Herramientas Personales

Cambiar a contenido. | Saltar a navegación

Navegación

Navegación
Menu de navigation
Usted está aquí: Inicio / Ocio / Concurso / Premio David Varela 2012 / Segundo premio 2012
Acciones de Documento

Rafael el luchador, mi abuelo, el "Chuchu"

Rafael sabe que su abuelo es una pequeña parte de la memoria colectiva de su Turón, de su propia vida. Es una larga historia que desgrana mil recuerdos y anécdotas, fruto de una lucha “por salir adelante a toda costa” y que va desde el Chuchu de San Andrés hasta el Chuchu del parque donde llevan 26 años. Es aquí la cita obligada de todo turonés y visitante, un lugar donde los clientes son como una gran familia que comparte sus vidas y rehace el mundo, a veces “acaloradamente”.
En el año 1945 estaba muy reciente el final de la segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil. En el Valle de Turón se vivía una situación de grandes penurias debido a la escasez de ropa y alimentos. Pero por otra parte existía abundante trabajo para todos, aunque mal remunerado.

DIEZ HERMANOS Y MUCHAS NECESIDADES

Rafael, mi abuelo, tenía solo ocho años y no pudo asistir a la escuela, ya que eran diez hermanos y lo primordial era poder subsistir. Por lo tanto, él solo tuvo el aprendizaje de la vida. Era el séptimo de los hermanos varones y los mayores trabajaban en el bar de su padre o cuidando al ganado. Sus hermanas mayores cuidaban a los más pequeños.Casa Chuchu.jpg

Pasaron años difíciles, hambre, enfermedades, falta de higiene, todo tipo de necesidades, pero no por ello Rafael perdía su gran sentido del humor. Era lo que tocaba vivir y debía conformarse. Recuerda una anécdota en la que en pleno invierno, su padre le encargó ir a dar de comer a una mula que tenían en un prado lejos de su casa. Cuando llegó a la cuadra donde debía estar la mula, la encontró muerta, tirada en el suelo. No sabía cómo se lo iba a decir a su padre. Sabía que no era su culpa, pero a ojos de su padre, él sería el culpable. Bajó hasta el bar dándole vueltas a la cabeza, sobre cómo se lo iba a decir, o sobre qué parte de su cara iba a estar colorada los siguientes días. Llegó al bar y, cuál fue su sorpresa, su padre no le dijo nada. Y a mi abuelo siempre le quedará la duda de por qué su padre reaccionó de esa manera, cuando en esas mismas circunstancias, mi abuelo habría tenido dolor de cabeza durante varios días después del tremendo bofetón que le hubiera dado su padre.


1951, EL PRIMER PAN

Al criarse en una tasca tradicional en San Andrés, siempre estaba en contacto con personas de toda índole, desde guardias civiles hasta mineros, desde militares hasta curas, lo que le proporcionó diversas experiencias e historias a las que otros niños de su edad no tenían acceso. Rafael las escuchaba con avidez, como aquel niño que le gusta escuchar el cuento de todas las noches.
Panadería.jpgRecorría todos los pueblos del valle, para transportar todo tipo de mercancías por un mísero mendrugo de pan, una taza de leche o un huevo frito, aunque, alguna vez, recibía algo más por los servicios prestados.

El 1 de Abril de 1951 fue una fecha señalada y especial para mi abuelo, porque se celebraba una fiesta en la panadería de San Andrés, en la que se probaba un delicioso pan por primera vez. Todo era emoción entre los obreros de la panificadora y entre los habitantes del valle. A partir de esa fecha los alimentos empezaron a abundar con más frecuencia, primero el pan, después la leche, luego los alimentos caseros como carne del ganado y de los cerdos, asi como los huevos de las gallinas que se criaban en casa. Parecía que el valle empezaba a despertar de su letargo.

LA PESTE Y EL ESCARABAJO PATATERO

En esa década, también se produjo la peste aviar y el mal rojo de los cerdos, enfermedades que acabaron con la vida de todos los cerdos y gallinas del pueblo. Cuando esto sucedía enterraban a los animales, y varias familias necesitadas los desenterraban y los comían. Muchos de ellos morían y nadie en aquel tiempo, se figuraba por qué.

De manera especial recuerda los llantos de mujeres cuando el escarabajo patatero llegó a nuestras tierras. Coincidiendo con estas fechas y para acrecentar sus males, se producía por parte de Alemania una amenaza de soltar la bomba atómica y se escuchaban rumores del fin del mundo.
Abuelos en la mesa.jpg
Por otra parte las viviendas empezaron a mejorar ligeramente en su construcción, eran menos húmedas y conservaban un poco más el calor. Y lo más importante, se empezaron a construir baños dentro de las casas. Habitualmente, las aguas menores, y las mayores, iban por la ventana al grito de ¨agua va¨.

