Corazón agradecido

 

Y así está hoy el nuestro, muy queridos hermanos, en esta tarde otoñal. No encogido por el frío, sino henchido de agradecimiento por la persona y ministerio del Hno. Ginés, a quienes muchos de ustedes no sólo conocieron, sino que apreciaron. Y, lo hacemos en este recinto, Capilla que fuera del Colegio De la Salle, donde el Hno. Ginés se reunía a rezarle al Señor de la Vida con sus comunidades, la de religiosos y la educativa.

Cuando se supo del fallecimiento del Hno. Ginés, el pasado día uno, Solemnidad de Todos los Santos, aquellos que tuvisteis buen trato con él, entre los que os contáis los miembros del Coro Minero, pensasteis en un acto de homenaje a este hombre, a este hermano religioso, que dio origen al grupo más emblemático de nuestro valle de Turón.
Y, ¡pensasteis bien! ¿Cómo se puede homenajear mejor a una persona, que por amor a Jesucristo entregó su vida en los hermanos? Pues celebrando una Misa por él, pidiendo por su eterno descanso y dándole gracias a Dios, nuestro Padre, por su persona y presencia entre nosotros. Compaginando en la Eucaristía, las dos grandes vocaciones de nuestro hermano, la música y la entrega a Dios y a los hermanos

Es por tanto esta celebración, a pesar del toque fúnebre que nos envuelve, un momento de gozo para todos. Para El a quien ponemos en las manos misericordiosas de Dios Padre y para nosotros que confiando en Dios (eso es tener fe), esperamos para nosotros lo mismo que hoy pedimos para nuestro hermano. Esto es lo que creemos como cristianos y así lo vivó y anunció el Hno. Ginés, en su vida que fue toda una lección y, no sólo las de sus clases en las aulas.

Los que mantuvisteis el trato con él, lo mostráis como un hombre apacible, sereno, sosegado, su mismo rostro así nos lo muestra. Y, esa imagen suya de las manos metidas el los bolsos de la cazadora, presentan a un hombre bueno y pacífico. Serenidad y sosiego que mantuvo hasta el fin de sus días, a pesar de su invalidez y de la pérdida de visión.

A bote pronto y desde los pocos datos que tengo de él, dos son los aspectos que con dos sustantivos, me atrevería a resaltar en su personalidad: La luz y la sinfonía.

La luz, si. Porque a pesar de su falta de visión, el nunca dejó de poseer, como una gracia, la auténtica Luz que deja vislumbrar la auténtica realidad de nuestro ser humano: Cristo, Vivo y Resucitado, el Hombre Nuevo.
Y, la sinfonía… la sinfonía de su vida, que con excelentes acordes, supo transmitir en el corto período que vivió en este valle durante la década de los cincuenta, el amor y el profundo respeto que sentía por el hombre, a quien veía, desde su ser cristiano, como un hermano: imagen de Dios y presencia de Cristo.

Luz y sinfonía que orienta a todo artista y que él supo encauzar, dando forma aquí en Turón a lo que sería el Coro De la Salle, y que muy pronto se denominaría como hoy bien se conoce: El Coro Minero de Turón.

Queridos todos: al hacer memoria de este Hermano De la Salle, oramos y pedimos por él, para que él, en cuanto compadezca ante el que en esta vida fue su Señor, interceda también por nosotros, para que no cesemos en nuestro empeño de ser en esta vida, “pequeñas luces” que alumbren la oscuridad que sufren muchos de nuestros hermanos y; “sinfonía”, que armonice nuestro ser y ayude a la construcción de una sociedad, la de nuestro querido valle de Turón, más justa, más fraterna, sin exclusiones ideológicas, raciales, religiosas, que enturbian aún más nuestra ya deprimente y caduca sociedad.

Por muchos años que pasen, este Valle, nunca podrá agradecer a los Hermanos De la Salle, su presencia y labor entre nosotros, en la educación desde finales del siglo XIX a los hijos de nuestros mineros, en personas como el Hno. Ginés, quien además, nos legó la institución más conocida y reconocida de Turón: el Coro Minero; o el Hermano Lucinio, con la iniciativa del Centro de la Tercera Edad; y dándonos los testigos de la fe, del amor de Dios y de esperanza que no defrauda, en las vidas entregadas de nuestros mártires, Cirilo Bertrán y sus compañeros. Todos ellos, la labor educadora y evangelizadora, cultural y social de los Hermanos fundados por San Juan Bautista De la Salle, de más de un siglo en Turón, son también memoria histórica y viva de nuestro Valle, que no debemos obviar. Sabiendo que, difícilmente podremos saber quienes somos y hacia dónde nos dirigimos si olvidamos de donde procedemos.

Que nuestra oración, por nuestro Hno. Ginés, unida a la armoniosidad de los cantos de nuestro Coro Minero, llegue ante el Dios de misericordia como incienso a su presencia. Y, a nosotros nos otorgue la gracia de mantener vivo su legado: Amor a Dios y a nuestros hermanos los hombres.

Turón, 8 de noviembre de 2012