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Principio y fin de los economatos

Con el cierre de sus economatos por parte de Hunosa el 1º de enero del próximo año se cerrará un episodio socio-económico que ha marcado la vida de la casi totalidad de las familias de nuestros valles mineros. En Turón sobran recuerdos de las abundancias y de las penurias de estos establecimientos que, desde el de La Vegona hasta el de Figaredo, abastecían a las familias mineras: libretas amontonadas el día anterior para apuntar y llevar lo imprescindible, cartillas de racionamiento para los productos esenciales (pan, aceite, etc.), vales para las carnicerías o para “sacar tejido” en las llamadas “tiendas” y una galería de personajes asociados a esta aventura. Un montón de anécdotas que relataremos en una próxima “memoria gráfica”. Sirva el artículo de nuestro colaborador Ernesto Burgos para poner en su sitio los economatos de nuestra Historia.
Los supermercados de Hunosa nacieron
como consecuencia de la vocación de la empresa
de ser algo más que un lugar de trabajo
y como una muestra de la herencia
del paternalismo de la Hullera Española

 

La industrialización del XIX

 


Por definición los economatos son establecimientos destinados a las personas que pertenecen al mismo colectivo donde se ofrecen todo tipo de productos a un precio más reducido que el de los mercados habituales: obreros de una empresa, presos de la misma cárcel, militares u otros colectivos.Economato La Cuadriella.jpg

No son nada nuevo y su origen tiene que buscarse en el proceso de industrialización que se extendió por Europa durante el siglo XIX, aunque lo que ha sido diferente es su evolución. Mientras en España han ido desapareciendo hasta quedar reducidos a los locales que llevan este nombre y dependen de algunas organizaciones no gubernamentales, confesiones religiosas y hasta grupos políticos y sindicales minoritarios que reparten alimentos a colectivos afectados por la pobreza, en otros países la cosa es muy diferente.

Por ejemplo, todas las bases del ejército estadounidense los tienen desde 1862 y allí se consideran como un derecho intrínseco de las familias de los uniformados hasta el punto de que están protegidos por una Agencia de Defensa de Economatos que se encuentra en una base de Virginia, dándose además la curiosa circunstancia de que el primero que abrieron fuera de su territorio fue en Filipinas, a los pocos meses de quitarnos las islas a los españoles.

Hunosa en la montaña central


En la Montaña Central todas las grandes empresas que durante generaciones nos dieron de comer y de paso enriquecieron a los capitalistas que las dirigieron, contaron con sus propios despachos, que en muchas ocasiones tenían hasta sus propias fichas con diferentes valores que servían como moneda de pago.

Los últimos economatos de Hunosa son de los últimos que se mantienen, creados dentro de un gran proyecto que heredó mucho del paternalismo de la Hullera Española, una de las grandes sociedades que desaparecieron para fusionarse en una sola, bajo el control estatal y con el objetivo de convertirse junto a Ensidesa en el motor económico de Asturias.

Desde su fundación en 1967, la nueva empresa minera se propuso ser algo más que un lugar de trabajo y asumió la filosofía de procurar que la vida de sus obreros y las familias que estos mantenían dependiesen en todo momento de esta directriz. Así, las cuencas vieron crecer barrios enteros destinados únicamente a las viviendas de los obreros e incluso se creó la cooperativa Hulla para ayudar a este fin.

Economato de La Vegona.jpgUna labor loable, pero que vista desde la perspectiva que dan los años, refleja la intención de fomentar el sentimiento de «familia minera» que se impulsaba desde el sindicato vertical, haciendo que al mismo tiempo que se reforzaban los lazos entre compañeros se crease una sensación de dependencia de Hunosa que se prolongaba en las actividades deportivas y lúdica y no se perdía ni siquiera los domingos, cuando se organizaban excursiones colectivas a las playas.

Ya he contado en otra ocasión como en los años 70 se ofrecían estancias de quince días en Mallorca, Málaga y Canarias para aquellas familias que estuviesen decididas a sacrificar sus ahorros y en cualquier caso se esperaba ansiosamente poder participar de uno de los 7 turnos que se abrían desde el 11 de junio hasta el 5 de octubre en los alojamientos de la ciudad residencial de Perlora, mientras los jubilados podían descansar en Villamanín y los más pequeños en Tapia de Casariego o Barrios de Luna, pero sin perder nunca la relación con sus semejantes para fomentar esa sensación de hermandad que aún se mantiene con algún éxito.

