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La autarquía: represión y control social

Nuevas minas, más mano de obra foránea, viviendas, escuelas y asocaciones culturales de todo tipo, estos son algunos de los elementos que analiza Patricia Latorre y que acompañan el crecimiento demográfico del valle entre 1939 y 1858.

Intensificación de la extracción del carbón y explosión demográfica


En la fase de autarquía, entre 1939 y 1958, durante la cual se intensificó la extracción de la hulla asturiana, también se fomentó la producción en Turón. Se abrieron nuevas minas y captó más mano de obra. El salario de los mineros aumentó, se decretaron horas extraordinarias, se suprimieron las vacaciones compensándose mediante la liquidación correspondiente y se militarizó el trabajo de la mina.
 
La militarización laboral, en fin, se presentó como una estrategia excepcional destinada a demoler las experiencias de clase que los mineros habían acumulado con anterioridad a 1936 (García Piñeiro, 1990, p. 67).

El miedo como medio de control social y la militarización de la mina pretendían servir para ahogar cualquier mínimo inicio de protesta social cuando se hallara en estadio embrionario. Junto a la represión se aplicó dirigídamente unaTablao 2.jpg política social que no se diferenciaba mucho de la anterior. La única diferencia estribaba en que la política social estaba ahora reglamentada por el Estado. La familia, a la que durante el franquismo se le había adjudicado un importante papel de soporte al Estado, debía contribuir a evitar conflictos también dentro de la clase trabajadora.
 
Uno de los principales recursos de la estrategia falangista para debilitar la beligerancia obrera se cifraba en el efecto conciliador que podría ejercer el ambiente familiar (ibid., p. 106).
 
VIVIENDAS NECESARIAS

Para poder fomentar la vida familiar también era imperioso promover la construcción de viviendas. En 1939 se fundó el lnstituto Nacional de la Vivienda; en 1942, la Obra Sindical del Hogar y la Arquitectura, y en 1952, el Patronato Laboral, todos destinados a promover la construcción de viviendas, lo que hicieron con el máximo interés e intensidad en las comarcas mineras asturianas. Sin embargo, en esta fase la construcción de viviendas tampoco fue suficiente para acoger a todos los inmigrantes que, provenientes de muchas regiones de España, e incluso de Portugal, afluyeron masivamente a las comarcas mineras durante los años cincuenta. En 1955 se decretó en Asturias el Plan de Urgencia Social, con el que se pretendía resolver el problema de la carencia de vivienda: mediante colonias mineras que se asemejaban a los cuarteles construidos antes de 1936 y que se caracterizaban por las siguientes cualidades:
 
Abigarramiento, uniformidad, mala calidad de materiales, deficientes saneamientos y escaso espacio útil (ibíd., p. 110).

Mineros-1.jpgSin embargo, en contra de lo esperado, la construcción de estas nuevas colonias de viviendas no produjo una relación más armónica entre trabajadores y patronos, sino que únicamente acentuó el carácter propio de los municipios mineros y fomentó adicionalmente la integración de los inmigrantes en las estructuras previamente existentes.

 
En cualquier caso, la fusión de ambos colectivos humanos permitió que los foráneos asumieran como propios los elementos de la vieja cultura minera, como quedará patente en la similitud de los comportamientos observados en los conflictos de la década de los sesenta. (García Piñeiro, 1990, p. 114).

 
EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA

En 1957 el número de habitantes de Turón había ascendido a 19.000, pero, sin embargo, en esa misma fase de crecimiento demográfico aún no se había hecho suficiente por mejorar las condiciones de vida. Los habitantes recuerdan que en esa época varios ministros de Franco visitaron los «cuarteles» de San Francisco, que precisaban un remozado urgente. Un edil municipal, para explicar que bajo el régimen de Franco no se hizo nada por el municipio, nos cuenta lo siguiente:
 
Por la barriada de San Francisco, yo tengo fotografías ahí de tres ministros franquistas (Inttur. 16).

A pesar de estas visitas oficiales, durante la dictadura de Franco no se efectuó ninguna renovación en el barrio de San Francisco. Paralelamente a la intensificación de la construcción de viviendas, que nunca llegó a ser suficiente, el Ministerio de Trabajo proyectó una red de servicios sociales para amparar a los trabajadores en casos de emergenciaESCUELA-1.jpg con el fin de que no volvieran a ser «víctimas» de las ideas revolucionarias.

El esfuerzo mejor sistematizado para truncar la inclinación de los mineros hacia los enfoques de tradición marxista se desplegó desde el Ministerio de Trabajo ( ... ) donde se garantizaba una eficaz previsión para amparar al trabajador, mediante un compacto tejido de «seguros sociales de vejez, invalidez, maternidad, accidentes de trabajo, enfermedades profesionales, tuberculosis y paro forzoso» en el infortunio (García Piñeiro, 1990, p. 81 ).

