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Los "Cuarteles" de San Francisco - Recuerdos del viejo barrio

Los Cuarteles, con C mayúscula, no fueron exclusivos del Barrio de San Francisco. Sin embargo, por su extensión y ubicación, se convirtieron en el emblema y hasta cierto punto en el ombligo minero del valle. Ateneo-cine y biblioteca, Bazar y escuelas, iluminaciones y ferial del Cristo, cercado por un lado por la vía y vertiendo su gente por el otro a la Veguina, por su Puente Nuevo. Así empezó su vida, en 1919, esa novedosa construcción para obreros. Cien años, un siglo de historias personales o como dice Carlos Vega : “ Tantos y tantos recuerdos de personas, de olores, de experiencias de… que es preferible dejar que sea cada uno el que comience su propia Historia con ese: “Acuérdome yo…” Han desaparecido los viejos Cuarteles pero algunos de sus antiguos moradores y un montón de gente nueva prolongan su historia en un renovado barrio de 300 viviendas que cerraron, en 1984, una página de la urbanización minera.

Recuerdos al atardecer

 

Carlos Vega Zapico

 

                                                               Los “Cuarteles” de San Francisco

            Recuerdos del viejo barrio

 

                                                                                           

                                                              

 

 

 

 

En 1918, la empresa Hulleras del Turón S.A., constituida el 20 de abril de 1890 con objeto  de explotar los yacimientos carboníferos encontrados en el Valle del Turón, contaba con 3.350 obreros y extraía de sus concesiones un total de 271.547 toneladas de carbón de los 3.323.380 de  toneladas que en el mismo año se producían en Asturias -43.153 extraía la empresa de Inocencio Fernández y 15.137 la empresa de Mauricio Ortiz, ambas situadas en nuestro Valle-. Los trabajos extractivos iban “viento en popa” para la empresa, con capital vasco-asturiano, que aquel mismo año se integraba en Altos Hornos de Vizcaya. Pero, el gran problema del Valle seguía siendo la escasez de viviendas para tanto trabajador pues el  Valle contaba en aquel año con 9866 habitantes. La “empresa” había construido algunas, a todas luces insuficientes y su última decisión sobre el tema, había sido la construcción de un grupo de viviendas que se habían comenzado a construir desde hacía dos años. Serían 192 viviendas que respondían al modelo “cuartel” mediante pabellones alineados con cuatro viviendas en cada pabellón, contando las de la parte superior con corredor. Comenzaron a ocuparse un año más tarde  -1919-  y pronto recibirían el popular nombre de “Los Cuarteles” aunque su nombre “oficial” era el de “San Francisco”, quizás en recuerdo del entonces ingeniero y Director Gerente de la Sociedad Anónima Hulleras del Turón, don Francisco Fontanals (1).

 

Su ubicación, en la pequeña vega situada en las inmediaciones del Grupo San José -La Ribaya- que venía funcionando desde 1896 y cuya explotación abarcaba desde el conocido como Primer Piso -hoy monumento en recuerdo a los mineros fallecidos en el Valle- hasta las explotaciones en las inmediaciones de los picos Cutiellos y Cutrifera. Allí, frente a la mina, donde todavía algunos conocimos la lampistería, el “cableario”, el plano, la ventiladora y una serie de elementos que ya tan sólo quedan en el recuerdo de nuestra memoria, estaban aquellos “Cuarteles Nuevos” –para diferenciarlos de los ya existentes en el Valle como los de El Lago o los de San José- protagonistas de tantas y tantas historias como vecinos habitaron en ellos. Como curiosidad hay que decir que los primeros niños nacidos  en el nuevo barrio fueron: Manuel Miguélez Rodríguez, hijo de Manuel y María que vino al mundo en ellos el 30 de junio de 1919; Luis Rodríguez Moriyón, nacido el 10 de julio de 1919 e hijo de Luis y María y María Teresa Jesusa Fernández Martínez, nacida seis días más tarde y que era  hija de José y Rogelia, según se desprende de los libros de bautismo de la parroquia de San Martín.

