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Los hombres crecen bajo tierra

Con "estas pinceladas al modo impresionista", Evelia Gómez, nuestra gran amiga y fiel colaboradora, nos empuja a adentrarnos en esta novela ambientada en la minería turonesa, una obra que, como apunta, podríamos erigir como nuestra particular “Germinal Asturiana”. Valhundido es nuestro valle y sus personajes nos son de sobra conocidos, porque en ellos están nuestros familiares, nuestros paisanos. Un relato pues de obligada lectura para todo el que quiera descubrir o revivir nuestro legado minero, rampando y creciendo bajo tierra.

Un apunte para animar a la lectura

LOS HOMBRES CRECEN BAJO LA TIERRA
De Carlos María Ydígoras
Madrid-Buenos Aires
Arrayán, 1961
 
“Con los libros no hay amabilidad que valga,
con estos amigos, si pasamos la velada en su compañía,
es porque realmente nos apetece”
(Marcel Proust)


Donde se forjan los hombres

Algo nos tiene que seducir cuando nos acercamos a un libro. Con la novela titulada: “Los hombres crecen bajo la tierra”, no fue ni el inquietante título ni una atractiva portada ni un sugestivo comentario crítico, lo que llamó mi atención, fue saber, sencillamente, que su autor, Carlos María Ydígoras, había trabajado como minero en El Valle de Turón y que en su novela trataba el tema de la minería del carbón. Sin duda, el libro prometía: un minero- escritor y de Turón. La verdad, resultaba muy atractiva la propuesta de iniciar su lectura. Pasta - HCBT.jpg

Sólo unas pinceladas al modo impresionista para dar cuenta de la lectura de esta novela que nos cautiva desde las primeras líneas:

“Allá abajo, bajo la larga noche.
Donde se forjan los hombres
en cuarteles bajo tierra.
Donde silba el grisú y la quiebra amenaza.
Donde la muerte es más fría”…



¡Con versos empieza una novela de mineros! Sin duda, ya desde este poema inicial aparece una primera intención del autor: no sólo dará testimonio de lo que sucede en el mundo de la minería allá por el primer tercio del siglo XX, sino que pretenderá, ante todo, crear un relato absolutamente emocional. Para conseguirlo utiliza los recursos propios del lenguaje lírico y alguna temática derivada del romanticismo y todo ello a pesar de ser una novela realista.

Se trata de un relato en el que los principales protagonistas son los mineros, trabajadores del carbón en situaciones de extremado peligro, que arriesgan sus vidas y luchan por mejorar las condiciones de trabajo. Es una novela de la mina, una gesta de mineros, un relato que entra de lleno en el denominado “realismo social”, género literario basado en la reproducción exacta de la realidad. Una realidad que debió ser bien conocida por el escritor y de la que quiere dejar un fiel testimonio en esta obra.

 
Valhundido es Turón

La acción de la novela transcurre en un lugar, un espacio literario llamado Valhundido, largo valle por el que discurre un río, con verdes laderas, altos montes, caminos rurales, bocaminas, castilletes… Fácilmente se puede identificar con cualquier localidad de la cuenca minera asturiana. No obstante, creemos que estas descripciones del paisaje y de la mima corresponden al pueblo de Turón. Aquí, en El Valle de Turón, el autor trabajo como minero en el Pozo San José. Valhundido, de esta manera, ya forma parte de la nómina de los lugares que configuran el mapa literario de Pzo San José - HCBT.jpgtantas novelas. Ydígoras inmortaliza el nombre de Valhundido, asociado a Turón, de la misma manera que Clarín o Pérez de Ayala lo hacen con los nombres de Vetusta o Pilares, asociados a Oviedo.

