Herramientas Personales

Cambiar a contenido. | Saltar a navegación

Navegación

Navegación
Menu de navigation
Usted está aquí: Inicio / Historia / Autores / Rolando Díez / Una estrategia diseñada desde Vizcaya
Acciones de Documento

Una estrategia diseñada desde Vizcaya

Aunque algunas transacciones de compra y venta siguieron hasta 1893, el documento notarial firmado en 20 de abril de 1890 está considerado como el inicio oficial de la aventura empresarial de “Hulleras del Turón, S.A.” bajo la batuta conjunta de dos incuestionables protagonistas: José Tartiere y Lenegre y, sobre todo, Eugenio Bertrand y Renard nombrado Gerente de la Compañía. Entre sus objetivos estarán las debidas expropiaciones y compras de terreno para poder instalar un ferrocarril minero para el transporte del carbón turonés destinado principalmente a los Altos Hornos de Vizcaya. Así empieza la revolución industrial del valle y la transformación de su paisaje y de la vida socioeconómica de su población. Una cita con la Historia, completada y terminada en esta octava entrega de Rolando Díez y Félix Martín.

La aventura industrial de Hulleras

del Turón S.A.

 

 

 

8 - UNA ESTRATEGIA DINEÑADA DESDE VIZCAYA

 

Como dijimos, y aunque en los estatutos de referencia las minas adquiridas se sitúan en Turón (Mieres), total o parcialmente, algunas están en Laviana (Rabilona) y otras en Aller (Santa Rosa y Santa Ana). En cualquier caso, todas son de carbón, excepto la concesión turonesa titulada Enriqueta. En la escritura definitiva de compra-venta de las mismas del día 4 de diciembre de 1891, Salvador Pujó y Jesús de Alvaré y Gutiérrez, en representación propia y de Justo Mata, y, además, como apoderados de las sociedades “Dionisio Pinedo”, “José Menéndez” y “José Menéndez y Fontanieres” añaden los registros de las minas solicitadas y en trámite administrativo con los nombres de Madruga (289 hect.), solicitada por Justo Mata el día 23 de noviembre de 1889 en la parroquia de Ciaño; las demasías a las minas Su Compañera, Dudosa, Compañera segunda y Juana, solicitadas por Jesús de Alvaré el día 16 de septiembre de 1890 para “Dionisio Pinedo y Cía.” en Turón; las demasías primera y segunda a la mina Enriqueta, primera y segunda a la Amalia y segunda y tercera a la mina Su Compañera, solicitadas también por Jesús de Alvaré el día 4 de noviembre de 1890 para “Dionisio Pinedo y Cía.” en Turón; demasía a Su Compañera y primera y segunda demasías a Pilar, solicitadas por Salvador Pujó el 16 de septiembre de 1890 para “José Menéndez y Cía.” en Turón; y demasía a la mina Consuelo, solicitada por Salvador Pujó el día 4 de noviembre de 1890 para “José Menéndez y Cía.” (67)

