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Artículo La Nueva España

 

  


La Nueva España. Gijón Noticias  Martes, 20 de Diciembre 2011

 
El maestro que hizo toser a la Laboral
José Luis Varela, impulsor de la carpintería en la FP, recibe el homenaje de sus compañeros, que reconocen sus méritos dando su nombre al taller de la especialidad
Imagen LA NEUVA ESPAÑA.jpg

A. RUBIERA
 
Igual que los prohombres tienen su sitio en los callejeros, José Luis Varela ha dado su nombre -y no es fácil- a un taller del centro integrado de Formación Profesional La Laboral. En concreto, al de carpintería. No esperaba tal orgullo y el homenaje, que tuvo lugar el pasado viernes, le arrancó las  lágrimas. Porque sólo él, y unos pocos más, saben lo que le costó integrarse en el gran centro educativo de Formación Profesional de Asturias. Un instituto donde la fuerza la tiene la rama del metal y donde no había mucho sitio para los «intrusos». Y menos si, como Varela y sus chicos, «hacían ruido, sacaban polvo...». 

Eran, lo que se dice, un engorro de inquilinos, que hacían toser y, además, usaban un producto «de bajo nivel, un material, la madera, que hasta entonces nuestros chavales del metal usaban en las fases de preaprendizaje, antes de ponerse manos a la obra con lo bueno, con las construcciones metálicas», recuerda Luis Fernández, uno de los maestros veteranos de la Laboral y activo instigador para que, llegado el curso de la jubilación de Varela, éste tuviera el reconocimiento que merecía de los compañeros. 

Porque José Luis Varela no sólo acalló en poco tiempo todas las críticas; no sólo se ganó a los compañeros de FP a base de constante colaboración; además, en escasos cinco años -un suspiro hablando de FP-, los que transcurrieron desde su llegada al centro en 1994 y su marcha provisional en 1999, había sentado unos pilares sólidos para que la carpintería tuviera un taller de lujo en Asturias. A su vuelta al centro, en el año 2002, y hasta su jubilación el pasado septiembre, consolidó con maestría el taller del que ahora presume la Laboral y dejó su impronta en varias generaciones de jóvenes carpinteros, con alguno de los cuales comparte medallas de oro y plata en los certámenes nacionales, europeos y mundiales de la especialidad. 

«En este centro hay mucho "ilustre" que se jubiló y no habría talleres suficientes para poner nombres. Por eso sólo hay dos bautizados (el de metrología, de José Murall, y el de soldadura y calderería, de José González). De ahí que este reconocimiento sea especial. Esto sólo se hace con aquellos que, de verdad, han dejado un legado a la Formación Profesional y en la Laboral. Éste no es un homenaje a Varela, que también lo es, sino a su taller», subrayó Fernández.

Entre suspiros y ahogos de emoción, el implicado no dejaba de dar las gracias «a todos, por vuestra amistad». Ya relajado, reconocía que con su paso por la Laboral y las posibilidades que tuvo de desarrollar la carpintería en la nueva Formación Profesional reglada en Asturias se cumplió una ilusión «que tuve toda la vida». Natural de Figaredo (Mieres), y apasionado de la madera desde que estudiaba con los Dominicos en Corias, aceptó con gusto cuando desde la Consejería de Educación le pidieron que se hiciera cargo de lanzar de nuevo la especialidad de madera y mueble, que llevaba desaparecida más de una década. Así llegó a la Laboral, «un centro del metal donde, es cierto, tuve mucha oposición». Y muchos problemas en el arranque, porque si el curso empezó con 12 alumnos en octubre, hasta enero del año siguiente «no pudimos entrar al taller porque no teníamos. No nos habían montado nada y yo ya tenía a los chavales hasta las narices de la teoría. Tuvimos que plantarnos y así logramos un pequeño espacio» desde el que fueron ganando terreno. Hasta hoy.

Este curso, en el ciclo de madera y mueble hay cerca de 50 alumnos y a ellos y a su sector les augura Varela un buen momento. «La madera va a tener futuro porque todos los materiales nobles lo tienen. Es cálida, renovable, es sostenible y atractiva. Además, se presta mucho a lo artístico», sostiene el maestro. Recurriendo a esa parte artística, Antonio Ruiz Morales, jefe del departamento, añadió al homenaje general de los compañeros la creación de la placa -en madera, como no podía ser de otra forma- con el nombre de Varela tallado en relieve y con las herramientas de carpintería completando el cuadro. «Es precioso», decía Varela. Y volvía a emocionarse.