Con un exhaustivo detallismo descriptivo nos introduce por los mundos subterráneos del Valle, por la mina. Ydígoras nos lleva de la mano por galerías, rampas, coladeros. Nos sobresaltamos con los desprendimientos, tragamos el polvo, oímos el estruendo de las vagonetas y el martillo. Vivimos muy de cerca y nos estremecen las explosiones de grisú ¡Y el mundo estalló! La mina se transforma en un infierno y a los mineros los convierte en tizones ardientes. Describe este ambiente apocalíptico tan vivamente que nos hace sentir verdadero agobio ante tanto dolor, tanto desastre, y sólo respiramos con alivio ante el comportamiento heroico del minero que arriesga y entrega su vida por salvar la de sus compañeros.
Describe, en menor medida, el paisaje exterior, el de la superficie: prados, bosques, ríos, los caminos, el cielo. Muchas veces aparecen teñidos de una vaga tristeza o de una gris melancolía:
 
“Era hermoso mi Valle, aterciopelados sus prados…El río fue el espíritu de aquella tierra, luego vino la mina…”
“Nieve y abandono, una gran tristeza venía envuelta entre los vientos que revoloteaban por el Valle”.
Mi valle…a la vista de las gargantas y sus crestas, de aquel azul purísimo, marchando por sus humildes caminos, me parecía que nunca me había apartado de él, porque nunca, aunque nos hallemos a miles de kilómetros, nos vamos de donde nacimos”.

El tiempo histórico de la acción de esta novela corresponde al primer tercio del siglo XX: “Mi historia comienza allá, en el 1900…” Época de nacimiento y expansión de la minería del carbón en las cuencas asturianas. Este hecho convulsiona la vida de los habitantes de estas zonas, que ven como se va transformando su paisaje y sus costumbres. La novela se hace eco de todos estos acontecimientos: organización de la clase trabajadora, sus reivindicaciones, las huelgas, los accidentes mineros, etc. Estos hechos, sin duda, corresponden a una realidad conocida muy de cerca por este escritor-minero y pudo inspirarse en ellos sin más, pero no hay que olvidar que la forma que elige para contarlo es la novela y ésta no es más que una obra confeccionada con estructuras y palabras artísticamente dispuestas, además de la realidad cuentan los escritores con otras fuentes de inspiración. Los autores que tratan esta temática encuentran en la novela de Emile Zola, “Germinal” ( 1885 ), una rica fuente deSalida mina - HCBT.jpg inspiración de la que brotan todas las formas y los temas que se repetirán en este género literario de realismo social que tiene como protagonistas a los mineros

Estamos, pues, ante un tipo de literatura que parece tener como principal objetivo el de ser testimonial y reivindicativa, en palabras de Sartre: “El novelista utiliza las palabras como signos de comunicación mediante los cuales debe tratar de producir ciertos cambios en la sociedad, cambiando a la vez la condición social del hombre y el concepto que tiene de sí mismo”. El minero vive en unas condiciones laborales penosas, su vida está siempre en riesgo, expuesta a numerosas enfermedades y a la muerte. Ante esta situación de injusticia, el novelista no puede permanecer indiferente.
 
Trágicos destinos

Pero la novela de Ydígoras, además de ser el testimonio de una época, de unos hechos, de unas vidas, es, ante todo, un excelente producto artístico. Si solamente le hubiese interesado dar una objetiva información sobre una situación social, habría optado por otra forma de escritura, algo más parecido a una crónica o a un manifiesto, pero no lo hizo así. Escribe sabiendo que la novela es, ante todo, arte de la palabra. Y las palabras deben ser portadoras de emociones, porque la obra de arte está hecha para emocionar al que lo contempla, al que la lee. Así, vemos como lo lírico anda por el libro, unas veces entre líneas, otras más explícitamente y, en algunas ocasiones, llega a alcanzar un elevado tono melodramático. Pero estos excesos se comprenden como inherentes a un sentimentalismo que asoma en esos ramalazos de romanticismo que un escritor jamás abandona.

Con los primeros versos, la primera metáfora: “Allá abajo, bajo la larga noche…”, ya nos introduce por caminos inciertos, por trágicos destinos…
Y poemas, canciones del más puro folclore local, salpican el relato. Dejan entrever la honda sensibilidad que se esconde entre la dureza de las piedras, entre la negrura del carbón…
 
“¿Por qué has de morir
ahora que el Valle te necesita?
Los hombres son hijos de la Vida,
¡vive minero y reanuda tu cantar...La Rebaldana - HCBT.jpg

La carbonera se muere,
se muere de mal de amor,
A un minero es al que quiere
¡aunque sea picador!

