Herramientas Personales

Cambiar a contenido. | Saltar a navegación

Navegación

Navegación
Menu de navigation
Usted está aquí: Inicio / Ocio / Entrevistas / Manolin Cadenas, Miguel Olivar, Zoilo y Tirador / Zoilo EFErciendo por el mundo
Acciones de Documento

Zoilo EFErciendo por el mundo

ENTREVISTA PARTE II ... En el San Justo de Villanueva de la Cañada, su casa, acariciando con mimo a Cliffor su perro maltés, simpático y faldero como él dice, Zoilo sigue trotando por el mundo, de recuerdo en recuerdo. Su vida es como un álbum de fotos que resumen sus vivencias: los encuentros con los grandes del mundo y el relato de los acontecimientos más triviales y dramáticos de los modestos, guerras, miseria y terremotos. Lleva dentro la historia de su humanidad, la vivida en directo y en la trinchera de la información. Es aún más turonés por haber sido un trotamundos. Porque al final todo vuelve a su cauce, porque al final uno se da cuenta de lo transcendente de los comienzos, por muy humildes que éstos hayan sido. EFE, su casa, fue su tarjeta de visita y su puerta de entrada en el mundo de la política y de la cultura. Pero en esta vorágine del mundo de la información, Zoilo supo cultivar y preservar lo esencial, la amistad y sus raíces... del presidente Torrijos, amigo para siempre, pasando por los Zulaica, sin olvidar los contertulios que formaron su juventud, hasta los más recientes, Lito o Pablo Prieto. Prolonga su vida profesional como miembro activo, no podía ser de otra manera, de la Asociación de Periodistas Europeos, asistiendo a seminarios e intentando terminar una historia política de los últimos 50 años de América Latina, en torno a la figura del general Omar Torrijos, su gran referencia. Zoilo juega al golf, "pastorea", como cariñosamente dice, a sus adorados cinco nietos, se refugia en Río de Janeiro de los inviernos de Madrid y acompaña a Miguel de la Quadra, otro viejo amigo, en los viajes de aventura de Ruta Quetzal, contando su América Latina a los 300 chicos aventureros que participan cada año. Y cuando se para, le sigue contando a Cliffor aquello de Turón... lo de la página, "el reencuentro de todos los turoneses del exilio, que vivimos añorando a los parientes y amigos que dejamos en el Valle...el vicio que no cesa".

Casa Nieto, una tertulia con cátedra
 

Mi vida profesional comenzó a los 20 años en el semanario Comarca de Mieres, en La Voz de Asturias y en Radio Asturias, gracias al apoyo que me dieron Luis “el Culturu”, el dueño de la Librería Cultura y de Comarca y de Menchu Álvarez del Valle y de José Ceceda en la radio. En Turón tuve la suerte de integrarme en las tertulias de casa “Nieto” a Carter.jpgun grupo de amigos bastante mayores que yo, que perdonaron mis carencias y estimularon mis iniciativas. Allí incubamos los pregones de fiestas, los ciclos de conferencias del Hogar del Productor, y otras muchas ideas que se quedaron por el camino. Los más influyentes en mi vida fueron el médico y escritor Antonio Zulaica, su esposa, la doctora Elena, y Manolito Vaquero. La tertulia estaba abierta a los habituales de casa Nieto, como mi padrino Zoilo, Manolito Barbón, Braulio Tirador, Fidel el capataz, Bernardino Díaz Faes; pero los que llevaban la voz cantante eran Zulaica y Manolito, que hicieron de la tertulia una cátedra de todo lo discutible: filosofía, derecho, literatura, historia. Todo servía para llenar la noche, menos la religión y la política, que nadie sacaba a colación.

Un día se me ocurrió dar una conferencia en el Hogar del Productor sobre “Picasso y la revolución de los istmos”, y, desde entonces, los camareros del “Nieto”, cuando me veían llegar a la puerta, me anunciaban en voz alta: “aquí llega Picasso y la revolución de los istmos”, que es el mote más largo que se puso en España. 
 

