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Turón por la igualdad de la mujer

A principios del siglo XX, el Ateneo de Turón llegó a ser uno de los más importantes de la región y una referencia en los grandes debates sociales. Un instrumento de acceso a la cultura pero también una tribuna para posicionarse en relación a los temas candentes de la época. Uno de ellos, con la llegada la Segunda República, era el hacer frente a la lacra de la prostitución. Turón optó mayoritariamente por el abolicionismo. Interesantísimo artículo de José Antonio Vega que aborda también la vertiente cinematográfica del centro cultural.

HABLANDO DE TURÓN

 

José Antonio Vega

 

 

Turón por la igualdad de la mujer

 

A comienzos del pasado siglo, nacen a lo largo del país los ateneos populares, los centros republicanos y las casas del pueblo. Todos ellos intentaron ser una suerte de universidades que ayudaran a crear una opinión crítica y analítica. De entre ellos en el concejo de Mieres destacaría el Ateneo de Turón que vio como progresivamente sus locales se iban llenando de obreros que pretendían acceder a la cultura almacenada en su magnífica biblioteca. Ese afán de los turoneses por cultivarse, hizo que sus conferencias y otros actos se convirtieran en el camino escogido para rebelarse contra una sociedad que les había convertido en meros productores, tanto a ellos como a sus mujeres e hijos.

Desde Turón muchos de sus vecinos apoyaron las iniciativas a favor de los derechos de la mujer como era el voto femenino y la posibilidad de que las mujeres fuesen elegidas en las Cortes. Con la llegada la Segunda República, otro tema candente era la forma de hacer frente a la prostitución, ya que se identificaban en el contexto español tres modelos muy distintos: el prohibicionismo, el reglamentarismo y el abolicionismo.

Turón se posicionaría mayoritariamente por el abolicionismo y por ello apoyó esta postura de diversas formas. Uno de estos apoyos tendría lugar el miércoles 22 de abril de 1931, a las siete de la tarde, cuando ocupó la tribuna del Ateneo Obrero el médico ovetense Jesús Morán García, quien versó sobre el interesantísimo tema "Normas e ideario del evolucionismo de la prostitución, en oposición y crítica del  reglamentarismo actual". En la presentación de doctor José Lorenzo, como presidente del Ateneo, hizo ver que el conferenciante que ocupa aquella tribuna no necesita presentación, por ser de todos bien conocido, siendo la tercera vez que desde ella hablaba al público de Turón.

El Ateneo de Turón apoyaba y hablaría con elogio de la cruzada emprendida por el señor Moran y en aquel acto el presidente del Ateneo pidió a todos los turoneses que le prestasen el apoyo necesario hasta conseguir la extirpación en España de la plaga de la prostitución. Aquella tarde, el señor Moràn explicaría en su conferencia todas las fases de lo que era y representa la prostitución reglamentada. Después de oír la documentada conferencia pronunciada muchos turoneses quedarían impactados sobre esta lacra.

Por ello, el Ateneo de Turón, enviaría días después una contundente carta al Gobierno de la República donde expresaría su disconformidad con la tolerancia a la prostitución "sin sordina ni sonrojo, los gritos de igualdad, fraternidad y libertad, mientras haya en nuestra patria esclavas de mancebías infamantes." El abolicionismo pretendía acabar con la demanda, intentando concienciar a la población sobre las relaciones de poder (tanto de clase como de género) que subyacen y responsabilizaba a los clientes.

En 1932, el debate sobre la prostitución llegaría al Congreso, con un discurso ejemplar de Clara Campoamor. Hasta el verano de 1935, no sería aprobado por el Gobierno de la República el decreto donde se abolía esta práctica, como forma de garantizar la igualdad entre hombres y mujeres. Sin embargo, para muchos sectores, fue una resolución poco ambiciosa y llegaría tarde, puesto que un año después daría comienzo la Guerra Civil española, la cual alterará profundamente el Estado de Derecho y el sistema prostitucional.

Pero volviendo a nuestro valle y a las gentes de aquella época, en aquella misma semana, tanto el domingo y el jueves se dieron en el Ateneo las primeras sesiones de cine sonoro, que el público esperaba con la natural impaciencia, después del anuncio que de tal acontecimiento se había hecho tiempo antes. En las tres funciones del domingo se agotarían las entradas, no así en las del jueves, que registran pequeñas entradas.

Para el siguiente domingo, se presentaría otro acontecimiento en la pantalla del mismo Ateneo, como era la proyección de la grandiosa producción de la casa francesa Gaumont "Don Quijote de la Mancha", la obra del inmortal Cervantes. Esta película (muda) volvería a llevar al hermoso salón en las funciones de las siete y media y de las nueve de la noche a un considerable público, que aguardaba con verdadera expectación el poder ver las aventuras de don Quijote y Sancho enfrentándose a poderosos  gigantes.

Antes de asistir al cine, aquel domingo, muchos turoneses se darían cita en La Cuadriella, para escuchar la banda de música de "Hulleras del Turón" dirigida por el maestro Pardo, de cinco a siete de la tarde, siendo interpretado el siguiente programa: "Los artistas de Marte", pasodoble, A. Contreras. "Rondalla", J. Gómez. "De romería", R. Sáez de Adama. "Figo y figuera", pasodoble, San José. Ante la petición de los asistentes la banda se vería obligada a interpretar más piezas.

Turón fue una zona de referencia en la cultura, en unas Cuencas que vivían una época convulsa de preguerra. El Ateneo sería un lugar en donde se impartieron conferencias de ciencia, humanidades y además se difundió todo tipo de actividades culturales, de música, teatro, cine, exposiciones de pintura.

 

© José Antonio VEGA ÁLVAREZ, Mieres, Mayo 2020