Herramientas Personales

Cambiar a contenido. | Saltar a navegación

Navegación

Navegación
Menu de navigation
Acciones de Documento

Manolete el acordeonista

Manolete, así a secas… un nombre suficiente para que el imaginario popular se ponga en marcha y empiece a recordar a esa leyenda musical de nuestro valle. El acordeón y Carcarosa van colgados de este hombre como dos tarjetas de visita que llevaron el nombre de Turón por muchos rincones de Asturias. En una época en que los bailes populares y las pistas, junto con el cine, eran las únicas diversiones, los encuentros sociales y amorosos por antonomasia, las notas de Manolete el acordeonista hicieron vibrar a más de uno. A punto de cumplir ochenta y un años, aún recuerda con pasión esos momentos inolvidables de su larga vida. “Lo mío fue un aprendizaje solitario, a mi manera”, dice. Así empezó a sonar el acordeón y la gaita con los que llenaba el paisaje y el paisanaje de su pueblo natal. Cuarenta años de minería y muchos más de nómada musical. Una aventura musical, como él dice “con el acordeón a cuestes”, escribiendo momentos inolvidables de la historia social de pueblos grandes y pequeños en sus fiestas, verbenas. Allí quedan, aquí vuelven, para la evocación de los lectores los salones de baile de Armiello, Los Valles, Linares o Urbiés .. También resuenan en el recuerdo la pista María Luisa o el Casino… o las bodas de padres y abuelos…con un gran protagonista, Manolete el acordeonista. Llegábamos a Carcarosa con esa idea de siempre: inmortalizar uno de tantos bellos rincones del valle, sus piedras y su historia… Pero hubo sorpresa y regalo: el encuentro con un hombre bueno y generoso, una memoria sin par y unos dedos melódicos que aunque envejecidos aún fueron capaces de llenar nuestra vida de alegría.
Una vez más, ante la fuerza y la claridad del recuerdo, entre respeto y admiración, hemos dejado al protagonista el ritmo y la forma de su propia evocación, una evocación que seguramente entroncará con las vivencias de muchos de nosotros.



“Señoras y Señores, con ustedes esta noche, Manolete de Carcarosa, empiece el baile”.

 

El comienzu...
 

MI EPOCA DORADA 2.jpgVoy a cumplir 81 años esti mes de junio y cuando me paro a pensar en mi vida, vienenme montones de recuerdos, buenos recuerdos. Y todo eso por el acordeón, la música que repartí por tantos sitios y durante tantos años. No paraba.
Pero esto empezó por casualidad y hoy, ya sabes, la gente me sigue conociendo por Manolete el del acordeón, Manolete de Carcarosa. Mi hermanu había llegado a un acuerdo con una señora que a cambio de una xatina le dio el acordeón. Pero como si fuese una reliquia y para que nadie lo tocara lo escondía con mucho cuidado. Cuando él iba a trabajar yo me las arreglaba para entrename con aquel instrumento que tanto me llamaba la atención. Al final llegué a tocar mejor que él, de oídu y aunque después estudié el primer método de música, que dejé rápidamente, lo mío fue un aprendizaje solitario, a mi manera…así empezó a sonar el acordeón y la gaita, aunque esta última también la abandoné poco a poco.

 

De un sitiu pa otru...

 

El acordeón y Carcarosa, dos coses importantes pa mi. Nací en Carcarosa, me crié y aquí moriré… No imagino mi vida fuera del pueblu. Esto ye muy sano. Cuando tás en la güerta y que tienes frente a ti este paisaje, sobre todo cuando haz buen tiempu, esto no lo cambiarías por nada. Del pueblu sanu algo tengo yo, que nunca fumé y eso que siempre estaba en ambientes de fiestes, bodes y baile … Yo ahí siempre derechu, tocando, seguramente por eso nun medré..De vez en cuando venía algún a ofreceme chester, dos chupaes y a tiralu ..
MO BODA.jpg
¡Qué vida la mía, con la música a todas partes! Dejé de tocar hace poco y hace dos meses quise volver a ello…ya ye más difícil, la edad, todo…aunque los deos tienen esa memoria…parece mentira.

De esa aventura con el acordeón a cuestes me queda el recuerdu de muchos lugares, pueblos grandes y pequeños, bodes y pistes de baile, fiestes y verbenes. Por Langreo me conocen todos. Hice bailar a algunes generaciones. Estaba fuera de casa dos o tres días tocando sin parar. No era fácil organizase porque había que compaginalo con la vida de mineru que era la actividad principal…aunque al pensalo ahora la música tenía mucha más importancia en mi vida. 

 

Cuarenta años de mina...

