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Turoneses de Primera

Son nombres que desgranan a menudo los aficionados turoneses en sus largas conversaciones deportivas, pero faltaba un artículo homenaje a estas figuras eminentes del deporte nacional. Es la historia de una cantera extraordinaria, en su mayoría nacida en el colegio de La Salle, que tuvo su momento culminante, en los años sesenta, con siete jugadores en Primera. Histórico y seguramente irrepetible. Celso Alonso Sanjulián, nacido en Pedruño en 1950, es uno de los más destacados conocedores de nuestro mundo deportivo. Tras unos estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Oviedo, su vida ha estado siempre dedicada al periodismo, mayoritariamente al deporte: La Voz de Asturias, Asturias Diario, Región, Hoja del Lunes de Oviedo, La Nueva España y corresponsal de Sport durante 28 años. Gracias a él por recordar minuciosamente este eslabón esencial.
En los años setenta del siglo pasado se produjo un fenómeno probablemente sin parangón en el fútbol español. De la localidadLa Salle y Vitos.jpg mierense de Turón, que contaba por entonces con unos 15.000 habitantes, surgieron nada menos que siete jugadores que llegaron a Primera División. Y lo hicieron además de forma casi simultánea, lo que todavía llamó más la atención. Quirós, Carrete, Chema, Pachín, Redondo, David y Pablo constituyeron la asombrosa aportación del pequeño valle turonés a la élite del fútbol nacional. Todos ellos procedían de la cantera del colegio La Salle, actualmente ya clausurado. La apoteosis de tan prolífico vivero se produjo el sábado 20 de noviembre de 1982, cuando en un Valencia- Sporting comparecieron sobre el césped de Mestalla cuatro turoneses: Carrete y Pablo en las filas locales, y Redondo y David en las visitantes. El partido, por cierto, terminó con empate a uno.

¿De qué pasta estaban hechos aquellos turoneses?, ¿A qué obedecía su extraordinario rendimiento? Interrogantes como éstas u otras de corte similar se hacían a menudo por entonces, ya fuese medio en serio o medio en broma. Y no tiene nada de extraño que resultase chocante el que tanto turonés saliese futbolista, y además del bueno, si atendemos a las limitaciones demográficas de la localidad. De su cantera, más en concreto de un colegio cuyo alumnado no sobrepasaba los 300 niños, surgían más jugadores de Primera que de muchas grandes ciudades. Fue un fenómeno que puso en el mapa futbolístico a la pequeña villa. Y que tenía su explicación lógica. Detrás de los progresos deportivos de aquellos jóvenes había un trabajo muy riguroso, con tanto método como intensidad. Y es que el colegio concedía gran importancia a la preparación física, materia en la que iba por delante de su tiempo.

El colegio Nuestra Señora de Covadonga, más conocido como de La Salle, cerró sus puertas en 2005. Fue una mala noticia para José Carrete.jpgTurón, otra más. Aquel colegio contaba con una plantilla docente formada por magníficos educadores, y ello tanto en el ámbito académico como en el deportivo, que es del que aquí nos ocuparemos. Entre su alumnado de los años 50 y 60 figuraba José Carrete de Julián, luego magnífico lateral derecho en el Oviedo y el Valencia. Llegaría incluso a internacional. Por su bravura y dinamismo la prensa le apodó “el león de Cabojal”, pudiendo citarse especialmente su marcaje en Buenavista a un Cruyff en la cúspide de su fama. Carrete es por tanto representante destacado de una cantera que llegó a gozar de gran prestigio dentro y fuera de Asturias. Y en la que asegura que no había más claves que el trabajo y la dedicación. En concreto, señala que tanto él como sus compañeros tuvieron la suerte de aprovechar las clases de Educación Física, primero, y las oportunidades futbolísticas, después. “Estábamos en el sitio adecuado y en el momento oportuno”, precisa el de Cabojal, que además califica de “crucial” la presencia en el cuadro docente de “dos personas muy entendidas en materia deportiva: El hermano Ricardo, monje lasaliano, y el profesor Nemesio”. De ambos resalta “la minuciosa supervisión que hacían de todas las actividades físicas, incluidos los partidillos que echábamos en el recreo. No se les escapaba detalle”.

