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El Parto de los Montes

Las ausencias a veces son buenos momentos para aparcar situaciones, problemas o acontecimientos que han rebotado una y mil veces en nuestra mente sin solución aparente o duradera. Rebajan la presión del compromiso pero no logran hacer desaparecer esa realidad que tanto solicita nuestra atención porque siempre fue la nuestra. Lo que dejamos a la ida, soñando con un cambio, lo encontramos a la vuelta aún más apremiante, como desafiando nuestra obstinación por el cambio. Un verdadero jarro de agua fría que ha hecho crecer la maleza, sin preocupación pública alguna, por nuestro rio, carretera, aceras, senda verde o edificios abandonados. Sí, ha habido inversión en Turón. Más de tres millones de euros entre pozos, perrera y tenis, sin contar el despilfarro de las “nefastas gemelas” Diasa-Urueña. Nuestro valle merece mejor suerte. Frente a ese abandono, Carlos Vega saluda el potencial humano impresionante de nuestro pueblo y resalta esos esperanzadores destellos aislados: la organización por el Deportivo Turón de “I Campus Valle de Turón”, las actuaciones repetidamente ganadoras del Club de Gimnasia Rítmica Valle de Turón, la dedicación generosa y decidida de un reducido grupo de personas en la organización de nuestros festejos, la incansable e infravalorada labor de los miembros del Área de Arqueología Industrial de la Asociación Santa Bárbara y, como no, el más que significativo avance de las obras de nuestro futuro Consultorio Periférico de Turón. Pero no cabe duda, Turón necesita mucho más.

Recuerdos a media tarde

Carlos Vega Zapico            

 

 

El Parto de los Montes

 

Han pasado diez meses desde mi última publicación en la página. Durante ese tiempo he conocido otros modos de vida, otros pueblos y otras gentes a las que he de agradecer me acogieran como uno de los suyos. De vuelta al Valle para pasar el período estival, observo, con cierta tristeza, los mismos problemas que a mi partida y escucho con demasiada reiteración la frase: “estamos olvidados, abandonados”. En algunos puntos es imposible circular por las aceras por estar cubiertas de maleza que todo lo invade. La conocida como Senda Verde es cada vez menos senda. De los viejos y abandonados edificios se desprenden cascotes que quedan en el suelo y los carteles de “se vende” cada vez son más abundantes mientras la población, cada día más envejecida y escasa, se ve olvidada a su suerte con todo tipo de escusas ante la inoperancia de los unos y los otros a los que parece ya no importamos ni tan siquiera en época electoral. A uno, le vienen a la mente los constantes recuerdos de las viejas demandas, las muchas promesas y los escasos logros conseguidos a lo largo del tiempo de desencanto vivido en primera persona. Esa, también es nuestra memoria histórica, abandonada en los cajones de despachos de donde se salió con falsas promesas y toquecitos en la espalda mientras se escuchaba aquello de: “tranquilos, que esto de Turón sale adelante, es de justicia, faltaría más”…

Y recordé… Caminábamos en amigable conversación hacia el Pregón de Fiestas a celebrar en el salón de actos del antiguo Colegio La Salle. Uno de mis acompañantes, a la altura de la antigua entrada al pozo san José, hizo un comentario que me dejó un tanto perplejo al anunciarnos los cambios que en poco tiempo sufriría, para bien, por supuesto, el Valle del Turón. En el pozo, un Centro de Interpretación del Espacio Protegido de las Cuencas Mineras; en las instalaciones anexas un centro de Formación Profesional; aquí tal y allí cual…

- ¿De verdad crees lo que estás diciendo?, se me ocurrió comentarle.
- Hombre, está en el programa, comentó muy, pero que muy convencido de lo que decía.

 

Me costaba creer lo que escuchaba, pero en el poder gobernaba, tanto a nivel municipal como nacional, el mismo partido político y quien lo había dicho solía estar bien enterado de los entresijospolíticos a nivel de concejo. Todo era posible aunque me costara ver aquel pequeño paraíso terrenal que se me trataba de mostrar.

