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Hablando bajo la lluvia

“Hablando bajo la lluvia”…el guión de un improbable encuentro de dos turoneses de la diáspora en Santiago de Compostela. En la Plaza Roxa, la luz se desvanece, el día sigue gris y la lluvia, que diluvió la víspera, amenaza con volver a las suyas. Hace tiempo que el llover ha calado en el alma profunda y en la propia identidad de esta ciudad donde, dice el lema, la lluvia es arte. Esta cita con Emilio forma parte de esos regalos mágicos que nos viene ofreciendo la página turonesa desde su creación. Encuentro de dos turoneses que la vida ha llevado a recordar y a defender su valle desde la distancia con esa fuerza que da la separación involuntaria. Emilio Marqués reside en Palma, donde vive con su esposa Ana, pero trabaja y termina su tesis doctoral en Santiago, algo parecido a lo que me ocurre a mí con mi itinerancia laboral. Ciudadanos del mundo pero en este caso, sobre todo de Turón. A la hora del encuentro, poco más sabía de este paisano cuya familia era bien conocida en el valle. No hubo falta de signos exteriores de reconocimiento. Le vi llegar preparado para el recorrido compostelano con su paraguas, e impaciente por hablar de nuestro Turón. Se me antoja que tanto él como yo nos reconocimos gracias a ese “algo” que rezuma nuestra identidad turonesa, esa parte tan importante de nosotros que cierta administración quisiera borrar. La palabra agradable, simpático y sonriente como si se tratase de un encuentro habitual entre viejos amigos, recorremos juntos los rincones de las históricas piedras compostelanas, muchas inquietudes y cada rincón de nuestros recuerdos turoneses. Ubica paisaje y paisanaje, vuelve a recorrer el valle en bicicleta, pone trasfondo social a San Francisco, su barrio, recoge castañes por Fuexo, con Pepe, y vuelve a sudar y a disfrutar con las competiciones deportivas organizadas por Vitos, en su colegio, con todos sus amigos. Emilio hubiera podido ser docente universitario, sin embargo la vida profesional le ha llevado por otros derroteros… Lugo, Palma, Ciudad Real, Canarias, Valencia, Santiago de Compostela... Se le nota feliz y lleno de proyectos. De aquellas vivencias en el nº 44 del barrio de San Francisco, los Cuarteles para los turoneses de toda la vida, quedan una retahíla de nítidos y emotivos recuerdos y un … picaportes que conserva su hermana Blanca en Oviedo.
Es un placer y un honor para mí participar en este proyecto de la familia Varela
que desde la distancia geográfica y con la suficiente cercanía afectiva,
hacen que sea a la vez un proyecto de todos los Turoneses,
muy dispersos por diferentes motivos pero que gracias
a estas iniciativas culturales nos unen un poquito más a todos.
 

 

Forjando mi carácter
 

Turón ocupa necesariamente un lugar en la memoria todos nosotros, porque allí crecimos y nos formamos como personas. FueIno Marqués CD Turón 1952_bis.jpg el Valle donde nos fuimos desarrollando de forma gradual, bajo la influencia de factores hereditarios, de ambiente social, o de la experiencia personal que fuimos adquiriendo a medida que nos hacíamos mayores. En Turón se forjó nuestro carácter y a ello contribuyeron muchos de los turoneses que sin saberlo, fueron moldeando nuestra particular estructura personal. Son aquellas gentes que le dieron forma a nuestra personalidad. Personas a las que hoy en día les dedicamos nuestros pensamientos, pues nuestro recuerdo de ellas obedece nada más y nada menos que a eso, a su anónima pero importante aportación, la que finalmente orientó nuestro futuro personal y profesional. Personas unidas a recuerdos que han jugado un papel decisivo en nuestras vidas.

De Turón quedan gratos recuerdos que datan de casi medio siglo atrás. Me gustaría, porque así lo merecen, nombrar a todos y cada uno de mis vecinos, pero resulta imposible por cuestiones obvias.