No estará de más insistir en que, del documento que oficializa definitivamente esta transacción minera el día 4 de diciembre de 1891, ante el escribano Secundino de la Torre, se dice que “Salvador Pujó, Justo Mata y las Sociedades “Dionisio Pinedo y Compañía”, “José Menéndez Fontanieres y Compañía” y “José Menéndez y Compañía” venden a la Sociedad “Hulleras del Turón, S.A.” las minas de carbón y hierro que quedan descritas (…) así como las minas y demasías solicitadas, pero no concedidas todavía…”. “El precio de esta venta consiste en la cantidad de ochocientas setenta y cinco mil pesetas, de cuya suma reciben los vendedores al contado trescientas cincuenta mil pesetas, en el acto del otorgamiento de esta escritura, a presencia del Notario y de los testigos (…) Las restantes quinientas veinticinco mil pesetas se pagarán cuando estén inscritas en el Registro de la propiedad a nombre de los respectivos vendedores las minas y demasías sin demarcar.” “Aun cuando la personalidad de los señores Alvaré y Pujó resulta claramente acreditada por las actas de las Juntas generales en que fueron autorizados por las Sociedades vendedoras para este otorgamiento, hacen constar, para mayor seguridad de la Sociedad “Hulleras del Turón”, que también están facultados por todos y cada uno de los socios … Justo Mata, Dionisio Pinedo y Luis Blanco, Florentina Zuazua, Juan Alejandro Fontanieres, Evaristo Fernández Miranda, Francisco Martínez Noval y sus hijos Salustiana Isabel, Anselma y Aquilino, que son hoy, en unión de los señores Alvaré y Pujó los únicos propietarios del haber de las Sociedades “Dionisio Pinedo y Compañía”, “José Menéndez Fontanieres y Compañía” Y “José Menéndez y Compañía”. (68)

Así pues, en este acto de compra-venta tiene lugar la enajenación definitiva de una serie de concesiones mineras, principalmente en Turón, con el título de propiedad expedido a nombre de alguno de los vendedores y otras con el justificante oficial de su registro, pero aún sin dicho documento acreditativo de su posesión. Por eso, en este instrumento notarial se acuerda una cláusula en la que los cesionistas se comprometen a continuar las gestiones administrativas iniciadas para conseguir inscribir a su nombre en el Registro de la propiedad estas últimas concesiones y las demasías solicitadas. Una vez alcanzadas estas pretensiones, se formalizará otro documento complementario del presente, al objeto de poder transferirlas a nombre de Víctor de Chávarri -quien, por cierto, adelantamos que en esta nueva escritura será sustituido por el de “Hulleras del Turón, S.A.”- y, consecuentemente, liquidar el resto del precio estipulado en esta escritura.

Como estas condiciones ya están cumplidas a principios del año 1893, las referidas partes se vuelven a reunir en Oviedo ante el mismo notario, Secundino de la Torre, el día 22 de marzo de ese año a fin de finiquitar esta operación. A tal efecto, a este último acto comparecen, por una parte, María del Carmen Amalia Pinedo, viuda de Jesús de Alvaré, en nombre propio y en el de sus hijos menores, y Salvador Pujó, que participa en su nombre, en el de Justo Mata y en representación de las tres Sociedades mineras vendedoras (“Dionisio Pinedo y Cía.”, “J. Menéndez Fontanieres y Cía.” y “José Menéndez y Cía.”), y, por otra parte, José Tartiere y Eugenio Bertrand, quienes lo hacen por la sociedad de “Hulleras del Turón, S.A.”. En este acto acuerdan y llevan a cabo lo siguiente: José Tartiere y Eugenio Bertrand entregan a Salvador Pujó un cheque de quinientas veinticinco mil pesetas en nombre de “Hulleras del Turón, S.A.”, cuya firma societaria sustituye a la de Víctor de Chávarri, quien, como se dijo, era el titular de la primera escritura. De este modo se cumplen las dos condiciones pendientes de ejecutar, según la anterior escritura, pues, en primer lugar, los vendedores consiguieron inscribir a su nombre las concesiones y demasías que aún carecían de dicho título y, en segundo lugar, los compradores liquidan definitivamente la operación con el abono del resto del precio estipulado en aquella, razón por la cual, Salvador Pujó, entrega a Eugenio Bertrand la carta de pago a favor de “Hulleras del Turón, S.A.” y los títulos de propiedad y registro de las minas y demasías correspondientes. (69)

