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El pasado de Turón se merece un buen futuro.

Con los recuerdos y las raíces ya bien plantados, Pepe Espiño evoca en esta segunda parte, esos densos años de vida dedicados, con pasión, a la enseñanza, “esa profesión que como algunas otras requieren un suplemento de humanidad”. Un humanismo activista que trasciende la conversación. Aborda con realismo la situación agitada del mundo de la docencia y el presente inseguro de nuestra juventud. Un realismo que no empaña una visión optimista inquebrantable porque a pesar de los grandes desafíos sigue creyendo en los jóvenes “cuyos ojos revelan un alma limpia y noble, cargada de valores”. Los retos son grandes y junto con el claustro del IES promueve proyectos y propicia un ambiente adecuado, para que los “hijos de mineros”, por los que dice haber apostado con acierto, aprovechen esta etapa de formación y encaren con éxito su propio futuro. En ese mes de julio de 1984 eligió un destino geográfico, Turón, pero también el destino de su propia vida. Y hoy se siente inmensamente agradecido. Este largo camino, fiel a un pueblo y a su gente, es un recorrido que volvería a emprender, porque aquí se ha sentido útil y ha podido contribuir a mejorar las cosas, poniendo al servicio de los más jóvenes y de sus familias todo lo que ha aprendido. Hoy, dice, “me siento y soy mucho mejor que cuando recalé en este Valle, vinculado ya a mi vida para siempre, desde hace casi tres décadas”. Una larga etapa en la que ha fraguado un mensaje convencido a todos nuestros jóvenes. Les anima a no perder nunca la ilusión, convencido que está de que podrán disfrutar de tiempos mejores, les invita a ser estudiosos y constantes, a huir de los mezquinos y de los iluminados, a practicar los valores de los abuelos y a centrar sus vidas en principios éticos. Este gran gallego-turonés, fiel al dicho, les empuja a “ensanchar su visión del mundo, aprendiendo de todo y de todos”. Una llamada vibrante a romper el inmovilismo y a desechar el miedo. Su varita mágica la utilizaría para cambiar actitudes y desarrollar militancia activa en un Turón en el que abundarían las ofertas de “nuevos ciclos de Formación Profesional, inéditos en el Principado, (…) para poder optar a nuevos empleos”. Liberaría instalaciones y terrenos ociosos de Hunosa, para emprendedores y PYMES y aprovecharía la arqueología industrial del Valle, para, una vez declarado y reconocido oficialmente como “Bien de Interés Cultural” crear un gran museo de la minería, único en España… Porque para Espiño, el pasado de Turón se merece un buen futuro

Los gallegos no piden, emigran...a Turón.


Bueno, otra vez las circunstancias mandan y tienen la última palabra. Cuando finalicé mis estudios de Filología Hispánica en la Universidad de Oviedo, allá por junio de 1980, con la obtención del grado de licenciatura en la doble especialidad de Lengua y Literatura Castellana, tenía una necesidad urgente e imperiosa y un objetivo prioritario: encontrar un empleo. Sin embargo las salidas profesionales para un recién licenciado eran casi tan limitadas como lo son en el momento actual. De hecho en aquellos años apenas se convocaron plazas de nuevo ingreso en los cuerpos de profesores de enseñanza media. De modo que, avalado por mi trayectoria y expediente académico, mis extraordinariosLicenciado.jpg maestros, los catedráticos Don Emilio Alarcos, Don José Mª María Martínez Cachero y Dña. Carmen Bobes (Los dos primeros ya fallecidos) me animaron a que solicitara una beca del Plan Nacional de Formación del Personal Investigador. No estaban muy bien pagadas estas becas, pero, al menos, su importe me daría para vivir y, lo más importante, me permitiría continuar formándome con el objetivo último de hacer carrera en la Universidad. Según me decían entonces, esta era, o debería ser, la puerta natural para ingresar como profesor en un claustro universitario.

