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De San Andrés a Urbiés pasando por San Justo

zamora[1]-1.jpgAntón Martín
 

Ha estado más de cincuenta años dedicado a la enseñanza y se ha jubilado el curso pasado.Su vida profesional se ha desarrollado en Zamora, su tierra natal, en Bilbao, en Salamanca y desde hace veinte años, en nuestra hermosa tierra asturiana. Dice de sí mismo que en todos por todos los lugares donde ha pasado " ha tenido el vicio el de recorrer sus caminos y conocer a sus gentes". Cuando llegó a Asturias se incorporó a grupos de caminantes con los que comenzó el conocimiento de esta tierra. Desde hace años, con unos cuantos amigos, ha formado un grupo con el que salen todos los sábados a disfrutar de su gran pasión...el monte.

Esta es su colaboración para elvalledeturon,net.

Gracias Antón.


Donde la mula paró, el agua salió


Puntos de referencia: Parada de autobús junto a la estación de Mieres – San Andrés – parque – salida por el PRAS 35 – Puente Villandio – monumento a “Los Fugaos” – pozo Fortuna y salida a la derecha – La Llera – camino de cemento inicio de ruta – Lleu – pedrusco de notable tamaño – El Artoso – punto con desvío a la derecha – prado de buenas dimensiones y dormidero de ganado – San Justo – lavadero y fuente de los santos Justo y Pastor – señal de desvío al pico Cogochu y a Urbiés – campa Les Abeyes – amplia campera y sendero de bajada – Urbiés – La Vegona – puente de La llera – autobús en San Andrés – Mieres.
Imagen1.jpg

En autobús hasta San Andrés

Llegamos a Mieres en el tren de RENFE y frente a la estación se ve la parada del autobús que nos va a llevar a San Andrés. Al descender de él, buscamos a la derecha una estrecha y corta calle que nos lleva a un parque muy bien preparado, con mesas y bancos de tipo rústico, y varias salidas: una al frente, con una buena fuente; otra a la derecha y finalmente la que tomaremos nosotros que sale junto a la primera casa que vemos al frente. Estamos en el “PRAS 35, a Villandio”, camino asfaltado que nos llevará hasta La Llera en poco tiempo. Se dejan las últimas casas de San Andrés y, un poco más adelante, pasamos otra buena fuente, y luego, restos de maquinaria antigua de las minas, que encontraremos sembrada a lo largo de todo este paseo, formando un verdadero museo al aire libre. Llegamos a una bifurcación y continuamos de frente, dejando a la izquierda una fuente medio escondida, con agua abundante y muy buena y con bancos para el descanso. Un puente atraviesa la senda con una salida a la derecha y otra a la izquierda, por donde entramos en ligera y corta subida para ponernos en la carretera y en lo que se conoce como Puente Villandio. Atravesamos la carretera y continuamos hacia la derecha por una senda muy agradable, muy bien cuidada y con más restos de maquinaria. Esta senda nos lleva hasta una plaza conmemorativa, con paneles informativos, bancos y mesas campestres y un monumento en el centro dedicado a “Los Fugaos”, los fugados, … los huidos de aquellos tiempos.


Se pasa un puentecillo y caminamos con el río Turón a la derecha hasta llegar a un punto donde vemos unas casas a la izquierda; al frente se ven las antiguas instalaciones del Pozo Fortuna; hay una salida a la derecha, por donde seguimos y entramos en la carretera. La senda minera continúa al frente, pero nosotros caminaremos hacia la izquierda por la carretera, encontrando en poco tiempo el indicador del Km. 16 y luego, un par de casitas muy bien arregladas. Nada más pasar un puente, en una pequeña explanada a la izquierda veremos un panel informativo de la ruta PRAS34, donde nos informamos del circuito: La Llera - L’Artosu – San Justo – Campa Les Abeyes – Campa de Urbiés – La Vegona – La Llera.
parquesanandres.jpg

Por Fortuna hasta El LLeu

A su lado sale un camino de cemento, ancho y en ascenso, por donde entramos, tomándolo con calma, pues vamos a subir, unas veces con más pendiente y otras con menos, pero siempre ganando altura, casi casi hasta la campa de Les Abeyes. Dejamos de lado una casa con un amenazante letrero en grandes letras de: “cuidado con los perros”. El camino, zigzaguea y se adapta a la subida de la montaña flanqueado por cercas de palos o por muretes de piedra plana, colocada con asombrosa precisión y con los que no pueden ni el paso del tiempo ni las inclemencias naturales.


