobre el estado del tema. Mucho me temo que sea “más de lo mismo”, que en breve darán comienzo las obras, que éstas se iniciarán de forma inminente… Y así seguiremos acercándonos a Oviedo a preguntar de vez en cuando ¿qué hay de lo nuestro?. Que nadie se preocupe, cuando termine la obra de la carretera, empezaremos a insistir con las conexiones que quedaron sin hacer del colector y que día tras día echan al río la “mierda”, así como suena, que deben padecer algunos vecinos sobre todo cuando los calores comienzan a hacer acto de presencia. Situación que ha sido denunciada en reiteradas ocasiones sin que hasta la fecha se hiciese nada por solucionar el tema. Y, como no hay dos sin tres, nos encontramos, ahora, con que aquella declaración de Paisaje Protegido de las Cuencas declarado en 2002 entre otras cosas “con el fin de aprovechar el `potencial turístico y paisajístico del territorio” no trajo al Valle más que restricciones no habiendo reportado beneficio alguno como se decía hace veinte años atrás. Que se lo digan a los organizadores de aquel Trail Nocturno Valle de Turón iniciado, con toda la buena voluntad y no poco esfuerzo en 2015 y que a la vista de todas las trabas burocráticas y administrativas para que se siga celebrando han decidido abandonar  aquel interesante proyecto. En los sueños quedaron aquellos deseos de todo cuanto se anunciaba y el tiempo, único testigo que nunca miente, nos enseña hoy el estado de una realidad muy diferente, Sendas abandonadas y por las que es difícil caminar. Mala o nula señalización no repuesta a través del tiempo.

El tema de nuestro Valle, querámoslo o no, ¡y mira que lo vengo repitiendo desde hace años!, sólo pasa por un plan de prioridades a consensuar. Primero con los propios vecinos, puesto que nuestros problemas siguen acumulándose encima de las mesas y/o en los cajones de demasiados despachos y tengo la impresión, a la vista de los resultados, que ya nadie nos toma en serio, ni cada cuatro años en épocas de elecciones. Luego, con los que dicen ser nuestros representantes ante las distintas administraciones y en quienes -ingenuos nosotros- depositamos todas nuestras  ¿ilusiones, esperanzas…?  Pero, mentes más preclaras, dicen representarnos a los ciudadanos así que, cada uno que saque sus propias conclusiones de la realidad en que nos movemos.

Fue abril el mes de la celebración de la Semana Santa, aquellos días en que antaño se celebraba en Turón de manera muy diferente. A la memoria me vienen aquellos Domingos de Ramos donde en la plazoleta de la iglesia no cabía una persona más. Los niños con sus palmas y sus ramas de laurel, alguna de ellas tranzadas de manera artística y acompañados de madres y padres. Aquellas  bajadas del Cristo desde la iglesia de San Martín hasta la de Santa Bárbara. Aquella procesión del Encuentro en la “cera l´ante” de los viejos “cuarteles” y aquel sermón que se pronunciaba desde el balcón de la casa de Tere, la madre de los Varela, ante un silencio sepulcral. Luego, ambas imágenes volvían a su casa en la iglesia de La Felguera. Como colofón, la tan esperada “Pegarata” de padrinos a ahijados que esperábamos ansiosos cada año aunque éstos fuesen pasando. Teníamos medio desgastadas aquellas cristales de los escaparates de la confitería Castañón, en Vistalegre y La Gloria, en La Veguina, de tanto mirar lo que deseábamos y de las que dábamos buena cuenta en breve espacio de tiempo Y, como remate final, la fiesta de La Soledad donde uno echaba los primeros bailes y no había “prau” donde  pudiese sentarse a merendar dado el gentío y la tradición de la festividad. ¡Qué tiempos aquellos!. Por cierto, ni mejores ni peores, si no diferentes de los que hoy vivimos, aunque, no esté mal recordarlos. Este año hubo celebración de La Soledad pero con muy escasa afluencia de gente, lo que me hace pensar que en no muchos años volverá a desaparecer. Los mayores del lugar van desapareciendo y las nuevas generaciones no parecen muy amigas de mantener ciertas tradiciones. Así es la ruleta de la vida.

