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Marzo, un mes para olvidar.

Por si no hubiera sido suficiente este paréntesis pandémico que parece alejarse lentamente, la guerra ha vuelto a golpear de nuevo a las puertas de la vieja Europa. Todos los pretextos son buenos para humillar, matar, ignorar los Tratados y despreciar las advertencias y los boicots. En Turón fue noticia la movilización de la Comunidad Educativa del colegio Vega de Guceo y su ayuda, a través de una ONG, al pueblo ucraniano. Esto ha sido, sin lugar a dudas, lo más relevante de un mes de marzo que ha desgranado sus días turoneses sin pena y con la única gloria del reconocimiento de Concha Longo Tuñón como digna representante en el "Día de la mujer trabajadora".

Recuerdos a media tarde

 

Carlos Vega Zapico

 

Marzo, un mes para olvidar

 

El mes que cierra el primer trimestre del año “de los patitos” ha sido, sin duda alguna, uno de los meses más tristes que hemos vivido. Cuando creíamos que el mundo caminaba por la senda de la normalidad, aunque ésta tuviese altibajos, surge la invasión de Ucrania por Rusia y nos trajo, a los que no vivimos guerra alguna, el recuerdo de cuanto escuchamos, una y mil veces, a nuestros mayores. Por si fuese poco, los medios de comunicación y las tan cacareadas “redes sociales”, metieron en nuestra propia casa las fuertes imágenes de un país cuyos valientes habitantes defienden su personalidad hasta la propia muerte en contra del todopoderoso invasor sediento de más territorio sobre el que poder imponer su decisión. De destacar la desinteresada colaboración de la Comunidad Educativa del colegio Vega de Guceo en forma de ropa, alimentos, material farmacéutico y productos de higiene que sería distribuido entre varias ONG. A esta iniciativa se sumó el grupo “Mulan” que no quiso dar ningún tipo de publicidad a su desinteresada y abundante colaboración. Una vez más, las gentes del Valle supieron responder a la llamada a la solidaridad de los que más nos necesitaban en estos momentos.

En el antiguo calendario romano, el día 15 de este mes, dedicado a Marte, el dios de la Guerra, se celebraban los llamados "Idus de Marzo", que pasaron a la historia por el asesinato del emperador Julio Cesar en el Senado romano, 44 años antes de nuestra era y ese día escogió Antonio Pulgar, buen conversador y memoria prodigiosa de los aconteceres del Valle a sus 97 años, para dejarnos e ir a reunirse con Celina y el hijo de ambos José Luis. De nuevo la familia se ha unido allá donde todos nos encontraremos algún día. Descansen en paz. Ese mismo día, el Valle se vio cubierto, desde primeras horas y durante varias jornadas, de una espesa niebla anaranjada que se hacía visible sobre algunos automóviles, producto, según la Agencia Estatal de Meteorología, de una calima procedente del Norte de África. No, no era ninguna plaga bíblica, bastante tenemos con lo que nos ha tocado y nos toca pasar. La culpa, de Celia, una borrasca empeñada en enviarnos polvo de Sáhara y cubrirlo todo de polvo anaranjado. Lo cierto es que La Veguina, con un aspecto un tanto cinematográfico, daba cierta sensación de sosiego y tranquilidad

Pero, por lo que  nuestro Valle se refiere, decir que sin algarabía alguna, para eso queda el Mieres capitalino, se celebró el Día de la Mujer Trabajadora que de eso saben mucho las turonesas. No me gusta eso del “ Día de…”. Nuestras mujeres nos dedican todos los días del año y así quiero que quede reflejado, como se merecen. En la memoria, aquella iniciativa salida del Ateneo turonés ¿lo recuerdas, Mino?, de homenajear a aquellas “abuelas del Valle” que tanto habían hecho por nuestro pasado  y tan olvidadas y calladas permanecían en su diaria labor de favor de maridos, hijos y nietos. Recuerdo aquella primera celebración en 2014, con María Dolores Fernández Pola a la que todos conocíamos como Maruja. Luego siguieron en años sucesivos, Olvido Pereira “Olvidín “, Emilia Patino con sus cien años y Agustina Sánchez a punto de ser centenaria… El acto, entrañable y familiar, siempre contó con la desinteresada colaboración de la Asociación de Amas de Casa y su coro. Luego, las cosas cambiaron aunque todavía se sigue celebrando y esperemos que por muchos años un acto similar. Este año la abuela homenajeada fue Concha Longo Tuñón en un acto que contó con la presencia del Alcalde Mieres y varios concejales de la corporación municipal.

Como también lo bueno hay que decirlo, excelente ese 2º Festival de Tonada que tuvo lugar en el Ateneo con grandes cantantes intérpretes. Esperemos que no sea la última vez y se repita puesto que no son muchas las ocasiones que uno tiene de escuchar tantas voces juntas.

Para finalizar, un comentario que espero sea entendido. Que los socios de la Asociación Turonesa para la Mejora del Valle, entre los que me incluyo, no sean conocedores de la propia composición de la Junta Directiva y tengan que enterarse de que ésta ha mantenido reuniones a nivel municipal, ¿que queréis que os diga?. Sinceramente y con todos mis respetos, no me parece de recibo. Las formas son las formas aunque cada vez se salten más a la torera. ¿Tanto hubiese costado convocar una Asamblea General de Socios, presentarse y presentar los proyectos planificados?. ¿Es que los socios nos hemos convertido en meros paganos de una cuota anual y con esos ya cumplimos?. Las redes sociales no me molestan, pero mucho me extraña que en los Estatutos conste que el contacto entre Directiva y Socios se haga a través de ellas.

Por lo demás y, para no variar, seguimos esperando las tan ansiadas obras que ya deberían haber terminado y sin embargo aun no han dado comienzo. Me refiero a la carretera, al río y al derribo de esos edificios ruinosos. La respuesta es siempre la misma: “en breve darán comienzo las obras”.  Por cierto, sigue sin colocarse el trozo de barandilla que falta en La Felguera. No sé de quién es la culpa, ni tengo porqué saberlo, pero sencillamente ya me parece una auténtica tomadura de pelo vergonzosa para tantos vecinos como transitan por ese tramo. Mientras tanto seguimos aguantando carros y carreteas, nos contentamos con ver en nuestras laderas la llegada de la primavera y decir aquello de ¡Qué verde era mi Valle!

 

© Carlos Vega Zapico,  Turón, abril de 2022