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Mereció la pena - Cristo 2019

La pluma de Carlos Vega puede resultar molesta para algunos, pero siempre es acertada. Desde el comienzo de nuestra página turonesa su crónica sobre nuestras fiestas patronales siempre ha ido, afortunadamente, más allá del mero reportaje festivo. Si la emoción musical ha sido el plato fuerte de esta edición, su llamamiento a caminar juntos en el reconocimiento de los nuestros y a retomar el “dinamitado” acto del “Día del turonés ausente” solo pretende ayudarnos a recuperar parte de nuestro turonismo. ¡Gracias Carlos!

Entre Polio y Cutrifera

Carlos Vega Zapico

 

 

Mereció la pena

 

En principio no tenía previsto asistir a nuestras patronales del Cristo de la Paz dadas las características del calendario escolar que me mantienen ocupado fuera del Valle, aunque algunas llamadas telefónicas y determinados actos programados por la nueva Junta Directiva de So.Tu.Fe. fueron acrecentando el gusanillo de poder estar presente. Ciertos cambios de última hora y alguna que otra coincidencia festiva, hicieron que el deseo pudiese convertirse en realidad. El objetivo era poder visitar la exposición de Varela y acudir al concierto de los Master Glad por lo que no pude asistir al Pregón de Fiestas, sin duda uno de los actos más tradicionales de nuestros festejos. Sería por mi parte un gran atrevimiento opinar sobre lo pregonado por José  Espiño más allá de las breves reseñas aparecidas en prensa. Sí me gusta la idea de homenajear a esas personas que día a día y que con nombre propio, están ahí trabajando con unos y otros y que en vida, no después de ella, merecen una felicitación colectiva de sus propios convecinos. En este caso mi felicitación a Mito Galán por ese merecido reconocimiento y a So.Tu.Fe. una propuesta que convertiría en reto: quizás ella deba encabezar que el reconocimiento a ese "Turonés del Año" llevase el consenso de las numerosas asociaciones locales. Quedan muchos meses para una posible segunda edición y nunca es tarde para comenzar a caminar juntos. La idea queda en el aire.

A mi llegada -con el tiempo justo- pude saludar a varios de los "músicos" en los que afloraban de manera visible los nervios antes de volver a pisar un escenario en especiales circunstancias, aunque conocedor de sus esfuerzos por sacarlo adelante estaba convencido de que la actuación sería todo un éxito. El concierto comenzó con un emotivo recuerdo para con aquellos componentes de ambos grupos que ya no están entre nosotros (Andrés Baquero +2007, Antonio Perianes +2018 y Roberto +2019) que acompañadas de unas imágenes, sirvieron para emocionar y arrancar los primeros aplausos de un público entregado a lo que seguiría. Y allí, sobre el gran escenario, hombres y nombres que para muchos de nosotros suponen parte de nuestra historia en una determinada época de nuestra vida y que Varela -maestro de ceremonia- se encargó de ir presentando:

- A la guitarra, Luis Friera

- A su lado y también guitarra, Juan"Master"

- Al bajo, Tonín Alan , recién llegado desde el Caribe -por aquello de ir todo de blanco-

- A la batería, Manuel Baquero

- Con la trompeta, Tote

- Un poco más allá, al órgano, un gran músico, Jacinto

- A mi lado, quizás el gran descubrimiento del grupo: Julio Cesar Faes

- Tengo que citar una  ausencia inesperada, Luis Guardilla que fue intervenido quirúrgicamente en el día de ayer y que ya se recuera favorablemente.

- Y un servidor de ustedes, Juan Luis Varela, al saxo

También hubo palabras de recuerdo para Miguel, Mon y Julín Baquero vinculados musicalmente a quienes, en estos momentos, compartían escenario.

Los aplausos iban en aumento a cada tema de las viejas canciones interpretadas por Julio o por Tote trasportándonos inconscientemente a épocas pasadas e inolvidables para muchos de los que allí estábamos y que por unos instantes parecíamos rejuvenecer. La emoción quizás llegó a lo más alto cuando interpretaron el tema "Cerca de las estrellas" de los Pekenikes en las que volvieron a aparecer los rostros de aquellos viejos compañeros desaparecidos y siempre recordados. Tras más de una hora de música, dos "bises"  y una gran carga de nostalgia y recuerdos, la actuación de Master Glad llegaba a su punto final en una noche en que la luna llena aparecía sobre Cutiellos iluminando -quizás de un modo especial- a este Valle que celebraba  unos merecidos días de descanso festivo. El primero de los objetivos marcados se había superado con creces.

A punto de regresar a la castellana y despoblada Soria, me llegan inmejorables noticias. Puedo retrasar la vuelta hasta el martes. ¡Fantástico, puedo disfrutar de más días de fiestas!, lo que me permite comentar algunos actos, que no por orden cronológico, llamaron mi personal atención.

