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Geli, camino a la nube

Si el mundo es un pañuelo, sobre este paño tendido por Ángeles González, Geli, al sol incipiente del otoño turonés se proyectan con fuerza las nubes de todos los recuerdos. Cuatro cabos tensados que anudan y funden valle y cielo merced a sus palabras y a unos protagonistas que han comprometido su vida.

El mundo es un pañuelo y a muchos nos gustaría que estuviera limpio.

     Ayer, sentada en la terraza del “Chuchu”, al sol del incipiente otoño, perdida _como suelo estar algunas veces_ en los recuerdos que se manifiestan cuando miro  las  nubes y los árboles, pongo mis oídos a disposición de los  pájaros y el gusto y el olfato en un café con leche con una galletita (será por aquello de Proust y su magdalena) pensé en un amigo _sobre todo por culpa de una nube y de un perro tan quieto, que parecía estar meditando _el compañero de Marta, amiga mía, también ella, desde la adolescencia y que en ese momento estaba sentada cerca de mí. Todos sabemos aquello de  que las ideas suelen asociarse y se confabulan  para que pensemos y recordemos algo que no habíamos previsto, “Chuchu”, nube, Marta, perro, otoño, Pulgu y Nel...

     Y Nel,  hizo que olvidara la nube y me pegara a la tierra para rememorar un día en Turón en el que él se encontró en el “Chuchu” con Armand Gatti y también era otoño.

     Gatti, no es un artista muy conocido en España pese a que, curiosamente, él siempre manifestó por este país y sus gentes, sus obreros luchadores, sus personajes, un gran interés, cuando luchaba en el maquis, se hacía llamar Donqui, abreviando Don Quijote; personalmente conoció a muchos exiliados asturianos afincados en Toulouse, que solicitaron su ayuda con el fin de enviar a Asturias dinero para colaborar con la caja de resistencia de los mineros en huelga, corrían convulsos los años sesenta.  Y Gatti escribió para todos nosotros una polémica obra de teatro que provocó  importantes conflictos entre el gobierno francés de entonces y el del General Franco.

     La Pasión del General Franco (1), ese es el título y  esa fue nuestra primera traducción de Gatti y la segunda de este autor al castellano, porque la primera, V como Vietnam (2) había sido publicada por Cuadernos para el dialogo en el año 1968, muy pocos la recordaban, menos aún la habían leído  o comprado en su momento y los que la conservaban podían contarse con los dedos de una mano; y el corazón de esa mano, izquierda por supuesto, era Nel, primero porque la obra le llegó directamente al ventrículo izquierdo, más musculoso y con mayor capacidad de bombear e irrigar el campo de los que piensan que no hay mayor revolución que la que se hace con la palabra y, en segundo lugar, teniendo en cuenta sus propias palabras _a pie de foto_ y el año de su publicación, esa obra destrozaba las razones aparentemente incuestionables de los Estados Unidos  para intentar borrar del mapa de Indochina a un pobre ratoncito, al que no llamaban Jerry sino Charlie, con una sucia guerra geográfica, química, inhumana para todos los contendientes, eso suponiendo que alguna guerra pueda tener algo de humano, y considerando que el gran gato Tio Sam, como en las historias de Hanna  Barbera, perdía irremediablemente su lucha  contra el ratón Charlie, seguramente Nel levantaría con firmeza  y coraje, su dedo corazón frente al felino. ¡Una performance! 

              

     Era una tarde soleada, como la de ayer en la terraza del “Chuchu”, cuando llegó  Nel,  solo estaban allí, Gatti, su secretario y Miguel.

     Miguel y Nel se conocían desde pequeños, del barrio. De jóvenes, tuvieron  una relación afectuosa en la que la lucha y el compromiso político les había unido un poco más, con historias comunes de cacheos por parte de la brigada sociopolítica del franquismo, carreras… después, cada unos por su lado, siguieron  comprometidos social y políticamente. Así  que, esa tarde, Miguel presentó a Nel como quien era: “es un poeta y dramaturgo comprometido y luchador, entre otras guerras, en  la de  la  recuperación de lenguas a punto de ser exterminadas, como usted, señor Gatti” dijo. Sin tiempo a que Gatti respondiera, Nel, humilde genio bonachón, contento como un chiquillo el día de Reyes, dijo, “Señor, yo tengo cuidadosamente guardada su primera obra traducida al castellano”. Y sin más, se fue deprisa a su casa en Los Cuarteles.