 

En la mina estuve cuarenta años y tuve la suerte de dar con jefes muy comprensivos, claro que muchos de ellos bailaben con mi música lo que hacía que de alguna manera tenía un tratamientu más favorable. En La Llama donde trabajaba llegaba a veces a las cuatro o cinco de la mañana y ya no podía más. No sé cómo resistí ese ritmo. Posaba el acordeón y a dormir un ratín antes de empezar la jornada. Cuando llegaben los compañeros no me despertaben. El vigilante aquel de primera del que me acuerdo echabame muches veces pa casa. ¡Cuántos jornales “bebía” yo!60 aaños tocando.jpg
 
A mí me querían todos porque casi todos habían bailado con mi música, en pistes o en bodes. ¡Fue una suerte! Sino no hubiera sido así , no hubiera podido hacer lo que hice, resistir lo que resistí y seguir aquí. Acuérdome de una anécdota que lo diz todo. Esi día el vigilante de primera al veme tan cansau mandome ir a una zona donde había cinco picadores y dijome “ tu vete allí, si puedes hacer algo hazlo pero sobre todo estate alerta porque van a subir el capataz y el ingeniero”…Sí que sabía lo que significaba eso, pero dormime hasta que oí una voz que me decía “ Oiga, ¿a qué hora lu llamamos?” Menudo susto me llevé … y le contesté “ Bueno ahora ya me despertó usted…a ninguna hora”.
Dijo el capataz “déjelu que vien de tocar”. Si hubiera sido otru me despiden. A mi me salvaba la fama que tenía. De aquella eren más flexibles, todos me conocían. De la labor en la mina y todo lo que conllevaba de cansancio, yo nunca recuperaba…porque a renglón seguido tenía que ir a tocar hores y hores y a veces bastante lejos. 

 

Desbordau pero feliz...
 MI MUSICA.jpg

 
Y en esto de tocar yo siempre fui muy flexible, de buena disposición. Intentaba que nunca hubiera problemas y que todos quedaren satisfechos. Nunca reñí con nadie… A veces estaba un poco fastidiau, cansau….y pedíenme que me quedara una hora más. Nunca me negué, por eso me querían todos mucho. Yo cumplía con creces el contratu.
Desde el principio funcionó muy bien. Empezaron a llamame de un sitiu y de otru. Venía gente a pedime que tocara pa ellos en la boda. Algunos estaben incluso dispuestos a cambiar la fecha para que pudiera estar yo animando el baile. Tenía el programa, o la agenda como dicen ahora, pa tres meses. De vez en cuando estaba un poco desbordau. Me acuerdo que la madre de Ramón Polinario, otru chaval acordeonista que tocaba muy bien, me denunció alguna vez porque yo nun daba abasto y el hijo suyu a veces estaba un tiempo sin tocar.

Aquello de ir por los pueblos era una aventura. Me acuerdo de una vez en la que tuve que ir al hospital porque caí del caballo yendo a tocar a Los Valles. Tengo gratos recuerdos de esi pueblu. Allí toqué más de diez años. Tenían un salón de baile y venía mucha gente. Casi siempre nos pedíen que tocásemos unes hores más. A mí no me importaba, pero al batería que llevaba conmigo no pensaba lo mismo. Yo comprendía perfectamente la situación. Les muyeres bajaben al cine a Turón y cuando subíen ya eren las siete de la tarde. Había que cobrar les entrades y como ya habíamos empezado a las cinco bailaben una hora o dos…Eso no se podía hacer. Había que tocar un poco más ya que habían comprado la entrada. Me parecía correcto aunque a veces me sintiese bastante cansado. La chigrera de Los Valles sabía que yo era generosu y flexible por eso me tenía mucho cariño.


Por la música recibía cinco mil pesetes y la comida. Siempre quise que cobráramos todos igual. Era generosu con los que tocaben conmigo y con los amigos. Repartía unos cuantos duros que con ellos se hacía mucho en aquellos tiempos. Acuérdome que entré ganando 4,50 de pinche con los capataces en el Grupo, más tarde pasé a siete...
ERMITA.jpg
 


Un libru de recuerdos...
 



Anécdotes tengo muches. Marchaba a tocar y tardaba tres días en volver…por allá, por Llanos de Somerón, Campomanes, Fierros…contra el Puerto. Dormíamos en payares y desvanes… teníamos mucho éxito con les muyeres por lo de la música. Tocabes hasta las ocho de la mañana. ¡Era terrible! Me acuerdo de aquellos amigos Fredo, Michelín… Así por la mañana al salir del pueblu recibíamos huevos frescos y con un cacharru y el agua del río.. los batíamos y los comíamos…cantábamos como loritos. Podría escribir un libru con tantos recuerdos. Tantes bodes en Turón , en casa Chuchu. Cuando lo pienso hoy …cuánto corrí…cuánto luché…la música y la mina…no sé como sigo viviendo.

