Recuerdos al atardecer

Recuerdos al atardecer

Carlos Vega Zapico

Carnaval 2016

Hay fechas en la Historia de los pueblos, que marcan verdaderos hitos en ella, aunque, con el paso del tiempo permanecen en el más absoluto de los olvidos. Es lo que pasa con la llegada de Don Carnal al Valle del Turón. Sí, ya sé que antiguamente “La Murga de Bautista, allá por los años 1933-36 se encargaba de animar el Valle, pero queda tan lejos, que ya pocos de nuestros vecinos se acuerdan, aunque si se echa de menos en estas fechas a “Los que faltaban”, efímeros herederos de la gracia carnavalera.  También quedan para nuestra local Historia aquella rivalidad entre distintos barrios del Valle que llevados a la coplilla sentenciaban antaño:

                                      “Los de la parte solana

                                      lo que pueden hacer hoy

                                      no lo dejan para mañana”

a lo que los “rivales” de ladera solían replicar.

                                      “Los de la parte sombría

                                      Todo lo dejan para otro día”

Más cercano en el tiempo quedará, sin duda, aquella enorme sardina que durante algunos años y gracias a las manos de Varela “y sus chicos” era paseada en solemne procesión para terminar con sus escamas en el río Turón camino de San Esteban de Pravia una vez leído su testamento que era anunciado a toque de redoble de tambor.

No hace falta demasiada organización puesto que la fiesta en sí es desorganización pero, me pregunto si cuatro días de celebración no serán demasiado y no resultaría más atractivo unificar esfuerzos. Que si de viernes para los escolares, que si de sábado para los mayores que si de martes para los niños, que si después para la tercera edad. Todo ello sin contar con quienes, todo esto les parece poco y prefieren acudir a localidades cercanas a la nuestra sin participar en nuestros actos, que de todo hay. Es posible que haya que replantearse algunas celebraciones y volver a contar con la participación de aquellos dos importantes y animados grupos que eran Villapendi y Villabazal y a los que se les echa en falta en estas últimas ediciones. Sé que no es fácil, que lleva trabajo, sacrificio pero no debe haber problema que con tiempo y diálogo no pueda solucionarse, máxime estando al frente la ilusión de una celebración festiva. ¡Ánimo y esperamos contar con vosotros en próximas ediciones! y por supuesto con todo aquel que se quiera incorporar, caso de las asociaciones de padres de los centros escolares muy participativas en estos casos.

Interesante, este año, la idea de decorar “algunos” establecimientos de La Veguina. Me dicen que no hubo tiempo para más y quiero creerlo. Queda ahora todo un año para sustituir esos “cuatro globos” por una decoración un poco más original  -que las hubo-  y sin grandes costes económicos, a base de un poco de imaginación. Lástima que a algunos les cueste sumarse a estos pequeños detalles que sirven para hacer un pueblo grande. Lo único con lo que no se puede contar, a la hora de programar cualquier tipo de acto festivo,  es con el tiempo climatológico que este año nos jugó una mala pasada, aunque pese a las mojaduras, en el “poli” se veían caras de alegría aunque bajo las máscaras no todos eran reconocibles.

El martes, tarde dedicada a los niños. Anunciaba agua pero a toda prisa se realizó el minidesfile para prevenir el agua de lluvia. Bien los güajes pero, más parecía un desfile de semana santa que de carnaval. Triste, quizás demasiado  -y que nadie se me enfade-  por falta de música que ambientara el paseo de los más pequeños que por otra parte son el futuro de nuestras tradiciones. Y no cayó ni una gota de agua.

Ahora, con Doña Cuaresma, ni de la “solana” ni de lo “sombrío”, a pensar en el próximo carnaval.

© Carlos Vega Zapico - Valle del Turón, febrero de 2016

Epílogo Carnavalero

No hay carnaval  -ahora desaparecida la palabra, es antroxu, por aquello de “bablerizar” el castellano o castellanizar el bable, que tanto monta, monta tanto- que se precie, sin que uno disfrute de unos buenos frixuelos, típico postre de la época. Aunque con ellos, pasa lo mismo que con las navideñas casadiellas. Las mejores, sin duda, son las que uno hace, ¡faltaría más!. No sé a ciencia cierta si la costumbre va desapareciendo, aunque en mi casa se mantiene y espero pueda seguir siendo así durante muchos años.

Como colofón y punto final a los carnavales turoneses, de la presente edición, permítaseme el atrevimiento personal de dedicar la presente crónica, a título personal, a una de las personas verdaderamente insustituibles y que edición tras edición, ahí está, con su disfraz y su buen humor. ¡Marañón!, verdadero “Rey del Carnaval Turonés”, por mucho que unos digan, otros asientan y la “mayoría silenciosa” otorgue. “Maraña”, ¡que nunca te falte el humor y la gracia carnavalera!. Un cordial y afectuoso saludo.