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Las cobradoras de autobús

Cuando los coches personales eran cosa rara, los autobuses serpenteaban repetidamente el valle, de arriba abajo, señalando paradas, recogiendo y devolviendo pasajeros ajetreados, estudiantes felices y ruidosos o mineros de relevo. Transporte y momento social al mismo tiempo con cobradoras sonrientes gobernando la plataforma. El tiempo ha pasado, la frecuencia ha disminuido a la par que los propios pasajeros, pero los colectivos turoneses siguen luchando por esa vital comunicación para nuestra gente. Hoy José Antonio Vega rinde tributo a esas cobradoras que formaron parte de nuestros periplos cotidianos. Yo también tuve mi cobradora preferida.

 

HABLANDO DE TURÓN

 

José  Antonio Vega

 

 

Las cobradoras de autobús

 

El transporte público fue un elemento vital para el desarrollo de Turón, este permitió la activación de la economía y la movilidad de las personas.

Los primeros intentos del Ayuntamiento de Mieres para desarrollar un servicio público de transporte de viajeros datan de los años treinta, con la tentativa de construir un tranvía desde La Rebollada a Turón como principal tramo, pues de este partirían ramales al valle de San Tirso y a la Hueria de San Juan.

Este proyecto no llegaría a realizarse El corte que supuso la guerra civil y los años de posguerra motivaron la paralización de este proyecto. Sólo una vez bien entrada la década de los años cincuenta, se constituyó un servicio de autobuses gestionado directamente por el Ayuntamiento bajo la figura de empresa privada con capital social totalmente municipal.

Desde entonces nos es cotidiano ver ir y venir autobuses por el largo del valle. Pero mirando hacia atrás, ya muchos de nosotros no alcanzaremos a recordarlo, por Turón y el resto del concejo discurrían autobuses con cobradores. Este tipo de personal tuvo probablemente sus orígenes en los ómnibus del siglo XIX, en las grandes ciudades, ante la necesidad de poder cobrar el viaje en los breves trayectos urbanos.

Hasta bien avanzados los años setenta del pasado siglo la tripulación de estos vehículos era de un conductor y un cobrador. En el caso de los coches municipales que circulaban por Turón las funciones de cobrador eran realizadas por mujeres.

En aquellos antiguos autobuses de la empresa pública, los viajeros entraban al vehículo, por su parte trasera. Lo primero que se encontraban era una amplia plataforma que daba cabida a unas veinte personas y donde estaba el mostrador de la cobradora. El espacio era lo suficientemente amplio para que en cada estación o parada, los viajeros que esperaban, pudiesen entrar con rapidez y comodidad. Luego, el coche se ponía en marcha y la cobradora iba efectuando el cobro del viaje al mismo tiempo que los viajeros pasaban a ocupar sus asientos.

La cobradora era la empleada más próxima a los usuarios, y de su buen hacer dependía la correcta marcha del mismo durante el trayecto. Además de la función que ya se desprende del nombre, es decir el cobro del viaje, ésta debía avisar al conductor de las paradas para ascender o descender pasaje, acomodar a los viajeros, sobre todo mujeres y niños y mantener la disciplina en el interior del coche, sobre todo los domingos por la noche cuando los mozos volvían de los bailes y bares de Mieres.

Fue en los años setenta cuando la empresa fue suprimiendo la figura de la cobradora, seguramente para ahorrarse el sueldo.

 

 © José Antonio Vega Álvarez para www.elvalledeturon.net, marzo de 2018