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De la escuela neutra al Triángulo Costa

La segunda parte de la ponencia de Ernesto Burgos durante el XIV Congreso Internacional de Historia de la Masonería Española, celebrado en Gijón, resalta algunos de los acontecimientos y personajes que marcaron la acción obrera en la comarca. Un entorno en el que se enmarca la creación del Triángulo Costa nº 5. Seguirán otras dos entregas.

 

El Triángulo Costa nº 5 - Masones y socialistas en la cuenca minera asturiana. 

 

Parte II : De la escuela  neutra al Triángulo Costa 

 

Ernesto Burgos Fernández

 

Llegan los socialistas

 

Para defender el laicismo, en 1911 se abrió la Escuela Neutra de Turón y en el curso siguiente la de Mieres, que dependía del Centro Obrero, luego la experiencia corrió por los pueblos, de modo que cuando llegó la dictadura de Primo de Rivera ya estaban funcionando en numerosas localidades estas Escuelas, junto a otras aconfesionales como la Escuela Racionalista de La Felguera; la Escuela Laica de San Andrés; las Escuelas Obreras de Caborana y Ciaño-Santa Ana y la Escuela Nueva de La Felguera.La Iglesia rechazó este fenómeno popular y en algunas localidades se amenazó con el fuego infernal a los padres que mandasen allí a sus hijos. Incluso en Laviana se acabó forzando con presiones de todo tipo la renuncia de los maestros laicos que fueron sustituidos por un profesor que no dependía del rectorado.

Uno de aquellos enseñantes fue Pedro Moisés Sánchez Galí, masón y socialista, quien aparece en el cuadro de miembros activos de la logia Jovellanos 337 de Gijón el 22 de noviembre de 1919 con el simbólico de “Sirio” y grado 3º; allí figura  como nacido el 4 de septiembre de 1884, casado y residente en Mieres. Sánchez Galí era natural de Santa Clara (Cuba) y también murió en el exilio cubano, en La Habana el 12 de mayo de 1955. Había llegado a España en 1899 y aquí estudió magisterio y fue doctor en Ciencias Naturales por la Universidad de Salamanca en 1908, ciudad en la que obtuvo su carné socialista, luego gracias a una beca cursó Psicología en las Universidades de La Sorbona (París), Bruselas y Suiza durante dos años antes de ejercer la docencia en diversas localidades de España, entre ellas Mieres. 

Cundo vino a Asturias, hacía muy poco de su iniciación en la masonería -en abril de 1917 en la logia Fuerza Numantina- y ya era socialista puesto que fue detenido el 7 de septiembre, tras la huelga revolucionaria, junto al tesorero del Centro Obrero José Ramón Parrado y otros militantes mineros. Sin embargo, el hermano “Sirio”, a pesar de haberse sentado en la logia Jovellanos 337 junto a Victoriano González Muñiz, uno de los fundadores del triángulo “Costa” no pudo acompañarlo en su proyecto porque ya había abandonado Mieres cuando este se constituyó. Sabemos que acabó estableciéndose en Almería, donde fue catedrático de Ciencias Físicas y Naturales y director de un Grupo Escolar y allí participó en la reorganización de la Agrupación Socialista de Almería en 1924 asistiendo como delegado a varios Congresos socialistas; Fue candidato del PSOE por Almería en las elecciones generales de 1931 sin resultar elegido y durante la guerra civil trabajó en la Dirección General de Servicio de Investigación Militar. 

Tras la derrota marchó a Francia y desde Casablanca, tras pasar por Cuba, llegó a México a bordo del “Serpa Pinto” el 16 de diciembre de 1941. Posteriormente regresó a La Habana, donde siguió tanto su actividad socialista como hiramita y fue uno de los fundadores de la Universidad Nacional Masónica José Martí en 1951. Falleció en La Habana el 12 de mayo de 1955 tras haber alcanzado el grado 33º. Durante su estancia en la cuenca del Caudal Sánchez Galí impartió numerosas conferencias en las asociaciones culturales locales y su experiencia en nuestras escuelas le valió para redactar varias obras centradas en aspectos de la  pedagogía: Programa de la enseñanza para las Escuelas de Centros Obreros (1917); Semblanzas (Colección de crónicas) (1918) y La educación moral en las escuelas (1919).

En 1906 se declaró en Mieres otra huelga que por sus características tuvo una repercusión nacional. Un año antes, según escribió otro sacerdote al que podemos considerar progresista para su época, Maximiliano Arboleya, en su libro El caso de Asturias, los trabajadores de Fábrica de Mieres, ignorando los problemas económicos por los que pasaba la empresa ya habían parado en demanda de un aumento del 10% en sus salarios. No lo consiguieron, pero a los tres días volvieron al trabajo creyendo la promesa del Gobernador civil de que en pocas semanas se les haría caso. El 7 de febrero, al ver que todo seguía igual y ante la evidencia del engaño, la huelga se reprodujo, empezando en el pozo “Baltasara”, uno de los más importantes de la Fábrica de los Guilhou. Se ha dicho que aquellos mineros se movilizaron como los de “La Sanjuanada” para reclamar el abaratamiento de los productos de primera necesidad y que todo surgió de manera espontánea ya que las incipientes organizaciones obreras que estaban formándose en las Cuencas aún no se habían consolidado.