El decreto de 1958


En este marco aparecieron los economatos mineros, ateniéndose a lo dispuesto en un decreto de marzo de 1958, que los regulaba. Según esta norma, los economatos laborales no podían contar con ninguna aportación de capital por parte de sus trabajadores ni tener ánimo de lucro y su finalidad debía ser la de facilitar a éstos y a sus familiares, en las mejores condiciones posibles de calidad y precio, los artículos de consumo más usuales y necesarios, a fin de defender el poder adquisitivo de los sueldos y salarios y colaborar en el mantenimiento de los precios y eventualmente en la ordenada y rápida distribución de dichos artículos.

Deberán establecerlos obligatoriamente toda empresa de cualquier ramo de la producción con más de 500 trabajadores, y aquéllas de menos de 500 a las que la Dirección General de Trabajo, previo informe de la Delegación Provincial correspondiente, en atención a las circunstancias, lo impongan. Su acuerdo será apelable ante el Ministro del Ramo.

Las empresas con menos de 500 trabajadores podrán establecer voluntariamente su economato laboral, o bien agruparse, aunque rebasen aquel número con el mismo carácter voluntario, con otras de la misma población para constituir uno colectivo.
Los economatos tendrán a disposición de los trabajadores los siguientes artículos «básicos»: aceite, jabón, azúcar, arroz, tocino, harina, alubias, lentejas, garbanzos, patatas, bacalao, embutidos, sardinas en conserva y similares, café y sucedáneos, leche condensada, chocolate, vinos comunes de mesa, pescados secos y en conserva, pastas de sopa, macarrones y similares, ropas y calzado de trabajo, calzado económico, telas esenciales para vestido o ajuar de casa.
 

De los precios y moneda


La Rebaldana.jpgLos precios de venta en los economatos laborales serán los de costo, incluyendo el precio de adquisición, los gastos de transporte, los impuestos y arbitrios, los redondeos y las mermas previsibles y una orden posterior se encargó de aclarar que la Organización Sindical, mediante su red de enlaces sindicales, tenía que colaborar en el cumplimiento de estas normas.

Los supermercados de la empresa pública llevan varias décadas proporcionando alimento, vestido y calzado a sus clientes de las cuencas mineras, convertidos en un auténtico símbolo de la economía local. En sus inicios, el objetivo de los economatos era vender productos a un precio reducido para mineros y sus familiares. Para ello, debían justificar con una cartilla su vinculación a Hunosa. Las mujeres acudían a hacer la compra y podían decidir pagar en el acto o descontar la factura del sueldo del mes siguiente.

Los establecimientos acabaron permitiendo el acceso libre, independientemente de la relación de sus clientes con el sector minero y ese mecanismo de pago se acabó extinguiendo. Además de Hunosa, otras empresas como Arcelor (antigua Ensidesa) y Duro Felguera también disponían de economatos en Asturias. Hoy, solo perviven los de la empresa hullera. Aún subsisten los situados en Mieres, Sama, Ciaño, Sotrondio, Pola de Lena, Moreda, Pola de Siero, Barredos, Bimenes, El Entrego, La Foz de Morcín, Turón, Ujo y Carbayín. Estos dos últimos son los más modernos y de ellos se encarga la Fundación Laboral de Minusválidos Santa Bárbara. El resto han pasado sucesivamente por la gestión de Hunosa, Eulen , en la actualidad, Lacera.

Los antiguos tenían moneda propia de latón Hulleras del Turón.

Hunosa plantea privatizar la gestión integral de doce de sus economatos, los ubicados en Mieres, Fondón, Ciaño, Pola de Lena, Moreda, Pola de Siero, Barredos, Bimenes, El Entrego, La Foz de Morcín, Turón y Sotrondio.

La licitación incluye la explotación integral de los centros. Hasta ahora, Hunosa mantenía la gestión en los Economatos externalizando tan sólo la atención al cliente -desempeñado por las empresas Eulen y Lacera- y el mantenimiento de las instalaciones, labor ésta que desarrollaban diversas empresas del sector.


© Ernesto Burgos, diciembre 2013