Pero la actividad trascendía tanto de los recreos como de las competiciones oficiales, en las que, por cierto, el equipo de fútbol del colegio fue campeón de Asturias y luego subcampeón nacional. Sucedía que en Turón aún tenían un plus deportivo, que el ex internacional evoca así: “La villa era muy dinámica en todos los sentidos, y lo propio sucedía en los pueblos del entorno: Figaredo, Cabojal, Villapendi, La Felguera, El Lago… El valle era un hervidero de actividades, así que los chavales estábamos compitiendo contínuamente. Recuerdo que un año gané la vuelta a Turón con aro, en la que tenías que ir corriendo con el aro y la gancheta. Lo recuerdo como algo tan sumamente divertido, que parece mentira que hoy no veas ni a un niño con el aro”. Entre quienes fueron sus compañeros de juegos y de pupitre rememora a “Cesarín, Chapín, Jandrito, Lauri, Miranda y Ricardo “Chumbo”, este primo de Pachín y que llegaría a actuar en Segunda División con el Langreo”.

Toda aquella práctica aún se potenció cuando La Salle contrató como monitor a un nadador de la villa que hoy calificaríamos deQuirós-David López-Pablo Rodriguez-Pachín.jpg muy mediático. Algo así como un Michael Phelps español, pero en versión ultrafondista. Se trataba de José Vitos Natal, un “tragamillas” que gozaba de enorme popularidad tras realizar dos proezas que el NoDo dio a conocer por los cines de toda España: las travesías del estrecho de Gibraltar (1957) y el canal de la Mancha (1958). La incorporación de Vitos relanzó y diversificó el deporte del colegio. Gimnasia, salto de altura, balonmano y campo a través fueron algunas de las nuevas modalidades exitosas, y en concreto el equipo de balonmano se proclamó campeón escolar de España.

Así que Turón ya no era sólo la cuna de buenos futbolistas, sino de deportistas en un más amplio concepto. Como ejemplo puede servir el de David López, que resulta bastante ilustrativo al propósito de destacar la formación física de base que atesoraba el grupo que nos ocupa. Después de su etapa turonesa David siguió cursando estudios en León, donde se convirtió en la figura del colegio al proclamarse campeón provincial en dos pruebas de atletismo: salto con pértiga y 800 metros. Y aún destacó como base en el equipo de baloncesto. No obstante, estos éxitos no le hicieron perder de vista que su predilección era el fútbol. Así que posteriormente se incorporó a los filiales del Sporting, para en septiembre de 1978 convertirse en una destacada referencia:
Fue el primer jugador que dio el salto desde la escuela de Mareo al equipo profesional. Sólo por esto David ya se hubiera hecho un hueco en el historial del club gijonés, donde además se mantuvo a un gran nivel durante siete campañas consecutivas.

Otro de los destacados deportistas surgidos de La Salle fue José Luis Quirós, delantero que jugaría en el Real Oviedo, Zaragoza, Burgos y Mallorca, entre otros equipos. Quirós fue precisamente el pionero en abrir camino al fútbol profesional, debutando con sólo 18 años en un Oviedo por entonces en Primera División. Clásico “9”, fuerte y buen rematador de cabeza, de habérselo propuesto seguramente que hubiera destacado también en cualquier otro deporte. Entrenador en la actualidad del Marino de Luanco, donde viene realizando una labor muy positiva, Quirós recuerda con agrado a la amplia nómina de profesores y entrenadores del colegio, como los religiosos Pablo, Ricardo, Aniceto y Ceferino, o el ya anteriormente citado por Carrete, el profesor Nemesio. Y no quiere dejar pasar la ocasión de referirse a algunos compañeros que por diversas circunstancias no llegaron a la élite, pero que en su opinión reunían cualidades para haber triunfado; tal fue el caso, dice, de “los que llamábamos Redondo Pachín y Chema.jpglos tres argentinos, Jandro, Palacios y Chatín, que estaban dotados de una depurada técnica”.