El tiempo, único testigo que quita y da la razón a unos y a otros, me hizo hacer público mi pensamiento sobre el abandono de nuestro Valle a través de la prensa, en un suplemento editado con motivo de nuestras patronales del año siguiente. ¡Oh Dios mío!. Se me convirtió poco menos que en portavoz del mismísimo infierno y causante de todos los males que acechaban a nuestro ya maltrecho territorio.

-Si algo de lo escrito y firmado no es cierto, ahí tienes el derecho de réplica. No me dolería tener que rectificar si se me demuestra que estoy equivocado en mis palabras.

Fueron las últimas palabras que crucé con quien había creído “amigo” en el más amplio sentido de la palabra. Por supuesto que no hubo ningún tipo de aclaración más allá de la pataleta sabiamente dirigida y orquestada.

Desde aquellas ya pasadas fechas, vengo escribiendo con cierta asiduidad sobre los más comunesproblemas de nuestro Valle, que, por demás, suelen ser siempre los mismos y se repiten de manera cíclica con unos y otros gobernantes en los poderes públicos, aquellos que definían al “Valle de Turón como paradigma de la reconversión industrial”.

Y llegaron, ¡cómo no!, las tan necesarias y merecidas inversiones para acometer nuestro incierto futuro: la reforma integral y la rehabilitación para su nuevo uso del patrimonio arqueológico minero e industrial del pozo San José. Creo recordar que el costo superó los 900.000 euros y desde entonces, las instalaciones, lo único que han hecho es deteriorarse. Ahí está a la vista de quien quiera acercarse “al espacio que dinamizaría la vida turonesa”.  Lo sucedido con el pozo San José volvió a repetirse en santa Bárbara ¡faltaría más! donde el pozo de La Rebaldana incluyó la reforma de los dos castilletes, la sala de compresores y el pozo de ventilación con una financiación superior a los 700.000 euros y del que se habla y se habla sin que, al menos, los turoneses conozcamos  su destino. Como Turón se merecía un trato prioritario, se construyó la perrera en La Cabana, cerca de Polio, aún a sabiendas de que el tema tenía visos de ilegalidad y se “machacaron” algo más de 400.000 euros de aquel famoso “Plan E”, que duró más en los cartelones publicitarios que en la realidad de las obras y en la que los desperfectos y los robos van poniendo punto final a una serie de irregularidades urbanísticas nunca lo suficientemente aclaradas y conocidas. Por último, quiso llevarse a cabo uno de los proyectos deportivos más ambiciosos de los últimos años en toda la comarca del Caudal: la Ciudad del Tenis de La Riquela, a construir sobre los terrenos de aquel parque pionero cuyo nombre: “José Ángel Fernández Villa” fue quitado a toda prisa cuando vinieron mal dadas y que en la actualidad se ha quedado muy lejos de sus posiblemente desmedidos objetivos iniciales. El pabellón cubierto está en funcionamiento, pero no así el edificio de servicios que no llegó a estrenarse. La inversión superó ampliamente los 900.000 euros.

Mientras los turoneses jugamos al tenis en la Riquela, subimos nuestras mascotas a La Cabana y recibimos a cientos de turistas que marchan encantados al visitar los pozos mineros de san José y santa Bárbara, de los que a pleno día se sacaron camiones y camiones de materiales que ahora se mendigan para tratar de dar contenido a los viejos pozos mineros, nuestros representantes políticos -todos, sin excepción de partidos políticos- preocupados y conscientes que día a día nos estamos desangrando y el desánimo se apodera de los sufridos habitantes, animaron la creación de empresas que mitigaron el paro juvenil como Urueña y Diasa hoy en manos de entidades bancarias que intentan, por todos los medios, deshacerse de aquellos “nuevos aires que llegan al Valle tras la desaparición del carbón” y que ahí permanecen como mudos testigos de una inexistente planificación de lo que podía haber sido y se quedó en nada, en ruinas de chatarra abandonada a su suerte.

