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Cuando el Vasco llevaba a los turoneses a la playa

Nuestro colaborador José Antonio Vega Álvarez rememora los primeros turistas playeros turonenses. Era época de ricos y pobres y la igualdad ante el ocio estival inexistente. Una corta e interesante reseña recordando ese famoso primer domingo de septiembre de 1929 en el “andén” del Lavadero de la Cuadriella.

HABLANDO DE TURÓN

 

 

José Antonio Vega

 

 

 

DE TURÓN A LA PLAYA

En las fotografías del año 1992 podemos ver el último tren de viajeros que llegaría al lavadero de carbón de La Cuadriella, pocos años antes de levantarse el tendido ferroviario.

Diremos que el año 1906 había llegado a Figaredo el Ferrocarril Vasco-Asturiano, de vía métrica, y destinado principalmente a llevar el carbón de las cuencas asturianas hasta el puerto de San Esteban de Pravia para su embarque con destino a la siderurgia vizcaína. En 1907 se tendió un ramal entre la estación de Figaredo y Avarero y, desde allí, un tercer carril por la línea de vía ancha hasta La Cuadriella para dar salida a los carbones de: Hulleras de Turón, Minas de Figaredo y Riquela (Fábrica Mieres).

Para servicio de arrastres mas allá de La Cuadriella, Hulleras de Turón levantaría una red de ferrocarriles de vía estrecha, cuyo ramal principal medía cinco kilómetros, y un ramal de ferrocarril de vía normal que ponía sus instalaciones en fácil y directa comunicación con los ferrocarriles del Norte y Vasco-Asturiano. El número de locomotoras que esta Empresa utilizaría antes de la guerra sería el siguiente: Vía normal, 4. Vía estrecha, 15. Total, 19 locomotoras de vapor.

Por eso el tramo del Norte y Vasco-asturiano, nunca se utilizó de forma regular para trasportar viajeros. Pero en algunas ocasiones esta última compañía (a petición de Hulleras de Turón y de colectivos de la zona) utilizó este tramo para trasladar a personas. Estos casos fueron dos: uno con motivo de trasladar a ilustres viajeros para visitar las instalaciones de Hulleras de Turón y el otro para que los turoneses pudiesen ir de playa.

Para facilitar el uso de estos trenes domingueros, en terrenos del lavadero de La Cuadriella la empresa permitiría construir un andén provisional para viajeros. Este sería montado por un entusiasta grupo de viajeros turoneses.         

Todo esto fue gracias a la iniciativa de algunos directivos del Ateneo Obrero, que decidieron celebrar una excursión a San Esteban de Pravia, que fue muy bien recibida entre todas las clases sociales de este pueblo, pues si al promover dicho viaje se dudaba del éxito que pudiera tener, bastaron solo cuatro días para demostrar hasta qué punto Turón se halla identificado con la citada jira, viéndose obligados los organizadores a pedir un aumento de plazas que les fue concedido, pero no en cantidad suficiente para poder atender a las peticiones de billetes que se recibieron.

El tren especial subiría el primer domingo de septiembre de 1929 hasta “La Cuadriella”, donde recogería a los excursionistas, que salieron a las nueve de la mañana de esta estación improvisada. La banda de música de Turón, que formaría parte de la excursión, ejecutaría algunas obras antes de arrancar el convoy. Al año siguiente esta oferta de playa no solamente se quedaría en San Esteban de Pravia pues se ampliaría hasta Ribadesella.

Para realizar esta excursión la gente madrugaba, siendo la salida de La Cuadriella, a las seis de la mañana y llegando a “Ribadesella”, a las diez, A las ocho en punto partiría el tren de Ribadesella para Turón, llegando a las once y media de la noche.

Antes de la guerra, que es el periodo documental del que hablamos, la palabra “vacaciones”, era prácticamente desconocida en la sociedad turonesa. Incluso los pocos que podían permitirse el lujo de buscar un mayor consuelo para el calor de la estación veraniega, utilizaban para describir ese “tiempo de vagancia”, otras expresiones como: retiro, veraneo, recreo, baños.

La sociedad en aquellos lejanos años, estaba estructurada de un modo muy simple: los ricos y los trabajadores; los que tenían posibles y los que no; la clase media era una utopía inalcanzable para nuestros abuelos. En aquellos años, la subsistencia era una cuestión del día a día, y una posible holganza, era impensable.

 

© José Antonio Vega Álvarez para www.elvalledetiron.net, abril 2022