La foguera de Villapendi

TRABAJO, FUEGO, MÚSICA Y MIL RECUERDOS

Todavía no tengo claro cuál era el motivo ( si religioso por ser la noche de San Juan o pagano por aquello que dicen de celebrar el solsticio de verano), pero llegué a la conclusión de que daba igual. El caso es que llegaba mayo y en mi pueblo nos olvidábamos de los juegos tradicionales como el fútbol, piocampo, guardias y ladrones… ya que todos, grandes y pequeños sumábamos esfuerzos para “carretar” día a dia la madera con la que construir la más famosa foguera (con respeto para las otras) del valle de Turón.

Era un mes y pico de trabajo duro, constante, tenaz y no exento de peligro ya que los maderos se carretaban arrastro y a veces rompía el alambre y te caías de frente dando con la cara en el suelo. La madera se iba juntando en el Campo de Santiago hasta el día 23 de junio, fecha en la que se procedía al levantamiento de la misma.

Era majestuosa, grande, robusta, construida troco a tronco, solera a solera de forma totalmente artesanal sin más herramientas que un hacha de mina y la fuerza de los chavales mayores que dando tira empujaban los pesados maderos hacia arriba para ser colocados en forma de llaves de mina que una sobre otra alcanzaban los 10- 11 metros de altura. La foguera siempre se coronaba con una especie de muñeco de paja que inevitablemente ardía cuando las llamas alcanzaban la cima de la misma.

La noche de San Juan era esperada con ansia y recuerdo que desde mi punto de vista, se hacía de rogar, después comprendí que sólo era porque se corresponde con los días más largos del año y como consecuencia la noche tardaba en llegar. Pero daba igual, llegar llegaba, y con ella aparecía la mano experta que encendía la mecha ante la atenta mirada de los allí congregados para observar como el fuego iba devorando la ingente cantidad de madera que durante toda la noche iluminaría el campo de Santiago en el que, tras una fenomenal chocolatada para todos los asistentes, comenzaban los juegos y danzas alrededor de la misma y sin descanso hasta bien entrada la madrugada. Recuerdo de cuando era muy niño el sonido nada limpio de aquel tocadiscos que ponían los más mayores donde los Brincos, los Sirex , Adamo… y quizás los Beatles sonaban sin descanso mientras las parejas de turno bailaban en una especie de verbena adornada con farolillos de papel al estilo de las más castizas.

La del alba sería (parodiando a Don Quijote) cuando llegaba la hora de asar las patatas al calor de las brasas de la ya desaparecida foguera , y ... ¡qué buenas estaban! Y así, cansados del mucho jugar y los mayores supongo que de bailar nos íbamos retirando a casa a dormir y seguro que a soñar con la foguera del año siguiente que aunque todavía faltara mucho, llegar seguro que llegaba y otra vez convertiría al pueblo de Villapendi en lugar de encuentro de la mocedá para celebrar, ya digo, la fiesta de San Juan o el solsticio de verano, pero eso importaba poco. La foguera de Villapendi era la foguera por antonomasia, repito con respeto para las demás.

Gonzalo Fernández