Yo nací,  en 1965, en en el seno de una familia muy conocida, la familia Marqués. Mi padre Ino, el menor de seis hermanos, era muy popular no solamente por su carácter jovial o su activa participación en las actividades de la sociedad turonesa. Además había jugado de joven al futbol en el Deportivo Turón como portero. También era un gran jugador de Bolos, en casa había gran presencia de trofeos relacionados con esta actividad deportiva. Igualmente trabajó cuando era un chaval en los conocidos almacenes Benavides, de ello se acordarán los más mayores del Valle. Todo lo anterior hacía que estuviese presente en los distintos ámbitos; deportivos, laborales, sociales y culturales.

Los Cuarteles, nº 44


Nosotros vivíamos en el número 44 de los Cuarteles de San Francisco, delante de casa había un Ateneo ya en ruinas por aquel entonces. Aun no estaba construido el Supermercado de HUNOSA que hoy ocupa aquel espacio, pero había igualmente varias tiendas de alimentación o “puestos”; el de Pilar, el de Vitoria y el de Maruja, al lado del Puente Nuevo.

Detrás de casa vivían las personas más vinculadas a mi familia y que de alguna manera formaban y aún hoy forman parte de la misma, de ellas tengo muy buenos y grandes recuerdos ya que contribuyeron a ese crecimiento sano y feliz. Es el caso de la familia de Samuel, Aurora, y de la abuela María. Con ellos pasamos muchas horas de nuestra infancia. Sus hijas Cristina y Deli que eran algo mayores que mi hermana Blanca y Yo, con la excusa de salir al parque nos llevaban de paseo. Samuel después de su jornada laboral en Hunosa tenía como segunda actividad, la Imprenta que había en Vistalegre. Era un gran forofo del Sporting Ino y Marisol 1970_bis.JPGde Gijón y lo sigue siendo. Gran aficionado a la prensa del corazón, aún le veo como si fuese ayer, comprando el Semana y el Marca en el Kiosco de la Región. Porque la gente de Turón también se preocupaba de los “cotilleos” de la sociedad Española de la época, no solamente de la del Valle. Hoy le devolvemos a esta entrañable familia un cariñoso guiño chismorreando sobre ellos, para contar que ya tienen el título de bisabuelos que lleva el nombre de Sara.

El oloroso bullicio social


Repasando los años de Juventud queda la imagen del parque como lugar de encuentro con los amigos, el Bar Toli, hoy conocido como el Chuchu de Guillermina y Pichi, o El Kiosco de Manolo frente al Bar el Parque que tenía un llamativo Loro a la entrada. O las bravatas de Mariano, quien siempre estaba dispuesto a “provocarte” para sacarte una sonrisa, a la vez que echaba de comer a sus palomas frente a las terrazas de aquellas míticas sidrerías, …”Marquesín como te coja echote a las palomas” , solía decir con una gran dosis de aquel humor que nunca le faltaba al bueno de Mariano.

Pero además de hostelería, en Turón también había un poco de todo. Varios Almacenes como el de Benavides, estaban también el de Ardura, el de Ginio. Había cines y aunque yo conocí sólo dos, llegaron a coexistir creo que unos seis. La población de aquel entonces obviamente no era la de hoy en día.

Quizá por aquel gran número de habitantes, la participación en la vida social y cultural era masiva. Las Fiestas del Cristo de la Paz eran espectaculares, se levantaban enormes carpas en el parque para hacer bailes, “cotillones” y solían ir atracciones de todo tipo que se establecían en los espacios habilitados a tal efecto. Yo recuerdo ríos de gente que circulaban de arriba abajo por la Veguina. Pero también otras fiestas tomaban especial significado. Era el caso de las de San Juan, muy celebradas en el Valle, donde se repartía chocolate y se levantaban Hogueras que despertaban gran competitividad entre barrios. Se traían de las diferentes escombreras de carbón las “soleras” de madera, desechadas de la mina o la vía del tren, para levantar lo más alto posible aquellas “fogueras” que luego ardían a lo largo de la noche y alrededor de las cuales se repartía el chocolate.

