Vuelta a casa

Mi liberación llegó cuando me licencié en Vigo el 28 de Febrero de 1940 por prórroga de primera clase, o sea por hijo de viuda. Regreso a mi casa con la ilusión de reanudar mi vida civil activa, que sólo era la incorporación al trabajo de la mina con 20 años cumplidos. Nos esperaba la tragedia del hambre y nueve horas de jornada con siete miserables pesetas de jornal diario. Nos alimentábamos de comida que se daba a los animales “yeros”, calabazas, nabos y el poco pan que te daban que suministrado en abundancia nos hubiera matado a todos. El cacareado suministro racionado una vez a la semana, no te daba para comer una vez al día.

A pesar del hambre que se pasaba, llegó una orden del Gobernador, que había que trabajar nueve horas de jornada en la mina e inclusive los domingos. Así fue la tragedia de siete años largos que todavía me hacen recordar las familias fallecidas por padecer tuberculosis e incluso morir de hambre.

Se elevaba la jornada del minero en 9 horas diarias y se exige el rendimiento normal de una persona bien alimentada. Hay amenazas de despido por falta de rendimiento y algunos de los mandos intermedios atemorizaban al personal con denunciarles a la autoridad. Difícil era vivir aquellos años de escasez y privación de libertad entre la llamada autoridad compuesta por somatenes, falangistas, paramilitares, moros, guardias civiles y los famosos caciques de los pueblos.

El estraperlo ayudaba a quien podía pagar por un litro de aceite cien pesetas, cuando la mayoría teníamos que trabajar 15 días para poder adquirirlo. Tiempos buenos para algunos aprovechados sin conciencia, que a costa de robarnos descaradamente engordaron sus carteras convirtiéndose en los llamados nuevos ricos.

Ese fue un buen año. El 17 de Febrero, contraje matrimonio con Inés que fue mi novia durante cuatro años. Teníamos 25 y 24 años respectivamente…y toda la ilusión del mundo… un mundo complicado. La ceremonia se celebró en la Iglesia Parroquial de San Martín de Turón, corriendo a cargo la ceremonia el párroco de aquel entonces Don Froilán que se popularizó "por pesetero". La boda fue un acto sencillo y familiar, con el menú que requerían las circunstancias del momento, circunstancias de escasez de alimentos, con el sencillo menú de un simple arroz con carne.

El día fue espléndido, un día radiante de sol con un calor excesivo nada propio para aquel mes de Febrero. Eran tiempos en que las parejas se casaban de sábado para incorporarse al trabajo de lunes, ya que no existían vacaciones. Nace nuestra primera hija, que no se ha podido lograr, el mismo año de casados. Se repite un nuevo nacimiento, Raquel, que se casará con Roberto y de los cuales dos nietas, Maria y Lidia.
 

Poco a poco se fue moderando la situación, van desapareciendo las cartillas de racionamiento, en 1947, y el comercio se va surtiendo de productos de primera necesidad en venta libre. Los salarios van mejorando y aparece el Sindicato Vertical fomentado por los propios empresarios. Comienza el plus de carestía de vida, primas de asistencia al trabajo, se logran siete días de vacaciones, se conoce el plan de vivienda, se construyen pantanos y poco a poco va mejorando la situación en España.

Eso sí una mejora con escasa libertad. Todavía prevalecía el salario del miedo en la minería y la prohibición de huelgas como el pronunciamiento de los individuos. Me acuerdo que cuando comenzó la emigración a países extranjeros, se les negaba pasaporte al que tenía la profesión de minero.
 

En Abril de 1962 comienza la primera huelga, no autorizada, de la minería asturiana que se ve marginada del salario compensatorio de la profesión, cuya equivalencia llegó a compararse a la de cualquier oficial de exterior, tal como la construcción, siderurgia, y empleados de pequeñas y medianas empresas. Esta huelga había sido promocionada en la clandestinidad por hombres que supieron hacer saber la razón de tal motivo, sin que nadie pudiese saber quién era el responsable. Más tarde la investigación hace que se detenga a los sospechosos, cuya solidaridad manifiesta del huelguista en pro de los detenidos, hace que esta se prolongue.

Justamente después de tres días y tres noches de inactividad, la Empresa envía cartas amenazadoras a los huelguistas, suspensión de empleo y de sueldo “si en el término de 48 horas no se presenta a realizar las labores de su categoría”…, decía le escrito. Después de casi dos meses de inactividad sin solución al problema, se decide la reincorporación con el fin de permanecer en el interior del pozo, sin salir, hasta que se arreglase la cuestión o tomaransolución al conflicto.

Fueron 32 horas interminables, el hambre se apoderaba de nosotros ya que no habíamos ido provistos más que del humilde bocadillo cotidiano. La humedad y el exceso de ventilación en el interior del pozo a 350 m de profundidad se hacía cada vez más insoportable, algunos compañeros tuvieron que abandonar por encontrarse indispuestos por la causa que ya expresamos. El contacto con el exterior por teléfono se hacía frecuentemente para enterarnos si el caso llegaba a solucionarse. Nadie nos ayudaba, ya que sólo la Empresa era dueña y señora de solucionar este grave problema. Al fin con promesas, que más tarde no se cumplieron, nos engañaron diciendo que todo estaba arreglado. Una comisión formada en el interior era la encargada de enfrentarse con la dirección de la Empresa.

