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Un corazón de madera

Un homenaje más a un hijo del valle, José Luis Varela. Un profesional que ha dejado una huella muy grande en la Laboral trabajando con sus manos y convenciendo, a través de sus proyectos, con ese material noble que es la madera.
Esta celebración tan significativa no solo recompensa al profesor, al artesano o al ebanista y su legado sino que también guarda la memoria de una persona cariñosa, querida y reconocida por todos. Un orgullo turonés.


La mirada de José Luis Varela se encandila y sus palabras fluyen felices rescatando cada instante de su infancia turonesa.


Mis recuerdos, no solo son entrañables sino que llevan nombres. Nombres de las personas sobre las cuales se ha edificado el Turón subjetivo queJosé Luis Varela-Elvira.jpgllevo dentro. Ir a los cuarteles a casa de la "guelita Elvira” era todo un acontecimiento sobre todo por ese cariño y esa dulzura que tenía. La familia y los vecinos que la conocieron pueden testificar de ello. Es algo imborrable, irremplazable. A veces subía de Peñule, donde pasé mis primeros años, con Pili la “Lechera” que vivía encima de casa "güelita". Tenía dos hijos de mi edad, creo que se llamaban Marcelino y Ramonín. El viaje no era muy largo, evidentemente, pero tenía sus ventajas y sus inconvenientes. La gran ventaja era el poder subir gratis y no tener que caminar carretera arriba. En el carro yo iba muy bien, mirándolo todo y conociendo a mucha gente. En cada parada siempre había alguien que lanzaba aquello de : ¿Esi nenu tan guapu qué ye tuyu? Y yo escuchaba, seguramente entre timidez y orgullo, las oportunas explicaciones de la Lechera…y vuelta a andar y vuelta a parar. Las paradas, eso era el gran inconveniente. El trayecto se hacía interminable. Llegaba la hora de comer y todavía estábamos por Cabojal. Parecía un recorrido infinito pero valía la pena porque luego venían los partidos de fútbol, el Hilo Negro, los Bandidos, etc. Sin contar que algunos días aparecía por los Cuarteles el tío Carlos que de aquella cortejaba a la tía Celia. Siempre me daba una buena propina porque le caía simpático y se reía mucho conmigo. Desde el principio hubo algo especial entre nosotros dos.

Los días engalanados, luminosos, ruidosos y mágicos de las fiestas del Cristo también son un grato recuerdo. Eran fechas de fiestas pero sobre todo era el momento en coincidíamos todos los primos y primas, íbamos a mamar de aquella “teta afectiva” que era la “güela”. De ese Turón podría escribir un libro en el que tampoco faltarían las evocaciones inolvidables de Enverniego y las fiestas de la Soledad, San Andrés ... Llevo tantos y tan gratos recuerdos.
 

La pasión por la madera irrumpe desde el recuerdo. El sentir de su corazón es del mismo material, noble, caluroso y duradero.



Mi afición por la madera surge en la más tierna infancia, en Peñule. Nuestros juegos, nuestras ocupaciones eran algo más sencillas que ahora. Pasaba mucho tiempo jugando con navajas haciendo palitos. En el monte con el hacha, el trabajo era como más elaborado, hacía “casetucas” , emulando a los posteadores de la mina, esa que estaba enfrente de mí en Figaredo. Sin embargo, mi gran afición surgió durante mis estudios en Corias. Hacíamos un bachillerato similar al de cualquier instituto, pero que tenía como particularidad el introducirnos, sin querer, en la maestría industrial. A la filosofía y a la lengua le acompañaban también la José Luis Varela-placa.jpgtecnología industrial, el taller de metal (fresa, torno y ajuste) y la ebanistería. Por eso, una vez acabado el bachillerato hice la especialidad de maestría industrial en madera y corcho.


Piensa que es gratificante enseñar el trabajo de la madera en un mundo en el que todo parece tan provisional y recambiable. Labor, creación y visión para conquistar la materia.



Construir algo, siempre tiene una componente lúdica. La madera como material, junto con la piedra, está presente en la vida del hombre desde el principio y ha sido una de las bases de su creación. La madera es un material que se presta a la creatividad y al campo artístico, pensemos en los grandes maestros de la imaginería del Barroco y del Renacimiento. La madera además es cálida, renovable y sostenible. Otros materiales son mucho más difíciles de trabajar y necesitan, como los metales, unas máquinas potentes para manejarlos. En cambio con la madera es posible hacer una obra de arte con un par de gubias y una navaja. Pero sí que es verdad que para sacar un proyecto adelante se necesita una visión, tanto estética como funcional.


Como ocurre con las personas, cada árbol, cada madera, tiene sus propias virtudes. Podríamos usar el pino para hacer "unes madreñes" pero no resultarían muy duraderas se gastarían enseguida y rajarían fácilmenteJosé Luis Varela-Carmela 3.jpg. Encambio si usáramos madera de abedúl o haya serían mejores y más duraderas. No digamos ya los instrumentos musicales que requieren unas maderas muy específicas y delicadas para que la acústica, su parte más importante, sea perfecta. Mi predilección…la madera con la que me gusta pelear, trabajar, ajustar, cincelar …es el castaño y el roble. Un árbol desde el punto de vista microscópico y macroscópico es todo un universo, pero para el árbol, que forma parte del bosque, de esos bosques que pueblan también nuestro valle, es la vida misma.
 


Más allá de la emoción, el reconocimiento y la amistad.



La emoción es el primer sentimiento que toca esa fibra sensible que todos tenemos. Pero nos toca sobre todo porque es hermoso y satisfactorio el recibir el reconocimiento sincero de tus propios compañeros y alumnos. Como profesional siempre tienes tus dudas, pero éstas se disipan cuando al final, con un acto como éste, puedes incluso llegar a creer que no lo has hecho tan mal. Por eso estaré eternamente agradecido a mis compañeros y amigos. Porque la amistad como la madera es la materia noble que me gusta de la vida.  




Jorge Varela, para elvalledeturon.net, Oviedo, enero de 2012