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Lourdes Rodriguez Viejo, monja sportinguista

Cuando regreso mentalmente a mi Turón lejano, recuerdo con satisfacción nuestras idas y venidas al Colegio. Subiendo la escalinata, molestando a las Hermanas. Pero también recuerdo su cercanía y cariño, el tiempo que nos dedicaban a todas horas acompañando nuestro caminar y buscando actividades para nuestros sábados y domingos: baile, teatro, poemas etc. El grupo de amigas fue fundamental en esos años y yo creo que vivimos buenos y divertidos momentos. De hecho cinco de ellas somos religiosas dominicas y gracias al acompañamiento de las hermanas y de los Sacerdotes del momento: D. Cipriano, D. Paco, D. Cecilio. Turón tenía mucha vida y el Colegio y la Parroquia también. Claro también recuerdo nuestras carreras para llegar a casa antes que oscureciera, desde La Veguina donde el paseo era fluído, el cine, la pista Mª Luisa etc.

Yo viví en Lago. Es por eso que yo asistí a la escuela con Pepita Caminal. Creo que a pesar de ser traviesa, fui feliz en la escuela. Más tarde cuando las Hermanas pasaron al Colegio nuevo, me metí de lleno en la vida colegial escolar y extraescolar. Pepita Caminal la recuerdo con un gran cariño. Recuerdo su dedicación, sus castigos, la responsabilidad que nos daba, los paseos cuando nos mandaba a llegar algún recado a la Srta. Pira y Sagrarito. ¡¡ Cómo disfrutábamos de esos paseos!! Era escuela unitaria y nos sentíamos responsables los mayores de los pequeños en todos los aspectos.

Tengo muchos recuerdos festivos del Colegio. Pero las Fiestas del Cristo eran días entrañables e inolvidables, corriendo hacia los cuarteles una y otra vez. Las manzanas  con azúcar  y los montones de melones... la música, el baile... Y recuerdo como algo muy grande cuando mi padre nos llevaba a las fiestas de San Juan, con esa lluvia fina característica de la época y que casi nunca faltaba.

No faltaban las excursiones. Aquéllas que hacíamos con las hermanas y con el catecismo: al Picu Polio, a Cutrifera, a Collanzo y hasta Castropol que era un viajecito. Los concursos y los sorteos en la catequesis. Y algo muy especial e incomprensible hoy, era cuando con toda nuestra fuerza dábamos vuelta a las carracas para "matar judíos". Dios mío cómo podíamos tener esa mentalidad!!! Recuerdo los festivales navideños, la procesión del encuentro con aquella Salve maravillosa en que cantaban los hombres y respondíamos las mujeres... la procesión de la Soledad en Enverniego... Y qué decir del salto a la hoguera en la noche de San Juan, la Cabalgata llegando a Lago con su sonido de tambores que nos ponían tan nerviosos, y ver el cementerio todo iluminado en la Fiesta de los Santos etc etc. La verdad es que tengo la mente a rebosar de buenos recuerdos, diría todos.

Por supuesto mi familia también estaba relacionada con la minería.¡ Quién no lo estaba en el Valle!. Mi padre Manuel Rodríguez fue vigilante en Polio. Nos contaba como tenían que andar de rodillas por las galerías. Es verdad que también nos escapábamos al salir de la escuela a columpiarnos en las básculas del carbón que era muy divertido. Pero los recuerdos más tristes vienen de las noticias de escapes de grisú, de heridos, de muerte, de familiares y amigos que dejaron ahí su vida.

Mi vocación nace, como decía antes, en el contacto con las Hermanas y la Catequesis. Mi madre Carmen Viejo , de Lago, era bastante religiosa, mi padre no quería ni oír hablar del tema. En el momento que yo me voy al postulatando en Valladolid nos vamos juntas tres amigas. Yo creo que en ese momento no éramos muy conscientes de lo que hacíamos y que la vocación la vamos fraguando día a día en el tiempo con la cercanía a Dios y la entrega a los hermanos.

En mis inicios mi vocación era misionera, pero no tuve la suerte de que me enviaran a países de misión. Pronto descubrí que aquí también hay muchas pobrezas; la soledad, la falta de escucha o de cariño. Hoy reconozco que hay mucho qué hacer aquí. Y que nuestro país ha de ser evangelizado de nuevo. Como cuando llegaban a Turón aquellos misioneros, aquellos rosarios de la aurora... Supe que podía ser misionera y evangelizadora desde la escuela.

Mi fe sigue firme. Se pasan momentos más relajados y algunos más difíciles, a veces nos enfrentamos a mucha incomprensión, pero nunca me planteé abandonar.  Dudas siempre se tienen, pero creo que la confianza en Dios es la que me guía. El Evangelio no es cosa complicada, la personalidad de Jesucristo fácil de entender, otra cosa es vivir el compromiso adquirido. Más difícil hoy sin duda alguna.

Siempre fui muy feliz en la educación y en la Pastoral con niños y jóvenes. Hoy mi  misión la llevo asumiendo las riendas del colegio de las Dominicas Virgen Mediadora con sus 750 alumnos. Gijón ya es una parte importante de mi vida, soy incondicional del Sporting del que celebro con entusiasmo su permanencia en Primera. Aquí he permanecido 24 años, divididos en dos periodos. Y a pesar de los muchos años ahí sigo cerca con ilusión y con esperanza de que algún día puedan dar fruto nuestros desvelos aunque de momento no se vea.

Los jóvenes hoy son distintos. Ni mejores ni peores. La Sociedad en que vivimos y de la que participamos todos no les ayuda mucho. Son solidarios, poco trabajadores y poco amantes del esfuerzo. Son jóvenes...Yo trabajo con alumnos de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato. Con los últimos es más fácil dialogar, debatir, hablar... los alumnos de la ESO son las edades más difíciles y te da la sensación de predicar en el desierto. Pero ves que no es así cuando vuelven al Colegio y nos cuentan, cuando ya mamás o papás nos traen a sus hijos y se les ve con recuerdos tan positivos del Colegio. Eso te llena de satisfacción.

 

No me imagino de otra manera. Son 51 años. El año pasado celebré Bodas de Oro. Tuvimos un encuentro muy bonito de todas las que entramos religiosas en aquel año y siguiente y estuvimos 15 días en Madrid y Vic con Formación y Visitas a los lugares significativos de las Dominicas de la Anunciata.

Para mi Turón representa esa etapa tan feliz en que como decía antes, nos reuníamos la familia y estábamos todos, en Fiestas de Navidad, Reyes, cumpleaños etc. cantábamos y disfrutábamos felices. Es mi pueblo. Estuve en él 18 años de felicidad. Es verdad que empezaron a faltar pronto mis seres queridos y volví poco a Turón, pero TURÓN ES TURÓN... El lugar donde nací, donde crecí, donde puse las bases de mi vida actual y un lugar muy bonito a pesar de que entonces el río bajaba negro. Ahora baja muy blanquito pero falta la riqueza, el carbón, que era lo que daba mucha vida al Valle.

En Gijón hay mucha gente de Turón y algunos han traído sus hijos y nietos al colegio… por eso en ocasiones salen los recuerdos.

Desde esta página turonesa todo m cariño y buen recuerdo para TODO EL VALLE DE TÚRÓN.

 

Entrevista realizada por Jorge Varela para www.elvalledeturon.net, Turón, mayo 2016

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