Mi rodaje profesional por las Américas


Marché a París en 1960 y un año después a Buenos Aires. Estuve en Le Mans, donde reinaba el artista turonés Arturo Vaquero, hermano de Manolito, que me atendió y paseó por el circuito de las “24 horas”…hace más de 50 años…De Buenos Aires me trasladé a Mar del Plata, donde conocí a los turonesísimos Jesús Blanco y Petra, que me acogieron como un hijo. Volvimos a vernos algunas veces en Asturias y la vejez sólo les hace más entrañables todavía.

En Mar del Plata hice periodismo total: fui redactor del diario “La Capital”, ahora centenario; radio en LU3 y televisión en el Canal 6. Mis programas de radio se grababan en magnetofón y se difundían en otras emisoras argentinas, entre ellas LU6 de Bahía Blanca. En un viaje a esta ciudad fronteriza de la Pampa y la Patagonia, los dueños de LU6 me ofrecieron la jefatura de programación de esta emisora y, posteriormente, la organización del Canal 7 de Televisión, cuya licencia acababan de concederles. Fueron estos años de Mar del Plata y Bahía Blanca de una creatividad y felicidad totales, que me abrieron las puertas del periodismo internacional de la Agencia EFE, que fue mi casa para siempre.
 

Mi tarjeta de visita ... periodista del Valle  e hijo de minero
 Torrijos con la familia de Zoilo-1.jpg

Mi entrada en la Agencia EFE fue una de las grandes casualidades de mi vida, que vale la pena recuperar aquí, porque conecta y da sentido a mis primeros recuerdos.

Tendría yo seis o siete años cuando mi padre escuchaba –y yo oía atentamente- en la radio de mi casa los programas informativos de Radio Andorra, Radio Pirenaica y Radio París. En esta última el locutor de las noticias en español era el periodista Francisco Díaz Roncero, cuyo nombre me quedó grabado para siempre. Pues bien, cuando llegué a París en el año 60 una de las primeras cosas que hice fue preguntar por él en Radio París e instalarme en la puerta de la emisora para saludarle. Le dije que era un periodista del Valle de Turón, hijo de minero y le conté mi larga historia de oyente de sus informativos. Me atendió con el mayor interés y me pidió que siguiera visitándole. Así lo hice, hasta mi marcha a Buenos Aires, cuando fui a despedirme. Entonces me habló de otro gran periodista español, Mariano Perla, que fuera cronista parlamentario de “El Sol”, ahora exiliado en Buenos Aires y charlista famoso en la televisión argentina, y me pidió que fuera a conocerle y llevarle un abrazo suyo.

En Buenos Aires todo el mundo conocía a Mariano Perla y escuchaba sus comentarios políticos, casi siempre antifranquistas. Hice lo mismo que en París, ahora en las puertas del Canal 11. Me presenté también como periodista de la cuenca minera y le trasmití el abrazo de su amigo Francisco Díaz Roncero, que recibió con agrado y me invitó también a seguir visitándole.
 

EFE: empieza la aventura
 

En uno de mis viajes de trabajo de Bahía Blanca a Buenos Aires volví a ver a don Mariano, que me dio una gran noticia: el ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, y el director de la Agencia EFE, Carlos Mendo, se proponían convertir a este medio español en una agencia internacional, para competir en ese mercado informativo con la francesa France Presse, las norteamericanas UPI y AP, la inglesa Reuter, la italiana ANSA, etc. Pues bien, Carlos Mendo le había ofrecido el cargo de director de América Latina, precisamente por su fama republicana y para desvincular a EFE de su connotación franquista. Me dijo que la redacción central de América Latina sería Buenos Aires y me invitó a integrarme a ella. No lo dudé un instante y así me incorporé a esa hermosa aventura periodística. 
 

