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El Orfeón y la banda de música de Turón

Aún está por escribir la larga y exitosa historia de la música en nuestro valle de Turón: bandas de música, coros, orquestas, acordeonistas, grupos pop, cantautores o solistas clásicos… Intentar enumerarlos en estas líneas sería correr el riesgo imperdonable de olvidar algún nombre de todos los que han forjado ese largo recorrido, en un entorno minero en apariencia poco propicio a ese impulso artístico. Cabe recordar sin embargo que la propia Empresa no dudó en apoyar las iniciativas de nuestros músicos de los cuales El Coro Minero sigue siendo un recordatorio casi emblemático. Recuperando parte de la historia de la Banda de Música y del Orfeón, José Antonio Vega abre la pista necesaria a una minuciosa investigación aún por venir.

 

HABLANDO DE TURÓN

 

José Antonio Vega

 

 

 

EL ORFEÓN Y LA BANDA DE MÚSICA DE TURÓN

 

El inicio de dos formaciones que cobraron gran importancia en la comarca del Caudal

 

APLAUSOS EN EL FROILADELA

Detrás de toda gran empresa hay siempre una persona que es la encargada de llevar la iniciativa y animar al resto de personas para llevarlas a cabo. En este caso sería el maestro Aurelio Pardo, quien en el año 1927, fundaría la Banda de Música de Turón y con grupo de aficionados comienza los ensayos. Para ello Hulleras de Turón les entregaría la cantidad de 4.000 pesetas para la adquisición de los instrumentos. Además de la empresa minera, se sumarían los comerciantes y el vecindario con pequeñas aportaciones económicas.

Años después, junio de 1930, se presentaría al público otra iniciativa musical de Aurelio Pardo (y que contaba con el apoyo de Rafael del Riego), como sería el Orfeón de Turón, que solo llevaba unos meses de ensayos. Esta primera actuación se realizaría en el salón Froiladela. El Orfeón se había preparado bajo la dirección del señor Pardo. Fue tal el éxito de su presentación que este Orfeón se vería obligado a repetir la actuación el siguiente sábado, a las nueve la noche.

Entre las numerosas actuaciones de estos grupos musicales cabe destacar su participación en los actos de homenaje que el pueblo de Turón rindió a las tropas y Guardia Civil que participaron en los sucesos de Octubre. Estos hechos ocurridos en 1934 fueron lo que después se hizo llamar Revolución de Octubre o simplemente la Revolución de Asturias, porque sería en esta provincia donde sucedieron los más graves enfrentamientos, ya que los acontecimientos fueron lo más parecido a una guerra civil.

Estos actos de homenaje tuvieron lugar el día 1 de enero de 1935, y ese día, desde bien temprano se notó en las calles la animación propia de los grandes días de fiesta, donde numerosas personas se dirigieron hacia el cuartel provisional establecido en el colegio de los Hermanos de la Doctrina Cristiana, y en cuyo recinto se celebrarían varios de los actos.

TRESCIENTOS COMENSALES

Aparte de los actos castrenses, uno de estos consistiría en un banquete con que se obsequiaría a los soldados, que guarnecieron el valle de Turón, y a primeras fuerzas, de la Guardia Civil. Aprovechando la esplendidez del día, y pese a ser invierno, se colocarían en el amplio patio del cuartel mesas para acomodar a más de trescientos soldados.

Con la entrada, al compás de un esplendoroso pasodoble, interpretado por la Banda de música de "Hulleras del Turón", daría comienzo la comida, con el siguiente menú: paella con toda clase de ingredientes, huevos a la riojana, chuletas con tomate, postres, copa de coñac Domecq y cigarros. El vino, que se bebería durante la comida, seria donado por los industriales del gremio del valle de Turón.

Al acto asistió el comandante de las fuerzas; apellidado Rasilla, junto con los oficiales del Cuerpo, y de la Guardia civil y siendo todos estos acompañados por los miembros de la Comisión organizadora. La comida seria, servida por un plantel de jóvenes turonesas. Durante la comida y después de esta actuarían tanto la Banda como el Orfeón de Turón, siendo muy aplaudidos.

A la misma hora se celebraría en los comedores de la Guardia Civil, otro banquete que asimismo fue servido por jóvenes señoritas y presidido también por el comandante, oficiales, y la Comisión. También aquí reinó la consiguiente alegría, el menú fue propio del mejor restaurante.

Los sargentos y demás mandos de las tropas, fueron obsequiados en el Bar Antonio (años después Casa Lelo) de La Cuadriella, también con un banquete, siendo presidido por miembros de la Comisión y sumándose varios simpatizantes. A los postres, se brindaría por parte de todos y sucediéndose los vivas al Ejército, España y Turón.

Tanto la oficialidad y distintas representaciones de las fuerzas vivas de Turón, se reunieron en los locales del Casino de La Cuadriella.