Al salir nos encontrarnos acordonados por una compañía de guardas de la policía armada que nos apuntaban con sus metralletas para conducirnos, como detenidos, a las oficinas del mismo pozo de San José. Había un silencio sepulcral, y así permanecimos varias horas con la incertidumbre de lo que iba a ser nuestro destino. Hubo interrogatorios y detenciones pero se perdió el miedo y la historia se repitió con huelgas más o menos justas… otras por solidaridad con los compañeros despedidos.
 

En 1963, cuando muchos de los turoneses se van a trabajar al extranjero, a Bélgica principalmente, el carbón va incrementando su valor de consumo. Es necesario aumentar los puestos de trabajo, es la época de las llamadas "vacas gordas” y llega gente de casi todas las provincias españolas. La escasez de vivienda hace que se habiliten casas abandonadas, cuadras donde habitaba el ganado, hórreos y chabolas y el número de habitantes asciende a 20.000.

Son tiempos de mejor vivir que dan paso a un nivel de vida aceptable. Ya hay quien comienza a edificar su propia vivienda o hacer su veraneo, la bicicleta es canjeada por la motocicleta, se viste con más decoro y aparecen los primeros coches. Turón está muy animado. Se ve el cambio de ambiente en bares y espectáculos, cuando aún contaba Turón con cuatro salas de cine, dos buenas pistas de baile y el ambiente de bar.

Cambia mi vida profesional. Hulleras del Turón está saturada de obreros cualificados y no cualificados. Para salvar el escollo de la producción e incrementar la plantilla de picadores pone en marcha una Escuela de Formación Profesional para aprendices de picador o barrenista, por lo que soy requerido para desempeñar el cargo de Monitor. Consistía en impartir un método de aprendizaje: se enseñaba el arranque práctico y una parte teórica muy útil para evitar los accidentes mineros. Todo esto iba acompañado de un cursillo completo de socorrismo. Un año más tarde, pasé a ser vigilante de primera hasta la jubilación, después de 40 años de servicio en la Empresa.
 

El 31 de Diciembre de este mismo año solicito voluntariamente la jubilación especial de la minería, concedida con el 100% de mi nómina. Uno de los mayores triunfos que puede alcanzar un trabajador, es la jubilación en vida, el triunfo de haber llegado a la meta de un premio bien merecido, en una labor muy dura.Repito que es un triunfo, aunque los años te hagan más viejo, aunque la sociedad productiva te margine o te señale con la cruz de la pasividad diferenciándote de las fuerzas vivas, pero es bueno llegar, y nos compadecemos de aquel que no llega a tener esa suerte. Era como si hubieras vencido al llamado “cáncer del minero”, la silicosis. Empieza una nueva vida, continúas con unas ocupaciones y empiezas otras, sigues con tus planes organizativos y tus hobbies de hoy y de siempre.
 

El tiempo pasa y cuando totalmente te libras de él, después de 40 años de servicio, cuyo fin sería disfrutar del resto de tu vida, te descubren una enfermedad profesional que sólo quien la padece da fe de sus consecuencias. Tu presente se convierte en vivir en la monotonía, privándote inclusive de ciertas distracciones aparte del corto paseo matinal y ocupaciones que desempeñas sin más rentabilidad que el contacto con las gentes que tú ya conoces.

Se cumplen años, casi 79 cuando escribo esta página de mis memorias, en las que veo transcurrir lo días rápidos y fugaces como el presente. . Se lucha porque esta antorcha no se apague, sin pensar en el futuro ya que somos hombres del pasado, nos congratula contar lo que transformamos en historia, recordando los tiempos escolares, el trabajo y quienes fueron tus compañeros o amigos, recordando la transformación de España de antes y después de la guerra de 1936.

También, cómo no, lo que ha sido nuestro pueblo de Turón urbanísticamente, cuando el 50% de las casas habitadas eran cuchitriles miserables, sin medios de sostener con un mínimo de comodidad la habitabilidad del ser humano. Sólo el barrio de San Francisco y otras casas de la dirección de la Empresa de Hulleras del Turón contaban con agua y alcantarillados incluyendo las que bordeaban la carretera del lugar más principal donde se encontraba el núcleo de población. El resto de los pueblos padecían un abandono que atentaba los principios encaminados a sostener la salud pública en el estado más elemental.

Y como todo son recuerdos, veo la casa del pueblo, o el llamado Centro de la minería de Turón donde yo iba a la escuela, los servicios no tenían agua y desembocaban al río que pasaba por sus inmediaciones …. Un aleteo de vida, la alegría y esperanza de propósitos culturales intentaban evadir a todo el valle minero. El progreso y la urbanización se fue volcando con la urgencia necesaria… Hemos vivido los tiempos para saber que Turón ha sido una concesión minera de tal importancia del interior de Asturias, un ejemplo para muchos pueblos mineros…

Pero si recordar es volver a vivir, pena nos da de la situación actual con el cierre de las minas y pozos sin la esperanza de renovaciones estructuradas en nuestros lugares vacantes para el futuro de nuestra juventud, incrementando las prejubilaciones de los hombres que pasan a la pasividad en el apogeo de su rendimiento.