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Homenaje a Tinín y Olga Alonso

Se ha ido Olga con la que había vuelto a encontrarme hace algunos años coincidiendo con el lanzamientro oficial de nuestra página web en el Ateneo de Turón, el 14 de septiembre de 2010. Con ella también se fueron los recuerdos que devuelven las vivencias a nuestra infancia cuando nuestras familias, los Varela y los Alonso, coindieron primero en Enverniego donde Tinín, Ángeles e hijas vivieron en el hórreo de Balbina antes de mudarse a San Andrés. Alli coincidimos con ellos, una vez más, pocos años antes de nuestra partida para Bélgica. También está presente aquel encuentro fortuito, y una larga e inolvidable charla con Tinín, en una de mis escapadas veraniegas por los montes de Turón, en la antojana de la casa familiar que tenían por Fresneo. Con la despedida a Olga y el esbozo de la vida de Tinín, José Antonio Vega rinde un más que merecido homenaje a dos turoneses comprometidos y luchadores.

HOMENAJES

 

 

José Antonio Vega Álvarez

 

 

La vida de "Tinín el Pensionista"

 

No es mi pretensión politizar la siguiente historia, que es la de un hombre bueno, al que llamaron cariñosamente la mayoría "Tinín el Pensionista". Para colmo, Izquierda Unida de Asturias, junto a todos los demócratas le reconocerán su valía política. Esto ocurrirá esta tarde-noche en el salón de actos de la Casa de la Cultura de Mieres, donde la familia demócrata y amigos le rendirán, con cierto retraso, un homenaje póstumo. No sólo por su condición de militante de izquierdas durante -posteriormente también- la dictadura, sino por la herencia transmitida.

Constantino Alonso González nació en la aldea de Escobar en Turón, dentro del matrimonio formado por José Alonso García y María González Fernández. Este matrimonio tuvo seis hijos, siendo Constantino el quinto de los hermanos. Inició sus estudios en el colegio de los Frailes de Turón.

En los primeros días de agosto de 1937, cuando Asturias estaba a punto de ser tomada por las tropas de Franco, un total de 120 niños de Asturias, Cantabria y País Vasco partió del puerto gijonés del Musel en un barco con destino a Francia. Entre ellos estaba Constantino y uno de sus hermanos.

Allí le acogió una familia comunista que tenía cuatro hijos. Su hermano fue acogido por otra familia en el mismo pueblo. Siempre guardó buenos recuerdos de aquellos días, y se acordaba especialmente de las campañas de recogida de alimentos para los republicanos españoles. Mas tarde, estalló la Segunda Guerra Mundial y el gobierno francés, al no poder garantizar la seguridad de estos niños, inició conversaciones con el gobierno de Franco para su regreso.

Ya de nuevo en casa, notó que en el valle de Turón se respiraba un terror indescriptible y una vida atemorizada cargada de silencios, donde muchos vecinos habían sido asesinados o encarcelados. Aunque era hijo de viuda y podía librar del servicio militar, Constantino se fue voluntario al ejército en su afán de cambiar y de conocer mundo y culturas. Sería destinado en El Aaiún, un lugar donde convivían saharauis, marroquíes y españoles. Una vez saciada su curiosidad y pasados unos meses, Constantino escribe a su madre para que lo reclame como hijo de viuda, finalizando así su paso por el ejército.

A su vuelta al valle Turón, trabajó en el pozo Espinos de San Andrés, donde fue despedido por motivos sindicales. Después de unos meses comienza a trabajar en La Rabaldana. Durante esos años desarrolla una fuerte actividad político-sindical a favor del PCE. Y como respuesta al franquismo, no hubo huelga, movilización o protesta en la que no integrase él la avanzadilla.

En el año 1950, sucede un hecho importante en la vida de Constantino como es su boda con Ángeles González Díaz. En 1951, por su participación en la política clandestina es detenido y juzgado por los tribunales del régimen, siendo condenado a 8 años de cárcel. Cumpliendo los primeros años de la condena en la cárcel de Oviedo y el resto en el penal de Santoña (El Dueso).

Una vez en libertad se incorpora al trabajo en la mina y continúa con sus actividades políticas dentro de la clandestinidad.

En 1962, siete mineros del Pozo de San Nicolás, deciden reclamar un aumento de salario, y lo hacen negándose a entrar en la mina. Ante esto los despidieron, hecho que extendió la huelga y que pasó de ser realizada por siete personas, a miles trabajadores por toda España.

Este acto provocó una herida a la dictadura que le traería graves consecuencias a partir de este momento. La protesta forjó una fuerte oposición a Franco que hasta ese momento, no había contado con tal desaprobación. Constantino fue uno de estos siete que comenzaron el movimiento sin previo aviso, un día fueron subidos a un camión y trasladados a cientos de kilómetros, sin poder coger ningún tipo de objeto antes del destierro a Soria.

Allí solicitó su pensión de invalidez al Montepío de la Minería siendo este retirado por enfermedad. A partir de ahí seria conocido como "Tinín el Pensionista" y desde ese momento repartirá su lucha por la democracia y por la mejora de los pensionistas menos favorecidos.

A su vuelta a Mieres y para complementar su exigua pensión, Tinín comienza a trabajar de vendedor ambulante por los pueblos. El complemento necesario para sacar la familia adelante era aportado por su esposa Ángeles con eternos madrugones y cientos de escaleras fregadas. Durante esos años, es detenido en numerosas ocasiones en los que pasó largos periodos en diferentes calabozos.