Es que hoy, excepto los más mayores, no se dan cuenta de lo que había por aquí. Había pistes, salones de baile o simplemente sitios pa bailar en cualquier pueblu…en Los Valles, en Linares donde me acuerdo de aquel que me pedía tangos para bailar con una, muy arrimau, mientras el marido estaba en el bar. En Armiello por encima de la bolera, tenían un local para le baile. Abajo en Turón, en la carretera, como decíamos, había les pistes más “oficiales” …en Urbiés, . ¡Cuánto se bailaba! De Urbiés venía Pacita la de Nando a buscame pa tocar. Estaba yo trabajando en la huerta, despreocupau, y venía a buscame. En Urbiés el cura no te dejaba tocar hasta las siete pa que la gente fuera a misa. Pero siempre había parejes que se quedaben y que me pedían que tocara suave para bailar un poco.

Les pistes de Turón teníen orquestes pero también tocaba yo en la María Luisa y en el Casino. Yo pertenecía a San Andrés, por lo de Carcarosa, y la Guardia Civil de San Andrés insistía en que tocara allí los de La Veguina querían que tocara abajo. Cuando alquilé el chigre del Tropezón, donde estuve dos años, los de La Veguina me dijeron que pertenecía a La Veguina y que me correspondía tocar allí. Me acuerdo que fui a actuar allí, que perdí o que me robaron un reloj caro de marca y que tocaba hasta las doce de la noche, calentando el baile, hasta que llegaba la orquesta. Y muchas veces yo seguía en la pista…bailando.

 


Carcarosa pa siempre...

 

¡Vaya vida! No salí de Carcarosa, caseme, tuve hijos y al final todo lo hecho está aquí. Quizás hubiérame gustao salir, vivir en otro lugar, no lo sé. Lo que sí sé es que tuve poco tiempo para pensar en otra cosa que en la música y en el trabajo. la Cuarenta años en la Empresa, el retiru debiendo aún veintinueve jornales… Pases a otra vida, corre el tiempu, críes más raíces, tienes animales, una güerta, el afecto de la familia y al final poques ganes de marchar fuera. A veces pienso que pasé al lau de algunes coses pero soy feliz así. Creo que siempre fui feliz. Y eso sí que “ye un tesoro”.

SOY UN POBRE MINERU.jpgCarcarosa como el resto del valle ya nun ye lo que era, pero quizás aquí arriba resistimos mejor…llegó la carretera y nos dio vida. Hoy viene gente de fuera a comprar casines para renovar. Carcarosa está tranquila, dormida, pero no muerta.


 
… Desempolvaron el acordeón, esa parte de su vida con la que lleva compartiendo sesenta años de andanzas y de generosidad...y operó la magia, la del tiempo y su memoria. Los dedos de Manolete volvieron a regalar esas melodías alegres con la que disfrutaron dos generaciones. Y así, en un día soleado, con una mirada profunda rebuscando más allá del valle, rebotaban las notas, encendiendo uno a uno los bailes de nuestro pueblo… Armiello, Linares, Urbiés, Los Valles, María Luisa, El Casino…. Tocó, cantó y dio vida a sus recuerdos, a los míos, a los de todos.

…..
Soy un pobre mineru y me duele pensar
Que con mis esfuerzos tengo que ganar
El pan pa mis hijos y pa mi señora...

Salgo de la mina, nadie me conoce
Cubiertu de un polvo igual que un carbón
Unos zuecos rotos y un mono mollau...

Y asi va tirando esti desgraciau...

Ya estoy silicosu ya la tengo encima
Mis probes pulmones ya no pueden respirar
Adónde estrellase mi vida,
Adónde estrellase mi cielo 
Es al cementerio con seguridad...

Luego mis hijos y mi señora
se visten de luto hasta no cobrar
Y luego que cobran se quitan el luto
compran una tele y aquí nun pasó



 
Hoy tocaba escuchar pasodobles y tangos, recorrer las pistas y los salones con Manolete que es nuestra Historia…Por eso no es nostalgia sino respeto lo que siente uno cuando está al lado de una leyenda, de las últimas que quedan en el pueblo. .. “Entras en la historia todos te conocen, cubierto de notas…” Gracias Manolete por haber alegrado tantas vidas.

 


Fotos JC Secades
Conversación recogida por Jorge Varela para el valledeturon.net, Carcarosa, mayo de 2011