Llegamos a la aldea de Lleu; a la derecha, en unas cuadras alargadas vemos la señal de la ruta y un letrero que nos indica que estamos a 520 m de altitud; luego una pequeña calle con un fuente da entrada a la aldea, que tiene unas cuantas casas muy bien arregladas. Seguimos caminando hacia la izquierda por un lleu-1.jpgcamino de tierra en ligero ascenso, pero que a trechos se nos pone muy cuesta arriba, pues estamos salvando un desnivel considerable. La ruta muy bien señalizada no tiene pérdida, aunque de vez en vez, se ven entradas y salidas. El bosque se hace muy frondoso y en algunos lugares se presenta silvestre y medio abandonado, abundando cada vez más los castaños y los robles; en la cercanía de los casas o cuadras que encontramos en el camino abundan los frutales, destacando en esta época los cerezos, que ya casi están en sazón, y las higueras que presentan una buena cosecha de frutos.
 

Pasamos un gran pedrusco a la izquierda del camino, arrancado no se sabe dónde y que nos hace pensar cómo llegó hasta aquí. Su contemplación sirve de disimulo, deteniéndonos unos momentos más para tomar aire que para contemplarlo, pues la pendiente se ha notado. Una curva muy pronunciada a la derecha nos deja ver las casas de El Artoso, adonde llegamos en menos que se dice. Aprovechamos para admirar el paisaje que se nos ofrece desde aquí, el valle abajo, una nueva vertiente de la montaña que subimos, y el camino, que vemos ladera arriba, y que todavía tenemos que recorrer.
 

Hay una o dos casas habitadas, aunque no encontramos por allí a los vecinos; pensamos que no deben andar lejos pues tiene la puerta abierta y la comida, que ya debe estar preparada, huele que alimenta. Vuelven a abundar los cerezos, nixos e higueras alrededor de las viviendas; dejamos al marchar una hermosa casa de color malva con un soleado corredor de balaustre torneado, muy típico de estas viviendas y luego unas cuadras de piedra a la salida, con algunas señales de la ruta, para animarnos a seguir, más que para guiarnos porque por allí no hay pérdida posible. El sendero corre ahora con muro de piedra a la izquierda y algunos prados, mientras que a la derecha abunda el arbolado entre el que se ven abundantes robles de buena envergadura. Llegamos a un punto especial para despistarse pues el camino ahora llano, ancho y muy agradable de andar, se desvía bruscamente hacia la derecha, entrando por un pequeño sendero en ligero ascenso. Y aunque hay un poste de la ruta que así lo indica, y a pesar de la señal en aspa que nos avisa de nos seguir por el camino ancho, pues con todo ello puede que alguien se despiste.
 

Allá arriba, San Justo

Entramos por el sendero atravesando el bosque, bordeando un prado grande que nos queda a la izquierda. Para llegando a san justo-1.jpgdescanso de nuestras piernas, llegamos a una pequeña explanada con árboles y señales de ser usado como “dormidero” por el ganado vacuno. Esta pequeña explanada nos mete a un sendero llano, de muy buen andar y que nos deja ver a la izquierda un hermoso paisaje. Nos parece adivinar, cuando los árboles dejan hueco, allá a lo lejos, los tejados de San Justo. Caminamos un poco más y llegamos a las primeras casas de San Justo. Aunque nuestra ruta no entra en el pueblo, pues en la desviación tendríamos que caminar a la derecha para seguirla, entramos por la izquierda para detenernos en esta hermosa y singular localidad. Volviendo luego a este punto para continuar la ruta.
 

Es la de San Justo una aldea que da gusto mirar. Nos llegamos hasta la iglesia; una vecina nos cuenta que es la aldea más alta y la más antigua de todo el Concejo. Será así, porque así nos lo cuentan y nosotros somos caminantes a los que no les gusta llevar la contraria a los vecinos de ningún sitio que visitamos. Alta sí que está y antigua debe de ser pues allí nos enseñan una revista en la que se cuenta que San Justo ya era conocida a mediados del año 800. Nosotros sabemos que por aquí pasaba una variante del Camino de Santiago y que iba, según parece, desde Ujo hasta la iglesia de El Carbayu en Ciaño.
 