En otro orden de cosas, cabe añadir que los principales impulsores de esta Sociedad minera no estaban dispuestos a transigir el más mínimo resquicio de irregularidad en la licitud de estas adquisiciones a los vendedores, cuestión que no se cumplía en la totalidad de las mismas, pues cuatro concesiones aportadas por Marlier y Pécher -Cutiellos, Valle, Polia y segunda Polia- se hallaban pendientes de pleito judicial al objeto de dilucidar la parte de las mismas que correspondía a otro socio, Simón Philippart. Por tal motivo, la definitiva adquisición de estas cuatro minas de Marlier y Pécher quedaba pendiente hasta que el juez de Bilbao encargado del caso no emitiera la resolución definitiva correspondiente. Pero como este fallo se retrasaba más de lo previsto, el padre del Gerente de la Empresa, Carlos Bertrand y Demanet -quien también estaba implicado en este contencioso-, conviene con Eugenio Marlier el que transigiera en dicho litigio y autorizara a José María de Vivancos, vecino de la capital vizcaína, para que aceptase las condiciones de propiedad de dichas minas exigidas por el citado Simón Philippart,“… en cuanto a la participación del 40% que lleva en este asunto Eduardo Pécher, bajo las mismas bases y condiciones con que se celebró la transacción con Eugenio Marlier…”, se puede leer en la escritura de poder extendida al respecto. En realidad, las bases a que se refiere Carlos Bertrand son las remitidas por Marlier en una carta al Consejo de Administración de “Hulleras del Turón, S.A.” y que este había aceptado en todos sus términos. Con todo, y para materializar definitivamente la transacción de estas y otras minas en todas sus partes, Carlos Bertrand otorga a dicho Vivancos el poder necesario en este mismo documento notarial con el objetivo de que pudiese formalizar dicha transacción a nombre de “Hulleras del Turón, S.A.”, cuyo coste debía dejar consignado en la cuenta que tenía abierta en la Caja de esta Compañía la sociedad “Bertrand Hermanos” (fundada en Oviedo el día 1 de enero de 1888 a testimonio de Fernando Álvarez del Manzano). Por consiguiente, en el momento en que se concluyese la gestión encomendada, podía darse por cerrada la adquisición de las concesiones relacionadas anteriormente. (70)

Con todo, podemos considerar el citado acto y momento señalados para la formalización del documento del 20 de abril de 1890 como el inicio de la singladura empresarial de “Hulleras del Turón, S.A.” en este concejo de Mieres, cuya gestión directa va a pivotar sobre dos representantes de incuestionable protagonismo y relevancia: José Tartiere y Lenegre y, sobre todo, Eugenio Bertrand y Renard. Este, que como sabemos había sido nombrado Gerente de la Compañía en el mismo acto de constitución de “Hulleras del Turón, S.A.”, es envestido de nuevas facultades durante la reunión del Consejo de Administración del día 28 de julio de 1890. A tal efecto, se le autoriza para llevar a cabo expropiaciones y compras de terrenos con el objetivo de proceder a la instalación de vías férreas y a la construcción de diferentes edificios industriales. (71) Por su parte, aquel, o sea, José Tartiere Lenegre, que, como dijimos, formaba parte del accionariado de esta Sociedad a iniciativa de su propio Presidente, en una escritura otorgada por Víctor de Chávarri y Salazar el día 27 de noviembre de 1891, ante el notario de Bilbao, Francisco Hurtado de Saracho, es imbuido del poder necesario para diligenciar a su nombre el procedimiento formal de la compra definitiva de las concesiones comprometidas en la varias veces señalada escritura de compromiso del 25 de noviembre de 1890.