En los Cuarteles de San Francisco, una de ellas se hacía delante de casa de Maruja la Facunda y de Maruchi la de Daniel (el acomodador del Cine). Allí, al lado de mi casa, en una pradera al doblar la esquina de casa Modesta y Cesar, donde el río, en un pequeño llano que subía hacia unos tendales situados a la entrada del pozo San José.

Pero la enorme actividad de la que gozaba Turón no solo se circunscribía a las fechas puntuales en que se celebraban las Fiestas.De Fiesta 1957_bis.jpg La Veguina como arteria principal del Valle era un hervidero de gente, sobre todo los domingos en los que salir a tomar el “Vermut” era todo un clásico. El Bar Casablanca con su olor a “calamares fritos” se hizo entrañablemente inolvidable y quedó grabado en mi memoria.

Porque los aromas también forman parte de los recuerdos del pasado, ésos que nos hacen en ocasiones recordar con plenitud momentos felices de nuestro ayer. La Veguina era para mí una fábrica de esos intensos olores. El del Bar Chuchu, el de El Casillín, el de la Ferretería Parana, el de las Librerías de Braulio o Baquero, el de La Panificadora y tantos otros. Son los sentidos los que evocan aquellos momentos del pasado y nos transportan en el tiempo. Distinguir los olores ya no es una cuestión de supervivencia, pero el cerebro aún conserva vestigios de lo que en otra época fue un potente sentido, activando en ocasiones los entresijos de la memoria, que actúa casi como la alarma del olvido y te recuerda de dónde vienes.

De ríos y montañas


De mí época en el Grupo de Montaña de San Bernardo, guardo en mi memoria las estupendas excursiones que organizaban los hermanos Ortega; Ángel y Marcelino.

En una de ellas hubo un incidente que ocurrió en refugio de montaña de Cerulleda, no sé si con motivo de su inauguración, allí estábamos con el grupo de Montaña del que mi padre nos había hecho socios a toda la Familia. Aquel día, Pepín el Fotógrafo, cuando se disponía a hacerle una foto a su nieto Mario encima de unas peñas, resbaló y se cayó al rio precipitándose a un remolino de aguas turbulentas y heladas por el deshielo propio de aquella época del año. Todo quedó en un susto, pero casi les cuesta la vida a los dos, a Pepín y a mi padre, quien sin pensárselo dos veces se tiró a por él logrando sacarle del agua. Si bien es cierto que Ino Marqués era un gran deportista en el futbol y los bolos, no es menos cierto que también era un gran nadador. Aquel día la desgracia sobrevoló nuestras cabezas, pero afortunadamente todo quedó en esta anécdota que hoy cabe recordar con orgullo y agradecimiento a todos los que aquel día colaboraron en la feliz resolución de los acontecimientos.

Mis gratos recuerdos escolares


Sobre la época escolar, desde bien pequeño me enviaron a lo que ahora se denomina “el Jardín de Infancia” en casa de Sara y Pura Gómez, con sus hijas Maricarmen y Aída. Desde ahí parte mi memoria. Tengo grandes recuerdos de mí época del colegio, los que no íbamos a los Frailes de la Salle y pertenecíamos a esa zona centro de Turón, fuimos primero al Colegio del Parque y luego al de la Cuadriella, por lo que la Veguina era un sitio de paso muy frecuentado en la época escolar. También recuerdo con mucho afecto a Adelita la de los cuarteles, donde íbamos a clases particulares de francés.

Ino Marqués e Hijo Bolera Turón 1974_bis.JPGGuardo memoria y cariño al Colegio de las Monjas que estaba en la Cuadriella, donde además de hacer la Comunión, fue el lugar donde aprendí Mecanografía, cosa a la que luego le saqué mucho partido. Aunque hoy en día existan estudios que revelen las ventajas de manuscribir para combatir el Alzheimer, yo he de confesar que soy más adicto al teclado.