La iglesia está bajo la advocación de los santos Justo y Pastor, de los que tomó nombre, aunque finalmente se le conoce con el nombre del primero. Nos dejaron la llave en casa de la amable señora Gene, en una de las primeras casas que pasamos para llegar a la iglesia. Nos cuentan que seguramente esta la iglesia se levantó en el mismo sitio donde hubo algún culto anterior al cristianismo. Es muy seguro que aquí mismo o en las cercanías hubiera un lugar de sanación o curación, muy conocido y con fama bastante extendida, lo que dio lugar a la desviación del Camino de Santiago. La iglesia es una reconstrucción, pero se conservan algunas curiosidades; es bastante más pequeña por dentro que por fuera y ello es debido a que el retablo del altar, de hermosa hechura policromada, está sobre una pared, pero detrás de ella hay un hueco con fines desconocidos. A la derecha, junto a la pared hay un curioso rectángulo sin piedra en el suelo, dejando ver la tierra; parece que en tiempos los peregrinos tomaban un puñado de tierra y, convencidos de sus propiedades milagrosas, se lo llevaban.

Capilla San Jutso-1.jpg“La iglesia se construyó aquí por culpa de una mula, pues las monjas que traían las reliquias de los santos Justo y Pastor, se paró en este mismo lugar, donde entonces no había nada, y por más palos que le dieron, la mula no andaba y se terminó por arrodillar, y donde se arrodilló, manó agua; por eso edificaron aquí la iglesia, y desde entonces viene el dicho de: donde la mula paró, el agua salió”.

Esto está escrito tal como lo grabamos; nosotros no somos nadie para estropear la historia real, llevando la contraria a la buena mujer que nos lo cuenta, aunque los libros digan que no eran monjas sino monjes benedictinos; estas cosas es mejor que cada uno las cuente como le dé la gana, y los que no saben, como nosotros, a callar.


"Cuando aquellos años tan malos, llegaron una tarde tres hombres con un palo grande cada uno; se fueron a la iglesia y nosotros, como éramos rapacinas muy curiosos, fuimos detrás de ellos. Escondidas, vimos como sacaban a los dos santinos y a San Roque y les prendían fuego. Los santinos ardieron enseguida, pero San Roque no arrancaba a arder y les metieron fuego por tres veces. A la tercera, se les rodó por el prao abajo y lo dejaron creyendo que se habría quemado. ¡Pero no!, todavía se conserva como quedó aquel día. Los santinos son ahora de escayola, y no de madera como los otros. Ah, también se llevaron la campana, pero no sabemos lo que hicieron con ella"
 

Continuamos nuestro camino en dirección al punto donde nos desviamos, dirigiéndonos luego a una empalizada. Junto a ella hay un lavadero y una fuente con agua potable, llamada la fuente de los santos Justo y Pastor. Entre las casas que hay por allí, y que pasamos cuando veníamos, hay una, grande, de piedra, muy antigua y en donde parece ser que estuvo el primitivo monasterio de los monjes benedictinos o de lo que fuera. Nuestra ruta sigue ganando altura y con las señales del PR 34; dejamos unas cuadras a la mano y luego pasamos entre otras dos de piedra, abriéndose de repente el horizonte en una vista muy amplia. La pista sigue ascendiendo suavemente y nosotros con ella para enlazar allá arriba, a lo lejos, con otra, cuya cicatriz corta la ladera de la montaña según vemos desde aquí.

Pasamos una señal que hacia un lado manda “al pico Cogochu” y para el otro, “a Urbiés”, que es nuestro destino. Alcanzamos el punto más alto de la pista y, caminando ahora con comodidad, nos ponemos en poco en la campa de Les Abeyes, desde donde se contemplan unas magníficas vistas. Seguimos el camino para llegar a otra campera amplia que se extiende a nuestra izquierda. Estamos en lo alto del cordal y desde ella, nos cuenta un pastor que anda con unas vacas que se pueden ver los concejos que se juntan al final del valle: el de Mieres, donde estamos, el de Aller, el de San Martín del rey Aurelio y el de Langreo. Hay una buena perspectiva, y puede distinguirse a lo lejos el humo de la central de Lada; a la izquierda, divisamos el pico Polio con su característica silueta y las antenas que lo coronan.