Solicité entonces y obtuve una de las nueve becas que ese año correspondieron al distrito universitario asturiano y quedé adscrito al Departamento de Teoría Literaria, para investigar en el desarrollo y aplicación de los conceptos y los métodos del estructuralismo y el pos-estructuralismo lingüístico al análisis y el estudio de los textos literarios. Durante los años siguientes seguí y superé los cursos del doctorado y fui desarrollando el plan investigador previsto, con evaluaciones anuales positivas, publicando algunos artículos, colaborando en monografías colectivas y participando en congresos y reuniones científicas de mi especialidad. Pero la nueva Ley de Reforma Universitaria vino a poner fin a mis expectativas académicas y profesionales, al establecer un nuevo modelo de acceso a las plazas universitarias. Se me ofreció entonces la posibilidad de continuar mi formación en una universidad extranjera, pero nadie me garantizaba a mi regreso una plaza en Oviedo o en cualquier otra universidad española. De manera que, fiel a la observación de mi paisano, el gran escritor gallego, Castelao, quien escribió “los gallegos no piden, emigran” , el día veintiséis de marzo de 1984, después de un solitario paseo por la playa de San Lorenzo en Gijón, resolví presentarme a las oposiciones de Agregados y Catedráticos de Instituto, que aquel año sí habían sido convocadas. El día 28 de junio realicé los primeros exámenes en Madrid y el 25 de julio había superado las pruebas y obtenido una de las quince cátedras vacantes. Firmé la del Instituto de Turón, única vacante aquel año en todo el Principado. Después de tantas vueltas dejaba aparcados mis escarceos en la investigación y la critica literaria y me convertía en un profesor de instituto o lo que quiera que haya sido en estos últimos veintiocho años.

y así llegó la enseñanza, turonés pues por vocación docente...


En numerosas ocasiones, algunos colegas y amigos me han preguntado si no me siento frustrado por haber terminado en un centro de educación secundaria, sin reconocimiento social y con escasas o nulas oportunidades de progresar académica, administrativa o profesionalmente. A todos ellos les he contestado siempre con un rotundo y el más sincero “no”. De todo lo referido se desprende que he recalado en la enseñanza media y en este Instituto un poco por casualidad, pero hoy volvería a recorrer el camino andado sin dudarlo un instante. Turón y esta comunidad educativa me han hecho sentir útil y me han brindado la oportunidad de contribuir a mejorar las cosas y de poner al servicio de los más jóvenes y de sus familias todo lo que he aprendido. Hoy me siento y soy mucho mejor que cuando recalé en este Valle, vinculado ya a mi vida para siempre, desde hace casi tres décadas.

IES edificio.jpgTodos los oficios y trabajos son igualmente dignos e importantes, porque están impregnados de la dignidad de las personas que los ejercen y se destinan a otras personas que se benefician de ellos. Pero hay algunas profesiones que requieren un suplemento de humanidad. Son aquellas que guardan relación con la salud y la educación de otros seres humanos y que, por consiguiente, están directamente vinculadas a su vida, su felicidad o infortunio. Por tal motivo su ejercicio requiere un alto grado de implicación y compromiso personal, un plus de gusto, sensibilidad y pasión por lo que se hace. Sí, a mis hijas y a mis alumnos asígnenles por favor un maestro con vocación, seguro que será bueno.

Muchos son los retos que tenéis por delante... 