En razón a estas nuevas atribuciones y a la necesidad de construir un ferrocarril minero con suficiente capacidad de arrastre para llevar a término el transporte de los productos extraídos de las explotaciones mineras del valle del Turón y de los útiles precisos para su laboreo, Eugenio Bertrand toma la iniciativa para la adquisición del terreno necesario al respecto. Para ello tiene que superar más dificultades de las deseadas, habida cuenta de la abultada nómina de propietarios vendedores, dado el tradicional minifundismo de la zona, la diversidad de formas de su posesión y los numerosos intereses de diferente naturaleza que pesan sobre la mayor parte de los controzos necesarios para la disposición de las vías, como, por ejemplo, el respeto de los derechos adquiridos para el riego de fincas limítrofes. Sea como fuere, lo cierto es que las operaciones de compra se van llevando adelante con cierta agilidad formal, de las que podemos citar, por el número de piezas enajenadas y el fehaciente conocimiento que tenemos de ella, la concertada con José Sela Cancio, cuyas propiedades radicaban fundamentalmente en los términos de Cortina y Santa Marina, en la parroquia de Figaredo, y en Cabojal y La Cuadriella, estas en la de Turón. (72)

Por lo demás, y a consecuencia de tener bastantes concesiones mineras confinantes con otras de Inocencio Fernández, sobre todo con el coto minero Paz de Figaredo, ambas empresas se vieron obligadas a establecer varios convenios de colaboración a principios de su singladura. Prueba de ello fue el acuerdo alcanzado entre Inocencio Fernández y Eugenio Bertrand en día 24 de septiembre de 1891 a testimonio del varias veces citado notario de Oviedo, Secundino de la Torre, por el cual estipulan la participación conjunta en la instalación y conservación de un ferrocarril minero de vía ancha hasta el lugar de Reicastro. (73)

En este punto proyectan construir un apartadero con varias vías de servicio y de conexión directa con el ferrocarril del Norte y todo tipo de equipamientos auxiliares necesarios para el buen funcionamiento de este capital equipamiento minero. Tenemos que añadir, en este sentido, que ambas sociedades compartieron su uso muchos años, tanto para dar salida a sus productos por la citada vía del Norte como para hacerlo a través de la que posteriormente instalará el “Vasco Asturiano” en la margen derecha del río Caudal. Como el ancho de vía en ambas líneas férreas es diferente, “Hulleras del Turón, S.A.” y la empresa de Inocencio Fernández tuvieron que instalar un tercer carril que permitiera la circulación de los convoyes mineros por ambos ferrocarriles. (74)

De este modo, la explotación del carbón de piedra en este valle del río Turón va a experimentar una profunda transformación a partir de esta última década del siglo XIX, habida cuenta de la estrategia empresarial diseñada desde Vizcaya para establecer aquí una unidad productora-comercializadora a gran escala. Su materialización viene a incrementar este tipo de sociedades en Mieres -tras las reformas emprendidas por Numa Guilhou en la “Fábrica de Mieres, S.A.” y de la iniciativa encabezada por Claudio López Bru en la parte baja del valle del río Aller-, consiguiendo un incuestionable avance hacia la superación de las firmas empresarias de reducido tamaño y con pequeños capitales de fases precedentes. Con ello, la extracción del mineral turonés, al coste de producción más rentable posible, se convertirá en la principal fuente de energía capaz de conservar y avivar el hogar de los numerosos y modernos hornos altos instalados en tierras vascas.

Como se recoge en la escritura de constitución de esta Sociedad, artículo 67 del Título noveno, “Hulleras del Turón, S.A.” se constituye por un periodo no inferior a noventa y nueve años, contados a partir del día primero del año siguiente, motivo por el cual, y no dándose razones que acortasen dicho plazo, esta Sociedad permanecerá en plena actividad productiva durante casi todo el siglo XX. Y más concretamente, hasta su incorporación a la empresa estatal HUNOSA, bajo cuyas siglas seguirán explotándose los ricos criaderos de este mineral algunos años más. No debemos dejar de resaltar también la destacada labor llevada a cabo en las explotaciones mineras del citado Inocencio Fernández y sus sucesores en la parte baja del valle, al igual de la “Fábrica de Mieres, S.A.” en las suyas. La Sociedad minera conocida como “Ortiz Sobrinos” también contribuyó notablemente a relanzar la importancia de los yacimientos carboníferos de este término desde finales del siglo XIX.

