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De Turón a Zitrón pasando por el teatro Jovellanos

José Antonio Vega, que acogemos como nuevo colaborador, enhebra el hilo de su relato en esas primeras raíces negras que empezaron a agrietar nuestro valle allá por el siglo XIX. Es una historia como nos gusta, una narración con nombres grabados en la memoria colectiva, lugares e hitos de nuestra industria minera: Clavelina, la Llama, Ortiz Sobrinos… Es el relato de un viaje de ida y vuelta desde las entrañas turonesas a unos talleres gijoneses que retoman contacto con nuestro pueblo tan presente en su propia trayectoria.

HABLANDO DE TURÓN

 

José Antonio Vega 

 

 

 

De Turón a Zitrón
pasando por el teatro Jovellanos

 

Hasta bien avanzado el siglo XIX, podemos decir que el valle de Turón era totalmente rural dedicado a la agricultura y ganadería. Sin embargo en el último tercio de ese siglo, se empezaron a poner en marcha diferentes empresas mineras para aprovechar su riqueza en carbón. El primero en darse cuenta de esto fue Vicente Fernández Blanco, que explotó la concesión "Coto Paz de Figaredo". Después le siguió la familia langreana, Ortiz, con "Mina Clavelina" y finalmente, en 1890, un grupo de siderúrgicos vascos funda Hulleras de Turón para explotar los yacimientos que iban desde La Cuadriella hasta Urbiés.

En la memoria de muchos turoneses, aún está lo que fue la mina "Clavelina" situada en la zona conocida como "Llama" en el valle de Turón, concretamente en la ladera derecha del río Turón. En ésta se comenzaron las primeras labores en el año 1870, que es cuando se otorga la concesión de mina "Clavelina" a Mauricio Ortiz, procedente de Sama de Langreo. Sus hijos y sobrinos fueron conocidos con el mote de "Los Probones".

Con el paso de los años, los hijos de Mauricio constituyeron en febrero de 1913 la sociedad regular colectiva llamada "José Ortiz Hermanos". Ésta es la que realiza los trabajos para una mina con próspero futuro, además del proyecto de una red de transporte y un moderno lavadero de carbones. Y por último, en 1919, se crea la sociedad "Ortiz Sobrinos" con un pequeño capital social de 10.000 pesetas.

Desde 1910 a 1947, esta mina turonesa junto con Fábrica de Mieres fue la principal abastecedora de carbón para la producción del gas de Madrid. La explotación de Turón producía el mejor o de los mejores carbones grasos de llama larga de nuestras cuencas carboníferas. Era tal la necesidad de ese tipo de carbón, que el Ministerio de Abastecimientos, el día 1 de enero de 1919, publicó la siguiente Real orden dirigida a la Fábrica del Gas de Madrid para asegurarse y normalizar el abastecimiento de carbones:

"Se procurará que diariamente se transporten por vía férrea de Asturias a Madrid 250 toneladas de carbón desde las minas Fábrica de Mieres y de la mina "Clavelina", de Ortiz Hermanos, de Santullano, utilizando para esta última el ramal dispuesto desde el apartadero de Reicastro a Turón, debiéndose facilitar por la Administración de la fábrica los vagones tolvas necesarios para la regularidad de este transporte".

En 1929, Madrid todavía contaba con 21.000 faroles públicos que dependían de esta fuente de energía, pese a la creciente competencia de la luz eléctrica.

A raíz de esa Real Orden, esta empresa familiar, inicia su modernización trazando un ferrocarril minero desde mina "Clavelina" a Figaredo, construyendo en este último lugar un moderno lavadero. Hasta la construcción de estos, el lavado del carbón era a pie de mina y el transporte se hacía con carros, por la carretera, desde la mina de Turón, a las estaciones de Figaredo y de Santullano.

El ferrocarril minero que se construyó tenía una longitud de cinco kilómetros. El proyecto fue firmado por el ingeniero de minas José Fernández Tresguerres, siendo un ferrocarril de uso particular, destinado al transporte de carbón, escombros, materiales y todo cuanto fuese necesario para la explotación de las minas de la sociedad, no pudiendo transportar personal extraño al ferrocarril.