Sin entrar a analizar y valorar las consecuencias de las recientes medidas gubernamentales, relativas al aumento de la carga lectiva del profesorado y del número de alumnos por aula, lo cierto es que hay que reconocer que corren malos tiempos para el ejercicio de la función docente. Los problemas y dificultades vienen de casi todos los frentes. Para empezar en muy poco tiempo ha cambiado radicalmente el perfil del profesor y lo que la sociedad espera de nosotros. No sólo se nos encomienda que eduquemos e instruyamos a sus alumnos, también que realicemos otras tareas de diagnóstico psicopedagógico, orientación escolar y familiar y mediación en conflictos para lo que no nos sentimos preparados, al tiempo que se nos abruma con multitud de tareas administrativas que vienen a sobrecargar nuestra agenda. El otro frente de dificultades deriva del perfil del alumnado que en estos niveles educativos se incorpora a las aulas con carácter obligatorio y hasta los dieciséis años, hayan alcanzado o no estos chicos los niveles educativos e instructivos requeridos en las etapas anteriores.

Tal diversidad de alumnos en las aulas, en no pocos casos, con escasa o nula motivación por sus estudios, es otra fuente de problemas para los profesores y maestros, quienes, en muchos casos, presas de la ansiedad y el estrés generado por una situación que les supera, se angustian tratando de encontrar y aplicar nuevos métodos y estrategias Aula de música.jpgpedagógicas que les permitan atender a sus alumnos en las mejores condiciones posibles y evitar que alguien se vea perjudicado. Tampoco de las familias llega siempre la ayuda y la colaboración que sería de esperar. En algunos casos los padres de alumnos han dejado de ser los colaboradores imprescindibles y necesarios en el proceso de aprendizaje de sus hijos, para convertirse en clientes exigentes, colmados de derechos, que no dudan en trasladar a los institutos y a las escuelas las responsabilidades que ellos mismos no saben o no quieren asumir en la educación de sus hijos. Por su parte las decisiones de la Administración complican aún más el panorama. En muy pocos años, y al ritmo de la alternancia política, se han aprobado y aplicado cinco leyes orgánicas en materia educativa, introduciendo de este modo un extra de inestabilidad e inseguridad en los claustros.

Y como guinda de este poco apetecible pastel tenemos otro factor: la irrupción en toda la vida social y también en las aulas de las tecnologías de la comunicación y la información. Nuestros chicos han nacido entre ordenadores y móviles de última generación y los manejan con soltura y eficiencia desde muy pequeños. Sus profesores aprendemos a manejarlos con torpeza en nuestra edad adulta para intentar incorporar estas herramientas a la práctica docente. Es evidente que arrastramos una gran desventaja en este campo y hemos de realizar un sobreesfuerzo para no perder comba con nuestros propios alumnos.

No obstante el oficio de educar y enseñar es tan hermoso y apasionante que la mayor parte de los docentes terminan altamente comprometidos con las tareas de su magisterio y suplen con una dedicación y un esfuerzo admirables las dificultades que encuentran en su camino. Este, al menos, es el resultado de mi experiencia durante estos años en nuestro Instituto.
 

¿Y el IES Valle de Turón? ¿ En qué proyectos estáis trabajando en estos momentos?


Después de varios años de lucha y de un esfuerzo colectivo y continuado, estamos en condiciones de dejar constancia de que el Centro pasa por un momento muy positivo. Se ha reconstruido físicamente en su integridad, se ha ampliado en casi mil metros, se ha renovado la totalidad de su equipamiento, se le ha dotado de nuevos accesos practicables y seguros, se ha construido un moderno polideportivo. Todo ello ha supuesto una inversión cercana a los dos millones de El río se hizo Pueblo.jpgeuros. Por otra parte su oferta educativa se ha visto incrementada con dos ciclos formativos de la familia profesional de Sanidad, que en la actualidad tienen una fuerte demanda. También se imparten cursos para la inserción laboral de personas en situación de desempleo. En el ámbito organizativo el Instituto ha adaptado con diligencia su Proyecto Educativo a los cambios exigidos por las nuevas normas educativas y cuenta con un profesorado y con los recursos humanos suficientes para prestar un servicio educativo de gran calidad a los jóvenes y familias turonesas. Un dato que confirma estos asertos: hace un par de semanas el Servicio de Inspección Educativa del Principado nos remitió el informe derivado de la evaluación general del Centro que un equipo de cuatro inspectores llevó a cabo durante el mes de marzo. En ocho de los diez ámbitos evaluados el IES “Valle de Turón” raya la excelencia. ¿Retos? Se me ocurre que lo más importante cara al futuro es que los turoneses, familias y alumnos, apoyen y opten por su Instituto como lo hicieron en el pasado, en la seguridad de que no encontrarán fuera nada mejor de lo que afortunadamente, y con el esfuerzo de todos, hoy pueden disfrutar en su propia casa.