     Cuando regresó, sudando y emocionado, tendió el libro a Gatti y le dijo, “¿sería tan amable de dedicarme este envejecido, por el uso, ejemplar de su espléndida tragedia, que ha esperado por usted tantos años?

     Después charlaron un buen rato, tomaron _a propuesta de Gatti_ café anarquista (café con vino), sidra y  sol, el sol del otoño en Turón; hablaron de sus experiencias vitales, de tiempos de clandestinidad, del maquis, de los del monte, como decimos aquí, de represión, torturas, campos de concentración nazis, cárceles, poesía, teatro, cine, revoluciones, como dos  poetas de la lucha y el compromiso.

     Gatti tenía entonces ochenta y cinco años y Nel  sesenta y tres.

     Ya ven que, como dije, la fracción temporal que nos toca vivir, no tiene ninguna importancia.

    En octubre del año 2009,  Gatti había sido invitado por la Universidad de Oviedo para la presentación de nuestras dos primeras traducciones de este autor,  La Pasión del general Franco  y el extenso y hermoso poema titulado Muerte Obrero (4),  y  ese día de octubre que Gatti eligió para conocer Turón, Nel, como muchos otros días, pasó por el “Chuchu”, seguramente antes de ir al trabajo.

     ¡El mundo es un pañuelo! ¡Sí! Y el tiempo, a veces, carece de importancia, porque, dos personas que podrían estar en compartimentos espaciotemporales absolutamente alejados, se encuentran con  sus historias, una tarde de otoño, en Turón. Gatti nació en Mónaco en 1924 y Nel Amaro  en Mieres en 1946.

    Gatti regresó a París, a su casa. O, mejor dicho, a la casa de los hermanos Méliès ¡sí, sí! los del cine, la casa que ocupa con su “troupe”, con sus perros  y con los árboles con los que habla cada mañana. Realmente ¿qué lugar podría ser más adecuado para un creador que también es un premiado cineasta? Imagino esas paredes impregnadas de historia de creación, de química, de poesía, de cine, de teatro, de música… las casas son como los árboles y sus anillos, almacenan las historias, el trabajo, los sentimientos de cada uno de sus habitantes.

     Nada más llegar a La casa del árbol, como todos los suyos llamamos al magnífico lugar  en el que vive, entusiasmado con el viaje, contó a todos  su experiencia en Asturias ¡por fin conocía esa tierra! Su gente digna y fuerte, esa Asturias de fachadas estigmatizadas por la señal de las balas, conocía Turón, un valle paradigma de lucha obrera, de revolución, de mina, de… y haciendo literatura, contó que en todos los balcones de ese pueblo, iban apareciendo hermosas mujeres que lo saludaban con sus pañuelos rojos y negros _Gatti es anarquista_ y se desvanecían lentamente después de marcarle el camino que le llevó a un pequeño parque en el que conoció a un hombre joven, un poeta como yo, y minero, dijo. Porque para Gatti, Nel llevaba en sus entrañas la sombra del carbón para la eternidad. Un poeta que conservaba mi V de Vietnam y me esperó cincuenta años para que se lo dedicara, continuó diciendo Gatti.

     Gatti  aún no sabe que su amigo poeta, luchador por la salvación de lenguas al borde del extermino, el minero, se ha subido a una nube en compañía de su fiel Pulgu, su perro, y que ninguno de ellos se bajará de ella nunca más.

      Algo testarudo sí que eres, Nel Amaro ¡tú, siempre con tus cosas!

     Y Gatti volvió a Asturias, esta vez con motivo de la presentación de la nueva traducción de una de sus obras, La columna Durruti (5)con la que Miguel y yo nos convertimos, no solo en sus traductores oficiales sino también, después de tanto tiempo de amistad, en parte de su “troupe”, como Nel, y esto sí que es importante, porque, si Gatti te recuerda _más aún habiendo compartido tan poco tiempo, pero ¡tantas cosas!_ es que te considera como  parte de sí mismo, si no, mejor te olvida.  

     En los últimos días de marzo del 2011, la concejalía de cultura del Ayuntamiento de Mieres, invitó al controvertido escritor para hablar de su libro y tener encuentros y charlas con escritores de la zona, el poeta-minero, como él le llamará siempre, no estaba entre ellos, a Gatti le faltó su presencia pero jamás le dijimos  que estaba enfermo.

     Se reunió también con estudiantes de secundaria y bachiller en Mieres, que, en sus propias palabra “fliparon, con esi paisanu tan raru y con les coses que cuenta”. Después se le invitó a que se paseara por la zona y él quiso rendir su homenaje a las víctimas del Pozu Fortuna y allí se sintió invadido, dijo, por los espíritus de los asesinados y por el dolor de sus familias.