Bajando hasta Urbiés

Urbies1-00957.JPGVemos por allí hay varias señales: una, manda a El Tendeyón por la izquierda; otra, indica de frente hacia la Colladiella y a enlazar con la carretera. Sin embargo nosotros vamos a bajar por la derecha hacia Urbiés, por una pista de casi dos bastones de anchura y que, siempre en descenso, nos llevará hasta Urbiés. El camino se estrecha a veces, se retuerce y tiene bajadas de buena pendiente. El firme es a trechos muy irregular, muy desgastado por las aguas, pues sirve de escorrentía a las aguas que por allí se recogen. Pasamos un rústico puentecillo sobre un arroyuelo y casi sin más explicaciones, porque el camino tiene poca pérdida, entramos en Urbiés.

En las primeras casas hay que caminar hacia la derecha para buscar la bajada por La Vegona, de manera que evitemos la carretera todo lo que se pueda. Al enlazar abajo con ella, se camina hacia la derecha y pronto veremos el mojón del Km 15. Pronto llegamos al puente de La Llera, donde iniciamos la subida esta mañana, pasamos el Km 16 y tomamos el camino por donde vinimos, para volver por el mismo camino hacia San Andrés, hasta donde parece que hemos recorrido unos 17 kilómetros. Allí tomaremos el autobús hasta la estación de RENFE en Mieres y desde allí, cada cual, a su casa.

 

Opción:

Si se quiere alargar un poco la caminata y utilizar pista y carretera cómodas, en el mismo punto donde comenzamos la bajada a Urbiés, seguiremos de frente por la pista, hasta encontrar la carretera que viene de Langreo y que tomamos hacia la derecha y en bajada. Se anda bien y casi no tiene tráfico, por lo que en poco tiempo nos ponemos en un cruce de carreteras, justo donde se encuentra un restaurante y caminamos por allí hacia la derecha. Nada más pasar el restaurante, sale a la derecha un sendero por el que podemos entrar, evitando unos doscientos metros de carretera. Volvemos a salir a ella y en no mucho tiempo, perdiendo altura, veremos unas casitas a la izquierda y el cementerio a la derecha. Estamos entrando en Urbiés y tenemos dos opciones: una tomar el autobús municipal que nos llevaría a Mieres (cuidado que hay uno sobre las 16:30 y el otro muy tarde) o seguir andando hasta San Andrés.


Como decidimos seguir caminado, tomamos una calle a la derecha de la parada del autobús que nos mete en un camino para evitar la carretera. Luego se llega a un lugar llamado La Vegona, y caminando, caminando, un pasito detrás de otro, como se describe arriba, nos ponemos en San Andrés, donde hay más frecuencia de autobuses para trasladarnos a Mieres. Allí podremos tomar el tren de RENFE o FEVE, según la procedencia y destino de cada cual.

 

Opción:

Armiello.jpgFrente a la portada de la iglesia, comienza una carretera estrecha y en descenso, con las señales de la ruta en blanco y amarillo. No hay tráfico y se anda muy bien; como en cosa de un cuarto de hora, vemos a la izquierda unas señales de la ruta y una tablilla que nos manda a Armiello. Dan entrada a un camino ancho y en descenso que atraviesa un bosque de castaños muy frondoso y pronto entramos en el lugar. Antes de llegar al lavadero que hay a la salida, vemos hacia la izquierda un aparcamiento y entramos hacia allí; al final comienza una carretera, también casi sin tráfico y que en descenso continuamente, nos lleva a a la plaza con el monumento a "Los Fugaos" que vimos a la ida, por lo que esta ruta, puede hacerse en automóvil particular, dejándolo, por ejemplo en esta plaza, para recogerlo luego. Los que utilizamos el transporte público, nos llegamos hasta San Andrés donde cogeremos el autobús que nos llevará a la estación del tren.

 

Para consultar la página de Antón Martín, Caminando por Asturias:
http://www.telecable.es/empresas/caminandoporasturias/