En cuanto a los proyectos actuales, continuamos en la línea de innovación y experimentación educativa que nos ha caracterizado en la última década. Aquí se han ensayado muchos de los proyectos pedagógicos experimentales, algunos de los cuales se aplicaron o extendieron luego a otros centros educativos del Principado. El día 20 de marzo hemos firmado con la Sra. Consejera de Educación y Universidades el documento que nos compromete al desarrollo de un Plan de Mejora, en el marco del proyecto institucional del Ministerio de Educación, llamado Contrato-Programa. Nuestros porcentajes de aprobados o titulados son equiparables o superiores a la media de los centros del Principado que imparten 3º o 4º de la ESO, Bachillerato o Formación Profesional. Pero hemos de mejorar los índices de abandono escolar prematuro y los resultados obtenidos en el primer ciclo de la ESO. Para conseguirlo desarrollaremos una serie de actuaciones con las familias de alumnos, con los colegios de Educación Primaria de la zona, así como en el propio Instituto, introduciendo algunos cambios en la metodología pedagógica, procurando una atención más personalizada a alumnos y facilitando las prácticas deportivas en horario vespertino. Estamos muy motivados y confiamos en que el proyecto resulte de utilidad para nuestros chicos y sus familias.


En el mundo en que vivimos, nuestros jóvenes no lo tienen muy fácil...


Nunca resultó fácil ser joven e ingresar en la vida adulta, pero en nuestros días convergen nuevos factores añadidos, muchos de ellos adversos, que vienen a complicar la vida de nuestros jóvenes un poco más. les diría que....jpg
En primer lugar han de enfrentarse a la escasez de oportunidades de trabajo que sufre el conjunto de la población y que se ceba especialmente con ellos. Ahí está el índice de paro juvenil galopante, que ya supera el cincuenta por ciento. Y la gran paradoja: la generación mejor preparada de nuestra historia no encuentra trabajo o se ve obligada a emigrar. Esta circunstancia lo lastra todo y condiciona sus vidas de raíz.
En segundo lugar los jóvenes se enfrentan a una terrible inseguridad, generada por un relativismo moral y del pensamiento que ha dado al traste con unas referencias tradicionales sin que apunten y se consoliden otras nuevas y alternativas.
En tercer lugar, y en relación con lo anterior, la aparición de innumerables gurúes que se aprovechan de nuestros chicos y tratan de seducirlos con falsas salidas, ofreciéndoles soluciones engañosas y alienantes.
En cuarto lugar está ese bajo tono vital y la voluntad debilitada que arrastran muchos de nuestros chavales, como consecuencia del influjo malsano del hedonismo y el consumismo feroz que nos envuelve.
Y por último, pero no por ello el menos significativo, quisiera apuntar otro dato que pone en riesgo la salud colectiva de nuestra juventud: la dramática soledad en la que viven. No hay más que entrar en las redes sociales para comprobar sus dificultades para comunicarse. Proyectan en sus avatares y fantasmas mediáticos sus carencias afectivas y las necesidades que no pueden satisfacer en su vida real y cotidiana.
En resumen, son muchos y muy serios los desafíos que han de enfrentar nuestros jóvenes, pero si hay algo consustancial a la juventud es la esperanza. Sus ojos revelan un alma limpia y noble, cargada de valores. Y sin duda habrá un futuro para todos porque ellos son ese futuro.

