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Animales, aguas y tiempo, otros nombres para pueblos

LOS ANIMALES (Zoonimia)


Pervaca arriba1-05410.JPGLa Guariza, El Puchiscal, Les Porqueres, Les Melendreres, Meloneras (Mieres), La Zorera (Ciaño), Aguilar, Armiello, Grillero, El Curuxón, Per Vaca, La Formiguera, El Mosquil, Cotsá Melón, Cotsá Tsoberes, El Monte'l Puzu, La Pena'l Cuirvu,

A juzgar por los nombres, había bastantes más animales también ayer que hoy: es evidente que no tuvieron la importancia de las plantas y los cultivos en la vida diaria de nuestros antepasados, pero hubieron de tener mayor estima que en época actual. El sistema ecológico animal tiempos atrás debió estar bastante representado, pues en cualquiera de nuestros pueblos de montaña se puede reconstruir todavía un mosaico de nombres en el que están representados los animales imprescindibles.

Era el caso de los bueyes muy preciados para el transporte, el trabajo y la venta a gallegos y castellanos (de donde Las Guarizas); era el caso de los xabalinos y los gochos caseros para el jamón, los chorizos y la grasa a falta de aceites más refinados (de donde Les Porqueres); los melones o melandros: esa especie de oseznos más pequeños que proporcionaban unas grasas especiales (el unto), usadas todavía hoy como analgésicos y antiinflamatorios en las torceduras de tobillos, golpes musculares y en los huesos, etc. (de donde Cotsá'l Melón, Les Melendreres, Meloneres...); o los azores, nuestros ferres, tan pagados por los nobles en el arte de la cetrería, y por los furtivos en la caza diaria de monte en monte (de donde La Zorera).

Sirva este ejemplo para recordar a ese animal hoy casi extinguido de nuestro entorno: el ferre, dañino para los gallineros de los corrales, pero muy valorado para la exportación a otras regiones. Hoy raramente otea o se detiene magestuosamente sobre valle observando la presa, pero dejó nombres por otras geografías más allá de estas montañas: Zorea (en Laviana), Zurea y El Zuríu (en Lena), Zorera (en Riosa), Zorerina (en Oviedo), Azorera (en Tineo), Azoreiras (en Castropol), Azor (en La Coruña), Azoreira (en Lugo), Azoreiros (en Orense y Pontevedra), Azores (en Córdoba), Azoreros (en Jaén), Azorejo (en Ciudad Real)...
 


LAS AGUAS (Hidronimia)


La Hueria conjunto.JPGLa Bárcena, Agua l'Estro, Vega la Fonte (Mieres), La Fuente'l Llagartu (Urbiés), La Fuentona, La Güeria, El Lago, La Lavandera, El Llau, La Vega'l Lleu (Urbiés), El Regueru la Muela, El Reguiru l'Abeduriu (Urbiés), Ricueva, Río Turbio (Mieres), Entre Ríos, Vega la Fonte (Mieres), El Tsamarusu, Los Podrizos.

Es evidente que la vida en un valle como el de Turón no es posible si no corre un río, unas fuentes, unas zonas más húmedas que mantuvieran los pastos y los cultivos en las épocas más secas del verano arriba: sin agua no hay pastos, viviendas, arbolado mayor, animales del monte... Más aún, los nombres en torno al agua -lo mismo que en torno a las alturas- son los más antiguos, los primeros que el hombre puso al terreno en cuanto comenzó a utilizarlo. Por eso, en el caso de Urbiés, la citada raíz ur- (`agua' y 'altura') podía hacer referencia a las dos circunstancias que posee el pueblo sobre el valle, poco debajo del nacimiento del río Turón, justo bajo la misma cumbre que da a Laviana.

Esta antigüedad de los topónimos hidronímicos es evidente en el caso de El Tsamarusu, en realidad El Tsamargusu, derivado de tsamarga, tsama, y, en definitiva, de lama, voz prelatina suficientemente estudiada por Menéndez Pidal en toda la zona de antigua marca asturiana. Hoy tenemos en el uso rural la palabra chamarga, chamarguizo, chamargoso..., para designar una zona muy húmeda, lugar pantanoso durante todo el año, pues el agua surge del mismo suelo aunque haya una gran sequía.

 

EL TIEMPO ATMOSFÉRICO


P3160400.JPGLa Braña, Braña de Oro (Mieres), Enverniego, Envernal y El Invernal (San Martín R A), Villa Fría, L'Amvernal (Mieres), Les Bories, El Picu'l Ventusu (Urbiés), Villa Fría, La Pena Frieres, Fuente Fría, Río Frío, El Siiru Caliente,

Es lógico pensar que el tiempo atmosférico condicionaba la vida en los pueblos y los montes, sin más recursos ni protecciones que los materiales del suelo y la benevolencia del cielo: no había plástico, bloques de cemento, uralitas, abonos químicos, tractores, empacadoras para la yerba en el verano... Los hombres y los ganados tenían que aprovechar los recursos espontáneos del entorno a medida que el clima se lo iba aconsejando y permitiendo.
De esta forma tan precaria y obligada, se fueron formando las brañas: los lugares de la veranea, `el pasto de verano', al que subían los vaqueros en cuanto las nieves se retiraban por la primavera arriba, y se iban acabando los pastos del fondo del valle. Llegado otra vez el otoño y los rigores del invierno, comenzaba el camino de vuelta de los altos a los pueblos y los valles; así, surgían los topónimos inversos: El Invernal, Enverniego, L'Ambernal... Paralelamente, se designaron con los nombres oportunos lugares que son más castigados por el frío, el calor, la niebla, el viento: Villa Fría, El Siirru Caliente, Les Bories, El Picu Ventusu...