Y mira tú por dónde,  cómo los turoneses, que siempre compartimos cuanto tuvimos ¡ y así nos lució el pelo!, perdimos hasta nuestra propia identidad al negársenos poder contar y presumir de nuestro propio lugar de nacimiento; entramos y salimos del Valle por una carretera llena de baches y cada vez más cubierta por una vegetación que crece de manera desmesurada por la climatología; perdimos de vista las aguas, antaño ennegrecidas, del río que nos dio su propio nombre, hoy cubiertas de maleza y arbolado mientras contemplamos a diario como los viejos edificios se desmoronan sin que nada se haga hasta que causen una desgracia personal… Lo dimos todo cuando fue necesario a cambio de nada. ¡Qué triste es en ocasiones la vida!. Pero qué  necesario es conocer nuestra propia Historia en estos momentos en que todo discurre a velocidad de vértigo y somos tan propensos a olvidar lo que no nos interesa.

Aún así, el Valle, que cuenta con un potencial humano impresionante, se resiste a conformarse con los servicios paliativos que se le ofrecen y uno se alegra enormemente ¡cómo no me voy a alegrar!  de ver como el Deportivo Turón organiza su “I Campus Valle de Turón” que espero y deseo tenga continuidad en el tiempo, aun consciente del trabajo que ello supone; como el Club de Gimnasia Rítmica Valle de Turón consigue saltar, una y otra vez,  a las páginas deportivas gracias a los buenos resultados de sus pequeñas gimnastas; como un reducido grupo de personas, a flor de críticas, planifican y realizan los estejos a lo largo del año teniendo que sacar dinero hasta de debajo de las piedras o como los incansables miembros del Área de Arqueología Industrial de la Asociación Santa Bárbara se empeña de descubrirnos nuestra propia Historia minera…

Serían interminables plasmar en letra impresa los recuerdos que el último día del mes de junio, entre las lluvias de tormenta y el sol del verano, acudieron a mi mente. Pero no, no puedo ni quiero concluir sin hacer mención a esas obras que a buen ritmo se vienen realizando en el antiguo Colegio La Salle y que con un presupuesto superior al millón y medio de euros, serán destinadas al nuevo Consultorio Periférico de Turón y que según las autoridades del principado entrará en servicio en el primer trimestre del próximo año, unificando la actividad médica  de los centros periféricos de La Cuadriella y Lago, quedando fuera San Andrés y Urbiés. Mi opinión sobre este tema ya ha sido manifestada en esta misma página y no ha variado lo más  mínimo, por  lo que considero innecesaria la repetición.

Epílogo de necesario cumplimiento

El día 4 de febrero de 2017, en un acto de plena propaganda política, el consejero de Sanidad del Principado de Asturias, Francisco del Busto, presentaba en el salón de la piscina de Mejoras del Valle, el nuevo “Centro de Salud de Turón”  -y eso que Turón no existe-  asegurando que el ambulatorio de Turón "es un proyecto terriblemente demandado y necesario". "Por fin, con un nuevo presupuesto podemos cumplir parte de los compromisos que hicimos a principio de legislatura", dijo el Consejero, que agregó que el centro de salud "unificará el centro base de La Cuadriella, junto con el periférico de Lago". En el valle de Turón se mantendrán también abiertos los consultorios de Urbiés y de San Andrés. Públicamente y posteriormente en privado le mostré mis reticencias a que la obra llegarse a realizarse. Era promesa incumplida de demasiados consejeros y uno lógicamente tenía sus dudas. Mientras entrelazábamos las manos en señal de despedida me dijo:

- Los que me conocen, saben que siempre cumplo lo que prometo.

A lo que respondí:

- Los míos, saben que no me duelen prendas reconocer mis equivocaciones y en este sentido no tengo ningún inconveniente en felicitarle públicamente si el ambulatorio se hace realidad.

No sé si el día de la inauguración  -supongo que todo serán vítores y aplausos-  podremos volver a encontrarnos. Sinceramente, me gustaría. En caso de no ser así, vayan desde estas líneas mi público agradecimiento. Podemos estar de acuerdo o discrepar sobre el tema, pero, al menos, usted cumplió con su palabra y yo con la mía. Es lo mínimo que pido a un una persona que desempeña un cargo político. Un afectuoso y cordial saludo.

                                                                      

© Carlos Vega Zapico,  Valle del Turón, 3 de julio de 2018