En fin, no estará de más insistir en que, fruto de la intensa labor extractiva llevada al efecto en este valle del río Turón, sus huellas sobre el paisaje del mismo constituyen fiel reflejo, aun actualmente, de un pasado minero dinámico y frenético, donde la actividad emprendida para extraer sus riquezas internas no encontró reparos administrativos ni sociales a la hora de instalar sus principales equipamientos industriales, ni para ocupar la superficie más conveniente a sus intereses para depositar in situlos estériles y otros residuos improductivos. Y tanto fue así que, incluso hoy día, podemos comprobar con meridiana claridad las cicatrices de las profundas heridas que este tipo de actividad económica causó en el medio que reportaba la base de sus sustanciosos acopios capitalistas, a pesar de los acertados, o no tanto, intentos de darles otros usos más acordes en los tiempos modernos.

Octava y última entrega © Rolando Díez para www.elvalledeturon.net

 


NOTAS

(67) AHPA. Protocolos del notario de Oviedo, Secundino de la Torre, de los días 3 de octubre de 1890 y 4 de diciembre de 1891.

(68) AHPA. Ibíd. Protocolos del día 4 de diciembre de 1891.

(69) Las minas y demasías que ahora se enajenan a favor de la Sociedad bilbaína se describen, resumidamente, del modo siguiente: Infinita (4 p.), concedida a Pujó y sita en Arnizo; Juana segunda (5 p.), inscrita a nombre de Pujó en Escaldadona de Villandio; Compañera tercera (6 p.), para Pujó en la collada del Toro; Enriqueta segunda (20 p.), concedida a Pujó en la Llana de Pumar; Consuelo segunda (20 p.), para Pujó en Valleturca y Robustiello de Urbiés; Madruga (122 p.), inscrita a nombre de Justo Mata en Tras de la Sierra, Ciaño; demasía a Dudosa (127.955 m2), para la Sociedad “Dionisio Pinedo y Compañía” y localizada en mayada Redonda y monte de La Seca; demasía a la mina Compañera segunda (318.552 m2), inscrita para la Compañía anterior y sita en el fondo del valle del Turón; demasía a Juana (54.220 m2), concedida a la misma Compañía en la campa de Diego; una demasía a Enriqueta (65.644 m2), para “Dionisio Pinedo y Compañía” y sita en Sierra Quemada y Arnizo; Segunda demasía para Enriqueta (13.200 m2), para la Sociedad anterior en Lloredo; demasía a Amalia (49.984 m2), a nombre de dicha Compañía y sita en Vesquita y Vega de Artedo; Segunda demasía a la mina llamada Amalia (36.976 m2), inscrita para la misma Sociedad en El Abedorio; demasía para Su Compañera (130.857 m2), concedida para la misma Compañía y ubicada en la carba de Polio, Collaínos y Pedreo; Segunda demasía para Su Compañera (25.962 m2), adjudicada a dicha Sociedad en la misma carba de Polio; Tercera demasía a Su Compañera (21.840 m2), para la misma Sociedad y sita en Busnuevo; demasía a Pilar (142.780 m2), concedida a la Sociedad “J. Menéndez y Compañía” en Cueto Tablado y del Mayao; Segunda demasía a Pilar (119.450 m2), para la anterior Compañía y ubicada en Piñeres, Aller; y, finalmente, demasía a Consuelo (53.800 m2), inscrita para la misma Compañía y sita en La Casuca y Las Cruces.

(70) AHPA. Ibíd. Días 27 de julio y 1 de diciembre de 1891. En el primero, Carlos Bertrand testifica que “… ha sostenido un pleito con Don Simón Philippart sobre la propiedad de las minas Cutiellos, Valle, Polia y Segunda Polia, situadas en Turón… “. Aunque el fallo resultase a su favor, Simón Philippart interpuso un recurso en la Sala de lo Civil de la Audiencia de Asturias, cuya resolución aún se desconocía. También se había interpuesto una demanda referente a los registros Luisa y Catalina segunda, que, en el momento de oficializar la escritura definitiva el día 4 de diciembre, se había resuelto a favor de los vendedores.

