Entre Polio y Cutrifera: de la pegarata a La Soledad
Fiestas de Semana Santa y La Soledad: celebrando el recuerdo y escribiendo la historia que sigue contando en nuestro valle, por Carlos Vega y Gemma López.
De la pegarata a la Soledad
Acabamos de pasar la Semana Santa, que por aquello de los cambios cada vez es menos “semana” y menos “santa”. Tengo que acudir a la ciudad de León y la tardanza en la realización de ciertas gestiones hace que sea testigo presencial de la Procesión de la

Uno, recuerda aquellas procesiones que servían para bajar la figura del Cristo desde la iglesia de San Martín a la de Santa Bárbara (Jueves Santo) y aquella otra (Viernes Santo) - impresionante- en que los hombres

A la memoria acude el recuerdo de algún devoto que acudía vestido con túnica de color morado y cíngulo amarillo, quizás como promesa de algún favor obtenido. Una vez concluida, las dos procesiones, unidas, conducían los tronos a la iglesia de San Martín acompañados de cánticos religiosos. ¡Qué tiempos, menuda penitencia!. Todos los establecimientos del Valle cerrados a cal y canto por orden de la “superioridad gubernativa”. Visita a las iglesias, Viacrucis -con sus catorce estaciones- y parcos en el comer por aquello de ser época cuaresmal. Menos aquellos que sacaban la correspondiente “bula” y se podían permitir el lujo de convertir el “pecado mortal” en pequeña “falta sin transcendencia” de cara a la vida celestial.
La llegada de un nuevo párroco a Urbiés (Abelardo, fallecido recientemente) hizo que la localidad fuese portada de los distintos medios de comunicación por escenificar por las calles la Pasión de Cristo. Poco duró aquella experiencia.
Con el paso del tiempo, fue desapareciendo la tradición procesional, disminuyó la asistencia a los actos religiosos, las gentes nos dedicamos, las mas de las veces, al turismo gastronómico que era, sin duda, otra manera de pasar los días marcados como festivos en el calendario laboral.
Pero, ya en época de “chavaletes” si algo esperábamos era la llegada del “lunes de Pascua”. Para nosotros era “La Soledad”, en Inverniego. Suponía la primera fiesta del año y

La “semana” que había comenzado el Domingo de Ramos donde todos los güajes lucíamos nuestras mejores galas y hacíamos realidad el viejo dicho de “quien no estrena el día de ramos…” parecíamos cromos palma en mano que entregaríamos a nuestros padrinos en obligada visita. Una semana más tarde, el regalo era inverso, ahora más dulce y esperado durante un largo año que habría de pasar hasta la llegada de una nueva Semana Santa. Ah, cuantos recuerdos de aquellas pegaratas que veíamos golosamente tras los cristales de las confiterías de Castañón y Tino. Cruzábamos apuestas por acertar cuál de ellas llegaría a nuestras manos y qué figura de chocolate la decoraría mientras observábamos como madrinas y padrinos salían de los establecimientos con aquellas cajas cuyos contenidos conocíamos sobradamente. Y, pasados esos días, también éramos conocedores de nuestro más inmediato calendario: Pascua, Pascuina y Pascuela.

La fiesta desapareció durante años hasta que un grupo de entusiastas decidió rescatarla del olvido. Ahora, hasta cuatro días de celebración, si el tiempo lo permite y el Lunes de Pascua vuelve a procesionarse la Virgen de la Soledad y a celebrase misa en su pequeña capilla. Tiempo de reencuentro de aquellos lugareños que residiendo fuera del Valle acuden a la celebración religiosa y degustan el típico “bollu preñau”. Unos fuegos artificiales ponen fin a una de las festividades más tradicionales de nuestro Valle del Turón.
En esta edición, el tiempo hizo una de las suyas y no quiso sumarse a la celebración con unos días soleados pero como dice nuestra colaboradora Gemma López Matamoros: "estas fiestas de La Soledad 2011 han sido maravillosas. Para mi gusto, creo que desde estos cinco años que llevo participando en ellas, éstas han sido las mejores. Hemos currado como nunca, pero también nos lo hemos pasado como nunca y el final lo bordamos".
¡ Nos vemos el próximo año en La Soledad de Inverniego!
Carlos vega Zapico, Turón, abril de 2011
Álbum de fotos 2011: Gemma López Matamoros y José Antonio Rodriguez de Barros