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Nueva etapa para SO.TU.FE.

A menos de tres meses de las fiestas grandes turonesas, oyó la llamada acuciante y desesperada de SOTUFE y respondió presente para tomar la antorcha de una asociación de festejos que dice “forma parte del patrimonio y de la tradición del pueblo”. Ante una situación que hubiera podido acabar en la desaparición de la asociación sumiendo aún más el valle en la desidia, José Luis Coble entendió que había que dar un paso y junto con un grupo de colaboradores decidió tomar las riendas con ilusión. Sabe que lo inmediato es trabajar con rapidez para sacar las próximas fiestas adelante pero también llega a la directiva con nuevas ideas de cara al futuro. Está muy agradecido a sus predecesores en este cargo, quiere “aprender de lo que hicieron y consiguieron los demás y emprender una nueva etapa intentando dar un nuevo impulso para que este (re)encuentro festivo de todos los turoneses entre en una nueva dinámica”. Turonés nacido en La Rebaldana, con ascendencia andaluza, José Luis, afable, relajado, simpático y que inspira confianza, no es un novel en la toma de responsabilidades asociativas. Durante más de diez años fue presidente del Club Atletismo Mieres y colabora diariamente con Radio «Parpayuela». Este prejubilado administrativo de Hunosa tendrá que aligerar su agenda para dedicarse a las actividades de Sotufe que van más allá de las fiestas del Cristo, aunque afirma que “en este periodo de crisis no hay que olvidar lo festivo, los tres días de alegría…un oasis que permita olvidar lo complicado de la situación”. La nueva directiva que preside adelanta que entre sus objetivos está el contar con gente joven en la asociación para “modernizar” las diferentes actividades y el utilizar las redes sociales para captar nuevos socios o colaboradores, con el gran objetivo de lograr que parte de “los miles turoneses que se han visto obligados a dejar el valle vuelvan a estrechar los lazos con el territorio y den su apoyo a la organización”. El reto es grande y los recursos escasos, pero Coble no está solo, “todos los colectivos se han puesto a nuestra disposición porque el movimiento asociativo de Turón es un ejemplo de compromiso inquebrantable con el valle”. Vaya aquí nuestro apoyo desde esta página.

La Rebaldana y Santa BárbaraSanta Bárbara.jpg


Mi infancia transcurrió a la sombra del pozo Santa Bárbara que muchos llaman el pozo la Rebaldana. Viví en las casas de la izquierda, en el portal que estaba después del segundo bar que ya no existe. Obviamente, como tantas cosas y sitios del valle todo eso ha cambiado. Han tirado muchas casas y seguramente con razón pero todos mis recuerdos están ligados al lugar. Nuestro bloque estaba enfrente del puesto de María Alejandro. ¡Cuántas anécdotas! Aunque no subo mucho por el pueblo mis recuerdos son de aquella época en que el pozo funcionaba a tope y aquellos días de paga en que se llenaba toda la plazoleta de mercaderes, las aceras de gente, de mineros, con aquel vaivén de los relevos. No es nostalgia porque eran tiempos duros pero esas primeras páginas de la vida siempre quedan bien marcadas en la memoria. Hoy el panorama que queda es bastante desolador, casi no me lo puedo imaginar, sobre todo la otra cara, la de atrás, la que uno ve desde el camino de la vía, al otro lado del río … cuatro casas en ruina, un mal sueño.
Pequeñín en La  Rebaldana.jpg
Yo nací en 1957 en la Rebaldana de Arriba, de padres turoneses, Juan y Aquilina, y abuelos paternos andaluces de Andújar y de Linares, Paula y Celedonio, que vivían en San Andrés en unas casas cerca del Trabancu donde se iba a bañar toda la juventud del pueblo. Soy el mediano de los hermanos y sigo teniendo amigos de aquella época “dorada” de la infancia en mi barrio, por ejemplo con Antonio Mónico, médico especialista en acupuntura, con el que comparto un espacio de veinte minutos en radio Parpayuela.

La Rebaldana en pleno auge tenía entre 800 y 1000 trabajadores, dos bares funcionando a tope y los autobuses llenos. El día de los cobros en la ventanilla y las compras en la plazoleta, era como un día de fiesta. Entre los recuerdos más antiguos que tengo está el de una familia que vivía en el mismo portal que nosotros, en el piso de arriba, y que estuvieron en Bélgica…Pepín el hermano de Tonín el taxista, sobrino de Fernando, que tuvo precisamente un accidente en un brazo en Bélgica en una fábrica metalúrgica. Pero también me vienen a la mente, con agrado, aquellos domingos cogiendo el tren hasta San Esteban de Pravia. Era nuestra odisea a la playa. Y esas imágenes de aquel bar más arriba de mi casa con unos impresionantes pellejos de vino, el Bar de Visita. Y la antigua iglesia de San Andrés y el cine los domingos. Algo así como club juvenil que además pasaba las tardes jugando al fútbol delante de la escuela.