Los jugadores turoneses, asombro del deporte español por su elevado número y por su común origen en una pequeña localidad de la cuenca minera asturiana, tuvieron presencia continuada en el fútbol profesional durante nada menos que dos décadas. Las que transcurrieron desde que Quirós debutó en Primera con el Real Oviedo, en la campaña 1964-65, hasta que Redondo y David terminaron su etapa en el Sporting, a la conclusión de la 1984-85. La trayectoria profesional de aquellos siete magníficos fue la que sigue, con expresión de sus equipos y de los éxitos más relevantes que consiguieron:

José Luis Quirós: Real Oviedo, cinco temporadas, desde la 1964- 65 a la 1968-69; Zaragoza, 1969-70; Mallorca, 1970-71; Burgos, 1971-72 y 1972-73; y Orense, 1973-74 y 1974-75. Actual técnico del Marino, también ha dirigido a Real Avilés, Caudal y Oviedo B.

José Carrete de Julián: Real Oviedo, cinco campañas, desde la 1971-72 hasta la 1975-76; y Valencia, siete campañas, desde la 1976-77 hasta la 1982-83; dos ascensos a Primera con el Oviedo; internacional; ganó con el Valencia la Copa del Rey, la Recopa y la Supercopa de Europa. Es entrenador, habiendo dirigido entre otros conjuntos a Lenense, Real Oviedo, Ponferradina, Langreo, Caudal y Leonesa.

José Antonio Redondo: Trece temporadas seguidas en el Sporting, desde la 1972-73 hasta la 1984-85; un ascenso a Primera; dos participaciones en la Copa de la Uefa; subcampeón de Liga una vez, subcampeón de Copa del Reydos veces. Actualmente es entrenador de L´ Entregu, habiendo dirigido también a Sporting, Sporting B, San Martín y Gijón Industrial.

Pablo Rodríguez:Valencia, siete campañas, desde la 1977-78 hasta la 1983-84; y Salamanca, la 1984-85; con el equipo levantino ganó la Copa del Rey, la Recopa y la Supercopa de Europa.

David López: Sporting, siete temporadas, desde la 1978-79 hasta la 1984-85; internacional; participó dos veces en la Copa de la Uefa.
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Antonio Martínez, Pachín: UP Langreo, 1970-71 y 1971-72; Orense, 1973-74 y 1974-75; Burgos, 1977-78 y 1978-79; y Santander, 1979-80 y 1980-81; un ascenso a Primera con el Santander.

José María González, Chema: Real Oviedo, 1974-75, 1975-76 y 1976-77; y Calvo Sotelo, 1977-78; un ascenso a Primera con el Oviedo.
Postdata: De la prolífica cantera turonesa surgieron más futbolistas que llegaron a Primera, a los que, pese a no haber coincidido en el tiempo con los siete que centran este trabajo, sería injusto dejar en el olvido.

Así, el defensa Alfredo Martínez Ladreda, que en las alineaciones figuraba como Ladreda, jugó cinco campañas en el Sporting a finales de los años 40 y principios de los 50. El también defensa Andrés de la Rosa, conocido como Andrés, actuó en el Oviedo durante cuatro temporadas a mediados de los 90. Por último, el central Sergio Díaz jugó la temporada 2002-03 en el conjunto oviedista, entonces en Segunda A; después pasó por el Castilla (ascenso a Segunda) e incluso llegó a ser convocado en algunos encuentros con el Real Madrid durante la campaña 2006-07. Sus siguientes equipos han sido Hércules (ascenso a Primera), Nástic y Avilés, donde en 2013 dio la mala noticia de que se retiraba a causa de una lesión de rodilla.


© Celso Alonso Sanjulián y LNE, Oviedo, Abril 2014