Es verdad que en un principio, tras analizar las posibilidades de triunfo, decidieron mantenerse al margen considerando acertadamente que todavía resultaba imposible enfrentarse al poder de la empresa, pero su descontento era tan grande que aún así siguió adelante hasta el 16 de abril y acabó determinando el futuro sindical de las Cuencas Mineras gracias a la peripecia de uno de los represaliados: Manuel Llaneza. Llaneza, al ser despedido intentó buscar trabajo  en Sotrondio y Langreo, incluso llegó a vender libros por las aldeas, hasta que se decidió a salir de Asturias, recalando primero en Puertollano. Más tarde acabó marchando a Francia y en Pas de Calais pudo vivir los avances que habían logrado las organizaciones obreras del norte de Francia, estudió las estrategias de sus luchas y volvió a Mieres con la idea de formar en Asturias una organización obrera fuerte y eficaz. Así se fundó en 1910 el Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias, que prácticamente tuvo el monopolio del sindicalismo en Mieres hasta que se produjo la crisis de la III Internacional.

Para solucionar aquella situación la Federación Socialista de Asturias (FSA) convocó un Congreso extraordinario en el que inicialmente se acordó por mayoría pedir el ingreso en la misma, una postura que debían defender en Madrid  dentro del Congreso Internacional del PSOE Isidoro Acebedo y el masón José Loredo Aparicio, aunque este último tuvo que ser sustituido al contraer matrimonio en la fecha prevista.

Históricamente las dos cuencas mineras de la Montaña central asturiana siempre se han diferenciado por la ideología de sus trabajadores. Mientras en la del Nalón fueron los anarquistas quienes se pusieron a la cabeza del movimiento obrero, en la del Caudal  la propaganda socialista inclinó a los mineros hacia sus organizaciones, sobre todo a partir de 1900.  Así, en el verano de ese año la Agrupación de Mieres tenía 600 altas y esta primacía se mantuvo hasta que se produjo la ruptura de los años 20 tras la fundación del Partido Comunista español por decisión del Comité Nacional de las Juventudes Socialistas.

El valle de Turón fue siempre el segundo lugar más importante del concejo de Mieres. Aquí se siguió este mismo proceso, con la salvedad de que la empresa más fuerte era “Hulleras del Turón”, propiedad de la familia Figaredo. La primera referencia sobre su Agrupación Socialista es de febrero de 1899, pero se trata de una renovación de su Comité Local, lo que hace suponer que su constitución debió de ser muy próxima a la de Mieres. Desde el principio, esta agrupación fue muy activa y se preocupó por los acontecimientos internacionales. El 19 de febrero de 1905 llamó a un mitin editando un panfleto que se cerraba con un llamamiento propio de los afanes pacifistas que todavía se identificaban con el socialismo:

“¡Trabajadores! Descubrámonos ante los fusilados cuerpos de nuestros compañeros los explotados rusos, y gritemos, muy alto para que nuestros tiranos nos oigan: ¡Abajo los asesinos del mundo entero! ¡Viva la paz universal!” (1)

También en las primeras décadas del siglo XX las asociaciones de carácter cultural, bibliotecas, centros y sociedades populares fueron llegando incluso a los núcleos de población más pequeños, de manera que, por toda la cuenca del Caudal llegaron a contarse 43  establecimientos con características parecidas, muchos de ellos en Turón.

El Ateneo mierense, que siempre había sido el lugar de reunión de la pequeña burguesía local, quedó a finales de 1933 bajo el control de un grupo de comunistas vinculados al Bloque Obrero y Campesino, que en Mieres dirigía Manuel Grossi Mier (2); desde aquel momento se organizaron ciclos de conferencias con títulos tan significativos como “Cultura popular y cultura proletaria” y en los meses que siguieron desfilaron por la villa intelectuales que entonces gozaban del mayor interés, como Victoria Kent, Wenceslao Roces, Isidoro Acebedo, Joaquín Maurín y Andreu Nin. También pasó por Mieres el republicano Augusto Barcia, asturiano de Vegadeo, histórico republicano, que había sido diputado en Cortes entre 1916 y 1923 por el Partido Reformista y acababa de fundar la Asociación de Amigos de la Unión Soviética. Barcia fue una potencia masónica, llamado a desempeñar la labor de Gran Maestre del Gran Oriente Español entre 1921 y 1922.