¿Qué dirías a nuestra juventud, a tus jóvenes para enfrentar estos momentos complicados?
 

Les diría....jpgLo primero que les diría es que no decaigan, que no se hundan, que no pierdan la ilusión. Una de las ventajas de hacerse mayor es que empiezas a entender que nada hay definitivo y que todo es cíclico, lo bueno y lo no tan bueno. Vendrán tiempos mejores, cargados de oportunidades, seguro.
Les diría que deben poner todo su empeño en los estudios para que ese futuro los encuentre preparados.
Les diría que han de ejercitar a diario y a fondo su voluntad hasta ser capaces de persistir en un empeño y en el logro de unos objetivos asequibles y realistas.
Les diría que se detengan a distinguir las voces de los ecos y que no se dejen engañar por las veleidades de iluminados y mezquinos.
Les diría que descubran y practiquen los valores de sus abuelos, quienes se enfrentaron a diario a la oscuridad del pozo para sacar adelante a sus familias: arrojo y valentía, austeridad, voluntad, espíritu de sacrificio, honradez, solidaridad…
Les diría que anclen sus vidas en unos cuantos principios éticos básicos, que les proporcionarán la seguridad que precisan en medio del barullo y la confusión.
Les diría que se convenzan de que al final sólo les quedará aquello que sean capaces de dar.
Les dirían que viajen, que observen el ancho mundo y que aprendan de todo y de todos.
Les diría que no vean en el extranjero a un extraño y una amenaza sino una oportunidad para compartir y enriquecerse como personas.
Les diría que conozcan y descubran el entorno en el que viven, empezando por su propio Valle, y que cuiden el medio natural que los acoge y alimenta, porque la Naturaleza vendrá una vez más en nuestro auxilio y de su cuidado surgirá en las próximas décadas un filón de nuevas ocupaciones e insospechados modos de vida.
Y, por encima de todo y sobre todo, diría a nuestros chicos y chicas que no teman, que no dejen que sus vidas discurran mediatizadas por el miedo. Que se lancen, que se arriesguen, sabiendo que sus acciones siempre estarán justificadas si las ejecutan con una mente clara y limpia y un corazón noble y generoso

¿Te acuerdas de tu primer visita a Turón, de niño? Valle de Turón.jpg



Pues sí, conocí y visité Turón cuando tenía ocho o nueve años, ayudado por mi imaginación y basándome en los relatos con los que mi padre entretenía nuestras veladas, alrededor del hogar, durante las largas noches de invierno o en los descansos de las faenas del campo. De sus labios escuché entonces, y por primera vez, topónimos como Pajares, Campomanes, Pola de Lena, Mieres, y Turón...Y a éste último lo asociaba con un valle muy estrecho y largo, rodeado de montañas altísimas, surcado por un río cantarín y tortuoso. Sus casas estaban colgadas de las laderas y parecía que iban a rodar hasta el río, pero se mantenían milagrosamente erguidas. A ellas se accedía a través de pasos y accesos muy empinados. Sus paisanos eran gente muy abierta, trabajadora y brava, que defendía lo suyo.
Mi imaginación infantil ponía el resto y completaba los huecos dejados por sus palabras con otros muchos datos y descripciones, que ponderaban en grado sumo y embellecían aquel lugar fantástico. Por eso cuando en julio de 1984 me hice cargo en Madrid de la Cátedra de Lengua Castellana y Literatura del Instituto de Turón, y un compañero que sí conocía bien el Valle me comentó “Te vas al pueblo más feo de Asturias”, le contesté de inmediato: “Pues ese no es el pueblo que yo conozco desde niño”.

Turón me dijiste fue tu elección...¿por qué?