A la hora de partir


Debido fundamentalmente a la muerte de mi padre, primero quise asegurarme un trabajo opositando al Ministerio del Interior.
Cuando falta la figura paterna siendo tan joven, hay que “espabilarse” y uno tiene que forjarse a sí mismo, con las consecuencias propias de los errores y aciertos de nuestras decisiones.

A veces la vida te da grandes sobresaltos. Sin duda alguna, el mayor de todos ellos fue la muerte de mi padre cuando sólo tenía 54 años. La vida nada fácil de la minería donde trabajó desde bien joven, le pasó factura. Antes no había controles de colesterol ni gimnasios donde combatirlo, ni aquellos paisanos de entonces eran más dados a visitar médicos que los propios de los reconocimientos que la empresa Hunosa les hacía cada año. No se preveía lo imprevisible y uno vivía hasta morir, sin más. Alguien en el sepelio dijo que no había visto tal rio de gente desde el entierro de Tierno Galván, que había muerto en fechas próximas, quizá exageraba, pero realmente la sociedad turonesa se volcó dando respuesta a su popularidad y haciéndose presentes en el último adiós de forma masiva.

La empresa Hunosa ya por aquel entonces no era una promesa para muchos de los jóvenes de mi generación. La crisis del carbón y la desindustrialización ya hacían su presencia en Asturias. Aunque no es menos cierto que, hubo otros motivos que determinaron no ingresar en las filas de la minería.

Así las cosas y aprobadas las oposiciones, mi destino en Mallorca hizo que finalizase la primera carrera. Realicé un traslado de matrícula desde la Universidad de Oviedo para los estudios de Relaciones Laborales en la Universidad de las Islas Baleares. Tras concluirlos estuve de “pasante” en un Despacho de abogados que llevaba asuntos en el Juzgado de lo Social. Pero las inquietudes académicas, la profesión en Instituciones Penitenciarias y la afición por lo criminológico, fueron entre otros los motivos desencadenantes que hicieron abandonase aquella actividad y me matriculase en la siguiente carrera; la Licenciatura en Criminología.

¿Antecedentes de una pasión?


Hubo un homicidio en el valle que me quedó bien grabado, aunque no creo que haya sido determinante, pero como decía al principio, los factores sociales de nuestra infancia también influyen y juegan un papel decisivo en la formación de nuestro futuro.
Hare un repaso de aquel suceso para aquellos que no recuerden los hechos a los que me refiero.El Caso.jpg

En la zona de la Güeria un hombre había matado a cuchilladas a otro. Me quedó grabada en la memoria para siempre la frase lapidaria que le dijo a una persona con quien se cruzó fortuitamente cuando iba dispuesto a cometer aquella terrible fechoría. …”voy a hacer un favor a un amigo” y con las mismas le asestó a la víctima ya elegida de antemano, una serie de puñaladas con un cuchillo de grandes dimensiones, de esos que se usan para la “matanza” de animales y acabó con la vida de aquella persona. Mi recuerdo, es de muy niño escuchar contar lo sucedido a los mayores, pero recuerdo perfectamente aquella frase.

Se desconocían los motivos de aquel homicidio que aparentemente no tenía sentido, realmente ¿Cuál lo tiene?, más tarde averigüé que las “razones” obedecían a cierta animadversión con la pareja de su hija. Fue algo impactante que dejó consternado a todo el pueblo y que aún siendo yo tan pequeño no pasó desapercibido para mí. Fue quizás la primera vez que tuve consciencia de “el mal” asociado a la muerte.

Siempre me pregunté que podía llevar a alguien a sesgar la vida de otro ser humano. Con los años y la profesión he observado que los motivos son diversos y que la mayoría de las veces los crímenes no tienen una explicación racional o sólo un trasfondo económico, psicopatológico o emocional. Así pues, como diría Conan Doyle “Cuando se ha descartado lo imposible, lo que queda por improblable que parezca, debe ser la verdad”, y la verdad cuando se cometen esta serie de actos, es la diversidad de la sinrazón.