Por otro lado, la Casa del Pueblo de Turón abrió sus puertas en 1913 sin que hubiese entre sus impulsores ninguno vinculado a la Masonería.

 

El triángulo Costa Nº 5

 

Los primeros pasos del hiramismo en el valle los encontramos en 1927 cuando los Maestros Masones Francisco Serrano Nieto “Jaramillo” y Francisco Díaz Díaz “Sócrates”, provenientes de la logia Argüelles de Oviedo junto al Compañero Leoncio Villanueva Viejo “Costa” integrado en la Jovellanos nº 1 de Gijón, se pusieron de acuerdo para pedir la autorización y abrir un pequeño taller en el valle del Caudal que les permitiese desarrollar sus trabajos sin necesidad de tener que desplazarse a las grandes ciudades asturianas.

 Las dos logias dependían a su vez de la Gran Logia Regional del Noroeste, constituida en Asturias en 1922 y ellos tres podían conformar la unidad básica de un taller masónico -un triángulo-, pero prefirieron recabar el apoyo de otros hermanos, próximos por su lugar de residencia, que estuvieran dispuestos a levantar columnas en la cuenca minera. Para ello contactaron con otros tres masones; dos también de la logia ovetense Argüelles y otro que había pertenecido a la logia gijonesa Jovellanos 337 (antecesora de la nº 1), aunque en esos momentos estaba “durmiente”: Fernando González Fernández “Cubia”; Cándido Barbón Entrago “Kausky” y Victorino González Muñoz de La Peña “Hugo”.

Un aserrador mecánico, dos pequeños comerciantes, un transportista, un empleado y un minero. Ya todos juntos, a lo largo de 1927 y 1928 pudieron trabajar con carácter provisional mientras preparaban la documentación que les requería la Gran Logia Regional del Noroeste y el Gran Oriente Español hasta que el último día de aquel año se pudo fundar el triángulo Costa nº 5, con sede en el Valle de Turón, un nombre que tomaron en homenaje al político Joaquín Costa y que, como hemos visto, era a la vez el simbólico de Leoncio Villanueva.

El taller inició su andadura con Francisco Serrano Nieto, como presidente y Francisco Díaz Díaz, como secretario.

Francisco Serrano Nieto era natural de Écija (Sevilla), estaba casado y tenía su domicilio en Figaredo. Había nacido el 2 de marzo de 1892 en una familia de campesinos andaluces (su madre Ramona Prieto también era de Écija y su padre Juan Serrano era de El Rubio, en la provincia de Sevilla). Se inició en la logia Argüelles nº 3 en 1926 con el  simbólico de “Jaramillo”. Pasó al grado de Compañero en enero de 1928, ejerciendo el cargo de Guarda Templo y aquel mismo año se le exaltó al grado de Maestro Masón dentro del triángulo Costa y fue nombrado presidente del mismo. Militó en el Partido Radical-Socialista y tras la pérdida de la guerra civil fue  condenado a doce años y un día de reclusión menor y terminó sus días como peón en el ferrocarril minero que recorría el valle de Turón.

Junto a él, como hemos dicho, el secretario del triángulo Costa fue Francisco Díaz Díaz. Nacido el 14 de mayo 1889 en Ribadesella, trabajaba como aserrador mecánico en Vega del Rey, una localidad del concejo de Lena muy próxima a Mieres. Era republicano y se inició en la logia Argüelles de Oviedo con el simbólico de “Sócrates” donde coincidió con Francisco Serrano Nieto. Cuando se fundó el triángulo tenía el grado 3º, pero según se expuso en su proceso, del que salió sentenciado en 1953 a 12 años de reclusión menor –pena que fue conmutada por otra de seis años y un día de prisión- pudo haber dejado la Masonería muy pronto, en aquel mismo 1928 (3).

En 1931 los masones de Turón llegaron a ser diez con la incorporación de otros cuatro miembros: Joaquín Fernández Riesgo “Pi y Margall”, calificado como industrial; Fernando González Fernández “Voltaire”, un jornalero cuyo nombre y dos apellidos coincidían con los de “Cubia” aunque no tuviesen relación familiar; Faustino Kuntz García “Castelar” y Vicente Joaquín Muñiz Alcedo “Argüelles”, capataz de minas.

Los ideales políticos de quienes se sentaron en el taller turonés no fueron homogéneos. Es de suponer que todos compartían su fe en progreso de la Humanidad, pero quienes decidieron militar en algún partido no lo hicieron bajo las mismas siglas. Mientras Faustino Kuntz y Francisco Díaz siguieron la tradición republicana, otros como Fernando González, Cándido Barbón y Leoncio Villanueva  se sumaron al Partido Socialista. El triangulo Costa obtuvo cierta celebridad en su tiempo al aparecer vinculado a uno de los episodios más negros de la revolución de octubre: el asesinato de 14 inocentes, escogidos entre los que permanecían recluidos desde los inicios del movimiento en la Casa del Pueblo de Turón. Leoncio Villanueva fue acusado de haber intervenido directamente en el suceso y no dudó a la hora de citar su membresía en el alegato final del juicio.