De la escuela a la Panadería Serrano


Mis relatos escolares empiezan cuando tenía tres años, con Rosita. Luego con Tere que creo era de Espinos o de Repedroso. Más tarde pasé a Mieres y a los diez para el Instituto. Yo también tuve mis clases, como muchos, con el hermano Pablo. Mi padre estaba jubilado de la mina y mi casa era la típica casa de la empresa en la que vivían varias familias, mis padres y nosotros, una tía mía con una hija, mi abuela y hasta llegó a vivir otra tía que tenía seis hijos. Eran tiempos complicados. Poco aEn la panadería Serrano.jpg poco la casa se fue vaciando y quedamos pocos. Mi padre, ya jubilado, cobraba los recibos de Santa Lucía y repartía la revista Hulla con mi ayuda. Mis padres quedaron un tiempo allí pero con la edad y sus problemas ya bajaron “para Turón”. Mi padre falleció hace dos años y mi madre sigue aquí con mi hermano pequeño. Recuerdos que los años han hecho felices. Un salto grande en el tiempo y a los 20 recién cumplidos me casé y ya me fui de La Rebaldana. Cumplí los años en mayo, me casé en junio y bajamos “para Turón”.

Aunque sabía que la mina no era lo mío, como seguramente lo de ninguno, trabajé en Santa Bárbara del 79 al 84. Esa vida se escoge por obligación, cuando no hay alternativa. Estoy convencido que el vivir enfrente del pozo y su tragedia me marcó muchísimo. Viví momentos complicados con aquella sirena que sonaba a tragedia, Veías mucho dolor. De hecho, como tantas familias turonesas, tengo un familiar muerto en la mina, mi tío Tino Prada de Villafría. Siempre me dije que cualquier trabajo antes que entrar en la mina: Pero como suele pasar, por mala cabeza como digo, porque me gustaban otras cosas, abandoné los estudios. Pasé por la panadería Serrano que parecía ser el paso obligado para todos los que en el barrio dejábamos los estudios. La panadería de Enrique Serrano, ¡ qué recuerdo ¡ Después fui a la mili estando casado, me tocó la marina donde estuve solamente nueve meses, la mitad del plazo obligatorio, porque tuvimos una hija. A la vuelta ya no existía la panadería, y aparcando ilusiones porque había que enfrentarse con la vida, asumir el papel de padre entré en Hunosa.


Se abre una ventana


En seguida me di cuenta que aquello no era para mí y que tenía que encontrar otra salida más satisfactoria. Eso me dio ánimo para retomar los estudios en un intento que encontrar algo mejor, salir de allí lo más rápido posible. A los cinco años salieron las plazas del economato del super, me Vistalegre.jpgpresenté y aprobé. Esa fue mi gran suerte. Se me abrían las ventanas. Era algo tan importante para mí que no veía nada más que la oscuridad de la mina. Ese cambio fue total, una nueva respiración, una vida totalmente diferente. Aunque me relajé un poco seguí estudiando, hice maestría, el modulo superior administrativo y haciendo eso me surgió la posibilidad de hacer otras pruebas para las oficinas. Estuve diez años en La Cuadriella y después tuve otra oportunidad de ir a las oficinas centrales de Oviedo, en la avenida de Galicia, hasta mi prejubilación.

Desde Les Viesques, de donde es mi mujer, donde estuvimos unos diez a quince años, y ahora en Vistalegre en el edificio nuevo de la antigua pastelería, foto Muñiz , la bolera, etc… donde llevamos 20 años he sido testigo de la evolución de Turón, bueno más bien del declive de nuestra minería. Aquel Turón que quizás sea ya un tópico pero que era la realidad de un pueblo que contaba mucho, muchísimo en el municipio hoy ha perdido su protagonismo histórico. Muchos recuerdan las fiestas repletas de gente, los atascos entre semana, con los coches, la salida de los relevos y los autobuses con nostalgia. Eso es el pasado, irrecuperable seguramente, pero protagonismo y dinamismo van ligados.

La actividad perdida


Hoy hay más calidad de vida, el pueblo está más limpio, más tranquilo sí pero … el precio que pagamos fue muy alto: Fue una sangría continua de población que hace que Mejoras.jpgaquellos 25.000 habitantes parezcan algo casi increíble para las generaciones actuales o para cualquier visitante que no conozca la historia del valle, de su minería, sus cines y demás actividades. La presencia permanente de las actividades turonesas en varias páginas en aquel periódico mierense, de los años sesenta, Comarca da fe de la actividad febril del pueblo. La diáspora turonesa está esparcida por toda Asturias, España y el mundo…. Como se suele decir “pegas una patada y te encuentras con alguien de Turón”, en cualquier sitio hay un turonés.

