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Santa Bárbara 2012

De las celebraciones de antaño, de las que cada uno podría hacer su propia crónica, hasta éstas, quizás más gastronómicas, las jornadas de Santa Bárbara siguen evocando un trasfondo hullero cada vez más sepultado en nuestra historia. Los apuntes de Carlos Vega añaden a nuestros anales.

 


Entre Polio y Cutrifera

Carlos Vega Zapico

 



4 de diciembre

      


Si había una fecha, nunca marcada, en rojo, en el calendario, pero, siempre festiva, esa era la del 4 de diciembre festividad de Santa Bárbara, patrona,  entre otras cosas, de los mineros. Recuerdo despertar con el potente ruido de la dinamita que se disparaba desde las escombreras de San José y que hacía retumbar los cristales de lasviejas ventanas de las casas. Con aquellas mechas llenas de hilos de pólvora. Imagen1 articulo.jpgLos “güajes” recogíamos, en las escombreras, los restos que juntábamos a una de aquellas pastillas de azufre y/o potasio que comprábamos en “Casa Tiva”. Poníamos una piedra encima  de la mezcla y tras un fuerte pisotón,  ¡zas!,  producíamos una explosión digna de nuestra propia edad. Con el tiempo, las cosas fueron cambiando y la pólvora fue desapareciendo. La cambiamos, entonces, por aquellos sencillos hilos de cobre de los detonadores que de cuatro colores   -rojo, azul, amarillo y blanco-  encontrábamos removiendo el escombro para enrollar en torno a un clavo de los que usaban los camineros y siempre quedaban en las soleras, para luego, vender como cobre y sacar unas pesetas para nuestra siempre escasa economía infantil.

     
 
Imagen2 articulo.jpgEra tradicional la misa de Santa Bárbara en la iglesia de la Cuadriella, construida,  como capilla, por Hulleras del Turón en 1939 y convertida en parroquia a partir de1962, con procesión incluida por los alrededores del templo. Los primeros bancos siempre estaban reservados para los “mandos de la empresa”, ocupando sus señoras, aquellos  reclinatorios  recubiertos de terciopelo rojo que tanto nos llamaban la atención. Hay, aún,  quien recuerda aquellas comidas compartidas con los compañeros en los bares del Valle en las que predominaban la fabada y los callos. Pasaron muchos años y  recuerdo aquel día en que, en torno a un blanco de Rueda, en el viejo bodegón de Chucu, Ceferino, párroco de La Cuadriella, meImagen3 articulo.jpg dijo: “Prepara algo para dar un pregón con motivo de santa Bárbara”. No pude negarme y aun conservo aquellas líneas escritas a mano sobre unas ya decoloradas cuartillas. La experiencia duró varios años pero, como muchas de las cosas de nuestro Valle han quedado para el recuerdo. Pasados los años y de la mano de la festiva SOTUFE surgió en 1990 la Jornada Gastronómica del Pote Asturiano. No se preveía en Imagen4 articulo.jpgaquellos tiempos la total desaparición del carbón de nuestro Valle pero si se pretendía potenciar y perpetuar la festividad minera en un territorio que lo había sido todo en un mundo que poco a poco fue desapareciendo.  22 años más tarde los resultados no son los deseados en aquellos primeros tiempos. La fiesta no está unificada, carece de organización y los precios están dentro de un abanico demasiado amplio aunque la escasa capacidad hostelera de nuestro Valle vea completar su escaso aforo.

       Fue en 2005 cuando la Asociación Cultural Santa Bárbara, de Mieres, en el día de su patrona, homenajeó a los mineros fallecidos en el Valle cuyos nombres figuraban en el Primero de San José. En ediciones posteriores la Plataforma Juvenil por la Defensa del Valle se encargó del acto así como de organizar una Semana Cultural en torno aImagen5 articulo.jpg la festividad minera que perpetuaba nuestro pasado. El estado en que se encuentra, hoy,  el escenario del acto no puede ser más deplorable según he denunciado en reiteradas ocasiones y la participación ciudadana es mínima pese al gran número de mineros fallecidos. Pena que no sepamos valorar nuestra propia Historia. Es el sino del Valle por mucho que nos cueste aceptarlo. En palabras del poeta: “¡Dios mío, qué solos se encuentran los muertos!”.

       Lejos queda aquel 1867 en que Vicente Fernández Martínez ponía en marcha Minas de Figaredo o 1890 en que, con capital vasco, se constituyó Hulleras del Turón, empresas encargadas de extraer de nuestro subsuelo la gran y abundante riqueza del carbón. Aquel mundo de escombreras, planos inclinados y  ferrocarriles pertenece ya al pasado. Nos queda, de aquel día, el sonido del “turullu” y el despertar de los potentes palenques, del resto…

                                              

© - Carlos Vega Zapico. Turón, 5 de diciembre de 2012