La Criminología me atrajo desde la infancia, pero a veces para desarrollar una vocación hace falta la oportunidad. En España esa oportunidad no se hace patente hasta bien entrada la década de los 90 en que toma forma académica y se comienza a impartir en las Universidades la titulación de Criminólogo con la que ejercer tan apasionante trabajo.
Aunque es cierto que las personas podríamos ejercer una amplia gama de profesiones debido a la adaptabilidad humana, orientamos nuestra actividad en función de la vocación que aparece a edades muy tempranas y que como ya he apuntado obedecen a muchos de los estímulos que recibimos en la infancia, televisión, aficiones literarias, gustos cinematográficos o entorno social entre otros. Yo recuerdo aquellos hechos que sin ser determinantes, posiblemente pudieron ejercer cierta influencia en la actitud que uno va tomando hacia determinadas conductas.

La Criminología, una ciencia en pleno desarrollo


Con la Criminología se ha avanzado mucho en los últimos tiempos. Lejos queda la época en que se condenaba al reo en función de su “fealdad”. El Marqués de Mascardi impartía Justicia allá por 1778 aplicando el conocido Edicto de Valerio (Emperador Emilio Marqués Palma de Mallorca_bis.jpgRomano del siglo IV), el cual afirmaba que cuando tuvieses dudas entre dos presuntos culpables condenarás al más feo. Las sentencias de este personaje que fue presidente del tribunal de Nápoles entre 1778 y 1782 se fallaban tras hacer comparecer ante sí al criminal y examinar atentamente su fisonomía y su cabeza, dando por definitiva la sentencia con lo que en ellos observaba, condenándoles por el mero hecho de que no cumplieran con los cánones de belleza, resolviendo de la siguiente manera: “Oídos los testigos a favor y en contra, y vistas tu cara y cabeza, te condeno a la horca”. Tremendo.
Hoy la Criminología bebe de las fuentes del Derecho, de la Medicina o de la Sociología entre otras ciencias, y engloba todas las técnicas criminalísticas. Es una ciencia multidisciplinar. Para hacer una rápida distinción utilizando un símil televisivo que todos conocemos por su popularidad, distingamos; no es lo mismo Criminalística que Criminología: la serie “Mentes Criminales” es criminología y “CSI” es Criminalística. Criminología para explicar y estudiar el fenómeno criminal o del delincuente, Criminalística para la realidad tangible. En España estos estudios se funden en una misma titulación Universitaria y luego se opta por la especialización a través de máster y cursos de formación.

La criminalística ha llegado muy lejos, al espacio, hoy se resuelven crímenes y otros delitos triangulando señales telefónicas a través de los satélites, utilizando Geo-radares o mediante pruebas de ADN por poner algunos ejemplos.
La criminología avanza cada día más, y aunque afortunadamente no está presente en todos los ámbitos de la sociedad, está al servicio de ésta. El comportamiento criminal se puede predecir y por ende prevenir, evitar o modificar para conseguir una convivencia más segura. Castigar sirve de poco si no tratamos de entender el comportamiento delictivo. Una sociedad se embrutece más con el empleo habitual de los castigos que con la repetición de los delitos.