Una vez llegada la democracia, participó en diferentes procesos electorales de manera activa, siendo uno de sus más importantes oradores en los mítines. Poco a poco se fue retirando de la primera línea política y pasó a trabajar por el movimiento vecinal. Años después, abandonaría todas estas actividades pasando a ser un simple militante de IU de Mieres.

"Tinín" fue un hombre que se ganó el respeto de la opinión pública y de sus adversarios políticos, y es recordado como una persona de profundo compromiso social. Jamás tuvo una mala palabra incluso para los que le persiguieron. Fue un hombre luchador comprometido en la lucha por una sociedad más justa y libre.

Tras una intensa vida marcada por las penurias económicas y muchos escarnios, "Tinín", como era conocido popularmente en Mieres, falleció el día 20 de octubre del 2016 a los 94 años de edad.

Afortunadamente, la historia de Constantino Alonso no caerá en el olvido, ya que ha sido recogida en muchas publicaciones y documentales. Eso evitara que la obra de Constantino no acabe con su viaje hacia la nada. Siendo uno de los últimos documentales el titulado "La luz que vino del corazón de la tierra", de Alberto Vázquez, donde "Tinín" aparece junto a otros históricos comunistas, como Gerardo Iglesias, Aquilino Fernández "de Polio", Laudelino Suárez, Felipa del Río. En el relata sus vivencias durante las intensas huelgas mineras ocurridas entre 1962 y 1964.

 

© José Antonio VEGA, Mieres, mayo de 2017

 

Mieres llora a Olga Alonso

Adiós a una conocida vecina, hija de Tinín el Pensionista, luchadora como su padre por los derechos sociales.

Pasada la medianoche del lunes, me enteré por las redes sociales de una fatal noticia que jamás imaginé que aconteciera: el fallecimiento de Olga Alonso. La noticia supuso un brutal mazazo para los habitantes de Mieres, pues sobra decir que era una persona muy conocida y querida por diversos motivos, hecho probado con las innumerables condolencias mostradas en su página personal y en otras dedicadas a comentar el devenir de la villa.

Era conocida por ser –entre otras cosas– hija de Constantino Alonso, quien era apodado popularmente como Tinín el Pensionista, que fue un referente en la lucha antifranquista local, estando en todo momento en primera línea de combate en los hechos más convulsos de la década de los sesenta, llegando a ser exiliado fuera de Asturias en 1962 junto a centenares de compañeros, los cuales parecerían un cruento destierro durante más de un año, en una clara tentativa de quebrantar su voluntad de lucha que no daría sus frutos, pues años más tarde encabezaría el que quizás sea uno de los episodios más recordados por todos: el del asalto a la comisaría de Mieres, en marzo de 1965.

En febrero de 1966, junto a varios pensionistas de Mieres decidiría agruparse para la mejor defensa de sus intereses, formando la Comisión de Pensionistas de la cuenca minera del Caudal, que dirigiría y llevaría a efecto la gestión de sus reivindicaciones. Estos pensionistas, encabezados por Tino, realizarían una asamblea el 29 de mayo de 1966, a las once de la mañana en el lugar denominado “El Somerón”, situado en la Hueria de San Juan de Mieres, donde se reunirían más de 1.500 personas. En síntesis, un auténtico líder que sufrió innumerables castigos, que iban desde las penas de cárcel a las torturas a los despidos y condenas absurdas por parte del Tribunal de Orden Público.

Como verán, el legado de Constantino es impresionante, pues con llegada de la democracia, seguiría luchando por la mejora de las pensiones y era habitual verlo megáfono en mano dando explicaciones de las gestiones que se realizaba para este colectivo, dedicándose en sus últimos años, a una vida tranquila, centrada en la lectura y la conversación con todo el mundo sin distinción de colores, pues Tinín no guardó rencor hacia nadie.

Sobra decir que Olga heredó su espíritu combativo y también asociacionismo, siendo una de las fundadoras de la Asociación de Hosteleros del Parque Jovellanos, al regentar con tremendo éxito los locales del Leyga primero, y el de Esquina 19 después, regentando en los últimos años un negocio de lavandería de autoservicio en la misma zona junto a José Manuel, quien era compañero sentimental suyo.

De su lucha, aún recuerdo cuando lideró a un grupo de mujeres, megáfono en mano y con la voz temblorosa, para plantar cara a una Hunosa que no tuvo, por aquel entonces, mejor idea que la de quitar el vale de carbón a las viudas de los mineros.

Desgraciadamente, Olga no podrá ver cumplido uno de sus sueños, pues estaba a punto de presentar su primera colección de pintura en el Atenéu de Turón el próximo mes de mayo. A pesar de su falta, este acontecimiento no sólo no será cancelado, si no que servirá como un primer homenaje, según me pudo confirmar el edil de Cultura, Juan Ponte.

Finalmente, me gustaría enviarle desde estas líneas mi más sentido pésame a José Manuel Suárez, que era su pareja, y también a su hija, Aleida Andrino, y al resto de familiares.

Ojalá que descanse en paz junto a sus seres queridos. Nosotros ya la echamos muchísimo en falta.

© José Antonio VEGA, Mieres, 25 de febrero de 2021