¡Zulaica 2.jpgFamilia feliz y reencuentro
 

Era el año 1965 y yo tenía 29 años. Estaba casado con italiana y tenía mi primer hijo, Jorge, recién nacido en Bahía Blanca. Un año después Mariano Perla regresó a Madrid y lo reemplazó en el cargo Jesús Martínez Tessier con la misión de fundar delegaciones de EFE en todos los países latinoamericanos. Tessier me dio a elegir el país que yo quisiera para instalar y dirigir la agencia y tampoco dudé un instante en pedirle Colombia, donde vivían entonces mis amigos Antonio y Elena Zulaica, con sus hijos Antonio, Félix León, Abel Fernando y Juan Carlos. Fue una felicidad reencontrarlos y me integré en su familia como un hijo más. En las manos de la ginecóloga Elena vinieron al mundo mis dos hijas, Luz Marina y Claudia Beatriz, y ella misma fue madrina de la primera. Aunque ellos vivían en Tunja y yo en Bogotá, prácticamente convivimos los cuatro años de mi residencia en Colombia. Después me fui a otros países; pero sólo su muerte nos distanció y no del todo. Su hijo mayor Antonio vino a Panamá a trabajar conmigo y hoy es director de la agencia EFE en Bolivia y uno de sus periodistas más brillantes. Félix León, el segundo, es médico, investigador y presidente de la Fundación colombiana para la Investigación y Desarrollo de la Salud y la Seguridad Social. Abel Fernando es Doctor en Medicina por la Universidad Nacional de Colombia. Magíster en Historia, Profesor en la Escuela de Medicina, director de Investigación de Historia de la Salud y Director del Museo de Historia de la Medicina y la Salud. Juan Carlos, el menor, es ingeniero y actualmente ejerce de Consejero de Educación en el Departamento de Boyacá. Los cuatro nacieron en Turón y tienen a la mayoría de sus hijos ejerciendo o estudiando por distintas ciudades de España.
 

¡ Gira mundo, gira !
 

Volviendo a mí, viví en Bogotá entre los años 1967 y 1971, fundé la agencia EFE en las principales ciudades colombianas y, en esos cuatro años, fui enviado especial a los principales asuntos de América Latina, como la Guerra del Fútbol entre El Salvador y Honduras, la muerte del dictador Duvalier en Haití, el golpe del general Torrijos en Panamá, el terremoto de Perú, en el Callejón del Huailas, en 1970, en el que murieron 70.000 personas, la toma de posesión del presidente Echavarría en México y otros de menor importancia.

En 1971 La dirección de EFE en Madrid me encargó la fundación de la agencia en toda Centroamérica, con sede en Panamá. Estos años, del 71 al 75, fueron los años más fecundos de mi vida profesional. Cubrí el terremoto de Managua en la Navidad de 1972 (aquí volví a coincidir con Miguel de la Quadra Salcedo, al que había conocido en 1968, en Bogotá, durante la visita del Papa Pablo VI, y desde entonces seguimos amigos para siempre), el huracán Con los Reyes-1.jpgFifi en Honduras, todo el proceso de violencia en Guatemala, de guerra en El Salvador y Nicaragua, la caída de Somoza y la instalación del sandinismo, las negociaciones entre Panamá y Estados Unidos para recuperación de la soberanía del Canal; hice estrecha amistad con el general Omar Torrijos, con el viajé por todo el mundo en busca de apoyos, y tuvimos tiempo para visitar Asturias cuando él quiso conocer a mi madre y a mis hermanos. Mi experiencia informativa de estos años queda registrada en mi libro “Centroamérica, alarma mundial”, editado en México en 1981.

A mediados de 1975 regresé a Madrid como director de servicios especiales, y me dediqué, sobre todo, a la descolonización del Sahara y a los países del Magreb. De 1976 a 1978 reorganicé y dirigí las delegaciones de EFE en Ecuador y Brasil y, en 1979 el general Torrijos me invitó a integrarme en su gobierno como asesor de política internacional, donde estuve hasta su muerte en accidente aéreo, el 31 de julio de 1981. Entonces me reincorporé en la Agencia EFE, como director de la delegación de Brasil, ese maravilloso continente, donde permanecí hasta 1997. Los últimos años hasta mi jubilación estuve en la central de Madrid como director de Relaciones Internacionales.

 

¿Salir de Turón para "triunfar"?
 