Está claro que el Turón actual no se parece en nada al de hace quince años, pero tenemos un fuerte sentimiento de lucha, quizás por los propios golpes recibidos durante tantos años, por la dureza de la vida minera que forma a un pueblo y a su gente. Nos están dando por todos los sitios o mejor dicho de Turón no se preocupa nadie porque ya no tenemos la fuerza demográfica que era todo un poder. El forastero lo ve todo muy limpio, tranquilo pero esto es un silencio que nada tiene que ver con aquella actividad de antaño, cines, bailes, comercios y un largo etcétera. Sé que eso se dice muy a menudo pero es que el contraste es tan grande. Mucha gente se fue y seguramente la juventud tendrá que ir allá “donde le salga algo”. Lo de ciudad dormitorio se aplica bastante bien. Hoy queda gente mayor, jubilados, prejubilados y, con el atractivo exterior, los fines de semana pueden parecer desoladores. Tengo sin embargo cierto optimismo porque los que quedamos creo que tenemos ese sentimiento de turonés tan fuerte que no nos rendimos. Nos resistimos a marchar y además tenemos un movimiento asociativo en el valle muy fuerte: Mejoras del Valle, la Plataforma juvenil, Amas de Casa y tantas más. Sé hubo momentos más activos, el boom yo diría de estas asociaciones, con líderes carismáticos como Pablo Prieto en la Plataforma, pero ahora están haciendo una labor importantísima con pocos medio. La menguada subvención del Principado no merma el gran trabajo que están haciendo, El tejido asociativo se mueve de verdad. SO.TU.FE. que está un poco decaída, confío en que se pueda dar un buen empuje a su actividad. Básicamente, nosotros, vivimos de las cuotas de los socios. En la situación en la que estamos, no se les puede pedir mucho a los hosteleros y la subvención es escasa. Habrá que recurrir a la imaginación, hacer actos, dinamizar para sacar recursos. La situación es complicada pero lo es para todos.


Un optimismo necesario


Programas.jpgYo tomo las riendas en situación límite. Pero soy optimista. Siempre digo que hay dos tipos de personas, los que pasan de todo y los que se meten en todo lo que se pueden meter: De los primeros no sacas nada y con los segundos está complicado porque ya están en otros proyectos. Sé que hay mucha gente que podría echar una mano pero ya están implicados en la Plataforma, en Mejoras… con lo cual no puedes debilitar una asociación para reforzar otra corriendo el riesgo de debilitar las dos. Mucha gente, por solidaridad, es socio de varios colectivos. Pero el paso del compromiso activo no lo dan fácilmente. Con tanta gente joven prejubilada es una lástima que no haya más implicación. Pero es lo que tenemos y quiero imaginar una situación mejor. Quizás sea una falta de interés. Apoyo moral sí que lo tenemos. La gente anima pero no se quiere implicar. Tenemos que partir de esa realidad y avanzar decididos. 

De momento el reto este año es muy inmediato: sacar las fiestas adelante. Más allá están las jornadas del pote, la Cabalgata de Reyes, el carnaval y el mercado del mes de mayo. Pero a estas alturas ya tendríamos que tener la mayor parte del contenido de los eventos de septiembre resuelto. Es importante que tengamos unas fiestas del Cristo dignas, que los críos tengan sus atracciones, que haya pregón, carrozas, verbena…lo clásico. Los proyectos novedosos habrá que pensarlos para más tarde. Ahora urgen las fiestas que ya son en poco más de dos meses.

En el futuro seguramente habría que reflexionar sobre el contenido de las fiestas. Se viene celebrando un esquema festivo que quizás habría que repensar. Los tiempos han cambiado, habrá que reconsiderar la estructura, la forma. Diversificar más, aprovechar el salón del colegio con algo de teatro por ejemplo, salir de ese esquema que ya ha cumplido con su función. Bueno esta es mi reflexión pero todo será una labor de equipo. Conservando el hilo conductor de una tradición que reúne al pueblo hay que encarar el futuro de estas celebraciones sin prejuicios, desarrollar más aún alguna actividad que funciona bien, las masas corales, etc…

El Cristo ayer y hoy.jpg
Los turoneses de afuera


La comida de turoneses sobre todo los que están fuera es una muy buena idea. Ver reunida a toda ese gente que reanuda su contacto con el pueblo. Es imprescindible hacer una campaña de socios y llegar, de alguna manera, a los que están fuera. Las redes sociales y vuestra página turonesa en particular pueden ser una de las claves. Tenemos que sensibilizar y tocar la fibra sensible de todos los que están fuera, mandar el programa, etc… Estoy convencido de que la participación de los turoneses del “exterior” es fundamental. Tienen que sentirse conectados con el valle porque sé que ese sentimiento de pertenencia es muy fuerte para ellos.

El proyecto 2013 está avanzando, las cuotas y ayudas por un lado y toda la infraestructura que pone el Ayuntamiento (carpa, luz, etc…) hacen que las fiestas sean posibles. La innovación vendrá gradualmente, respetando las sensibilidades y las expectativas.
Aunque los golpes hayan dejado huella, no se puede perder la esperanza en el futuro. Hay que venir a Turón porque vale la pena, así de sencillo. Este es un pueblo enraizado y luchador, que atrae por su paisaje y paisanaje. No somos los únicos pero nuestro sentimiento es fuerte y nuestra memoria colectiva importante. Turón merece la pena.


Entrevista realizada por Jorge Varela para www.elvalledeturon.net, Turón, junio de 2013