Exposición de Juan Luis Varela que bajo el título “Paisaje y Paisanaje II” bien debería haber llevado por título “Entre Amigos” puesto que Varela preparó, por sorpresa, para tan importante ocasión, una colección de lienzos en que muestra los retratos de muchos de sus amigos. Presidiendo, Julia parece darnos la bienvenida a la muestra en nombre de su padre y a su lado Teresa nos mira de frente con cierta complicidad que ciertamente impresiona. A la izquierda de la sala, los amigos vinculados a la música y cuyos nombres no citaré por miedo a olvidarme de alguno; a la derecha, amigos de distintas etapas y vínculos. Tanto unos como otros son totalmente reconocibles por los visitantes a los que se les escucha exclamar ¡esti ye…ta claváu”. Sé que faltan amigos, pero también soy sabedor que habrá continuidad a esta serie. Por lo que en lo personalmente me afecta, sobre la exposición solo dos palabras: ¡Gracias Maestro!

El desfile de carrozas es, quizás junto al pregón, uno de los actos más tradicionales de nuestras fiestas locales y en el valdría la pena aunar los esfuerzos. En principio sigo apostando por creer que sería el día ideal para aquel acto tan incomprendido como boicoteado que bajo el nombre de “Día del turonés ausente” reúna en la misma mesa a quienes siguen residiendo en el Valle con aquellos que por distintos motivos y circunstancias tuvieron que abandonarlo. Que mejor que mesa y mantel y después, disfrutar de La Veguina con el colorido de las carrozas que podrían verse incrementadas con un poco de esfuerzo y la participación de algunos barrios que en su día apostaron por esta propuesta como Villapendi, Villabazal, San Francisco…

Uno de los aspectos que más me llamó la atención fue la programación musical. Por una parte, esa actuación de las “Jóvenes Promesas” a las que no pude escuchar pero de las que me llegaron las mejores referencias. Estos días son ideales para darles esa oportunidad de ser escuchados. Por otra esa “Música en la calle” que anima y ambienta nuestra “Calle”. La coincidencia de horarios -hay que cuidar este detalle- solo me permitió escuchar en la Veguina a “La Malquerida”. No creo exagerar si digo que todos cuantos escuchamos la actuación quedamos con ganas de más. Un piano, un contrabajo, una voz femenina impresionante y un repertorio conocido por todos bastaron para hacernos pasar una hora estupenda. Quizás en el aspecto musical un pequeño “pero” que repito año tras año. Tanto al concierto de la Banda de Música como el de Big Band de Mieres hay que buscarles un escenario y un horario que hagan que esos actos puedan contar con una mayor afluencia de público. Resulta un tanto desolador ver a unos músicos esforzarse por ofrecer de su saber ante una carpa con tan escasísimo público asistente. Se nota que el concejal de cultura del Ayuntamiento de Mieres -nuestro Ayuntamiento- es amante del arte musical. Muy buena la experiencia.

Por lo demás,  también presentes esos actos que nunca suelen faltar: el partido de fútbol, los bolos, el balonmano, el trofeo Luis Fenro, la presentación de algún libro -me hubiese encantado estar presente en “El Cuarto de las Maravillas” de mi exalumno Guillermo Solís- , Festival de Masas Corales, ese “Guadiana” llamado Exhibición de Entibadores que merece un lugar de celebración más digno, el Día del Bollu con esa agradable sorpresa “del Conomato” que es de agradecer, esa celebración del Día del Niño y la colección de fuegos artificiales que de seguir así se tirarán antes de que den comienzo los festejos llenaron un programa de actos que no muchas fechas atrás parecía imposible. Sé por propia experiencia que es muy difícil contentar a todos, pero bastante hacen quienes durante unos pocos días de fiesta trabajan, de manera altruista, con la única intención que el resto de sus vecinos puedan disfrutar. Así que, para algunos que siempre están disconformes, sirve aquello de ¡menos criticar y más apoyar!. Estoy seguro que So.Tu.Fe. recibirá con los brazos abiertos a cuantos deseen sumarse a colaborar.

Como remate final, dos sugerencias que creo suponen un serio estudio a próximas ediciones de las fiestas del Cristo. Ahora que comenzamos a presentar y potenciar a nuestros iniciales valores musicales, no estaría de más dar la posibilidad de diseñar el cartel festivo a esa gran cantidad de jóvenes -y no tan jóvenes- auténticos artistas del diseño gráfico. Toda una auténtica oportunidad de mostrar ese talento artístico que llevan dentro y que sin duda supondrá una auténtica sorpresa para muchos. En último lugar -y debería ser el primero- vengo observando que nuestro Cristo de la Paz tiene graves problemas de salud. Los años, los cambios de lugar, las humedades, las polillas… pasan factura y así en los últimos años no fue posible procesionar la imagen por su grave estado de deterioro. Debería hacerse, por quien corresponda, un estudio real de su estado y actuar -de inmediato- en caso de ser necesario antes de lamentarnos por su total destrucción. Una vez conocido su estado de salud y las posibles soluciones ya se tomarán las medidas más oportunas. No me veo celebrando “les Fiestes del Cristo” sin la propia imagen del Cristo.

De verdad mereció la pena pasar estos días de fiesta en Turón. Ya quedan menos de 365 días para volver a vernos, de todas maneras un cordial saludo a todos y reitero mi felicitación a los miembros de la Junta Directiva de So.Tu.Fe. por darnos esos días inolvidables.

 

© Carlos Vega Zapico - Turón, octubre de 2019