El turullu despierta a Santa Bárbara

El día amaneció soleado aunque en las crestas del Aramo aun se podía ver restos de nieve del temporal de días pasados. De pronto, el ¡Broum!, ¡Broum! de la dinamita y un ruido, entre sirena y alarma, sirvieron para despertar a muchos turoneses. Era el anuncio de la festividad de Santa Bárbara que se repetiría a lo largo de la mañana.

Poco antes del mediodía y mientras los incondicionales se acercaban al Primero de San José para ser partícipes de la ofrenda floral a nuestros fallecidos -¡qué pena la escasa participación ciudadana para honrar la memoria de quienes dieron su vida en nuestras minas!- volvió a sonar el “turullu” para anunciarnos que, pese a que en el Valle ya no queda ninguna explotación minera, Turón sigue honrando a su patrona Santa Bárbara.

Aquel viejo artefacto marcó, el pasado nuestras vidas. Sonaba a las entradas y salidas de los relevos de los mineros, lo que hacía de reloj para el Valle y si éste sonaba a hora distinta de la preestablecida saltaba la alarma. Algo había sucedido en el interior y en corto espacio de tiempo las, casi siempre trágicas noticias, corrían de boca en boca mientras las gentes se remolinaban en torno a sus minas a la espera de noticias sobre lo sucedido. Era el centro de nuestras vidas y así lo dejó reflejado el amigo Tomás Martínez Nuño en la interpretación de Nuberu:

Oigo tocar el turullu
anduve de borrachera
el trabayu ye´l trabayu
pero primero espárcela.

El “turullu” está desde el día 1 de diciembre en lo alto del castillete del pozu San José, dispuesto a dejarnos escuchar su característico sonido cada festividad de Santa Bárbara y recordarnos nuestra vinculación pasada con el mundo minero. Al menos, por unos momentos, volveremos a recordar nuestra casi abandonada identidad minera. Y los más jóvenes seguirán preguntando: “qué ye esi ruidu tan fuerte que suena”. La respuesta por tarde de quienes lo conocimos resulta ciertamente fácil. El “turullu”.

Cuando el Coro Minero finalizaba su interpretación de Santa Bárbara, verdadero himno de los mineros, volvieron a repetirse esos sonidos tan característicos de este día. Un viejo minero de San José me comentaba entonces, con la voz entrecortada, ante tanto recuerdo. “Quien nos iba a decir hace años, que por Santa Bárbara ya sólo quedaría el recuerdo que lo que Turón fue en el pasado”. Asentí con la cabeza mientras, tratando de darme un abrazo, me susurró al oído: “Vosotros que sois jóvenes no dejéis que, al menos esto, desaparezca”.


Carlos Vega Zapico, Entre Polio y Cutrifera, diciembre de 2011