Dentro del plan de modernización de instalaciones se edificó un lavadero mecánico de hulla situado en Figaredo (Mieres) y destinado al tratamiento de los carbones de su mina "Clavelina", emplazada en Turón. En ese momento, era uno de los lavaderos más modernos a nivel nacional, siendo construido por los talleres Miguel de Prado, de Valladolid. Fue inaugurado el día 15 febrero de 1924 con la bendición del párroco de Figaredo, Vicente Quirós, actuando de madrina Elisa Ortiz de Leguina, y poniendo en marcha la instalación Miguel de Aldecoa, que era el ingeniero-jefe de minas de la provincia. Este lavadero, en su época fue una instalación modelo y contó con buena arquitectura industrial. Las obras se ejecutaron con gran rapidez, en poco más de un año. Además de la citada casa Miguel de Prado, en este proyecto participaron Fábrica de Mieres y la Constructora Ovetense. Todos los materiales utilizados eran de producción nacional, y en su mayor parte asturianos. El moderno lavadero, estaba preparado para producir de cinco a seis mil toneladas mensuales de carbón lavado y perfectamente clasificado. Una vez bendecidas las obras y terminada la visita a las modernas instalaciones, la comitiva fue obsequiada con un suculento banquete, servido en el mismo edificio-lavadero por el Restaurante Campoamor de Oviedo, siendo el menú el siguiente:

El transporte del carbón lavado en Figaredo hasta las vías del ferrocarril del Norte en Santullano se realizó en una primera época con camiones y a través del puente que cruza el río Caudal en Santullano, lo cual produjo serios daños en uno de sus pilares. Esto levantó protestas por parte de los vecinos y el Ayuntamiento. Para prescindir de esto, y abaratar costes, la Sociedad Ortiz Sobrinos solicitó autorización para instalar un cable aéreo para el transporte de carbones desde sus lavaderos hasta la vía del Norte, en Santullano, siendo autorizado este cableado el 18 de diciembre de 1934. Este ferrocarril aéreo partía del mismo lavadero y cruzaba las vías del ferrocarril Vasco, el río Caudal y las vías del Norte basculando el carbón en tolvas situadas en un apartadero del Norte. Para evitar accidentes y como protección, las vías del Vasco y del Norte fueron cubiertas con ambos puentes de hormigón. "Ortiz Sobrinos" funcionó hasta el 15 de septiembre de 1970. Cuando llegó su cierre, los trabajadores que tenía fueron admitidos a trabajar en Fábrica de Mieres, conservando su antigüedad y categorías respectivas. En el año 1960 agotó sus concesiones y pasó a explotar, en régimen de alquiler, unos filones de carbón que pertenecían a Fábrica de Mieres. El cierre de esta mina fue ocasionado como consecuencia de no poder alcanzar el volumen de toneladas que marcaba la acción concertada para obtener los beneficios que ella otorga. Siendo los productores absorbidos por Fábrica de Mieres destinados a los pozos de "San Nicolás" en el concejo de Mieres y "San Alejandro" en Lena. Entre ellos habían diferentes categorías laborales como eran: picadores, barrenistas, caballistas, vagoneros, un facultativo y un empleado administrativo.

Cerrada la explotación minera de Ortiz Sobrinos, las instalaciones del lavadero en Figaredo, serían ocupadas por los hermanos Riera, como almacén y parque de mezcla de carbones térmicos con destino a las térmicas de Las Segadas y Lada. Finalmente, fueron demolidas a finales de los años noventa para mejorar y ampliar el trazado de la carretera.

Como curiosidad, diremos que la empresa Ortiz Sobrinos construyó el Teatro Jovellanos de Gijón, entre los años 1939 y 1942, tal como cuentan las crónicas de la época "sobre las ruinas del Teatro Dindurra", destruido 14 de octubre de 1937 tras un bombardeo aéreo. En la sesión municipal de 2 de junio de 1939, fue aprobado por unanimidad el proyecto presentado por Jesús Ortiz para la reconstrucción del teatro "Dindurra" cambiándole el nombre por el del ilustre Patricio Gijonés, Melchor Gaspar de Jovellanos. El proyecto de reconstrucción es del año 1939 y fue encargado a los arquitectos José Mª Mendoza Ussía y Gonzalo Cárdenas, inaugurándose el nuevo teatro con una función solemne, en la que se representó la ópera "Rigoletto".

En la actualidad parte de la riqueza del valle de Turón está presente en Gijón a través de los talleres "Zitrón" debido a que el capital con el que se fundó esta empresa surgió de la venta de una concesión minera en la zona de Mieres que poseía la familia Ortiz. De ahí salió el nombre de la empresa gijonesa: "Ortiz Nietos"; Ortiz "n", que escrito al revés el apellido da como resultado "Zitrón". Empresa que nació por y para la minería, y que ha sabido reciclarse, salir al exterior, y ahora, cuando la crisis golpea con fuerza la estructura económica del país, la gijonesa ha conseguido dar esquinazo a la caída de la actividad española y tomar aire gracias al negocio internacional. Por lo expuesto en estos dos ejemplos, vemos como el pasado minero de Turón y sus riquezas han contribuido al desarrollo de otros lugares y de diferentes formas.

 

 © José Antonio Vega Álvarez para www.elvalledeturon.net, diciembre de 2017