Leoncio había nacido en  Linares el 1 de septiembre de 1890 y en su juventud trabajó como marinero lo que le permitió conocer mundo y entrar en contacto con la Masonería fuera de España; hasta que alrededor de 1923 volvió al valle para fijar definitivamente su residencia dedicándose al comercio de  de ferretería. Su establecimiento “La más barata”, fue a la vez la dirección en donde se recibía la correspondencia postal del triángulo.

Presidió durante un tiempo, al igual que Cándido Barbón, la  Agrupación del PSOE en Turón en los años 20, aunque pasó después al Partido Republicano Radical Socialista. Como resultado de las primeras elecciones celebradas con motivo de la proclamación de la República, tomó posesión de su acta de concejal en el consistorio mierense el 17 de Abril de 1931 junto a sus compañeros del triángulo.  

La actividad municipal de Leoncio fue bastante activa. Formó parte de las comisiones de Instrucción Pública y de Régimen Interior y Mercados e incluso llegó a suplir al Alcalde en su ausencia, aunque en marzo de 1932 pidió una licencia de cuatro meses a la Corporación para asuntos propios y a su vuelta ya tuvo menos intervenciones en la presentación de  propuestas y mociones al pleno del Ayuntamiento, pero seguía en él cuando se produjo la revolución de octubre de 1934. El 2 de noviembre fue destituido junto a Cándido Barbón como castigo por su implicación en aquellos hechos.

En cuanto a su vida masónica, Leoncio había llegado al triángulo turonés desde la logia Jovellanos de Gijón con el grado 2º, aunque es posible que en algún momento también hubiese estado vinculado a la Argüelles de Oviedo. Inicialmente tuvo los cargos de Tesorero y Limosnero y luego lo presidió, dándole su propio nombre simbólico “Costa” a todo el grupo. Fue Maestro Masón en la primavera de 1929 y llegó al menos al grado 4º, que seguramente era el que tenía cuando se desarrollaron los acontecimientos de octubre (4) .

Se ha escrito mucho sobre los motivos que condujeron a la masacre de Turón y también sobre las razones que llevaron a elegir a las víctimas entre un grupo de detenidos donde había otras personas vinculadas a la dirección de la empresa  Hulleras de Turón, a las derechas del valle e incluso otros tres sacerdotes de la zona, que no fueron sacados de su celda.

Resumiendo los hechos, en la noche del 8 de octubre de 1934 fueron fusilados en el cementerio de la localidad 8 hermanos de la Doctrina Cristiana, docentes en la comunidad que tenía allí la orden de La Salle; un padre pasionista del Convento de Mieres, que había subido desde Mieres para decir misa en su colegio, y dos oficiales de carabineros. Seis días más tarde, se sumaron a esta lista el director de Hulleras de Turón Rafael del Riego; Candido del Agua, jefe de los guardias jurados de la empresa, y César Gómez, corresponsal de Región, significado por sus simpatías hacia la extrema derecha.

Se sabe que la decisión del primer fusilamiento fue tomada en una reunión del Comité revolucionario de Turón con la única oposición del dirigente de las Juventudes Socialistas Fermín López y de Leoncio, que entonces era además de concejal  comisario de Sanidad y que ante la falta de voluntarios en la localidad para formar el piquete de ejecución, sus integrantes tuvieron que ser reclutados en Mieres y Santullano. En cuanto a lo ocurrido, nunca quedó claro si se debió a una venganza personal de alguien a quien se le había negado trabajo en la empresa o a una respuesta en caliente cuando se conoció la matanza que el día anterior había realizado la Legión en el barrio ovetense de Villafría.

(Parte I ya publicada. Seguirán las partes III y IV)

© Ernesto Burgos , para EVDT, marzo 2016 

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(1) Archivo Municipal de Mieres, panfleto llamando a un mitin el 19 de febrero de 1905.

(2)  Manuel Grossi Mier “Manolé” mantuvo desde su exilio en Francia una frecuente relación epistolar con Juan Pablo García Álvarez. Uno de sus hijos también fue masón y lo visitó en México.

(3) Para atenuar su condena se tuvo en cuenta tanto esta circunstancia como la de su supuesta falta de cultura.

(4) El investigador del CEHME Víctor Guerra ha ido publicando en su blog www.asturmason.net interesantes trabajos sobre la Masonería y la revolución de octubre de 1934 acompañados de los datos biográficos de algunos de sus protagonistas.