El principal miedo de la sociedad, por aquel entonces, era verse involucrada en la Guerra Mundial y en que estallara la bomba atómica, con la que acabaría el mundo. Hitler amenazaba con soltar esta bomba, y los americanos la probaron en Hiroshima y Nagasaki, lo que causó el caos, la desgracia, y fuertes efectos secundarios en la salud de muchas personas.

LOS 60 COMPLICADOS

A comienzos de los 60 las reivindicaciones obreras terminaban en huelgas y protestas alterando la convivencia normal. Comienza una parte de la historia de nuestra provincia, que siempre nos identifica con la lucha social por los derechos de los trabajadores. En Turón uno de los miedos más grandes era salir a la protesta, lo que no estaba permitido por aquel entonces, porque el que saliera a protestar era severamente castigado. Patrullas de tres guardias recorrían la zona, desde la Güeria a Figaredo por Abuelo en el camión.jpgtodo el valle. Otras, rondaban los pueblos restantes del valle, cuidando de que no hubiera conflictos, atentados, sabotajes, o cualquier incidente que alterase la vida cotidiana. Aún así, muchos se arriesgaban para hacer llegar a la gente las reivindicaciones y que se dieran cuenta de la situación social. Todo ello encaminado a crear conciencia de clase y a que se implicaran en la conquista de sus derechos. Se convocó un paro de tres meses en Hulleras del Turón y HUNOSA, lo que fue motivo de grandes polémicas en el valle. Se había conseguido mejorar la alimentación y los recursos, pero las huelgas y las sublevaciones constantes en el valle crearon disputas y polémicas entre los ciudadanos, que opinaban que la situación no se cambiaba con huelgas y los que opinaban lo contrario. En cualquier caso, todos arrimaban el hombro para que la gente no pasara penurias económicas. En las tiendas y en los bares, comenzaron a aparecer ¨las libretas¨, en las que se apuntaba lo que una familia consumía, para que cuando la huelga terminase y el minero recuperara su jornal, pagara todo lo que debía.

Rafael compaginaba su labor en el bar, con el transporte de mercancías. El inicio de su vida en el mundo de los transportes fue duro, al principio estaba unido a una cooperativa, de la que posteriormente dejó de formar parte por razones de organización. Mientras mi abuelo viajaba por todo nuestro país, mi abuela se encargaba del antiguo bar, trabajando día y noche para que no faltase pan en casa, con la ayuda de mi tía que cuidaba de sus dos hermanos, mi padre y mi tío.

LOS MONÓLOGOS DE UN TRANSPORTISTA...

Además de transportar mercancías, mi abuelo, en sus ratos libres enseñaba monólogos tradicionales a mi padre para participar en las ferias y concursos de toda Asturias. Mi abuelo afirma que mi padre era un gran monologuista, de hecho, conserva algún que otro recuerdo de sus concursos.Mis abuelos.jpg

También comenta mi abuelo que mi padre era un tanto travieso. Recuerda un día que se tragó una punta. Mi padre estaba muy nervioso y pensaba que se iba a morir, además de ser un chiquillo era un tanto hipocondriaco, pero le llevaron al médico, donde encontraron la solución al problema rápidamente. Le mandaron comer espárragos hasta que la expulsara. Mi padre sigue pensando que le salvaron la vida.

EN EL BODEGÓN DE TODOS LOS RECUERDOS

Muchos sustos y anécdotas se vivieron en aquel viejo bodegón, del que mi abuelo solo le quedaron buenos recuerdos. La gente era toda como de la familia, que nunca había conflictos graves, solo pequeñas discusiones, generalmente, causadas por el vino.
Según fueron pasando los años, el bar casa Chuchu se trasladó al parque de Turón, en el que hoy cumple 26 años de su larga historia. Y esperemos que perdure muchos más años que los que han transcurrido.

Mi abuelo me habla de las tradicionales fiestas del Cristo de la paz en Turón, que se celebraban en una zona más extensa con mayor afluencia de gente de la que hay actualmente cada 14 de Septiembre. Miles de personas recorrían las calles de este pueblo, donde había muchos bares para poder tomarse algo, a diferencia de hoy en día.

LA SOMBRA DE TURÓN TAMBIÉN ES...ALARGADA

También había cuatro salas de cine alrededor de todo el pueblo, donde la gente disfrutaba de la proyección que emitían el Domingo. Fuese cual fuese la película, nunca faltaban espectadores en aquellas oscuras salas.

En la actualidad, Turón es una sombra del Turón de hace 25 años. A pesar de la dureza, el miedo y el sacrificio de aquellos años, mi abuelo los recuerda con añoranza.
 

© Rafael Rodríguez Menéndez