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Mis recuerdos...

En ese diáologo emocional que desempolva nuestras emociones, al contemplar las fotos familiares, se amontonan nuestros inalterados recuerdos. Unas instantáneas en blanco y negro que exigen una mirada esencial…la del corazón. Quedan pobres las palabras al expresar lo sentido, pero ahí están para rescatar lo perdido y correr discretamente el velo de nuestro panteón personal.

 

 

 

Adela Tirador

 

 

 

Esta foto con Koddy nuestro perro me trae un montón de recuerdos de aquellos momentos, todos felices. En mi mente reviven las amigas de infancia en el viejo y querido barrio con aquellos enormes castaños que tanto juego nos daban según la estación. Allí estaba el legendario cine Fideflor con sus escaleras y muretes semi-derruidos, convertido ya en castillo, ya en teatro en nuestros juegos infantiles. Paso de bicicletas, ruido de patines, películas de Marisol, bocadillos de pan con chocolate, los pirulís de caramelo y barquillo ¿De la Habana o de Mieres?... del puestu de Julio, antes de Andrés.

 

 

 

 

 

 

 

Blanca Esther Juncal Saez

 

 

 

 

Nos sacaron la foto en La Llana del Monte, en el patio de casa de mi madre. Un patio que aún sigue ahí, con los años, un poco cambiado. Detrás de nosotras se encuentra Repipe aunque en la foto no se vea. Ahí estamos las tres hermanas, entre sonrientes y sorprendidas, de mayor a menor Blanca Esther, Marisa e Irma Juncal Sáez.

Jugábamos mucho pero también cuidábamos de la pequeña. Como la casa era de dos plantas y que allí también vivían mis tíos , crecí con mis primos con los que siempre tuve y mantengo una relación extraordinaria. Era un patio con mucha actividad. Recuerdo a mi padre que era un manitas haciendo cositas: un banco pequeño dónde mi madre se sentaba a coser, un fuerte para los indios y caballos para mis primos… y tantas cosas más.

En el patio también se vareaban los colchones de lana de las dos casas. ¡Qué tiempos! Teníamos gallinas, conejos y una perrina que era de mi primo Blas. ..... También había un lavadero y una chabola dónde mi abuelo hacía astillas para la cocina. Para completar la familia, vivían con nosotros mis abuelos maternos. En la fecha de la foto ya hacía un año que había muerto mi abuela. Aún hoy la recuerdo con una claridad como si hubiera sido ayer mismo. Cuando mataban alguna gallina mi abuela la desplumaba y yo la ayudaba. Eran tiempos muy, muy felices.

 

 

 

 

 

Conchi Alonso Fer

 

 

Mis padres - Finales de los años 30 en Mieres

(Benigno Alonso Fernández- 20 dic. 1910-1976 y Soledad Fernández González -19 dic.1913-2004)

 

Ver a mis padres Benigno y Soledad me llena de buenos sentimientos. ¡Todos! Se me llena la mente de muchísimos y agradables recuerdos. Además me parece una foto preciosa, les veo tan jóvenes...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Juventino Rodríguez Flórez

 

 

 

 

Mi Familia – 1966 - Casa familiar de Villapendi, donde aún vive nuestro padre.

 

Arriba, de izquierda a derecha:  José Antonio, Rosa, Juventino y Ananías

Fila del medio: Hernan, Pol, Glafira y Pablo

 

Abajo. Siria y en el cuello Rogelio

 

Los sentimientos que me asaltan cuando veo esta fotografía son: el dolor por los ausentes, pero a la vez mucha ternura,  nostalgia y sensación de triunfo de todos y sobretodo de nuestros padres que mantuvieron una familia muy unida a base de mucha disciplina, cariño, tesón y un comportamiento ejemplar´.

 

 

José Luis Tirador Fernández

 

 

 

 

Los acontecimentos de todo tipo en el Parque de Turón eran momentos muy concurridos. Un ambiente inolvidable y unos recuerdos muy agradables. Una bicicleta suponía una enorme satisfacción. Yo la utilizaba muchísimo. Competía en carreras de cintas, como en la foto,  y de lentitud. Y un par de años más tarde la utilizaba para ir a Urbies, Moreda, Mieres, Cenera...

 

 

 

 

Juan José De La Lama Martínez

 

 

 

Es un recuerdo fotográfico que guardo con mucho cariño. Fue una  mañana de verano hace 48 años. Mi abuelo, Julian Martínez, vigilante en Vía estrecha, le mandó sacar esa foto a Fausto,  un fotógrafo de Figaredo que siempre iba con su cámara caminando hasta la Felguera. Aunque en aquel momento me dio mucha vergüenza, el valor que tiene para mí ahora es incalculable.  Es como si mi abuelo Julián supiera que nos iba a dejar un recuerdo tan tierno. Un aplauso reconocido para ellos y mucha emoción cada vez que la miro.

 

 

 

 

 

Turón, enero 2016