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Prímulas

Primera flor de la primera estación del año, como el preámbulo de un estallido de colores que poco a poco espolvoreará nuestro valle. Una flor discreta cuya belleza acompañan unas leyendas para cada imaginación. Una prímula protectora, dicen, que hace visible lo invisible. El texto de Evelia Gómez y las fotos de Daniel González acompañan sus primeros brotes turoneses.

PRÍMULAS o PRIMAVERAS

Prímulas, Primaveras, primeras flores de la primera estación del año.

Y aún se adelantan a ella, pues con las últimas temperaturas bajas del invierno ya empiezan a amarillear por prados, por orillas de los caminos y por extensos espacios del sotobosque. Ponen una temprana nota colorista como anuncio del tiempo de la explosión floral que se avecina.

La Prímula vulgaris o Prímula acualis es una especie de planta perteneciente a la familia de las Primuláceas. Su nombre común es el de Primavera.

Rico y Simó, en su libro Flores Silvestres de Asturias  (Cajastur, 2009, pág. 34), hacen la siguiente descripción de la Prímula:

Planta vivaz, de apenas 5-15 cm, con las hojas dispuestas en una roseta basal. Las flores emergen del centro de la roseta y van dispuestas al término de pedicelos peludos tan cortos que tal parece que la planta no tuviera tallos (acaule-acaulis-) Las hojas son ovales, de bordes irregulares dentados, más pálidas y peludas por el envés y con una superficie reticulada.

Las flores son de color amarillo muy pálido, con cinco manchas anaranjadas en el centro y carecen de olor. El cáliz es de color verde, está recorrido de cabo a rabo por cinco líneas angulosas y peludas y remata en cinco dientes. La corola mide 2-3 cm de ancho, tiene forma de embudo con la garganta plisada.”

Esta planta es originaria de China y se distribuye por las grandes zonas templadas de Europa y Asia. En Asturias aparecen por prados húmedos, taludes, ribera de los ríos o en el suelo de los bosques.

Brotan entre los meses de enero y junio. Son fáciles de localizar por su brillante y delicado tono amarillo. Suelen crecer agrupadas, por lo que en alguna ocasiones forman vistosos tapices entre la hierba.

Cuando hablamos de la Prímula vulgaris nos referimos, por supuesto, a la flor silvestre, a la que crece “salvaje, libre y espontánea”, en palabras de Edward Paul Abeey. La amarilla es la más conocida en nuestro paisaje asturiano. Existen muchas variedades pero se trata ya de híbridos artificiales. Es decir, plantas cultivadas con fines ornamentales y que, por ser muy decorativas, son  apreciadas en jardinería.

 

El amarillo blanquecino de sus pétalos se va difuminando desde el tono más pálido  hasta el más oscuro en el centro de la flor. Este delicado matiz, tan luminoso, suele ir asociado al éxito, a la fortuna, a la buena suerte. Será por esta razón o ¿quién sabe? por la que el escritor, Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, hizo de él todo un símbolo y las flores que aparecen en sus narraciones, y también en su solapa, son siempre amarillas. -Mientras haya flores amarillas nada malo podrá ocurrirme- decía. Nada que ver con la superstición teatral asociada a este color.

Y ante las bellas imágenes de las Primaveras captadas por la cámara del fotógrafo turonés ya sobran las palabras. En realidad este rincón de la web pretende mostrar la belleza de estas floraciones que nos resultan muy familiares porque las tenemos en nuestro entorno paisajístico y también lucen por jardines y macetas en muchas ventanas. Ellas, en su sencillo esplendor, solo desean ser contempladas. Disfrutamos de las Primaveras en su entidad real, tal como las vemos por el paisaje turonés, pero también disfrutamos de su imagen en estas artísticas fotografías y ya empezamos a dudar de si es el arte el que imita a la naturaleza o, al revés, es la naturaleza la que imita al arte.  

Siempre desearemos que las Prímulas florezcan cada año. Sabemos que permanecen enraizadas en la tierra y discretas entre la hierba, mientras esperan el tiempo propicio para renacer de nuevo y alegrar con su  exquisita belleza el admirable paisaje turonés.

 

 

 

Evelia Gómez, mayo 2015

 

 

Bibliografía 

Rico, E.  y  Simó, R.M. (2009)  Flores silvestres de Asturias.  Cajastur, Oviedo.225 pp.