Paralelamente a la política social del Estado, las empresas prosiguieron la suya propia. De esta forma Hulleras del Turón construyó en 1958 la escuela Isabel la Católica; en 1959, otra más en Urbiés, y en 1962, la escuela doméstica para las mujeres de los mineros, donde puede reconocerse que para la empresa continuaba siendo muy importante la educación católica de los hijos y la educación de la mujer para convertirla en buena ama de casa, esposa y madre. Así lo confirman las mujeres en entrevistadas en sus conversaciones.
 
Siempre se miraba más por que estudiara el nene; la nena la mandabas nada más cuando tenía el certificado de estudios, con suerte la que era listina que lo sacaba a coser, eso sí, y a cocina. Nunca se me olvidará.Nada, a estudiar nada, a los nenes (Inttur. 7).

Entonces las mujeres estamos específicamente dadas en labores, en cocina y en una ama de casa simple y normal, para el día de mañana que tú te casaras y que supieses llevar esa casa adelante. Era la única educación que nos dieron (Inttur. 6).


Hulleras se preocupó por la salud de sus obreros y la de sus hijos y presentó este servicio públicamente haciéndolo pasar por un generoso gesto, que el municipio debía entender como tal. Así, en la revista propiedad de la empresa dirigida a los trabajadores y titulada Candil se notificaba lo siguiente:
 
Todos los niños del valle van a ser vacunados gratuitamente contra la poliomielitis, ese terrible azote de la humanidad. Ha calado hondo en la sensibilidad de las gentes de este Valle, el gesto de la Dirección de Hulleras del Turón de sufragar totalmente estas vacunaciones. (Candil, julio/agosto 1962, nº 7).Falange.jpg

Todas las actividades «culturales» de la época de Franco fueron definidas por organizaciones estatales, el Frente de Juventudes, la Sección Femenina y Educación y Descanso. La omnipresencia estatal y la estrecha vinculación y cooperación que existieron entre la dirección de la empresa y las organizaciones estatales la refleja Nel Amaro con las siguientes palabras:

 
Entonces aquí hay fiestas, hay equipo de fútbol, el presidente siempre, el director de la empresa ( ... ). Todo tipo de cosas que funcionan por la empresa. En Turón las asociaciones que había era el Frente de Juventudes. Y punto. (lnttur. 17).

Entre las actividades «culturales» se encuentran actos deportivos, concursos artesanales, coro, danza, representaciones teatrales, conferencias, etc. En 1950 surgió el coro minero, que continua funcionando en la actualidad; en 1962, la asociación bolera y la asociación de antiguos alumnos de La Salle; en 1964, la sociedad turonesa de festejos y la asociación de montañismo, que continuan funcionando en la actualidad, y asociaciones de las más diversas actividades.

En 1961, Candil se hace eco de la numerosa afluencia que se congregó el día del padre en el festejo organizado por Frente de Juventudes.

 
Cada año más numerosa ha sido la celebración del Día del Padre, organizado por el Frente de Juventudes, congregándose al café, copa y puro de la Pista María Agustina, más de 1.100 padres de familia. Esto también es trascendental para el pueblo (Candil, mayo/junio 1961 , nº 1).

Entibadores.jpgCon la organización de concursos y concesión de premios Hulleras del Turón trató de meterse en el bolsillo el orgullo obrero de los mineros, para intensificar la lucha de competencia dentro de los grupos de obreros especializados y espolear la productividad. Cuando dos mineros turoneses ganaron el concurso internacional de entibadores, la redacción de Candil escribió:
 
La dirección, todo el personal de la Empresa, todo Turón se enorgullece de vosotros, haciendo propio este gran triunfo vuestro. También así se hace patria, también así se hace acreedor a la admiración, el cariño y el respeto de todos vuestros compañeros, que hoy sienten y comparten toda la satisfacción que vosotros sentís. Gracias a vosotros, el nombre de Turón ha sonado con fuerza; procurad que ese eco no se extinga jamás (Candil, julio/agosto 1962, nº 7).


Asimismo, todos los años se concedían medallas a los trabajadores más antiguos y que más méritos habían acumulado. El mismo Franco en persona entregó en 1973 a un trabajador del pozo San José en Turón el título de «Productor ejemplar». A posteriori resulta difícil enjuiciar hasta qué punto los obreros se sentían «honrados» e identificados con estas medallas, con las que les había galardonado el propio Caudillo.

No obstante, si pensamos que la mayoría de los actuales miembros del concejo continúa afirmando (como en las citas siguientes) que los mineros habían sido los responsables del auge económico del país, sólo puede presuponerse que el adoctrinamiento que se había practicado durante esa época había encontrado un suelo fértil y que los mineros se habían convencido a sí mismos de la enorme importancia de su trabajo para la nación («así se hace patria»).