Este año, quisiera destacar dos novedades que llamaron mi atención y personalmente, me gustaron. La primera de ellas fue el concierto “Música de Pasión” ofrecido en la iglesia parroquial de San Martín, por la Banda de Música de Mieres, el sábado 9 o Sábado de Pasión a la que acompañaba la voz de la turonesa Patricia Pariente, todos ellos bajo la dirección de Jesús Alberto Alonso. Sinceramente creo que no hace falta ser religioso para tener la sensibilidad y el gusto por lo bien hecho. El concierto sonó maravillosamente y la voz de Patricia puso, sin duda, la nota de emoción de este tipo de actos. Lástima de falta de publicidad del acto y que hubiese supuesto un llenazo del templo turonés. Desde este momento, me atrevo a pedir  que el acto se convierta en una actividad anual, siempre que ello pueda ser posible. Actos de este tipo no sobran nunca. El segundo acto, a destacar, tuvo lugar el Domingo de Ramos y supuso la innovación de una pequeña procesión con la talla de Jesús sobre la borriquilla que era portada por niños. Toda una experiencia para los pequeños porteadores que, entusiasmados, lo hicieron muy bien.

Como “las cosas del palacio van despacio”, en enero se anunciaban, desde el Mieres capitalino, las obras de renovación de la zona de juegos infantiles del parque de Turón, al igual que los de otras dos zonas del concejo. Las obras turonesas supondrían una inversión  de algo más de 97.000 euros. Se pensaba que quizás para los días vacacionales de Semana Santa los peques y las pecas podrían jugar en las nuevas instalaciones pero aún no han comenzado las anunciadas obras. “En breve darán comienzo”… supongo que será la explicación al retraso. Y, ¿Cómo no?, vuelvo y volveré a quejarme del peligro y la tardanza de renovar el trozo de barandilla en la acera de La Felguera que lleva en el mismo estado desde principios de año.

En la Sala de Exposiciones del Ateneo turonés pudimos contemplar durante todo el mes una exposición fotográfica organizada por la Sociedad de Festejos y Cultura “San Pedro”, de La Felguera; con motivo del XXIV Concurso Internacional de Fotografía Digital “La Mina y el Mar”. Toda una muestra del buen hacer con una cámara fotográfica en la mano. En el salón de actos tuvo lugar el Cuarto Festival de Tonada, en una tarde muy desapacible pero con buena afluencia de público, lo que parece ser da ánimo a los organizadores de este tipo de actos en el centro cultural turonés.

Lo de Turón no sé muy bien si es de risa o es de llanto. Resulta, que una vez cerrado el pozo santa Bárbara, “ejemplo paradigmático de explotación minera” es declarado Bien de Interés Cultural y rehabilitado en 2015 con una inversión superior a los 600.000 euros para ser “locomotora de un tren que recupere el Valle”. Todo eran proyectos mientras íbamos denunciando el paulatino desmantelamiento de sus instalaciones. Ahora, que ya han pasado algunos años, vemos como la sala de compresores puede servir para exposiciones culturales e incluso experiencias gastronómicas. No está mal, pero también vemos como el resto de sus instalaciones se deteriora día a día y camina por la triste senda de la destrucción y mucho me temo que vuelva repetirse la historia del pozo san José llamado a “dinamizar la vida social y cultural del Valle” según se decía cuando se restauraba. O es que ya no recordamos nuestra propia y reciente Historia. Mientras tanto, sigamos esperando esos sístoles y diástoles con que nuestros representantes piensan sorprendernos de vez en cuando y hasta es posible que convirtamos sus instalaciones en un espacio museístico con los materiales de la antigua Escuela de Minas de Oviedo, siempre y cuando los pequeños reinos de taifas lleguen a algún timo de acuerdo. ¡Veremos a ver lo que el tiempo nos depara y las incidencias que la posible solución tenga para mejorar de tristeza y abandono en que se encuentra este valle “paradigma de la reconversión industrial"

En lo deportivo, dejar constancia del paso por Turón de la primara etapa de la Vuelta Ciclista a  Asturias que el viernes 29 subió desde Figaredo a La Rebaldana desde donde ascendería a La Cabana para bajar a Mieres en una etapa que terminaría en Pola de Lena y sería ganada por Simón Yates, ciclista australiano del equipo Bike Exchange, después de haber recorrido los 169 kilómetros que tenía la etapa, en un día de auténtico verano como lo demostraba los 29 grados que marcaban los termómetros farmacéuticos de Turón.