Mi propósito, cuando obtuve este mi primer destino, era permanecer en el Instituto de Turón dos o tres años, el tiempo necesario para obtener plaza en un Instituto de Oviedo y así poder continuar con mis investigaciones en la Universidad. Pero en poco tiempo este Valle, sus familias y mis alumnos me habían ganado, de modo que en ningún momento, a lo Turón me hizo....jpglargo de todos estos años, me planteé la posibilidad de concursar y trasladarme a otro centro. Así que se puede decir que, en efecto, Turón fue mi elección. ¿Por qué? Como ya he dicho soy y me considero un hijo del pueblo, del mío y también de este, porque, en realidad, el pueblo es siempre uno. 

Desde el principio percibí que los viejos mineros y sus familias tenían los mismos valores y sufrían las mismas dificultades que había experimentado entre mi gente, en mi juventud. Y También compartían idénticas aspiraciones: eran capaces de realizar todo tipo de sacrificios para que sus hijos adquiriesen una formación que les permitiera abrirse camino ahí fuera, evitando “tener que bajar al pozo”, como escuché en tantas ocasiones de sus labios. Y ahí está el secreto de mi decisión: Turón me hizo sentir útil y uno más del pueblo y me ofreció la oportunidad de poner a su servicio lo mejor de mi persona. En suma, y como me recuerda a menudo Don Manuel Baquero, me identifico como un “turonista” que intenta ganarse cada día lo que otros tuvieron la suerte de adquirir por nacimiento.
 

Si tuvieses una varita mágica, ¿qué harías por el valle?...


Juguemos, pues, a ser magos y a visualizar lo que puede parecer imposible. Si de mí dependiese, lo primero que haría sería modificar radicalmente ciertas actitudes de algunos turoneses: les insuflaría un poco de confianza en sus posibilidades y de optimismo razonable, potenciaría su autoestima y el aprecio de cuanto les es propio, intentaría motivarles y que desarrollasen una militancia activa y comprometida en favor de la mejora del Valle y de cuanto este representa, sembraría valores de solidaridad. En fin, procuraría que cada hombre y mujer de este pueblo, los que aquí viven y los que están fuera, recuperasen y practicasen los valores de sus abuelos y padres fundadores.

El pasado de....jpgSeguidamente ampliaría la oferta formativa de los centros educativos del Valle, implantando en su Instituto nuevosciclos de Formación Profesional, inéditos en el Principado, que atrajesen a jóvenes de otras latitudes y que permitiesen a los adultos reciclarse formativa y profesionalmente y optar a nuevos empleos. Yendo a un terreno más material, trataría de reunir cuanto antes los ciento cincuenta mil euros que precisamos para construir los vestuarios y el área de servicios del nuevo polideportivo, que estrenamos hace año y pico, para que todos los turoneses puedan hacer uso de estas instalaciones.

También liberaría las instalaciones y terrenos ociosos de Hunosa para, junto con los del polígono de La Cuadriella, ofrecerlos en condiciones ventajosas a emprendedores y pequeñas y medianas empresas, con la única condición de que creasen puestos de trabajo. Aprovecharía la arqueología industrial y las instalaciones y equipamientos que ha dejado en el Valle su pasado minero, para, una vez declarado y reconocido oficialmente como “Bien de Interés Cultural” crear un gran museo de la minería, único en España. Eliminaría todo aquello que afea y contamina el espacio físico del Valle, desde La Colladiella hasta Figaredo, para mostrar y ofrecer a propios y extraños la belleza natural de nuestro pueblo. Potenciaría su espacio y recursos naturales y paisajísticos y divulgaría su magnífica gastronomía. También mejoraría los servicios públicos de la sanidad, la educación, el disfrute del tiempo libre y el ocio, así como las comunicaciones existentes, hasta hacer de Turón, uno de los barrios más atractivos y hermosos de la “Ciudad Astur” que habitamos casi un millón de asturianos.  

Turón en una frase.

El pasado de Turón se merece un buen futuro.


Segunda y última parte de la entrevista realizada por Jorge Varela para elvalledeturon.net, Turón, junio de 2012