     El tres de abril de ese año, Nel se subió a la nube y esperó a Pulgu., tenía sesenta y cinco años, finalmente, llegó el compañero fiel. Y ahí están, los dos, observando este miserable mundo desde lo alto, y no me extraña que la nube-bocadillo  que  mana de su cabeza, no sepa con qué llenarse ¡Este mundo hueco! Gatti sigue recordando, a sus noventa y dos años, en su casa del árbol y la luna tuerta,  al minero-poeta de Turón. Cada cual en su cielo y ambos al acecho.

     Algunas veces sentimos que la tierra se hunde bajo nuestros pies.  En nuestra zona, horadada por  martillos hidráulicos  y  picos que algunas mujeres y muchos hombres, con la piel maquillada de polvo de hulla,  sacaban, limpiamente, a sus familias adelante, la sensación es más patente.  Éramos mineros, pero, un día, empezamos a dejar de serlo. Sin que nos diéramos cuenta el río estaba empezando a fluir  limpio, los ventiladores de los pozos dejaron de emitir su monótona respiración y cada vez había más gente que paseaba a las horas de trabajo.

     El día veintiocho de junio del año dos mil doce, cuando empezamos a entender que aunque éramos mineros, seguramente en poco tiempo dejaríamos de serlo ¿para ser qué?. La lucha empezó de nuevo, barricadas, pelotas de goma, gases, hombres y mujeres en las calles cortadas…  En ese momento, en el Parlamento Europeo, el parlamentario asturiano Antonio Masip leía para toda la asamblea una carta de Armand Gatti en defensa de la minería asturiana en lucha. También la prensa se hizo eco.

 

EL GRAN ESCRITOR FRANCÉS ARMAND GATTI HA ESCRITO A SUS TRADUCTORES UNA CARTA DE APOYO A LOS MINEROS EN HUELGA.

Querido Miguel,

desde hace casi cincuenta años, los mineros de Asturias me envían, desde vuestra magnífica región una señal, una llamada desde el corazón, desde la razón y para su supervivencia.

La primera vez, escribí una obra de teatro (6) que se representó en Francia, no sin innumerables dificultades y que, por fin, he tenido el placer de ver traducida al español por tu esposa y por ti  mismo.

Hoy, la vida y la edad se confabulan para que ya no pueda escribir una aventura nueva. Pero el espíritu, el corazón del combatiente siguen aquí a su lado apoyándolos.

Diles, Miguel, que la España a la que ellos representan es eterna.

Yo siempre formaré parte de su lucha porque Resistencia es la única palabra que tiene el derecho de ser traducida a todas las lenguas.

“Vencer o morir”, el lema que aprendí de la vieja revolución cubana sigue vigente.

Fraternalmente a ti y a ellos

Armand Gatti

Resistente y poeta

                                                                                                                                                              

     Y, quizá esta vez hayan sido los hados quienes, por capricho, hicieron la labor de enlazar acontecimientos, con el estreno, por primera vez en España _en Mieres precisamente_ de una obra de Gatti muy relacionada con la lucha obrera y traducida al castellano por Miguel y por mí, La vida imaginaria del barrendero Augusto G. o La muerte de un anarquista (7). La puesta en escena corrió a cargo de Javier Villanueva, un conocido director asturiano que, por cierto, nació y tiene su casa, a la sombra del castillete del pozo  Lieres. Entre los actores estaban personas de Turón , Urbies, Ujo ,Mieres, Langreo, Oviedo…

 

     Pero, ni la resistencia, ni la España que nosotros, los pueblos de la mina representamos, vencerán en esta ocasión y ante la conocida disyuntiva revolucionaria que Gatti nos propone, antes que morir del todo, preferimos subirnos con Nel a la nube, y que cada cual se lleve su perro fiel,  su gato o su jilguero (pero sin jaula), así, con una perspectiva cenital, quizá encontremos una vida mejor para nuestros descendientes.

 

     Nos veremos en la nube, Nel Amaro, poeta resistente.

 

 

 

 

 

© Ángeles González Fuentes, Geli, Turón octubre 2015


 

 

(1) Editorial KRK, 2009

(2) Descatalogada.

(3) Se han conservado los textos a pie de foto tal y como Nel Amaro los escribió en su momento, con el fin de guardar fidelidad a sus intenciones, seguramente, artísticas.

(4) Editorial KRK 2009

(5) Editorial KRK 2011

(6) Se refiere a la  La pasión del general Franco.

(7) Editorial KRK  2010