Y qué mejor manera de poner fin a este mes que hacerlo comentando el buen hacer  de la  Junta Directiva del Deportivo Turón que tras dos años de obligado parón, volvió a ofrecernos su tradicional espicha en este primer año d. C. . Que nadie se escandalice. Las iniciales, significan “después del Covid, no otra cosa, que ya lo trae el cartel. Buen trabajo, buen producto y por tanto buena respuesta. Reencuentro con viejos amigos y deseos de volver a repetir la experiencia en años sucesivos. Quien bien trabaja, todo se lo merece. Y si el tiempo meteorológico colabora como así sucedió, mejor que mejor.

Mientras todo esto sucedía en el estrecho y cada vez más  abandonado Valle del río Turón, la sabia naturaleza seguía su curso y cubría nuestras laderas con las flores de las mimosas, de los cerezos, de los manzanos. Todo un espectáculo que alegra la vista y que no siempre valoramos.

 

Triste Día del Libro.

Cuando deberíamos estar alegremente celebrando esa actividad en torno a lo que supone una buena y agradable lectura, fueron llegando a Turón malas noticias que se sucedían una tras otra. Nos enterábamos del fallecimiento de Saúl Fernández Montero, “de los cuarteles de siempre” y con el alma en la Ceposa. Saúl, con unas capacidades artísticas increíbles paseaba su cuerpo con tranquilidad por La Veguina. Manos en los bolsillos, mirada cabizbaja que alzaba para saludarte. Cuando me cruzaba con él solía decirle: “Saulo, Saulo” a lo que siempre respondía “ya no me persigas”. Era el inicio de esa breve conversación que solíamos mantener. Y hasta la próxima. Y así como vivió se nos fue. De él tengo recuerdos personales inolvidables y que permanecerán en mi memoria hasta que volvamos a vernos y estoy seguro recordaremos. Descansa en Paz, amigo.

El mismo día, fallecía en Pola de Siero José al que conocíamos como “Pepe el de Maita”, su mujer, fallecida ya hace años. Me conocía desde el mismo momento de mi nacimiento pues yo nací en casa de Marina “Pelayo”, su suegra, cosa que se encargaba de recordarme siempre que nos veíamos. Siempre con la sonrisa en la cara y contando alguna historia que producía la risa en su interlocutor.

No fueron las únicas malas noticias del día. En Burgos fallecía Pedro Río Aparicio. Había llegado a Turón para hacerse cargo de la dirección del Colegio La Salle en al curso 1985-86 y desde el primer momento aquel hombre de complexión fuerte y continua sonrisa, gracias a su  cercanía, fue considerado por todos un turonés más, de aquellos que el admirado Manolito Baquero denominaba “Turonista”. Colaboró desde el primer día con aquel Boletín Informativo editado por Mejoras del Valle y en el que cada mes publicaba su “Tema Familiar” y/o “El Periscopio”, no siempre distintos actos organizados por la sociedad festiva; impulsor de aquel proyecto educativo “Radio Turón Emisora Escolar” del que llegó a escribir un libro con el título de “La Radio en el Diseño Curricular” y a quien le tocó lidiar con aquel delicado tema de la Beatificación de los Mártires de Turón aquel 29 de abril de 1990 en Roma. Sobre el papel, quedaron escritas sus palabras sobre el acontecimiento: “Gracias pueblo de Turón. Habéis sabido asumir con elegancia el pasado y eso es un signo de garantía para enfrentarse al futuro”. Un nuevo destino le llevó a Gijón y a tierras castellanas pero siempre estuvo al corriente de lo que sucedía en nuestro Valle. A los 74 años dejó este mundo y algunos perdimos un buen amigo. Sus restos reposarán eternamente en el cementerio del Monasterio de Santa María de Bujeo, rodeado de amigos y compañeros hermanos de La Salle. Su recuerdo y su sonrisa permanecerán para siempre en la mente de quienes le conocimos y tratamos. ¡Gracias por todo Pedro!.

© Carlos Vega Zapico,  Turón, abril de 2022