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Nombres, libros y luces

Muchos miles de nombres, personas, poblaron un tiempo la cotidianidad del valle. Sus andanzas llenan el amplio cajón del olvido pero sus nombres, manuscritos, siguen dando fe de su existencia. Palabrando por Evelia Gómez.

LIBROS CON VIDA*

Pintura de los siglos dibujan vuestros nombres:
Clotilde, Antonio, José, Soledad…
Sobre el gastado papel, oscurecido por el tiempo.
Llenáis páginas en libros de viejas tapas de pergamino.
Cuidada caligrafia da fe de vuestra ignorada existencia
Existencia que abarca sólo unas líneas,
“tan breve es el vivir” Nacer y morir,
alfa y omega de vuestra anónima vida, casi sin historia.

Hoy, en el silencioso rincón de la biblioteca,
abierto el Libro sobre la mesa,
en profundo recogimiento, casi en oración,
comunico con vosotros, os rescato del olvido.
Y en mis ojos, en mis manos cuidadosas
y en mi nostálgico corazón
Puedo ver, tocar y oír el latido de vuestra vida.


© Evelia GÓMEZ , marzo 2011

* En el Archivo de Oviedo, leyendo Libros de Actas de Nacimiento

y Defunción de hace varios siglos. Parroquia de San Martín de Turón.Familia-libro4.jpg

 

 

 

 


 

 

 

 

NOCHE EN LA VEGUINA

 

La tenue luz en la noche. Es propicia.
Duerme la calle solitaria, olvidada de su propia soledad.
Ventanas cerradas esconden la propia vida,
guardan los necesarios sueños.
La calle, estrecha y alargada, fiel camino del valle,
muestra un especial halo de tristeza y fantasmal silencio.
Los reflejos de las farolas, destellos de misterio,
recortados sobre un cielo negro, vuelven este paisaje
mágicamente irreal.

 

Noche en La Veguina.jpg

Entonces, es fácil para la imaginación
marchar calle arriba, en rumor de pasos, risas y voces infantiles
apenas perceptibles. Son ecos de más allá de las montañas.
Una ventana, cerrada en su blancura,
trasluce siluetas de niños. Desdibujados rostros
asoman a un cielo
iluminado por la luz triste de las farolas.
La calle, larga en recuerdos, arropada en la noche,
duerme y sueña.
Duerme, olvidada,
y sueña con la vida que fue en otro tiempo breve ilusión y larga pena.


© Evelia GÓMEZ , marzo 2011