Yo creo que no se triunfa ni se fracasa por irse o por quedarse. Cada uno triunfa en su sitio y en su oficio, si se dan las capacidades y oportunidades para ello. Hoy vivimos en globalización y cualquier chico de El Lago puede estar globalizado. Las únicas oportunidades que teníamos en el Turón de los cuarenta y los cincuenta eran la mina, el economato o las oficinas de la empresa y la Escuela de Capataces de Mieres, y lo normal era que saltáramos del colegio de La Salle a la mina, a partir de los 14 o 15 años. Yo trabajé seis meses en el pozo Santa Bárbara y descubrí que el futuro de la mina es completamente negro: no vi ninguna luz al final del túnel. Me arriesgué y creo que acerté. Al mirar hacia atrás, no siento que me fuera difícil orientarme y triunfar. La vida es un río que nos lleva y el secreto puede estar en encontrar el cauce y seguirlo hasta la desembocadura. Lo peor es nadar contra corriente, en Turón y en cualquier sitio…. Y, al final, ¿qué es triunfar?... Yo tenía una empleada doméstica en Río de Janeiro que, cuando me veía enojado por algo me decía: “¡señor Zoilo: lo importante es ser feliz!”… Y es verdad: eso es lo único importante, y yo conozco a mucha gente feliz en Turón.
 

Volver como necesidad
Villanueva de la Cañada-1.jpg 


Mis vueltas a Turón son frecuentes. Es algo necesario porque Turón es un vicio. Tengo allí todas mis raíces, familia, amigos, recuerdos…, la sidra con ellos sabe diferente…, si tienes la suerte de escuchar al Coro Minero recuperas años de vida. Fuera de allí, por bien que te sientas, siempre estarás un poco desarraigado….Con Antonio Zulaica y Elena hablábamos todo el día de Turón, de los amigos, de las anécdotas…, de un Turón sin defectos, sin problemas: del paraíso perdido… Con José Luis Tirador, en Madrid, no hablamos más que de Turón, y en ese momento pasamos de globales a aldeanos. El otro día coincidí en el autobús de Villanueva de la Cañada –donde vivimos- a Madrid con Diana Fernández Llaneza, la hermana de Luis Alberto, y dedicamos la media hora de viaje a hablar de Turón. Turón da para mucho, para todo.
 

Ayer y hoy... Turón
 

El Turón del ayer y el que encuentras cuando vuelves coincide en poca cosa: en la carretera, en el paisaje exterior, en las caras reconocibles de parientes y vecinos. En poco más. Turón hoy es sólo una ilusión óptica del Turón minero, emprendedor y divertido de nuestros tiempos. Cuando volvemos ahí nos encontramos con el Turón de hoy; pero sólo hablamos del nuestro, del antiguo, que para nosotros es mucho mejor.

La minería tiene muchas deudas con el valle, deudas que nunca se van a saldar. Turón es un valle desangrado, al que le arrancaron toda la riqueza interior de sus entrañas a cambio de pensiones. Turón pasó de “La aldea perdida” a “Las aguas bajan negras” para terminar en “Lo que el viento se llevó”. Antes era Turón era fuerte hasta en huelga y ahora la huelga es su debilidad…. A lo mejor me equivoco y es la nostalgia que me está traicionando. Si fuera así cuento con la lucidez y el optimismo de los jóvenes comprometidos, como mi amigo Pablo Prieto y toda su generación para desmentir esta visión que es la mía.
 

Un vicio que no cesa
 

Turón tuvo un pasado brillante y tiene un presente complicado… ¿cuál es su futuro? ¿Quién puede saberlo?...Lo que sí sabemos es que el único camino es pasar de la vieja minería a las nuevas tecnologías… De repente nos nace en el Valle un Bill Gates y nos convierte en un “Silicon Valley”.

Ser de Turón es algo especial. Los pueblos tienen el carácter y la personalidad de la suma de sus habitantes. La conquista del Valle fue una conquista del Oeste, y Turón debería conservar esa herencia de nobleza, de trabajo, de cultura…Estamos en baja forma; pero es el mundo el que está en baja forma. Espero que vengan tiempos mejores. Turón es un vicio que no quiero dejar.


Entrevista realizada por Jorge Varela para elvalledeturon.net, Turón, noviembre 2011