 

En lo familiar, he de decir que mi bisabuelo paterno Antonio Cadenas tenía en los terrenos empleados para construir las viviendas, a la altura de lo que hoy es el  portal del bloque B-21 “un prau” en el que mi padre siempre me recuerda que “siendo un güaje, iba a lindiar una vaca”. A cambio de aquel terreno, Hulleras del Turón se ofreció -y lo cumplió- a darle una vivienda de nueva construcción y terreno para “güerta” en las proximidades de La Caba, donde por cierto residía. Como “el paisano tenía casa y sus hijos también, la nueva residencia fue para mi tía Tomasa, única que en aquellos momentos la necesitaba”, me contaba mi padre. Allí vino al mundo el día 7 de agosto de 1920 Manuel Gómez Humares “Manolito”, hijo de Eusebio y Tomasa, primero de la saga de los “Cadenas” nacido en el nuevo barrio.

 

Aquel mismo año de la inauguración de San Francisco, con vivienda nueva, contrajeron matrimonio Santos Blanco García y María López Díaz así como Leocadio Fernández Álvarez y Rafael y Rafaela Álvarez Pintado en enero y julio respectivamente y residentes en el nuevo barrio. Pero no todo eran alegrías puesto que allí fallecieron Enedina Pérez García, hija de Valentín y Laura; Arsenio Manuel Real Ortiz, hijo de Salvador y Encarnación y Honorina Arias Huerta hija de Manuel y Manuela en los meses de abril, junio y agosto respectivamente.

 

A partir de este momento comienzan las historias personales de cuantos vivieron en aquellas casas que fueron derribados a últimos del año 1984 tras no pocos problemas y dificultades para construir en sus viejos terrenos un moderno barrio con 300 nuevas viviendas Pero, volviendo a nuestro viejo y primitivo barrio es preciso recordar aquel “Puente Nuevu” que daba acceso y que bien hubiese merecido, como así se planteó en su día, uno de doble dirección; aquel Cine Fideflor, antes España y Ateneo; aquel Bazar reconvertido en Colegio de las Hermanas Dominicas; aquella calle principal donde durante las fiestas del Cristo tenía lugar la tradicional carrera a por cintas a caballo; aquella “cera l´ante” auténtico parque de atracciones parea los de mi generación en tiempos de fiestas y lugar de encuentro procesional en Semana Santa; aquellas hogueras de San Juan que bajo la dirección del popular “Patuca” hacían la delicia de todos los güajes; aquellos picaportes de las ennegrecidas puertas de los portales; aquellas interminables partidas de lotería tan característica entre los propios vecinos… Tantos y tantos recuerdos de personas, de olores, de experiencias de… que es preferible dejar que sea  cada uno el que comience su propia Historia con ese: “Acuérdome yo…

 

Pasados los años y ante el estado del viejo barrio y la necesidad de ampliar el número de viviendas, comenzaron a dar fruto las interminables gestiones para construir una nueva barriada. Visitas ministeriales, promesas de demolición, oposición de algunos vecinos, trámites interminables hasta hacerse realidad un Nuevo San Francisco. Como fecha histórica, aquella tarde del viernes 6 de marzo de 1987 en que el entonces alcalde de Mieres y presidente del Patronato, Eugenio Carbajal, entregaba, en el domicilio social de la Asociación Turonesa para la Mejora del Valle, las llaves de las primeras sesenta y seis viviendas sociales, acabadas en la primera fase de remodelación de San Francisco. En la calle, sonaron algunos voladores, señal inequívoca de la alegría por haber conseguido el primer objetivo. Aún quedaba tiempo para llegar al final del camino iniciado. Pero esa, es ya otra Historia.

 

 

© Carlos Vega Zapico, Valle del Turón, enero de 2019

 


 (1)  D. Francisco Fontanals Pérez fue nombrado subdirector de Hulleras del Turón desde su constitución en 1890 y accedió a Director-Gerente en sustitución de Pedro Garcín en 1913, cargo que ocupó hasta 1918 en que AHV se hace cargo de las acciones de la “Sociedad” y nombra para el cargo a Eduardo Merello  Eran natural de Marianao (Habana) y estaba casado con Dª Fernanda Barón y Torres de Quiapo (Manila). Durante su estancia en Turón -vivieron en La Cuadriella- tuvieron dos hijos: Mª Amparo Cristina Josefa Dolores y Álvaro Eugenio José de Ntra. Sra. De los Dolores, en 1915 y 1917 respectivamente.