(71) AHPA. Protocolos del notario Secundino de la Torre del día 22 de junio de 1892

 (72) AHPA. Protocolos del notario Secundino de la Torre de los días 25 de mayo y 30 de noviembre de 1891. Algunas condiciones estipuladas en estas escrituras superan con creces lo anecdótico y se convierten en servidumbres que condicionarán durante mucho tiempo la vida de los pobladores y usuarios de estos terrenos. Así, podemos mencionar la cláusula que obliga al comprador a cerrar con muro los límites de la caja de la vía para evitar el paso del ganado a la misma; o aquella que prescribe la conservación de los caminos preexistentes, bien de carro o bien de paso personal; o la que preserva los usos del agua de riego y otros en las fincas que venían disfrutando de ellos; o, en fin, la que hace referencia a los lindes de la tierra y prado Avarero, pues, se menciona que al Este del mismo discurre el ferrocarril de vía estrecha que había construido Inocencio Fernández para el servicio de sus explotaciones. Con todo, la mayor parte de la superficie adquirida se destina a la construcción de la caja de la vía que iba desde La Cuadriella hasta Reicastro y, el resto, para escombreras, apartaderos, instalaciones, etc.

(73) Vid. Revista Minera,n.º 1.359, p. 257, de 1 de septiembre de 1891. Se informa que ya se había anunciado la subasta de un ferrocarril de vía normal para “Hulleras del Turón”, que tenía una longitud de tres mil quinientos metros, arrancado de las instalaciones de Cabojal (Turón) y finalizando en el punto conocido como Reicastro, entre las estaciones de Santullano y Ujo, donde enlazaría con la línea León-Gijón. La relevancia de este ramal quedaría menguada si, como se informa en este número, se venían estableciendo contactos para materializar el proyecto de construcción de un ramal desde Turón a empalmar en Boñar con la línea de La Robla a Valmaseda. Este plan había sido concebido por un ingeniero de la compañía que estaba ejecutando las obras de dicho trayecto, La Robla a Valmaseda, y, entre sus características podemos destacar que pasaría por Pola de Laviana, Campo de Caso y Tarna, al objeto de transportar los carbones de Turón a Bilbao en buenas condiciones.

(74) AHPA. Protocolos de Secundino de la Torre del día 24 de septiembre de 1891. En esta escritura se recogen las diferentes bases del acuerdo alcanzado anteriormente, del cual podemos destacar la primera, donde se dispone que Inocencio Fernández cedía a la Sociedad bilbaína el proyecto que él tenía en tramitación con el Estado y la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte para el trazado de dicho ferrocarril sin retribución alguna. En consecuencia, este se compromete a continuar con la tramitación de este expediente, asumiendo el protagonismo administrativo de todas y cada una de las acciones que fuesen necesarias para su consecución. También se obliga a ceder a precio convenido, según peritos competentes, todos los terrenos de su propiedad, los que había obtenido de la hacienda de Villarejo y los que se considerase necesario adquirir a partir de ahora para llevar a cabo esta obra. Por su parte, “Hulleras del Turón, S.A.” debía transportar por su cuenta los productos mineros procedentes de todas las explotaciones de Inocencio Fernández hasta el empalme con el Norte y cuantos materiales y efectos se destinen a las mismas y a sus tiendas de abastos al precio de 45 céntimos de peseta por tonelada arrastrada.

Ibíd. Certificación del Secretario del Consejo de Administración de esta Sociedad del contenido del acta de la sesión del día 7 de septiembre de este mismo año de 1891, donde se autoriza al Gerente de la misma a otorgar el instrumento notarial de las negociaciones con Inocencio Fernández al respecto.