En el fondo de la mina
con pena escuché un cantar.
¡Era la voz de un minero
que nunca podré olvidar!

Y nada más conmovedor que escuchar la voz de un niño contando la historia de Valhundido. Este niño-narrador es uno de los personajes de la novela. Narra en primera persona. Es testigo de todo lo que en este lugar ocurre, aunque adivinemos tras su voz infantil, la del propio Ydígoras-escritor. Este niño-narrador pertenece a la dinastía de los Landa, una familia donde se hereda el oficio de minero del que se sienten muy orgullosos. Recuerda muy de cerca a esa otra familia, la de los Maheu, de la novela de Zola. “Mi padre se sentía muy orgulloso de su árbol genealógico…mi abuelo dio el primer golpe de pico en la tierra de Valhundido”. El niño narrador tiene 11 años de edad cuando comienza a contar la historia y va creciendo al mismo tiempo que se suceden los hechos. Cuenta su vida hasta que, finalmente, se hace picador como su padre.
La historia de Landa-hijo-narrador se convierte en el hilo conductor del relato y las páginas más emotivas las ocupan la expresión de los sentimientos de amor y admiración que este niño y después ya joven, siente hacia su padre, un personaje que encarna todas las virtudes del héroe minero. Cuando un día, el amado padre desaparece en un accidente dentro de la mina, ya nada tendrá sentido en su vida, salvo encontrar sus restos entre los escombros. Entregado con fuerza y pasión a su búsqueda, no se rendirá, como si de una heroica Antígona se tratase, hasta encontrar una digna sepultura para su padre.
 
“Y debo amar a mi Valle sobre todas las cosas porque en él nací y en él está sepultado mi padre, bajo esos terrenos sucios con olor a carbón”
Y algunas historias de amor, como la que protagonizan el joven Landa- minero y Selva- campesina. Una sencilla y sincera historia para dejar constancia de que la convivencia y la armonía entre estos dos mundos, el de la mina y el campo son posibles. Estas dos formas de vivir que siempre se presentan como antagónicas. También Zola, en “Germinal”, cuenta una intensa historia de amor entre dos mineros Etienne y Catherine, al más puro estilo romántico, en un ambiente absolutamente brutal y materialista.
La Germinal AsturianaHulleras - HCBT.jpg


Y podíamos seguir encontrando tantos motivos para pensar que realmente Carlos María Ydígoras lo que busca, ante todo, es conmovernos, emocionarnos con estas historias de mineros, personas que vivieron, sufrieron y murieron en torno a la mina. Verdaderamente, creemos que estamos ante una auténtica epopeya de la minería: por los elevados ideales, por el importante valor coral- la voces de un pueblo minero-, por la existencia de héroes, por el sentido de la tragedia impregnando las vidas… Y también pudiera erigirse esta novela como nuestra particular “Germinal Asturiana”, a pesar de que el escritor Luis Arias Argüelles-Meres diga que “Nuestra Germinal” aún está por escribir.

Por último, decir que no estaría mal, ahora que la minería del carbón en nuestra región empieza a ser arqueología, que se incluyeran como patrimonio cultural-literario a estas novelas de la mina, contribuyendo a su difusión, reeditando obras que son difíciles de encontrar en las librerías, incluyendo su lectura en programas de enseñanza y no dejarlo al voluntarismo de unos pocos iniciados. Sería un acto de reconocimiento a estos escritores, a unas obras que nos ayudan a conocer mejor y a amar más nuestro inmediato pasado. Creo que sabemos mucho más de la civilización de los romanos que de la civilización del carbón, de ese mundo del carbón del que todos, en mayor o menor medida, somos sus herederos. Quisiéramos poder contribuir a formar este patrimonio, a darlo a conocer porque no olvidando, recordando nuestra historia, estaremos en la mejor disposición para comprender nuestro presente y mirar hacia el futuro con alguna esperanza.

 © Evelia Gómez, junio de 2012