Este banquete seria presidido por el comandante militar señor Rasilla, teniendo a sus lados a los miembros de la Comisión como eran: Lastra, Fueyo, y Friera; y el representante de "Hulleras de Turón", el ingeniero Sebastián Sáenz de Santa María; y José Fernández, cura regente de esta parroquia. El menú, sería el propio de la cocina de este Casino, y que sería el siguiente: entremeses, consomé reina; huevos rusos; espárragos con mayonesa; merluza dorada; anguilas con salsa casera; lechazo con ensalada; lomo asado. Postres: tarta, "casadielles" y fruta. Vino: Heredia. Champagne de la Viuda Cliquot. Coñac Fundador. Café y cigarros habanos.

A continuación las distintas representaciones, lanzaron sus brindis, siendo todas las intervencionesmuy aplaudidas. Terminado el banquete, se organizó un baile amenizado al piano por Pepita Fraile, alternando con el director de la Banda de música el señor Pardo.

LAS CORNETAS ANUNCIAN LOS REYES

Otro acto en el que participaría la Banda de música de Turón, en aquel difícil año de 1935, seria en la Cabalgata de Reyes. Aquel día y desde las ocho de la noche ya con un considerable número de mayores y niños se acercaron a La Cuadriella que era lugar del recibimiento. Después de las nueve de la noche comenzaría el desfile, siendo la comitiva acompañada por la banda de cornetas del Regimiento número 35, y la Banda de música que dirigiría el señor Pardo que con sus retretas y pasodobles darían más realce al recibimiento de tan ilustres huéspedes. Al regresar de Vistalegre para llegar al Casino, en La Veguina el gentío seria imponente. En este local del Casino se depositaron los regalos y los Reyes tomarían rumbo a Moreda. Al día siguiente, que era domingo, más de 200 niños huérfanos o pobres, se reunieron en el local citado, donde un grupo de turonesas les sirvió un espléndido menú, costeado por el joven doctor José Suárez Álvarez.

Después de los postres se procedió al reparto de los juguetes enviados por el diario REGIÓN, y entonces acabó de desbordarse el entusiasmo de los pequeños y la emoción de los grandes. No sólo llevaron su correspondiente juguete o pieza de ropa, los allí congregados, sino que los pocos que sobraron se repartieron entre otros niños de familias necesitadas, que no habían asistido. El acto seria amenizado por la orquesta del profesor, Pardo y que sería presenciado por la mayor parte del vecindario.

Durante los meses de junio y comienzos de julio de ese mismo año, el Orfeón compuesto por varios empleados y obreros de Hulleras del Turón, en número de 14, y bajo la competencia de los profesores Pardo y González, realizarían continuos ensayos con el objeto de trasladarse a Bilbao para confraternizar con sus compañeros de "Altos Hornos de Bilbao" -de la que Hulleras de Turón era empresa filial- en la fiesta de Nuestra Señora del Carmen, patrona de los empleados de aquella importantísima Sociedad, y llevarles, a la vez, en tan grato día unas canciones de la "tierruca" que por todos habrían de ser muy estimadas, entre los muchos asturianos que allí había estaban varios turonenses, y donde además ocupan altos cargos. Estos orfeonistas llegarían de vuelta a Turón en las primeras horas del viernes, día 18 a bordo de un autocar, y después de un resonante éxito obtenido en sus actuaciones en Bilbao.

UN RETORNO MOVIDO

Al año siguiente Hulleras de Turón enviaría su Orfeón para volver a cantar en la fiesta de Altos Hornos que se celebraría el día 16 de julio. Cuando se disponían a regresar, estallaría la guerra Civil por lo cual, estos se vieron obligados a realizar una autentica hazaña para poder volver a Turón. En los primeros días estos coristas fueron detenidos y gracias a la mediación de la empresa siderúrgica se lograría su libertad. El viaje de vuelta seria una proeza pues cada uno lo hizo como pudo. Algunos volvieron en un barco carbonero hasta el puerto de San Esteban de Pravia, siendo interceptados en el trayecto por el crucero militar "Cervera", otros, en el ferrocarril de vía estrecha, y los menos en coche con un ingeniero de Hulleras del Turón, etc.

Tanto la Banda de música como el Orfeón contaron con la simpatía unánime de los turonenses pues además se trataba que en estos dos casos, eran obreros los que las constituían. Pues todo el mundo sabía del sacrificio, y el trabajo que esto significa para la mayoría de los componentes de esta clase de Sociedades, que faltos de una preparación competente sólo a fuerza de constancia y con las molestias consiguientes, se ponían en condiciones para presentarse en público a exhibir lo que buenamente aprendieron.

Las bandas de música eran, sin duda, las agrupaciones de mayor popularidad en todo el país antes de la guerra. Incluso lo siguieron siendo durante el conflicto aunque con distinto matiz. La Guerra Civil (1936-39) supuso un negro paréntesis en la actividad de la banda, y el orfeón al igual que ocurrió en muchas de las actividades culturales de la época. Tras la Guerra Civil, y a pesar de los graves problemas económicos que trajo consigo la posguerra, el movimiento cultural de Turón emergería con otras fuerzas.

 

 © José Antonio Vega Álvarez para www.elvalledeturon.net, mayo de 2019