Mi profesión ha sido encaminada por esta disciplina. Cuando acabé quinto de carrera y concluidos los estudios, me especialicé en Madrid en la Universidad en Psicopatología Criminal y Forense, algo que completaba mi preparación académica y que junto con un Máster en Seguridad me sirvió de soporte para la preparación de la Tesis Doctoral en Victimología. Todo ello también forma parte de las poderosas razones que me llevaron a la Ciudad de Santiago de Compostela, al abrigo de su Universidad.
Entre tanto y tanto, mi vida laboral también se fue dinamizando y sufrió algún que otro cambio, las cosas no llevan un orden preestablecido, ojalá fuese todo mucho más ordenado y sencillo. Con motivo del concurso de ascensos y traslados obtuve la plaza de Jefe de Servicios. Fue en ese momento cuando me ofrecieron una de las plazas que el Ministerio del Interior había creado recientemente, con motivo de la aparición de nuevas formas de delincuencia organizada, especialmente la irrupción en la esfera internacional y en particular en España de fenómenos terroristas de corte religioso que debía combatirse desde todos los frentes posibles, y entre ellos estaba el frente penitenciario. Así pues, se integró a los Funcionarios de Instituciones Penitenciarias en estos grupos de Control y Seguimiento.

En la actualidad continúo de Jefe de Servicios, aunque por otros aspectos de mi vida me he trasladado a Santiago de Compostela, donde recientemente estamos consternados por el asesinato de la pequeña Asunta, presuntamente llevado a cabo a manos de sus padres. Un suceso difícil de imaginar en un entorno familiar donde se daban todas las condiciones para una vida perfecta. Producto quizá de unas mentes atrapadas en sus propios demonios.Emilio Marqués Santiago de Compostela_bis.JPG

Estos hechos son más propios de una novela negra que de la realidad cotidiana. Cuesta pensar que son ciertos, pero estas cosas suceden más a menudo de lo que pensamos y todos ellos requieren una explicación criminológica.

Novela y crónica negra


Todos los lugares tienen su crónica negra. Uno de mis proyectos desde hace mucho tiempo ha sido retomar esos casos que un día conmocionaron el Valle de Turón y plasmarlos en un libro recopilatorio dándoles las explicaciones criminológicas oportunas. Pero aún habrá que esperar, una novela empezada hace tiempo y la colaboración en una revista de Criminología, absorben actualmente el poco tiempo libre que me queda.

Quizá las ciencias criminológicas me lleven de nuevo al pueblo. Los lazos con Turón no son actualmente muy fuertes, pues el tiempo que dedico a viajar lo hago a Palma de Mallorca donde sigo conservando la residencia y vida personal. Allí también sigue Ana, que tras vender su tienda en Mieres (KISS) y trasladarse a Mallorca pasando por las prestigiosas firmas como Carolina Herrera, Purificación García, TCN o Ángel Schlesser entre otras, hoy tiene identidad propia, Le Tressór d´Anne. Os dejo su blog www.123miweb.es/letresordanne , que visto éste, huelga decir que su trayectoria profesional nada tiene que ver con la mía.
Volviendo a Turón

Cuando me doy un salto a Asturias es por pocos días y los paso de forma fugaz en Gijón, con mi madre y con Pepe, el hombre con el que rehízo su vida. Un encanto. Mi hermana vive en Oviedo, pero solemos tener también como punto de encuentro, Gijón.
Me preguntas en esta entrevista “si es más difícil marchar del pueblo que volver”, te contestaré con una frase de Thomas Edison, No se puede dar marcha atrás al reloj, pero sí se le puede dar cuerda nuevamente. Esa cuerda podríamos comenzar a darla el día que arranquemos con esos proyectos pendientes de los que hablábamos antes.

Es una pena que un Valle con un pasado tan próspero no se le pueda augurar un futuro prometedor. Quiero pensar que algún día exista voluntad de promover nuevos proyectos, sino industriales, impulsores de un nuevo tipo de economía que lo haga volver a progresar, a salir de su particular crisis. Sólo hace falta una voluntad inversora y buenas políticas económicas para que el Valle vuelva a resurgir. Un valle que dio tanto, no puede morir en silencio.
Imagino que el deseo de todo buen Turonés es el mismo; que el Valle vuelva a brillar imitando los colores de los lienzos de Varela, o de él vuelvan a nacer insignes literatos del talento de Nel Amaro, porque no solamente el Grisú ha formado parte de su historia.

Entrevista realizada por Jorge Varela para www.elvalledeturon.net, Santiago, octubre de 2013