 
-Además pasa una cosa, el resto de España lo que tiene que darse cuenta es que cuando hubo la segunda guerra mundial vivía media España -¡media España!- o España entera vivía a cuenta de la minería. Fueron los mineros los que Carroza Hulleras-1.jpgsacaron a España arriba, a fuerza del carbón, aquí no Ilegaban otros ingresos, y ahora no se dan cuenta de eso ( ... ).

-Porque esto dio mucho a España, Turón, el carbón y eso, y ahora van a tomar por culo.( ... )Porque no cabe duda que Asturias en los años de posguerra, Asturias fue la que lanzó a España en tema industrial. Y eso, claro, la historia si consta ahí que es verdad (Inttur. 33).


A diferencia de lo ocurrido en las primeras décadas, en las que la política paternalista sólo obtuvo un éxito limitado, las estrategias paternalistas que hemos descrito aquí sí alcanzaron su objetivo. Éstas provenían del Estado, y en la medida en que convencieron al obrero de la necesidad de su trabajo para el bienestar de la nación entera, éste podía identificarse con su trabajo. El hecho de trabajar para la nación y no para una empresa, hacía que una marcada conciencia de clase que diferenciaba claramente entre patrón y trabajador, entre directivos administrativos y mineros, no representara ninguna contradicción. Esta separación social estaba también presente en la vida del municipio.
 
Había mucha diferencia de clases en aquella época. En el cine, que estaban los banquinos aquellos de madera que era Fideflor.jpgel gallinero. Y estaban las butacas forradas. Los hijos que no teníamos un duro, pues al gallinero, y veías las señoras entrar. ( ... ) Ahí se veía la diferencia de un empleado a un médico ( ... ). La clase media todo gente oficinista, capataces, vigilantes, una clase media que nos superaba pero con mucho, ¡pero con mucho! ( ... ) Tenían sus fiestas aparte (Inttur. 6).


La fe promovida en esa época de ser los únicos responsables del bienestar de la nación revalorizó fuertemente el sentimiento de autoestima de estas personas, un sentimiento que se ha mantenido hasta nuestros días. Por esta misma razón se cree en la actualidad que deben ser indemnizados por las prestaciones del pasado. El Estado debe responder ahora de ellas. Esta línea argumental se corresponde con la idea en la que lo económico se subordina a lo político y que definió la política en la época de Franco. Pero no se corresponde con la realidad actual, donde los «factores económicos» tienen prioridad frente a las necesidades políticas. Aquí se encuentran dos perspectivas contrapuestas: la de los mineros que utilizan argumentos político-morales y la del Gobierno que argumenta con criterios económicos. Para poder mantenerse aferrados a su forma de pensamiento, los argumentos económicos se desplazan o se banalizan. Así, un trabajador dice:
 
Habría que distinguir si no es rentable, o si nos quieren hacer creer que no es rentable, que es una cosa muy distinta. Sabemos que es rentable, porque hay carbón (cita en ERA, 1994, Doc. de Trabajo 25, p. 51).

La mediación del mercado esta mucho menos asumida en la lógica económica de la gente de lo que creen los economistas y los políticos. Para mucha gente decir que el producto extranjero llega al mercado mucho más barato que el nuestro no es decir la última palabra sobre la cuestión; “ ¿y por qué se permite que se ponga más barato?”, replicarían, sin importarles el escándalo de los economistas ante semejante forma de plantear la cuestión (ERA, 1994, Doc. de Trabajo 25, p. 50).

Sólo muy pocas de las personas encuestadas cuestionan la reclamación de indemnizaciones por las penurias pasadas por generaciones anteriores, lo que no se corresponde con una lógica económica, sino moral, y entre ellos un joven que dice lo siguiente:
 
¡Pero vale! jYa está bien de estar siempre con eso! Atechados en eso, ¡Ya está bien! Que los mineros que vivieron mal ya están muertos, ya. Los que de verdad trabajaron y picaron y arrancaron el carbón ya están muertos, ahora los que trabajan mueren cuando se matan en un accidente en medio de la carretera (lnttur. 49).

Así nadie plantea la pregunta de por qué una persona que ha trabajado para un régimen forzoso debe recibir gratificación especial por ese trabajo. También se pasan por alto las consideraciones de que la autarquía, sobre la que se fundamentó la importancia nacional del carbón asturiano, fue una catástrofe para España. Aquí se ve claramente lo selectivamente que puede percibirse la historia y cómo puede utilizarse para paliar el presente.


Seguirá - Capítulo 5: La ola de emigración de los años sesenta

 

© Patricia Latorre y Ediciones Trea SL